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Usando mensajes de texto para mejorar la calidad educativa en Chile

Por Samuel Berlinski, Matias Busso, Taryn Dinkelman, Claudia Martínez A.

Los dos mayores retos que enfrentan los sistemas educativos en los países de ingreso medio son la repetición de grados y la deserción escolar. En América Latina únicamente el 66% de las personas de 20 a 25 años que han completado la escuela primaria se gradúan de la escuela secundaria (Busso et al. 2017). El ausentismo escolar, las bajas calificaciones y el mal comportamiento en el aula durante la escuela primaria y media han sido identificados como predictores importantes de la probabilidad de repetir curso o desertar de la escuela (Balfanz et al. 2007, Manacorda 2012, Wedonoja 2017). El gran problema no es que no exista información: la mayoría de las escuelas del mundo registran datos sobre ausentismo, calificaciones y comportamiento. Sin embargo, pocas veces esta información es compartida con las familias de manera oportuna.

En un mundo cada vez más marcado por la conectividad, surge la pregunta de si tecnologías de comunicación de bajo costo, como mensajes de texto, pueden aumentar el acceso a información de las familias. Varios estudios en los Estados Unidos han demostrado que este tipo de tecnologías son efectivas para mejorar los resultados académicos de los estudiantes (Bergman 2021, Bergman y Chan 2019). En un artículo reciente (Berlinski, Busso, Dinkelman y Martínez A. 2021), nos propusimos responder a esta pregunta en el contexto latinoamericano.

Mensajes de texto para conectar a las familias con las escuelas en tiempo real

Implementamos un experimento en escuelas de bajos ingresos de Santiago de Chile para probar la efectividad y entender los cambios de comportamiento generados por el programa Papás al Día. Este consiste en enviar información sobre la asistencia, las calificaciones y el comportamiento de los estudiantes en el aula a las familias a través de mensajes de texto semanales y mensuales. Papás al Día se diseñó como una intervención de bajo costo que pudiera aplicarse a gran escala de forma sencilla. No dimos instrucciones a las familias sobre cómo interpretar o utilizar la información enviada, ni proporcionamos orientación a los estudiantes, a los profesores, o a los directores de escuelas.

La intervención tuvo lugar con cerca de 1.000 estudiantes matriculados en siete escuelas. La asignación aleatoria al grupo tratamiento o control se hizo a nivel individual con estratificación a nivel de aula. Algunas aulas, elegidas aleatoriamente, tenían una proporción alta (75%) de estudiantes tratados mientras que otras tenían baja proporción de estudiantes tratados (25%). Gracias a esto, también pudimos estimar los efectos indirectos en las aulas (spillovers) de la intervención.

Durante los dos años escolares de la intervención, enviamos más de 44.000 mensajes de texto. Las familias tratadas recibieron mensajes semanales sobre la asistencia y mensajes mensuales sobre el comportamiento en el aula y los resultados de los exámenes de matemáticas. Todas las familias, tanto los del grupo tratamiento como los del control, recibieron mensajes generales sobre temas de la escuela a lo largo del año como vacaciones, reuniones u otros temas de interés general. Además, todas las familias recibieron los boletines de calificaciones que se entregan semestralmente en Chile.

 

La desinformación es mayor entre las familias de los estudiantes de mayor riesgo

El nivel de desinformación de las familias es alto: aproximadamente uno de cada cuatro padres no conoce las calificaciones o la asistencia de sus hijas e hijos. La Figura 1 muestra la proporción de padres cuya información sobre las calificaciones y asistencia no coincidía con el rendimiento escolar real del estudiante antes de que comenzara la intervención. Estos datos se contrastan con un índice de riesgo, que indica si un estudiante está en peligro de repetir el grado o abandonar la escuela (definido por un mayor ausentismo, notas más bajas y/o un peor comportamiento en clase) antes de la intervención.

En el caso de los estudiantes con los valores más altos del índice de riesgo, más del 80% de los padres estaban mal informados sobre la asistencia (línea roja) y aproximadamente la mitad tenían información incorrecta sobre las calificaciones (línea azul). Son justamente estas brechas de información las que nuestra intervención pretendía reducir.

Figura 1: Proporción de padres desinformados en línea de base

Nota: El eje Y presenta la proporción (suavizada) de padres mal informados sobre las calificaciones y la asistencia de sus hijos, según el índice de riesgo. Para crear el índice de riesgo, tomamos la media de la asistencia estandarizada, las notas estandarizadas de matemáticas y las notas negativas de comportamiento de los profesores. Medimos estas tres variables antes de que comience la intervención.

