El telón del COVID-19: ¿pueden los pasados regímenes comunistas explicar la brecha de vacunación en Europa?

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Por Inés Berniell, Yarine Fawaz, Anne Laferrère, Pedro Mira y Elizaveta Pronkina

La vacuna contra el Covid-19 se ha convertido en la forma más eficaz de protegerse del mismo, y la indecisión (o rechazo) ante la vacunación representa la principal barrera para alcanzar la ansiada inmunización colectiva. Hasta el día de hoy, todos los países excomunistas de Europa Central y Oriental exhiben tasas de vacunación más bajas que los países de Europa Occidental, ocupando las últimas diez posiciones en términos de tasas de vacunación (para todas las edades) en Europa (ECDC Vaccine Tracker, 2/11/2021).

¿Qué está detrás de las diferencias observadas en las tasas de vacunación entre los países de Europa Occidental y los excomunistas de Europa Central y Oriental? ¿Pueden las instituciones pasadas haber moldeado las preferencias de los ciudadanos y explicar por qué algunas personas deciden no inocularse una vacuna que muchos habían estado anhelando?

En un nuevo documento de trabajo exploramos el papel del comunismo (y su desaparición) en las relativamente bajas tasas de vacunación contra el Covid-19 de los países de Europa Central y Oriental (Figura 1).

Nota: Cálculos de los autores basados en datos de la encuesta SHARE COVID de la onda 2.

Para analizar si las tasas de vacunación contra el Covid-19 entre los individuos nacidos bajo un régimen comunista son significativamente menores y entender el por qué, los autores utilizan datos de la encuesta SHARE Covid-19 (un módulo especial de la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa) que se llevó a cabo en el verano de 2021 entre las personas de más de 50 años en 27 países europeos e Israel. Los datos de SHARE son sumamente ricos en variables sociodemográficas y de salud, tanto actuales como retrospectivas. A esta información se le sumó una serie de preguntas vinculadas a la vacunación incorporadas en la ola SHARE Covid-19, donde cada encuestado respondió si había sido vacunado contra el Covid-19 y, a quienes reportaron que no fueron vacunados, se les preguntó si ya tenían una cita para vacunarse, si querían vacunarse, si no querían hacerlo, o si estaban indecisos. Los encuestados también respondieron si en los últimos 12 meses se habían vacunado con otras vacunas más conocidas, como la vacuna contra la gripe.

En el análisis empírico los autores usan un modelo muy simple de MCO, , donde  es el valor de la variable de resultado del individuo i (por ejemplo, esta puede ser una variable que indique si el individuo i se vacunó o no contra el Covid-19), la variable es una variable que indica si el individuo i nació en uno de los 12 países poscomunistas, independientemente del lugar de residencia actual, y  es un vector de variables sociodemográficas del individuo i (edad, sexo, etc.). En este modelo, α captura la asociación existente entre la exposición a instituciones comunistas y las decisiones de vacunación.

Los resultados presentados en la Tabla 1 muestran una significativamente menor tasa de vacunación (-22 puntos porcentuales, en adelante p.p.) contra el Covid-19 entre los individuos nacidos bajo un régimen comunista. Las brechas en la actitud de los individuos ante la vacuna del Covid-19 son importantes: en los países de Europa Central y Oriental, la probabilidad de que una persona reporte que no quiere vacunarse contra el Covid-19 es 11 p.p. mayor que en Europa Occidental (Columna 3), y el porcentaje de indecisos es 9 p.p. más elevado (Columna 4).

Por supuesto que estimar una relación causal entre la exposición a regímenes comunistas ​​y la vacunación contra el Covid-19 es un desafío importante, ya que los países de Europa Central y Oriental y de Europa Occidental diferían en muchos aspectos (historia, cultura, riqueza, niveles de educación y, muy probablemente, preferencias individuales) incluso antes de que fueran separados por el Telón de acero después del final de la Segunda Guerra Mundial. Aprovechando la riqueza de los datos de la encuesta SHARE, descartamos muchos de los que se podrían sospechar como potenciales mecanismos detrás de la baja adopción de estas vacunas en los países excomunistas, como ser un menor nivel de educación, peores estados de salud, niveles socioeconómicos más bajos o una mayor incidencia de condiciones desfavorables en la niñez. Aún así, antes de la llegada del comunismo existían muchas otras diferencias entre los países analizados, lo que hace que los resultados de la Tabla 1 solo puedan tomarse como evidencia sugestiva sobre el impacto a largo plazo que estas instituciones pueden haber tenido sobre la vacunación contra el Covid-19.

