Por José-Antonio Espín-Sánchez, Salvador Gil-Guirado y Nicholas Ryan
Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto
Levitico, 26:3-4
Si sacrificamos y llueve, ¿qué significa? Yo digo que no significa nada. Es lo mismo que no sacrificar y que llueva.
Xunzi, S. III a.C.
¿Por qué existen y persisten las creencias religiosas? ¿Como se crearon y por qué? En un mundo posterior a la revolución científica, ¿por qué la gente sigue creyendo en supersticiones que son fácilmente falsificables?
Las prácticas religiosas a menudo se dirigen a objetivos terrenales, como obtener salud, fertilidad o buen clima. Una vez que un sistema de creencias establece un objetivo terrenal explícito, se abre la vía para comprobar su falsedad a través de la evidencia y la experimentación. Puesto que, si la creencia es instrumental, también es refutable. Entonces, ¿cómo puede mantenerse la creencia instrumental?
Estas preguntas han preocupado secularmente a antropólogos, psicólogos, sociólogos y economistas. Hace más de un siglo, Frazer (1890) presentó el primer estudio sistemático de creencias religiosas en antropología. Esta obra demostró cómo sistemas de creencias dispares tienen el objetivo común de intervenir en el mundo natural. Muchas sociedades han intentado traer la lluvia para salvar la cosecha y alimentar a los animales. Los sistemas de creencias tradicionales y mágicos, así como las religiones, ofrecen a los adeptos formas de controlar la naturaleza. Dios puede ofrecerte lluvia a cambio de creencia, como en el fragmento de Levítico anterior. Pero si Dios no cumple, puede provocar escepticismo hacia las autoridades religiosas y sus afirmaciones sobre el poder divino, como en el fragmento de Xunzi.
En un reciente artículo, estudiamos la práctica de rezar para que llueva, como ejemplo paradigmático de la creencia religiosa instrumental. En el artículo proponemos una nueva teoría y un análisis empírico del origen de las creencias en hacer llover. La teoría establece cómo el patrón de lluvia en ciertos lugares puede aumentar la creencia en el control de la naturaleza por parte de las autoridades religiosas. En nuestro modelo teórico, una autoridad religiosa, la iglesia, intenta inducir a un seguidor, el campesino, hacia la creencia de que la iglesia puede traer la lluvia. La iglesia elige cuándo rezar, pero no puede alterar la lluvia; ni la iglesia misma sabe cuándo lloverá. El campesino estima la probabilidad de lluvia en función de cuántas veces llueve cuando la iglesia no está rezando. Si la iglesia reza en los momentos adecuados, puede persuadir al campesino de que ha causado la lluvia.
Sin embargo, en la práctica, este mecanismo solo funciona en algunos lugares. Cada lugar se distingue por una función de riesgo (en adelante FR) de lluvia. Esta medida, proporciona la probabilidad de que llueva, en función de los días que lleva sin llover. En algunos lugares, la FR de lluvia es constante. Cuando esto ocurre, la probabilidad de lluvia en un día determinado es siempre más o menos la misma, independientemente de si llovió recientemente. Este patrón es cierto para los Ainu de Japón (Figura 1, panel B). En otros lugares, la FR de lluvia es decreciente, como en el caso de los Puyallup, una tribu nativa americana que vivía cerca de Seattle (panel C). En otros lugares, la FR de lluvia es creciente. En estas últimas condiciones, la probabilidad de que llueva aumenta cuanto más tiempo haya transcurrido desde la última lluvia. Los Herero de Namibia enfrentan una FR de lluvia en forma de U, de modo que el riesgo de lluvia aumenta en una sequía (panel D).
De manera intuitiva, estas condiciones de FR creciente (o en forma de “U”), son claves para explicar la correlación entre rezar y llover que pueden recibir los campesinos. En nuestro modelo, la FR importa porque la iglesia puede persuadir al campesino solo en lugares con una FR de lluvia creciente. Cuando la FR es creciente, el campesino forma una creencia, basada en los días en que no se reza, de que la probabilidad de lluvia es generalmente baja o moderada. De esta manera, si la táctica de la iglesia es esperar para rezar, reservando el rezo para una sequía, se produce un momento óptimo entre la demanda de lluvia por parte de la sociedad y la probabilidad de lluvia por causa natural. Por lo tanto, el modelo predice que rezar por la lluvia será más persuasivo y, por lo tanto, más común, cuando la FR de lluvia sea creciente a lo largo de una sequía.
Además de proponer este modelo teórico, lo testeamos empíricamente con dos tipos distintos de evidencia. Primero, estudiamos las oraciones diarias por la lluvia de la iglesia católica en Murcia. El cabildo de la Catedral de Murcia ha organizado oraciones por la lluvia (rogativas pro pluvia), al menos desde el siglo XIV (Gil Guirado y Espín-Sánchez, 2022). Estas oraciones siguen un patrón formal de escalada coherente con nuestro modelo; las oraciones son más propensas a realizarse durante una sequía, y una vez que comienzan, las oraciones continúan hasta que llueve y la iglesia lo celebra con una misa de gracias. Utilizamos una nueva base de datos diarios desde 1600 a 1836 sobre cada uno de los diferentes momentos dentro del proceso de una rogativa, para testear si las oraciones por la lluvia son predictivas de la lluvia. Encontramos que una oración por la lluvia en el mes anterior predice un aumento del 71% en la probabilidad de una lluvia en un día dado. Rezar predice la lluvia diaria dentro de un mismo mes. Además, rezar causa (en el sentido de Granger) la lluvia condicional a la lluvia reciente. Concluimos que, en un entorno con una FR creciente (Figura 1, panel A), la iglesia puede practicar la oración por la lluvia de manera que prediga la lluvia y de esta forma aumentar el apoyo a esta creencia instrumental.
