Violencia de género durante la COVID-19

Por Judit Vall

La semana pasada era Sant Joan, cuya celebración está muy arraigada en Cataluña, y, como ya estábamos en los primeros días de la fase 3 del desconfinamiento, mi familia se reunió en la playa. En una de las sobremesas (que no podemos evitar y menos después de tanto tiempo de distanciamiento físico), mi hermana, que es doctora en psicología clínica y experta en terapias para evitar y reducir la incidencia de la violencia de género, ponía sobre la mesa su preocupación por el aumento en todo el mundo, de este tipo de maltrato a consecuencia de la pandemia. Según ella, la inquietud la comparten la mayoría de los expertos en esa área, tanto académicos como profesionales, que se han puesto manos a la obra para diseñar y publicar una serie de recursos de ayuda dirigidos a las Administraciones, a centros terapéuticos y, también, a usuarios finales. Así, en la red europea en la que trabaja (The European Network for the Work with Perpetrators of Domestic Violence) han elaborado ejercicios para reforzar las terapias durante la situación de pandemia y darles herramientas a los profesionales que tratan a los hombres que ejercen violencia sobre su pareja. Al mismo tiempo, han establecido un survival kit, al que pueden acceder en la página web, para aquellos hombres que se sientan bajo presión frente a la situación de confinamiento.

A raíz de esa conversación, me propuse indagar qué sabemos, hasta el momento, acerca del posible impacto de la covid-19 sobre la violencia de género en el caso español. El tema se ha tratado bastante en las noticias (aquí o aquí) y ha generado diversas respuestas por parte de las Administraciones en forma de acciones de sensibilización y medidas de detección precoz. No obstante, al igual que muchos otros temas relacionados con la pandemia, es demasiado pronto para establecer relaciones de causalidad, básicamente porque no disponemos de series de datos temporales lo bastante largas y actualizadas para ello.

Aun así, me parece un tema relevante y sobre el que vale la pena hablar aunque sea de manera descriptiva, con el objetivo de generar debate y concienciación social, así como de explorar (dentro de la limitación de los datos disponibles) hasta qué punto la pandemia está relacionada con el aumento de casos de violencia de género. Para ello, voy a utilizar la información más actualizada que existe en España, que deriva del número de llamadas al teléfono de ayuda a las víctimas de violencia de género: el 016. Estos datos están disponibles en la web del Ministerio de Igualdad hasta el mes de abril de 2020 (véanse los datos aquí).

En la figura 1 se ve el número de llamadas al 016 durante los meses de enero, febrero, marzo y abril de los años 2019 y 2020 en todo el territorio español. Vemos que enero y febrero se comportan de manera similar en ambos años y la cantidad de llamadas se mantiene relativamente estable alrededor de 4000-4500 llamadas mensuales. En cambio, en el mes de marzo de 2020 se observa un ligero incremento respecto al mismo mes de 2019; y en abril el aumento es impresionante: mientras que en 2019 se recibieron 4276 solicitudes de ayuda, en 2020 la cifra alcanza el escalofriante valor de 7010 llamadas.

Figura 1. Número mensual de llamadas pertinentes al 016.

Si nos fijamos en las comunidades autónomas, vemos que ese aumento se da tanto en regiones con una incidencia alta del virus como en zonas menos afectadas por la pandemia. Al analizar el número de casos diagnosticados por 100 000 habitantes, se ve que la prevalencia del virus en Andalucía (con 187 casos por 100 000 personas) es sustancialmente diferente de la de Cataluña y Madrid (con 647 y 1008 casos por 100 000 personas).

Sin embargo, la figura 2 muestra que el aumento de llamadas al teléfono de ayuda se ha producido tanto en las regiones con menor prevalencia de la covid-19 como en las comunidades autónomas más afectadas.

Figura 2. Número de llamadas mensuales pertinentes al 016 en Cataluña, Andalucía y Comunidad de Madrid.

Para explorar con más de detalle la relación que parece existir entre el número de casos diagnosticados de covid‑19 y las llamadas al 016, en las figuras 3 y 4 muestro un diagrama de dispersión del número de llamadas durante los meses de abril y marzo de 2020 (en el eje de vertical) y el número de casos confirmados de covid‑19 (en el eje horizontal), ambas magnitudes referidas a 100 000 habitantes y en las 52 provincias españolas.

En los dos gráficos se observa una relación ligeramente negativa entre las dos variables, que parece más clara respecto al número de contagios que en relación con el número de fallecimientos.

Figura 3. Diagrama de dispersión de llamadas al 016 y casos de covid‑19 por provincia en abril y marzo de 2020.