Con el fin de establecer un impacto causal más creíble del rol de las instituciones a las que estuvieron expuestos quienes vivieron bajo regímenes comunistas, aprovechamos el experimento cuasi natural proporcionado por la separación y posterior reunificación de Alemania Oriental y Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Esta estrategia de identificación ya ha sido ampliamente utilizada en la literatura económica para analizar los impactos de largo plazo del comunismo sobre un gran número de variables (Alesina & Fuchs-Schündeln, 2007; Lippmann & Senik, 2018; Lippmann, Georgieff & Senik, 2020).

Así, en este análisis estimamos el mismo modelo de regresión anteriormente planteado pero reemplazando la variable  por la variable , que es un indicador que asume el valor uno para todas las personas nacidas en Alemania Oriental (Brandeburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sarre, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia) y es igual a cero si los encuestados nacieron en Alemania Occidental (Baden-Wuerttemberg, Baviera, Bremen, Hamburgo, Hesse, Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Schleswig-Holstein) y cero para las nacidas en Alemania Occidental.

Los resultados muestran que las personas que nacieron en Alemania del Este y que estuvieron expuestas al comunismo durante 40 años, tienen menos probabilidades de estar vacunadas contra el Covid-19 (-8 p.p.) y es más probable que reporten que no desean vacunarse (-4 p.p.), en comparación con aquellas nacidas en Alemania Occidental (Tabla 2). El documento de trabajo muestra que estos resultados no se explican por factores sociodemográficos (actuales y en la niñez) como diferencias en niveles de ingreso, salud, educación, entre otros. Tampoco se deben a diferencias en el suministro de vacunas contra el Covid-19 en las dos regiones ni a que el impacto de la pandemia fue menor en Alemania Oriental, ya que los resultados se mantienen cuando en las regresiones se controla por la intensidad regional de la pandemia.

De la misma forma, al analizar lo sucedido con otras medidas preventivas contra el Covid-19 (y menos costosas), como lavarse las manos, usar mascarillas o mantener distancia, también encontramos que los alemanes orientales las cumplen menos que los alemanes occidentales.

Estos resultados sugieren la existencia de un efecto reaccionario al régimen comunista en las preferencias de los individuos que llevaría a no querer vacunarse contra el Covid-19. Una reacción que no está presente cuando se trata de otras vacunas, como la vacuna contra la gripe, que se ha inoculado habitualmente a los alemanes durante décadas y su prevalencia es incluso mayor en Alemania Oriental (ver columna 5 de la Tabla 2).

¿A través de qué canal las instituciones del pasado pueden hacer que los adultos mayores rechacen hoy una vacuna contra un virus potencialmente mortal en tiempos de pandemia? El artículo plantea al capital social como un potencial mecanismo. Los datos muestran que las personas que estuvieron expuestas al comunismo tienen menos capital social, medido como la participación en trabajos voluntarios o de caridad, el compromiso político y la confianza en las personas (Tabla 3). El capital social, particularmente el trabajo voluntario o de caridad están a su vez asociados positivamente con la vacunación contra el Covid-19 (Tabla 4).

Estos hallazgos ayudan a entender mejor las razones del incumplimiento de las políticas implementadas para prevenir el Covid-19 y por lo tanto pueden servir para mejorar, por ejemplo, el diseño de las campañas de vacunación. Pero más allá de las políticas de vacunación, este estudio enfatiza el papel central del capital social en la provisión de bienes públicos, por lo que sus resultados deberían ser relevantes para el diseño de un sinfín de políticas públicas.

Hay 2 comentarios
  • Este articulo sobre la bajisima tasa de vacunacion en Flint, Michigan, insiste que la desconfianza hacia las autoridades i las instituciones, sean sovieticas o no, es una causa importante de la "vaccine hesitancy"
    https://slate.com/technology/2021/12/flint-vaccine-hesitancy-water-crisis-research.html

    Seria interesante saber si el capital social es menor también en lugares como Flint o en otros donde historiales de mala governanza publica han causado esa desconfianza hacia las instituciones.

  • Enhorabuena, fascinante! Una cosa que me pregunto es que hay una variación enorme dentro de los países Centrales y del Este (Hungría tiene una vacunación del 80%, Eslovaquia del 70% y Rumanía del 33%, creo que es baja tb en Ucrania). Toda vez que hay minorías húngaras en Rumanía, Eslovaquia y Ucrania (tb en los Balcanes, pero más dispersas), que se concentran geográficamente en sitios concretos y que mantienen vínculos afectivos con Hungría (familia, amigos, la tele, el idioma, incluso Órban quería darles pasaporte) ¿tendría sentido mirar si en estas regiones la proximidad afectiva a un país en el que la gente sí se vacuna mitiga este escaso capital social del país de residencia?

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