¿Tiene algún efecto la ablación genital en la escolarización femenina?

Nota de los editores: Continuamos con la segunda de las tres entradas que fueron seleccionadas en el I Premio Nada es Gratis de Job Market Papers en Economía. Los autores son recientes doctorandos que se encuentran en estos momentos en el mercado de trabajo. La entrada de hoy se basa en el artículo “Female Genital Cutting and Education: Causal
Evidence from Senegal”, conjunto con Edgar Salgado.

de Jorge García Hombrados

UNICEF estima que aproximadamente 200 millones de mujeres en el mundo han sufrido ablación genital. A pesar de los esfuerzos de muchos gobiernos e instituciones internacionales para erradicar esta práctica, tres millones de niñas la sufren cada año (WHO, 2018).

Pese a la relevancia del problema, son pocos los estudios que han explorado empíricamente las consecuencias de la mutilación genital (MG), centrándose casi por completo en examinar si esta práctica está asociada con niveles de salud más bajos. En este trabajo utilizamos la introducción de una ley en Senegal que prohibió la MG como caso de estudio para investigar, por primera vez en la literatura, los efectos causales que esta práctica tiene sobre la escolarización femenina.

Pero, ¿de qué manera la MG podría afectar la educación que recibe una mujer? Existen tres mecanismos. El primero de ellos tiene que ver con el papel que la MG y la educación desempeñan en el llamado “mercado de matrimonio”. En aquellos grupos étnicos donde la MG es común, las niñas mutiladas son más valoradas. En consecuencia, estas niñas tienen una probabilidad más grande de casarse (Wagner, 2015) y sus padres reciben un pago de boda más alto por parte de la familia del novio[1] (Avalos et al. 2017). En contextos en los que la proporción de mujeres que no se casan es relevante, las inversiones en educación pueden, a través de sus efectos positivos en el mercado de trabajo, ayudar a compensar las potenciales pérdidas de bienestar de las mujeres que, por el hecho de no estar mutiladas, tienen más dificultades para casarse. Además, en la medida en la que las mujeres educadas tienden a casarse con hombres más educados (Boulier and Rosenzweig, 1984), ir a la escuela puede mejorar el futuro bienestar de las mujeres no mutiladas que se casan y compensar la reducción en las transferencias matrimoniales que reciben los padres de estas mujeres (Ashraf et al. 2016). En este sentido, la educación y la MG podrían funcionar como inversiones sustitutivas en el mercado de matrimonio, y el bajo coste relativo de la MG podría desincentivar las inversiones en educación.

El segundo mecanismo a través del cual la MG puede afectar la educación es la edad de matrimonio. En sociedades en las que la mayoría de los padres prefieren casar a sus hijas al llegar a la pubertad (Wahhaj, 2015), las mujeres mutiladas están en una posición preferente para casarse a una edad más temprana. En la medida en la que el matrimonio temprano contribuye al abandono escolar (Field and Ambrus, 2008), las mujeres mutiladas podrían ver limitado su acceso a la educación secundaria por una mayor probabilidad de matrimonio durante la adolescencia.

Por último, los potenciales efectos negativos de la MG en la salud, que es uno de los determinantes de los retornos a las inversiones en educación (Grantham-McGregor et al. 2007), podrían también limitar la educación recibida por las mujeres mutiladas.

En el contexto de Senegal, donde la mayoría de las mutilaciones ocurren durante el primer año de vida (Yoder and Wang, 2013), estimamos el efecto causal de la MG utilizando una estrategia empírica de diferencias en diferencias basada en comparar la educación recibida por mujeres de grupos étnicos en los que históricamente no se practica la MG con la recibida por mujeres de grupos en los que esta práctica es tradicional; nacidas antes y después de la aprobación de la ley que prohibió la MG en Senegal.

