Una nueva medida del crecimiento de la productividad para España y otros países europeos

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Por Diego Comín, Javier Quintana, Tom Schmitz y Antonella Trigari

La productividad es el elemento fundamental que sostiene el crecimiento a largo plazo de las economías. Dada su importancia, tanto su evolución a lo largo del tiempo como las políticas que puedan ayudar a su crecimiento generan un gran interés entre los economistas. Por ejemplo, en el caso de España, revertir la pobre evolución de la productividad durante las últimas décadas se señala como uno de los principales retos para garantizar el crecimiento de la economía (ver por ejemplo el Informe Anual 2021 del Banco de España o Estrategia España 2050 del gobierno). El efecto de la pandemia y de las nuevas formas de trabajo sobre la productividad es otro tema actual de gran importancia (Cuadrado et al., 2022; Hansen et al., 2023).

No obstante, todos estos debates necesitan superar un obstáculo importante: cómo medir la productividad. Al contrario que las ventas de las empresas o los salarios que reciben los trabajadores, la productividad no es una variable directamente observable. En su trabajo pionero en 1957, Robert Solow definió la productividad total de los factores (PTF) como la parte del crecimiento de la producción que no se explica por crecimiento de los insumos. Demostró que, bajo el supuesto de competencia perfecta, la PTF se puede calcular como la diferencia entre la tasa de crecimiento de la producción y la tasa de crecimiento de cada uno de los insumos, ponderados por el gasto en cada uno de ellos sobre el total de las ventas. El conocido como “residuo de Solow” es aún a día de hoy la medida más popular del crecimiento de la productividad. Bajo el impulso de autores como Dale Jorgenson, investigadores de todo el mundo han construido bases de datos con series de crecimiento de la PTF tanto a nivel agregado de economías nacionales como a nivel sectorial (Jorgenson et al., 1987; Inklaar et al., 2022) [1].

Sin embargo, la estimación de los residuos de Solow ignora una importante fuente de fluctuaciones de la economía en el corto plazo: la intensidad con la que se utilizan los factores de producción. Por ejemplo, durante una recesión los trabajadores suelen tener menos tareas que realizar por hora trabajada y se da también un menor uso a la maquinaria de la que disponen las empresas. Estos cambios en la intensidad de utilización no suelen quedar registrados en las bases de datos más comúnmente usadas. Así, durante las recesiones -cuando se produce una caída de la producción- los residuos de Solow sugieren, de manera espuria, una caída de la productividad. En una serie de influyentes artículos, Basu, Fernald y Kimball (Basu y Fernald, 2001; Basu, Fernald y Kimball, 2006) demostraron que, bajo ciertos supuestos, los cambios en las horas por trabajador tienen una relación directa con los cambios en la utilización de los factores. Así pues, los cambios en las horas por trabajador pueden utilizarse para aproximar la utilización y construir una serie para el crecimiento de la PTF "ajustada por utilización", que debería estar más cerca de captar el verdadero progreso tecnológico.

La productividad y la intensidad de utilización de los factores productivos.

En un artículo reciente (Comin et al., 2023), nos basamos en estas ideas para proponer nuevas mejoras de las medidas de crecimiento de la PTF, con especial atención a Europa.

Señalamos que, si bien las medidas habituales de medición de la PTF han aportado muchos avances importantes, también se basan en supuestos rigurosos que puede que no siempre se cumplan. En primer lugar, el supuesto de competencia perfecta de Solow entra en conflicto con las recientes evidencias empíricas que indican la existencia de beneficios positivos (véase, por ejemplo, Barkai, 2020). Por otro lado, mientras que las horas por trabajador son una aproximación adecuada de la utilización no observada en Estados Unidos, el caso es menos claro en Europa debido a las diferencias en la regulación de los respectivos mercados del trabajo.

La economía española es un buen ejemplo de cómo el número de horas por trabajador puede no ser una buena aproximación de la intensidad con que se utilizan los factores de producción. El gráfico 1 muestra las horas por trabajador en España, con un fuerte descenso durante el auge económico de 2002-2007 y un posterior aumento durante la crisis de 2008-2012. Por lo tanto, si se tomaran las horas por trabajador como una aproximación de la utilización, implicaría que la utilización de los factores en España bajaba durante los periodos de mayor crecimiento mientas que la utilización era especialmente alta en los periodos en los que se reducía la producción. Esta conclusión parece poco plausible y no está en consonancia con el resto de medidas de actividad económica.

