Por Andrés Barrios Fernández (@andres_bafer)
Desigualdad geográfica en el acceso a la educación superior
A pesar de tener retornos promedio positivos y de los esfuerzos gubernamentales por aumentar los años de escolaridad de la población, las tasas de asistencia a la educación superior siguen siendo bajas entre estudiantes provenientes de contextos desaventajados tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo. Incluso jóvenes con alto potencial académico que con alta probabilidad se beneficiarían de seguir estudios superiores dejan pasar oportunidades educativas. Si bien la falta de apoyo financiero explica parte de este fenómeno, hay evidencia que indica que la falta de información, apoyo y motivación que reciben los jóvenes también juegan un papel importante para entender por qué ciertos grupos son menos proclives a matricularse en la educación superior (Carrell and Sacerdote, 2017).
Las barreras que impiden a los estudiantes aprovechar plenamente sus oportunidades educativas parecen estar más concentradas en zonas donde tradicionalmente pocos jóvenes asisten a la educación superior (Hoxby and Avery, 2013). Esto sugiere que las instituciones y redes sociales presentes en los barrios podrían influir de manera importante en las trayectorias educativas de los estudiantes.
Sabemos que el barrio en que vivimos durante nuestra niñez y adolescencia afecta de manera importante nuestras trayectorias vitales. Crecer en un mejor barrio reduce el riesgo de embarazo adolescente, mejora los ingresos futuros y aumenta la probabilidad de asistir a la educación superior (Chetty et al., 2014, 2016; Chetty and Hendren, 2018a,b). Estos resultados, sin embargo, no nos indican si los efectos del barrio son generados por las interacciones sociales que ocurren en su entorno o por características de sus instituciones (escuelas, centros de salud, seguridad, infraestructura publica). Esta distinción es relevante para la política publica. Si los efectos de los barrios se explican exclusivamente por la calidad de sus instituciones, entonces para mejorar las trayectorias educativas de quienes viven en sectores menos aventajados bastaría con invertir en sus instituciones y no sería necesario contar con políticas de integración social.
Identificación del efecto de redes sociales en trayectorias educativas
Identificar el efecto causal de los integrantes de nuestras redes sociales en nuestras trayectorias educativas no es sencillo y por lo tanto la evidencia sobre el papel que juegan nuestros cercanos en la decisión de ir a la universidad es escasa.
El principal desafío de identificación de la causalidad consiste en separar el efecto de las interacciones sociales del efecto de otras variables que los integrantes de una misma red social comparten y que determinan al menos en parte sus resultados. En el contexto del barrio, por ejemplo, los vecinos tienen acceso a servicios similares y son afectados de modo parecido por shocks locales. Además, como la elección del lugar de residencia no es aleatoria, es probable que correlaciones en las trayectorias educativas de vecinos cercanos también reflejen similitudes en otras características.
Si adicionalmente las decisiones educativas de los integrantes de una red social se retroalimentan---es decir, afectan y se ven afectadas por las decisiones de otros---entonces surge lo que en la literatura de efecto par se conoce como el reflection problem.
Por lo tanto, para responder esta pregunta además de requerir información detallada sobre quiénes conforman una red social y las trayectorias educativas que siguen, necesitamos contar con una fuente de variación exógena que permita resolver los desafíos recién descritos.
Redes sociales y acceso a la universidad
Barrios-Fernández (2021), un artículo próximo a ser publicado, estudia justamente la influencia de vecinos cercanos y hermanos mayores en la decisión de asistir a la universidad. El estudio usa datos administrativos chilenos y para resolver los problemas de identificación explota la variación generada por las reglas que definen quién es elegible para recibir ayudas estudiantiles. Los datos usados en este estudio incluyen al universo de estudiantes en el último año de educación secundaria entre 2006 y 2015 y además de permitir seguir las trayectorias educativas de los estudiantes, permiten identificar a sus hermanos y vecinos cercanos.
En Chile, para recibir créditos estatales, los estudiantes necesitan obtener un puntaje mínimo en la prueba de selección universitaria. El estudio aprovecha esta regla y usando un diseño de regresión discontinua compara las trayectorias educativas de estudiantes en el último año de educación secundaria que en un año anterior tuvieron a un vecino cercano o a un hermano mayor marginalmente por debajo o por encima del puntaje de elegibilidad de los créditos estudiantiles. El acceder a un crédito estudiantil prácticamente duplica la probabilidad de ir a la universidad. Por lo tanto, los jóvenes cuyos vecinos o hermanos mayores reciben créditos estudiantiles tienen una mayor probabilidad de estar expuestos a un integrante de su red social yendo a la universidad.