La validez de la estrategia de identificación requiere que, si la MG no hubiese sido prohibida, la evolución de la tasa de incidencia de MG y de las inversiones en educación debería haber sido la misma en todas las etnias de Senegal. Podemos testar la existencia de tendencias paralelas empíricamente examinando si la evolución de estas variables es similar en todos los grupos étnicos para las cohortes de mujeres nacidas antes de la introducción de la ley. Las figuras 1 y 2 apoyan esta hipótesis. En ellas se puede apreciar cómo, para las cohortes de mujeres nacidas antes de la aprobación de la ley que prohíbe la MG, la evolución de la incidencia de MG y de la probabilidad de no haber ido nunca a la escuela es la misma para las mujeres de etnias en las que la MG es tradicional y para las mujeres de etnias en las que la práctica de la MG es muy minoritaria.

La Figura 1 sugiere que la ley, que es interpretada como un incremento en el coste de la MG, redujo significativamente la incidencia de MG. Además, los resultados del análisis muestran que las mujeres nacidas después de la introducción de la ley, y que pertenecen a grupos étnicos donde la prevalencia de MG antes de la introducción de la ley era mayor, experimentaron reducciones más grandes en la probabilidad de ser mutiladas en comparación con mujeres de grupos étnicos donde esta práctica era menos frecuente.

En la Figura 2, observamos además que la caída en la incidencia de la MG causó una reducción en la probabilidad de no haber asistido nunca a la escuela. Sin embargo, aunque las estimaciones de mínimos cuadrados en dos etapas documentan el efecto causal negativo que esta práctica tiene sobre la probabilidad de haber asistido a la escuela y de haber recibido uno o dos años de escolarización, los resultados muestran que la MG no parece tener ningún efecto sobre la probabilidad de tener tres o más años de escolarización.

En línea con la hipótesis que considera la educación y la MG como inversiones prematrimoniales sustitutivas, los resultados del estudio muestran que el impacto negativo de la MG sobre las inversiones en educación es mayor en áreas rurales, donde el valor de la MG en el mercado de matrimonio es mayor (McKay, 2000). Por el contrario, los resultados sugieren que el efecto de la MG en la escolarización no se explica por los efectos negativos de esta práctica sobre la salud o sobre la edad de matrimonio.

Además, los resultados del estudio descartan la existencia de impactos anticipatorios de la ley y la posibilidad de que los efectos estimados de esta sobre la incidencia de MG se expliquen por una mayor propensión de las mujeres más jóvenes a no informar de la MG. Por último, el hecho de que la ley no tenga ningún efecto sobre las inversiones en educación recibidas por niños sin hermanas nacidas después de la ley reafirma nuestra confianza en los resultados.

En conclusión, este estudio realiza tres contribuciones a la literatura. En primer lugar, los resultados evidencian que, incluso en contextos en los que la capacidad del estado para hacer cumplir las leyes es limitada, las reformas legales pueden ayudar a reducir prácticas fuertemente arraigadas en la cultura local. En segundo lugar, el estudio documenta por vez primera cómo la MG obstaculiza la acumulación de capital humano, dificultando también el cumplimiento de uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Por último, los resultados muestran que muchos padres perciben la educación y la MG como inversiones sustitutivas en el mercado de matrimonio, planteando la posibilidad de que las decisiones sobre MG sean sensibles a variaciones en el precio relativo de otras inversiones prematrimoniales. Según esta hipótesis, intervenciones orientadas a reducir el valor de la MG en el mercado de matrimonio o el coste de la educación podrían ser políticas efectivas para combatir esta práctica.

 

[1] En muchos países, entre los que se incluye Senegal, es frecuente que la familia del novio realice una transferencia en dinero o en bienes a la familia de la novia en el momento del matrimonio. El valor de este pago representa en muchos casos el ingreso anual medio en el país y este es mayor cuanto más alto es el nivel de educación de la novia. Además, en aquellos lugares en los que es común, el pago también es mayor si la novia ha sufrido MG.