 

Un primer resultado de nuestro estudio es que el tratamiento con mensajes de texto redujo las diferencias de información entre los padres y las escuelas. Particularmente, los efectos fueron más fuertes y estadísticamente significativos sobre la información de asistencia mientras que fueron menores sobre las calificaciones. El estudio muestra también que los padres de los estudiantes en situación de riesgo "corrigieron" más su percepción del rendimiento de sus hijas e hijos.

La asistencia y los resultados en matemáticas mejoran con la intervención

Papás al Día también tuvo efectos positivos en las calificaciones y la asistencia. Comparando los estudiantes tratados y los del grupo control evidenciamos que la intervención dio lugar a un aumento de la nota promedio de matemáticas de 0,09 desviaciones estándar y que la probabilidad de obtener una calificación de aprobado en matemáticas aumentó en 2,7 puntos porcentuales. La intervención adicionalmente redujo el ausentismo escolar en un punto porcentual y aumentó en 4,5 puntos porcentuales el porcentaje de estudiantes que cumplían los requisitos de asistencia para promocionar el grado.

Utilizamos la variación aleatoria en la proporción de alumnos tratados dentro de un aula para determinar si hay un valor adicional en participar del programa cuando muchos más compañeros de clase también lo hacen. En todos los casos, el efecto diferencial de la asignación al tratamiento en un aula de alta participación mejora los resultados educativos de los alumnos tratados. Estos efectos indirectos podrían ser importantes, especialmente si este tipo de programas de comunicación entre padres y escuela se amplían para abarcar a todos los estudiantes matriculados, lo cual sugiere que nuestros resultados son probablemente límites inferiores de los impactos a escala.

Por otro lado, la Figura 2 ilustra que los efectos del tratamiento son heterogéneos con respecto a los resultados iniciales: son mayores para los estudiantes con mayor riesgo de repetición y abandono escolar al inicio del programa. Cada gráfico muestra las estimaciones de la intención a tratar y los intervalos de confianza del 95% para los resultados de las notas de matemáticas (panel A) o la asistencia (panel B) al final del experimento frente a las notas de matemáticas o la asistencia de línea de base.

Figura 2: Efectos estimados del tratamiento según las características iniciales

Panel A: Notas matemáticas

Panel B: Asistencia

Nota: La Figura muestra las predicciones lineales y los intervalos de confianza del 95% de las estimaciones de la intención a tratar las en las notas de matemáticas y la tasa de asistencia.

 

¿Por qué la reducción de la brecha informativa condujo a mejoras en el rendimiento escolar? La información obtenida en las encuestas iniciales y de seguimiento a padres y estudiantes indica que la intervención cambió el comportamiento de los padres dentro del hogar. Los estudiantes tratados reportaron que recibieron mayor apoyo familiar después de la intervención. Asimismo, los estudiantes perciben que sus padres se involucran más en los asuntos escolares. No es sorprendente que las familias tratadas, especialmente las de estudiantes en riesgo, están dispuestos a pagar más por obtener información de sus hijas e hijos que las del grupo control. Interpretamos esto como una medida de que los padres aprenden sobre el valor de la información proporcionada por Papás al Día.

 

Distribuir la información escolar a gran escala y a bajo costo

Nuestro estudio muestra que cuando las familias están más informadas, tienen mejores herramientas para apoyar a sus hijas e hijos en la escuela, lo que conlleva a mejores resultados escolares. Especialmente, los estudiantes de bajo rendimiento y en situación de riesgo fueron los que más se beneficiaron de la intervención de Papás al Día. La evidencia de nuestro estudio (y de otros similares) subraya cómo la falta de información correcta y oportuna puede ser una limitación importante para la toma de decisiones dentro del hogar.

Papás al Día fue un programa de bajo costo relativo: un aumento de 0,01 desviaciones estándar en las notas de matemáticas tuvo un costo variable de aproximadamente 1,18 dólares por estudiante al año. Esta cifra se eleva a 2 dólares por alumno por año si se incluyen los costos fijos de poner el programa en funcionamiento. En este sentido, las iniciativas de mensajes de texto tienen un gran potencial de escalabilidad. Las escuelas de todo el mundo ya recopilan datos sobre los estudiantes que pueden digitalizarse y proporcionarse a los padres con frecuencia y regularidad para lograr mejores resultados escolares. Cuando las escuelas se enfrentan al reto de aumentar la calidad académica con recursos limitados, los mensajes de texto son una forma eficaz y de bajo costo para mejorar las calificaciones y la asistencia de los estudiantes.