El caso de Murcia ofrece una oportunidad excepcional para ver la frecuencia de las oraciones por la lluvia y nos muestra detalladamente la práctica religiosa de una iglesia con un comportamiento sofisticado. Sin embargo, no podemos concluir inmediatamente que este mecanismo está operando en otros sistemas religiosos alrededor del mundo. El aspecto revolucionario del estudio de Frazer (1890) sobre la creencia radica precisamente en su énfasis en la generalización del origen de la creencia a partir de una amplia variedad de prácticas aparentemente idiosincráticas.
Para generalizar los resultados, hemos creado una nueva base de datos sobre prácticas religiosas para pedir lluvia en todo el mundo, que supone el segundo testeo empírico de nuestro modelo. Utilizamos como base el Atlas Etnográfico (Murdock, 1967), que mide las prácticas económicas, políticas y sociales tradicionales de 1.290 grupos étnicos. Hemos revisado una amplia literatura antropológica, consultando 370 fuentes que cubren 1.208 grupos étnicos, para medir la incidencia de prácticas de hacer llover en los grupos del Atlas. Los Cherokee bailan y entonan una canción para el Gran Espíritu (Heimbach Jr, 2001); los Herero rocían a un ternero con agua, lo dejan vagar libremente y luego sacrifican al animal (Schmidt, 1979); las mujeres iraníes libran una batalla simulada y capturan los animales de sus vecinos, liberándolos solo cuando llueve (Başgöz, 2007); el pueblo de Shandong, China, suplica al dragón de la lluvia por lluvia y, si se niega, maltratan al dragón y profanan su templo (Hong et al, 2021; Cohen, 1978).
Con esta base de datos global obtenemos dos resultados principales. Primero, la especialización económica en la agricultura predice los rituales de lluvia. El 32% de los grupos sin agricultura practican rituales de lluvia. Los grupos que dependen de la agricultura tienen 11 puntos porcentuales (pp) más de probabilidad de practicar rituales de lluvia, y los grupos étnicos que dependen de la agricultura intensiva o de la agricultura intensiva regada tienen, respectivamente, 21 y 32 pp más probabilidad. La evidencia econométrica y las descripciones narrativas de la oración por la lluvia sugieren una interpretación de que la agricultura establecida aumenta la demanda de controlar la naturaleza. Los grupos que han realizado inversiones específicas en la ubicación de la producción tienen más probabilidades de rezar por la lluvia porque su sustento depende del clima. Estas inversiones aumentan el rendimiento, pero también la variación, lo que aumenta también el riesgo. Por el contrario, los grupos que practican la agricultura errante o casual, la cría de animales o la pesca como sustento, son menos propensos a rezar por la lluvia.
Nuestro segundo hallazgo principal, y la evidencia más sólida para nuestro modelo, es que los grupos que tienen una FR creciente de lluvia tienen más probabilidades de rezar por la lluvia. Hemos unido cada grupo étnico con su estación meteorológica más cercana y hemos utilizado datos modernos de lluvia para estimar la función de riesgo que cada grupo tendría en su ubicación ancestral (como se muestra en la Figura 1). Utilizamos nuestra base de datos global para testear la idea de que ciertos entornos aumentan la creencia instrumental. Estimamos que el 30% de los grupos que no tienen una FR creciente rezan por la lluvia. Esto aumenta en 16 pp (error estándar de 3.8 pp) para los grupos que tienen una FR creciente (un aumento del 53%). No es el clima seco en sí lo que induce a rezar: una menor cantidad promedio de lluvia no se asocia con más oraciones por la lluvia, sino solamente si la FR aumenta durante una sequía.
Nuestra interpretación de los hallazgos tanto de Murcia como de los datos globales es que se reza para que llueva cuando esta práctica es persuasiva. En Murcia, los rezos por la lluvia, practicados durante cientos de años, son altamente predictivos de la lluvia. Esto es posible en nuestro modelo solo cuando la FR de lluvia es creciente. En los datos globales, validamos, en el margen extensivo, que los grupos étnicos son más propensos a rezar por la lluvia en lugares donde es probable que sea persuasiva. Por lo tanto, el hacer llover puede entenderse como una práctica religiosa instrumental, aunque sea ineficaz, porque responde a la variación en la eficacia percibida.
Nuestro análisis empírico sigue el plan ideado por Frazer (1890): “si podemos mostrar que una [costumbre]... ha existido en otros lugares; si podemos detectar los motivos que llevaron a su institución; si podemos demostrar que estos motivos han operado ampliamente, tal vez universalmente, en la sociedad humana, produciendo en circunstancias variadas una variedad de instituciones específicamente diferentes pero genéricamente similares,” solo entonces podemos inferir la causa de cualquier costumbre particular.