El artículo encuentra que la probabilidad de que un estudiante se matricule en la universidad aumenta de manera significativa cuando un vecino cercano o un hermano mayor califica para recibir créditos estudiantiles y decide ir a la universidad. Encuentra además que, en la ausencia del shock generado por vecinos o hermanos, una fracción importante de los estudiantes no hubiera asistido a ninguna institución de educación postsecundaria. Además, muestra que la diferencia documentada en matrícula de primer año se refleja también en una diferencia en la probabilidad de completar estudios superiores, lo que sugiere que una fracción importante de los estudiantes que sigue el ejemplo de sus vecinos o hermanos mayores se benefician de ello.
Finalmente, el artículo discute diferentes mecanismos que podrían explicar sus resultados. Aunque la evidencia que presenta no permite concluir exactamente qué hay detrás de los efectos recién descritos, sugiere que el observar a individuos cercanos siendo exitosos en sus postulaciones a ayudas estudiantiles y a la universidad, además de la información a la que podrían acceder a través de sus pares juegan un papel relevante.
Aunque los resultados de este artículo fueron obtenidos en Chile, existe evidencia sobre la influencia de estas redes sociales en las trayectorias educativas de los estudiantes en otros contextos. Altjmed et al. (2021), por ejemplo, muestran que la elección de universidad y del programa de estudios de los hermanos mayores influye en las elecciones de sus hermanos menores de manera similar en Chile, Croacia, Suecia y Estados Unidos.
¿Qué implicancias tienen estos resultados para la política pública?
Los resultados descritos en este documento son importantes. Confirman la existencia de vínculos causales entre las decisiones de inversión de capital humano de individuos del mismo grupo social. Las inversiones en capital humano y en particular en educación superior tienen consecuencias importantes para la vida de los estudiantes. Evidencia reciente indica que asistir a la universidad tiene retornos positivos incluso para estudiantes marginales (Zimmerman, 2014; Goodman et al., 2017).
Los hallazgos del artículo discutido en la sección anterior muestran que shocks a las trayectorias educativas de los individuos se propagan a través de sus redes de vecinos y familiares. Por un lado, esto sugiere que las influencias sociales podrían amplificar el efecto de barreras que dificulten el acceso a la educación superior. Si estos obstáculos son más frecuentes en algunos contextos, entonces estas externalidades sociales podrían explicar parte de la desigualdad que observamos en trayectorias educativas de distintos grupos sociales.
En una nota más positiva, los resultados del estudio también sugieren que programas que expanden el acceso a la educación superior de grupos típicamente sub-representados en este nivel educativo tendrían efectos mayores a los usualmente estimados ya que también beneficiarían a los vecinos cercanos, a los hermanos menores y quizá a otros contactos cercanos de los beneficiarios directos. Estas externalidades debiesen ser consideradas tanto en la evaluación, como en el diseño de políticas de acceso a la educación superior.
Hay 2 comentarios
Interesante artículo. Mi opinión es que aquí en España más allá de la clase social que te toque, la “titulitis” es importante. Por eso tenemos estudiantes universitarios a mansalva y más universidades que en algunos países de nuestro entorno, pero con menos población.
Esta burbuja universitaria, no obstante es incapaz de atender empleos técnicos o puestos intermedios que sí copan estudiantes de la renacida FP (Formación Profesional). De esto ya se dieron cuenta en Alemania hace años. De la universidad hoy en día muchos salen pre-parados.
Todo ello sin tener en cuenta, el auge de las plataformas de educación online. Mucho más flexibles, económicas y con una curva de calidad en alza. Que además se han convertido en tablas de salvación para muchos universitarios en múltiples áreas de conocimiento, haciéndole la pinza a las universidades.
Creo que tanto padres, como los grupos de pares influyen, pero los modelos están cambiando, y cada vez a más velocidad, por lo que es muy probable que la relación de a estudios superiores mayor probabilidad de obtener mayores ingresos, no sea la fórmula más representativa en el medio plazo.Toca reinventarse.
La Universidad no es garantía de ser el ascensor socioeconómico de las personas de los suburbios. Porque si eres pobre, sin el apellido de familia influyente y con contactos, o eres emigrante, debes demostrar "el doble de tu potencial" para ser considerado "digno de un estatus superior" al de tu origen socioeconómico y cultural.
La vida en nuestras sociedades tiene diversos "techos de cristal" invisibles al análisis cuantitativo y racional, porque dichos "techos de cristal invisibles" pertenecen al ámbito de lo cultural, los prejuicios y los intereses irracionales de "casta, clase, poder".
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