Hace unos días asistí a la charla de clausura de la Barcelona GSE Summer Shool en Economía Política, que ofreció Alberto Alesina sobre el tema “Cultura e Instituciones”. ¿Hasta qué punto el desarrollo económico se ve afectado por la cultura o las instituciones prevalentes en una sociedad? Muchos economistas se han interesado por estas preguntas recientemente (ver entradas recientes relacionadas aquí, aquí y aquí).
Pocos días después, viajé al sur de España (desde donde escribo) para pasar unos días con mis padres y hermanos, que siguen viviendo en la ciudad andaluza en la que me crié. Como siempre que vuelvo, me llamaron la atención los rasgos culturales propios de mi entorno familiar y social de esta región. Por poner sólo un ejemplo (de los horarios ya he hablado), aquí la gente habla todo el tiempo con extraños (en el bar, en el metro, en el supermercado). En Barcelona, intentarlo te granjea miradas de extrañeza y desconfianza.
Me pregunto si las peculiaridades que me llaman la atención aquí pueden ser comunes en otras ciudades pequeñas de España. O quizá son sólo anécdotas o sólo representativas de mi entorno más cercano. Para averiguarlo, decido echar un vistazo al World Values Survey (WVS), la encuesta más utilizada en los trabajos académicos sobre valores y cultura, y comparar las regiones españolas en términos de las variables más usadas en la literatura económica para medir empíricamente diferencias "culturales".
Las encuestas del WVS más recientes en España son las de 2007 y 2011, con unas 2.400 personas entrevistadas. Para organizar las cientos de variables disponibles, me baso en la clasificación de Alesina y Giuliano, que mencionan cinco grupos de variables que se suelen utilizar para medir los rasgos culturales de una sociedad: la confianza generalizada, individualismo frente a colectivismo, los lazos familiares, la moral generalizada frente a limitada, y las actitudes frente al trabajo. Estas variables están correlacionadas entre sí, y algunas de ellas a su vez presentan una fuerte asociación con el grado de desarrollo económico de países o regiones.
1. Confianza generalizada: Numerosos estudios han demostrado que el grado de “confianza generalizada” en una sociedad está fuertemente correlacionado con el desarrollo económico. Esta variable se mide con las respuestas a la pregunta: “En general, ¿diría usted que la mayoría de la gente es de fiar, o que hay que tener mucho cuidado en el trato con otra gente?”. De los encuestados en España, sólo el 19% afirmaba que la mayoría de la gente es de fiar. El mapa siguiente muestra considerable variación entre regiones (en todos los mapas, los cuatro colores dividen las regiones en cuartiles). El grado de confianza es relativamente bajo en Galicia, Cataluña, Aragón y Baleares, y alto en Madrid, Cantabria, La Rioja y Navarra.
2. Individualismo frente a colectivismo: Para medir el grado de individualismo, utilizo una pregunta que interroga sobre las cualidades que se considera importante enseñar a los niños en casa. En base a esta variable, mido la fracción de personas que menciona la “independencia” (el 37% a nivel nacional). Otras variables relacionadas preguntan en qué medida es importante para la persona “tener ideas nuevas y ser creativo, hacer las cosas a su manera” (el 34%), frente a “las tradiciones y costumbres” (el 56%). Los mapas muestran que, por ejemplo, en Madrid hay una fracción alta que valora la independencia y la creatividad, dando a la vez menos peso a las tradiciones, lo que indicaría una cultura más “individualista”. En el otro extremo estaría, por ejemplo, Castilla y León como ejemplo de cultura más “colectivista”. Sin embargo, hay que notar que la correlación entre estas tres variables no es muy alta.
3. Lazos familiares: La importancia de la familia se suele considerar un rasgo cultural relevante. Lazos familiares más fuertes se asocian a sociedades más colectivistas y a un menor grado de confianza generalizada (y no tienen una correlación clara con el nivel de desarrollo). El WVS pregunta directamente por la importancia que el encuestado le da a la familia. El 90% la considera “muy importante” a nivel nacional. Otras variables relevantes son: el porcentaje de adultos que co-residen con sus padres (18%), la fracción que considera un objetivo vital el “hacer que sus padres se sientan orgullosos” (82%), y el porcentaje que afirma que confía plenamente en su familia (el 93%). Como se puede ver en el mapa, las cuatro variables toman valores altos en regiones como Asturias y Castilla La Mancha, y relativamente bajos en Extremadura o Galicia.
4. Moral limitada o generalizada: Una “moral limitada” existe, según Tabellini, cuando el comportamiento cooperativo se extiende solamente a los miembros de la propia familia, mientras que una “moral generalizada” extiende el comportamiento cooperativo a todos los miembros de la sociedad. Este rasgo se puede medir con la variable del WVS que pregunta en qué medida “la tolerancia y el respeto hacia otras personas” es una cualidad importante que los niños deben aprender en casa. El 73% menciona esta cualidad a nivel nacional, con niveles altos en Cataluña o Galicia, y relativamente bajos en Madrid o Aragón.
5. Actitudes respecto al trabajo: La última medida empírica de “cultura” que lista Alesina es la actitud con respecto al trabajo. En particular, una pregunta que reza: “De 1 a 10, ¿en qué medida está de acuerdo con esta afirmación: ‘A largo plazo, trabajar duro suele traducirse en una vida mejor’” (en el otro extremo, “Trabajar duro no suele traducirse en tener éxito; importan más la suerte y los contactos.”). (De este aspecto de la cultura se habló recientemente en este blog aquí). Yo añado la variable que pregunta en qué medida es importante enseñar a los niños la cualidad de “trabajar duro”. A nivel nacional, casi el 74% piensa que importa más el trabajo que los contactos o la suerte, mientras que el 63% da importancia al trabajo duro como cualidad. Ambos porcentajes son altos en Castilla La Mancha, La Rioja y Murcia, y bajos en Aragón, País Vasco o Cantabria.
Este breve análisis descriptivo revela que, con respecto a otras regiones, Andalucía se encuentra entre aquellas con un nivel de confianza generalizada relativamente bajo, y donde la independencia, la creatividad y la tolerancia no se consideran cualidades particularmente importantes (por el contrario, se consideran más importantes cualidades como la obediencia, la religiosidad, y la frugalidad). (El mapa de religiosidad se puede ver al final de la entrada). Quizá sorprendentemente, Andalucía no destaca en términos de la importancia de la familia y las tradiciones, o la importancia del trabajo.
Los factores determinantes de las diferencias culturales entre sociedades, así como la influencia de la cultura sobre el desarrollo económico, son preguntas tan importantes como difíciles de responder. Pero parece innegable que la cultura que nos rodea afecta a nuestro comportamiento, lo que seguramente tiene impactos económicos. Esto resalta la importancia de entender cómo las políticas públicas pueden influir sobre la cultura prevalente.
Mientras tanto, disfruto de estos días de siestas y cenas en la calle hasta la madrugada con la familia.
Apéndice