A finales de Julio participé en las jornadas de verano del NBER, que este año reunieron en Cambridge a más de 2.500 economistas presentando y discutiendo su trabajo en 51 talleres temáticos diferentes. Hoy quería hablarles de la presentación plenaria de Caroline Hoxby a la que asistí (el vídeo completo está disponible aquí), y en la que habló sobre el sistema universitario estadounidense, en concreto sobre la heterogeneidad entre instituciones en su grado de selectividad y en el nivel de competencia al que se enfrentan, así como en el nivel y la productividad de los recursos educativos empleados. Hoxby es la directora del área de economía de la educación del NBER y catedrática de Economía en Stanford (su TedX talk aquí).
Me llamó la atención el principio de su charla, en el que anunciaba orgullosa que EEUU podía presumir de ser el único país del mundo donde la educación universitaria se puede considerar un verdadero mercado. Mi primera reacción fue que en España (¿Europa?) a nadie le parecería que esto es algo de lo que se deba presumir. Creo que la mayoría de la gente afirmaría sin dudarlo y de manera genérica que no queremos que ir a la universidad en España sea algo a lo que se debería dejar funcionar según las leyes del mercado.(por cierto que de universidades en España hemos hablado mucho ya en el blog, algunos ejemplos recientes aquí, aquí y aquí).
Más allá de esto, en su charla Hoxby resumió su investigación sobre el funcionamiento de las universidades en EEUU. Empezó por describir la gran variación existente en el sistema, con un extremo de las instituciones, las más selectivas, sometidas a un alto nivel de competencia y financiadas de manera principalmente privada, y el extremo contrario, de instituciones no selectivas y que se enfrentan a un nivel bajo de competencia. Existen actualmente en EEUU unas 7.500 instituciones de educación superior, de las cuales aproximadamente 1.000 se pueden considerar “selectivas”. Las universidades tienen mucha autonomía (en términos de tasas, admisiones, contratación, salarios, etc), e incluso las públicas tienen bastante autonomía en comparación con otros países (como España).
Las conclusiones principales del análisis fueron las siguientes (pueden verlas resumidas en los minutos 4:30 a 8:15 del vídeo):
1) Existe una elevada correlación entre el nivel de los estudiantes al llegar a la universidad (lo que Hoxby llama su “college readiness”, que combina capacidades y preparación, y que mide con las notas en el SAT) y los recursos de la institución a la que asisten, correlación que ha ido aumentando durante los últimos 50 años. Es decir, los mejores estudiantes van a las universidades con más medios (y las mejores tienen MUCHOS más recursos por estudiante). Esta correlación es más fuerte en los segmentos del sistema en que las fuerzas del mercado operan con mayor intensidad (las instituciones más selectivas, que “compiten” por los mejores estudiantes a nivel nacional).
2) La productividad de cada dólar de recursos educativos es parecida en todas las instituciones que están “sometidas a las fuerzas del mercado” (y puede que ésta sea la razón). La “productividad” se define como el incremento causal en la renta a lo largo de toda la vida que se puede atribuir a haber asistido a una institución concreta (como se pueden imaginar, su medición no es tarea fácil!).
Evidentemente, algunas instituciones tienen más recursos (y mejores resultados) que otras, pero la productividad (el valor añadido) por cada dólar empleado es parecida. Además, esta productividad es más baja (y más dispersa) en las instituciones que están menos sometidas a las fuerzas del mercado, y que son las que se están expandiendo más rápidamente en la actualidad.
3) Todo esto implica que los estudiantes mejor preparados (“college-ready”) se benefician más de cada dólar extra de recursos educativos. Y esto a su vez tiene implicaciones importantes para el crecimiento económico, y también para la desigualdad de la renta.
Más concretamente, si EEUU quisiera reasignar los recursos del sistema de educación universitaria para maximizar el crecimiento de la economía, la mejor opción sería aumentar los recursos que reciben los estudiantes que están mejor preparados para ir a la universidad. Pero claro, este tipo de políticas aumentarían la renta total, a costa de aumentar también la desigualdad, al reducir los recursos asignados a las instituciones a las que asisten los peores estudiantes. Con lo que las implicaciones de política no son obvias, y dependen de en qué medida valoremos como sociedad el crecimiento frente a la desigualdad.
