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¿Te leo la mano?, de Pablo Brañas Garza

El digit ratio (D2:D4) es el cociente entre el tamaño de los dedos 2 (índice) y 4 (anular). Este índice es un biomarcador de la cantidad de contaminación hormonal (testosterona/estrógenos) que el feto recibe en el primer trimestre (1T) de la gestación, es decir, dentro de la barriga de la madre. La cantidad de testosterona recibida tiene un efecto en el desarrollo del dedo 4 mientras que los estrógenos afectan el crecimiento del D2 (ver John T. Manning). La figura 1 muestra cómo se miden dichas magnitudes.

Dentro de la bolsa –o membrana corial- el feto no sólo recibe contaminación de testosterona de la madre sino también de sus propias emisiones. Por ello, no es extraño que los niños reciban más que las niñas (y las mellizas con un hermano del otro sexo más que las de mismo sexo –ver Voracek y Dressler, 2007). En consecuencia el cociente es menor para varones que para hembras. Dicho de otro modo los varones reciben una mayor cantidad de testosterona –tanto de la madre como de sí mismos- durante el 1T y tienen un cociente menor. La figura 2 reproduce datos de una muestra de estudiantes de la Universidad de Granada (113 varones y 94 mujeres) recogidos en 2011. Como se observa con bastante claridad los hombres tienen un índice bastante menor, por tanto nuestros datos dicen lo mismo que todos los trabajos anteriores.

También es cierto que el D2:D4 ni es el único marcador conocido ni tampoco es el único índice que es asimétrico para hombres y mujeres. Un caso muy estudiado también es el waist-hip ratio que claramente es mucho menor para las mujeres (0,7) que para los hombres (0,9).

 Volvamos al D2:D4 ¿por qué es importante? Porque durante el 1T se forma el cerebro –y los demás órganos- y la contaminación hormonal causa efectos permanentes en la formación del cerebro. Además dicha contaminación afecta la manera –los receptores genéticos- en que asimilamos la testosterona ya de adultos. Muchos de estos efectos se trasladarán posteriormente al comportamiento de los individuos en su vida adulta.

De manera reciente se está desarrollando una actividad intensa investigadora en este tema (Google scholar encuentra más de dos mil artículos). Por ejemplo, hay evidencia científica de que personas con menor D2:D4 tiene mayor habilidad para la música, para los deportes (el ejemplo más famoso son las carreras de atletismo), para las matemáticas e incluso más éxito en los negocios, esto es, ganan más dinero. Además los que tienen menor índice parece que son menos aversos al riesgo (o más arriesgados), más rápidos y decididos, y toman decisiones más inteligentes, decisiones que a largo plazo les reportarán mejores resultados.

La semana pasada Eduardo Punset entrevistó a Aldo Rustichini donde nos habló de todas estas cosas y además de un trabajo muy reciente que acabamos de publicar en PLoS ONE llamado “Organizing effects of Testosterone and economic behavior: not just risk taking

En este estudio usamos una muestra de 191 sujetos experimentales (117 mujeres) recogida en 2009, entre estudiantes de la Universidad de Granada. El resultado central del trabajo es que mostramos que la Inteligencia –para ser más preciso el Razonamiento Abstracto medido a través del famoso test de Raven- juega un papel muy importante en las decisiones bajo incertidumbre y todo ello está relacionado con la exposición fetal a la testosterona.

Los trabajos previos (ver citas anteriores) muestran que los sujetos varones con menor D2:D4 son más propensos a tomar decisiones arriesgadas (o que los que tienen mayor D2:D4 son más aversos al riesgo) y nuestros datos muestran de nuevo esa regularidad como se puede ver en la figura 4. La relación para mujeres es según la literatura ambigua aunque, en nuestro caso es significativamente inversa (ver en el artículo los p-values).

El siguiente paso es ver la relación entre la magnitud del D2:D4 y la puntuación en test de Raven donde se mide razonamiento abstracto. La figura 5 explora esta cuestión. Como se ve para los hombres la relación es claramente inversa: los hombres con menor D2:D4 tienen mayor puntuación en el test de Raven. En las mujeres la relación es débilmente positiva (ver en el artículo los p-values).

Las figuras 4 y 5 nos indican que, para los varones, un menor D2:D4 implica tanto menor aversión al riesgo como mayor inteligencia (en el test de Raven). La pregunta obvia es si lo uno y lo otro no están relacionados. Al fin y al cabo los dos están condicionados por la exposición fetal a la testosterona.

Lo que hace que nuestro trabajo aporte “algo nuevo” a la literatura es que somos capaces de usar lo uno –la inteligencia- como mediador de lo otro –las decisiones bajo incertidumbre.  Nosotros enseñamos no sólo que los que tienen menor D2:D4 son más propensos a tomar decisiones arriesgadas (figura 4 de arriba) sino que la inteligencia hace de mediador en estas decisiones. Para ello usamos el el test de Sobel-Goodman que nos permite descomponer el efecto que la testosterona tiene sobre las decisiones arriesgadas y sobre la inteligencia. Con nuestros datos calculamos que el efecto de la testosterona en las decisiones sobre riesgo están mediadas en un 66% por la inteligencia (ver la figura 1 del trabajo).

Otro resultado interesante de nuestro artículo es que todo este proceso de mediación sólo aparece ente hombres y no entre mujeres. Es decir, parece que el mecanismo de transmisión de las características biológicas representadas en el D2:D4 es distinto para los hombres que para las mujeres.

Evidentemente todo esto no hace nada más que incrementar el debate “Nurture vs. Nature” que rodea tema del género. El D2:D4 es una diferencia biológica mas entre hombres y mujeres que se manifiesta en habilidades y preferencias y, en muchos casos, en la manera de enfrentarse a problemas y tomar decisiones. Y sin lugar a dudas, puede tener consecuencias sobre el comportamiento de las personas en su vida adulta.

Y si estas diferencias son prenatales entonces son independientes de la educación, de las instituciones, etc. Esto no quiere decir que la educación no importe sino que la biología es otro aspecto a tener en cuenta. Cuando hablemos de aspectos institucionales, de la familia, etc… sería importante que tuviésemos en cuenta que la biología también está allí. Está allí presente antes de empezar con la educación.