Gráfico 1: número de horas trabajadas anualmente por trabajador en España.

Teniendo en cuenta estas limitaciones de la aproximación de las horas por trabajador en un contexto europeo, proponemos recurrir en su lugar a las encuestas de utilización de la capacidad.

En concreto, estimamos el crecimiento anual de la productividad total de los factores a nivel industrial mediante una regresión instrumental de un residuo de Solow modificado (ponderando los insumos por su coste en lugar de por su porcentaje de ventas) sobre los cambios en la utilización de la capacidad. El residuo de esta regresión es nuestra medida del crecimiento de la PTF a nivel industrial.

Estimaciones de productividad

Utilizando nuestro método, estimamos el crecimiento anual de la PTF ajustado por beneficios y utilización, a nivel industrial y agregado, para las cinco mayores economías europeas (Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España; entre 1995 y 2018) y para Estados Unidos (entre 1988 y 2020).

También construimos series trimestrales a nivel nacional. Estas series proporcionan un nuevo dato importante para el análisis de la PTF en Europa, ya que, con la excepción del Reino Unido, ningún país europeo dispone actualmente de datos trimestrales sobre el crecimiento de la PTF (ajustada o no por la utilización). [2]

Nuestros resultados difieren considerablemente de los que arrojan los métodos convencionales. El gráfico 2 muestra nuestras series agregadas de PTF para Estados Unidos y un agregado de los cuatro mayores países de la zona euro (Alemania, Francia, Italia y España). El gráfico 3 muestra las series trimestrales para los países del área del Euro.

Gráfico 2: Crecimiento acumulado de la PTF en Estados Unidos y en la zona euro

En los países europeos, nuestras medidas de la PTF son menos volátiles que las de Solow o BFK, y no se mueven tanto con el ciclo económico. Las diferencias son más evidentes durante la Gran Recesión y la crisis de la deuda soberana europea. En estos años, los métodos de Solow y BFK sugieren un drástico descenso de la productividad de las economías seguido de una rápida recuperación. Al contrario, nuestra medición indica que la productividad tuvo un movimiento mucho más suave. Esto sugiere que la encuesta sobre la utilización de la capacidad parece captar mejor la variación de la utilización no observada en Europa que las horas por trabajador.

En cambio, en Estados Unidos, utilizar las horas por trabajador o las encuestas de utilización de la capacidad como proxy de la utilización no observada de los factores no supone esencialmente ninguna diferencia, ya que por la mayor flexibilidad del mercado laboral ambas series están fuertemente correlacionadas.

 Gráfico 3: Crecimiento trimestral de la PTF en Europa

 

La productividad en España

Poniendo el foco en el caso español, nuestros resultados siguen mostrando que el nivel de productividad de la economía española es hoy significativamente menor que en 1995. Sin embargo, al contrario que en las medidas de productividad más habituales, sí que existe un cierto cambio de tendencia a partir de la crisis de 2007. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la GCF, la PTF frenó la caída que venía experimentando hasta entonces, aunque dicho cambio se ha traducido en un estancamiento más que en un crecimiento de la productividad. A nivel europeo, el gráfico 3 muestra también, con la excepción alemana, el pobre desempeño de la productividad de las grandes economías europeas en las últimas décadas.

 

[1] Son referencias fundamentales la base de datos de Bureau of Labor Statistics para los Estados Unidos (https://www.bls.gov/productivity/tables/home.htm) o la base de datos EU KLEMS para las economías europeas (https://euklems-intanprod-llee.luiss.it/).

[2] Las series actualizadas se pueden encontrar en https://tomgschmitz.wordpress.com o https://sites.google.com/view/javier-quintana.

Hay 1 comentarios
  • Hola,

    Muchas gracias por el artículo. Muy instructivo e interesante.

    ¿Que medidas sugieren los autores para mejorar la productividad de la economía española?

    Saludos,

    Arturo.

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