No conozco trabajos parecidos a este para el caso español, y agradeceré a los lectores si tienen alguna referencia que sugerirme, pero me gustaría mucho conocer estos mismos datos para el sistema universitario nacional. ¿Existe alguna correlación entre el nivel de los estudiantes y los recursos por estudiante de la institución a la que asisten? ¿Varía mucho la productividad de unas universidades a otras? ¿Cómo afectaría al crecimiento y a la desigualdad una reasignación de recursos hacia las mejores instituciones/estudiantes? ¿Una mayor exposición del sistema a las fuerzas del mercado?
Un último apunte: quizá la mejor forma de resolver el dilema equidad-eficiencia en este caso no sea invertir menos en las mejores universidades, sino en conseguir que los estudiantes (o MÁS estudiantes) vengan mejor preparados al grado. Como ya nos ha dicho Antonio otras veces (por ejemplo aquí), la universidad no es el sitio para resolver la desigualdad: lo ideal sería empezar mucho más temprano.
Hay 6 comentarios
Desde un punto de vista puramente económico (que no es ni mucho menos el único punto de vista que deberíamos estudiar cuando analizamos el sistema universitario, claro está), me parece que este análisis es realmente dudoso. La productividad marginal del último dólar gastado en el ingreso adicional del alumno en su vida no es ni mucho menos la variable que un planificador social que quisiera maximizar el nivel de bienestar de una economía elegiría. Las universidades de élite americanas no sólo elevan el nivel de capital humano de sus alumnos sino que también les proporcionan con una red de contactos y un capital social (por ejemplo, un gran porcentaje de alumnos se casa con otro alumno de su misma universidad, contribuyendo decisivamente a la desigualdad de la riqueza). A mi modo de ver estos contactos tienen poquísimo efecto en el valor añadido total de la sociedad y suponen simplemente una redistribución (y no precisamente progresiva).
Gracias Daniel. Hoxby reconoce explícitamente que el ingreso adicional no es el único efecto de haber ido a una universidad determinada. Los demás efectos que mencionas son aún más difíciles de medir, e implican que este análisis estaría subestimando el efecto total de ir a las universidades buenas para un individuo. Del tema redistribución también habla al final de la charla, y estoy de acuerdo en que es importante.
Hola Libertad,
Muchas gracias por el post. Que pasara cuando quiten la selectividad? Pon el caso de la Pompeu, vendra solo gente de Sarria o de Sant Cugat? Porque hasta ahora la selectividad funcionaba muy bien.Que medida tiene pensada la Pompeu por ejemplo en seguir como hasta ahora. Por que si es un examen para entrar en la Pompeu rollo Oxbridge...creo que divide mas que ayuda. El video esta muy bien, pero en Barcelona a priori si uno mira las notas de selectividad, ya sabe donde ir, y en la Pompeu es verdad que hay mucho de Sarria (o de pueblos de x Cat/Baleares con pasta) pero tb de Hospitalet, y esto hasta ahora funcionaba, quien vale vale y si no pues nanai.
Muchas gracias por el post!
Pero ahora mismo en España/Europa es imposible implantar un mercado libre en la educación superior. De hecho piden más gasto como si por echar más dinero salieran los resultados solos cuando el problema es sistémico.
La educación pública es un fraude pero nadie quiere ni siquiera plantear ese debate, los políticos tienen infantilizados a la población siendo el único que puede protegerlos del "salvaje capitalismo".
Muy buen artículo y bastante lógico el resultado del paper, mientras tanto en España sigamos con la planificación socialista vemos que arroja buenos resultados...
No creo que, en España, la educación pública sea un fraude, aunque si creo que es muy mejorable. No lo creo porque en los rankings de universidades, por ejemplo, los mejores centros en España son los públicos con la excepción de la Universidad de Navarra.
No creo que el problema sea la planificación socialista, pues cualquiera que haya tenido compañeros de clase o alumnos de países del este habrá comprobado que su nivel educativo es bastante bueno.
El problema en España es que mucha gente valora poco la formación y que lo único que quiere es el título, independientemente de lo que haya aprendido. Esta titulitis es lo que hace que proliferen muchas universidades privadas en España.
a very nice article.
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