Figura 4. Diagrama de dispersión de llamadas al 016 y defunciones por covid‑ 19 por provincia en abril y marzo de 2020.

Como no tenía muy clara la interpretación de estos últimos gráficos, le pedí opinión a mi hermana. Según su visión experta, tales resultados no son de extrañar, pues lo que más hace aumentar la incidencia de la violencia de género no es el estado de la pandemia en el ámbito local, sino el confinamiento. Como este se aplicó de manera conjunta en todo el territorio español, los datos regionales no permiten identificar diferencias según la severidad de las medidas de confinamiento. Este aspecto sí se podrá explorar más adelante con las medidas de desescalada, ya que su aplicación no ha sido simultánea en todas las comunidades.

Lo que dicen los expertos, tanto sobre los hombres con problemas anteriores de violencia como sobre los casos nuevos generados a raíz del confinamiento, es que uno de los factores que desencadena el comportamiento violento de los hombres contra su pareja son las situaciones estresantes. Por tanto, la ansiedad, la angustia y la frustración provocadas por el encierro y sus consecuencias (presión económica, laboral, falta de apoyo social y otras se erigen como elementos cruciales a la hora de explicar el aumento de la violencia de género.

Si nos centramos exclusivamente en el caso de hombres con un historial anterior o actual de violencia, se comprueba que con el confinamiento es más difícil aplicar algunas de las estrategias que aprenden en los grupos de tratamiento; por ejemplo, el time‑out (tiempo muerto), que consiste en alejarse de la pareja en los momentos de tensión y volver a la discusión pasados unos minutos. Además, muchos de esos hombres han visto interrumpidas sus sesiones de tratamiento, pues la limitación de la movilidad ha hecho que se suspendieran o que no pudieran acudir.

Por último, lo que he descrito en esta entrada son números absolutos, pero esconden otras variables (como la intensidad y la frecuencia de la violencia) que serán fundamentales para determinar la magnitud de las secuelas a medio y largo plazo sobre las mujeres y los niños que viven inmersos en tales relaciones violentas. Solo el tiempo permitirá evaluar de manera certera los efectos del confinamiento sobre la violencia de género, pero está claro que los primeros datos son descorazonadores.

Hay 6 comentarios
  • Una duda:

    ¿cuantos asesinatos por violencia de genero, el extremo maximo de esta lacra, ha habido desde el 15 de marzo de 2020 al 30 de Abril de 2020, y en el mismo periodo en el 2019? Entiendo que la cifra deberia ser significativamente mayor en 2020 respecto a 2019.

    • Gracias por tu comentario. En la página web del Ministerio de Igualdad veo las siguientes cifras: Año 2019: Marzo 4 víctimas, Abril 5 víctimas, Mayo 3 víctimas, Junio 7 víctimas. Año 2020: Marzo 4 víctimas, Abril 1 víctima, Mayo 2 víctimas y Junio 1 víctima. Total año 2019: 19 víctimas. Total año 2020: 8 víctimas. Datos disponibles en: http://estadisticasviolenciagenero.igualdad.mpr.gob.es/

  • Hay un estudio científico sobre este tema? Me gustaría leerlo. Muchas gracias

    • Hola, gracias por tu comentario. Todavía no existe el estudio pero estoy trabajando con los datos para poder tener un artículo científico lo antes posible.

  • Hola! Me ha encantado! Tengo dos cosas:

    La primera, las llamadas al 061 durante el confinamiento recogen las llamadas de las personas que de normal visitarían a especialista en persona. Eso no explica este crecimiento, pero si una pequeña (mediana/grande) parte de él. ¿Cómo crees que cambiarían los datos si pudiésemos juntar las visitas a especialistas a las llamadas a 061 de 2019? No podemos hacerlo, pero sería interesante.

    La segunda, las familias están repletas de personas tóxicas. Por ello sería interesante estudiar el efecto del confinamiento sobre el estado mental de la población, a través de primeras visitas a psicólogos u otros indicadores.

    • Hola, gracias por tus comentarios. Estoy de acuerdo contigo que puede darse el caso que algunas de las llamadas al 061 sean a causa de las interrupciones de los tratamientos. También estoy de acuerdo que sería muy interesante si pudiésemos saber que parte de esas llamadas se podían haber evitado si las terapias y tratamientos no se hubieran interrumpido porque nos daría una idea del valor de este tipo de terapias. En otra entrada, hablamos de un paper en el que medimos los efectos sobre la salud mental de la población a través de encuestas. Si te interesa lo puedes encontrar aquí: https://nadaesgratis.es/admin/influencia-de-la-covid-19-en-la-disposicion-a-financiar-la-sanidad-publica

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