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Reflexiones Eléctricas (a propósito de la Subasta CESUR)

De Natalia Fabra (@nataliafabra)

En julio de este año el Gobierno aprobaba la Reforma Energética que supuestamente iba a acabar con el Déficit Tarifario en el sector eléctrico, y el pasado Jueves el Pleno del Congreso aprobaba la nueva Ley. La solución del Gobierno pasa por recortar las primas a las renovables y por recortar la retribución de las actividades reguladas, a quienes se culpa del origen del Déficit Tarifario. El mercado de la electricidad, que sirve para determinar el precio de la producción eléctrica, queda indemne. Pero han bastado 24h desde la aprobación de la Ley para que quede obsoleta…

A mal diagnóstico, malas soluciones

Sin un diagnóstico acertado del origen del Déficit Tarifario no se pueden identificar las soluciones al problema. Hoy sabemos que el Déficit acumulado a final de año va a superar los 30.000M€. También sabemos que los 2.700M€ que desde Enero ingresa el Estado a través de los impuestos a la producción eléctrica – impuestos que en realidad pagan los consumidores porque se trasladan por completo a precios -, no van a revertir al sector eléctrico. Sabemos que, como consecuencia de ello, los peajes eléctricos (esto es, la parte regulada de la tarifa que decide el Gobierno) van a aumentar un 2%, y que los consumidores eléctricos, durante los próximos 15 años, van a pagar los 3.600M€ que ya no aportarán los Presupuestos Generales del Estado, más los costes de colocación y financiación de la deuda que, con el aval del Estado, podrán titulizar las empresas eléctricas. El mercado de producción al contado se dispara en Diciembre por encima de los 90€/MWh, casi duplicando la media del año, y los precios de la Subasta CESUR que sirven para fijar la tarifa doméstica arrojan incrementos del 29,5% frente a los precios del trimestre anterior (la subasta que no ha sido validada por la CNMC, y a día de hoy no conocemos la alternativa que adoptará el Gobierno).

¿Qué hace la nueva Ley para atajar estos problemas?

Nada. Los principales problemas del sector eléctrico no están – o no sólo – en los componentes regulados de la tarifa, como mal diagnosticó el Gobierno, sino que están en el mercado de la producción eléctrica.

Muchos echan la culpa del coste de la electricidad en España a la retribución de las renovables….pero estos meses hemos presenciado más bien lo contrario: a medida que se reducía el peso de las renovables en la producción eléctrica – principalmente porque la producción eólica en Diciembre ha caído a la mitad frente a la de Noviembre– los precios del mercado eléctrico subían. A ello se ha sumado la parada de tres centrales nucleares, el aumento estacional de la demanda eléctrica por la bajada de las temperaturas, y el incremento de los precios del gas. Aunque dicho sea de paso, ahora solo hay una central nuclear parada y el precio sigue elevado; y las restricciones de gas en España no son ajenas al beneficio que ello les supone vía los precios eléctricos a las mismas empresas que están exportando el gas a Asia.

Un problema de competencia…

¿Quiere esto decir que el incremento de los precios del mercado eléctrico responde básicamente a cambios exógenos de la oferta y de la demanda? No necesariamente. Cuando se estrecha el margen entre oferta y demanda también se acentúa la posibilidad y el incentivo a ejercer poder de mercado. De hecho, durante el mes de diciembre, mientras los precios del mercado superaban los 80-90€MWh, 5 centrales de ciclo combinado estaban paradas, y otras 10 tenían una tasa de utilización inferior al 10%. Mientras, todas ellas, estaban recibiendo pagos por capacidad por estar disponibles…pero, si estaban disponibles, ¿por qué no producían cuando los precios superaban sus propios costes de funcionamiento?

Además, el propio Ministro Soria, en el marco de las negociaciones sobre el Déficit Tarifario con las empresas eléctricas, nos recordaba que si no se llegaba a un acuerdo con las empresas, éstas elevarían los precios, constatando así su capacidad de ejercer poder de mercado en un mercado, el eléctrico, que sirve para fijar el precio de uno de los insumos más importantes de la economía.

…y un problema regulatorio

Al problema de competencia, se suma el problema regulatorio. Esos 80-90€/MWh que ha fijado el mercado eléctrico sirven para retribuir toda la electricidad vendida en el mercado, independientemente del coste incurrido para su producción. En ausencia de poder de mercado, el precio reflejaría el coste de funcionamiento de la central más cara, que sirve para fijar el precio de todas. Y aún en este caso, muchas centrales, las de costes variables inferiores, verían sobre-retribuida su producción.

Prueba de ello es que el precio del mercado se ha duplicado, si bien el coste del uranio que consumen las centrales nucleares o el coste del agua que turbinan la centrales hidroeléctricas no ha variado ni un ápice. Si a los 80-90€/MWh que ha fijado el mercado se le restan los costes variables de las nucleares (en órdenes de magnitud, en torno a los 20€/MWh) y de las hidroeléctricas (10€/MWh) se desprende que gran parte de lo que paga el consumidor no se destina a retribuir costes, sino a engrosar los ingresos de las empresas propietarias de dichas centrales. ¿Qué parte del Déficit Tarifario acumulado son costes y qué parte son rentas de monopolio? ¿Qué parte de la subida de la tarifa eléctrica son costes y qué parte rentas difícilmente justificables en un marco que quiere suponerse competitivo?

¿Por qué son las subastas CESUR inflacionistas?

Las subastas CESUR sirven para determinar las tarifas que pagan una gran parte de los consumidores. Estas subastas tienen como subyacente los precios que determina el mercado eléctrico, un mercado que es vulnerable al ejercicio de poder de mercado, y que además sobre-retribuye ciertas tecnologías de producción. Pues bien, desde Julio de 2009, los precios de las subastas CESUR han sido, en promedio, un 11% superiores a los precios del mercado al contado. En otras palabras, los consumidores hemos estado pagando por la electricidad un 11% más de lo que nos hubiera costado comprar esa misma electricidad en el mercado diario. ¿Por qué este encarecimiento? Dos pueden ser las razones:

  1. Los generadores requieren una prima de riesgo al comprometerse a vender la electricidad a un precio fijo porque sus costes son volátiles. Por el contrario, los precios del mercado al contado sí responden a la variación de los costes de los combustibles fósiles, lo que les otorga una cobertura natural.

  2. Los generadores tienen incentivos a elevar el precio de la subasta CESUR porque éste sirve para determinar las tarifas al pequeño consumidor, contra las que compiten los comercializadores en el mercado libre pertenecientes a los mismos grupos empresariales de las empresas generadoras.

Ese incentivo a la elevación de precios en la subasta CESUR puede instrumentarse a través de varias vías:

  1. Elevando los precios del mercado al contado los días previos a la subasta, con el objetivo de incrementar las expectativas sobre los precios futuros del mercado al contado.

  2. Elevando los precios en los mercados a plazo (mercados OTC o mercados organizados) que son los mercados contra los que arbitran los traders que participan en la subasta CESUR. Estos mercados son muy opacos, por lo que estas estrategias son difícilmente detectables.

  3. Incrementando las sospechas sobre la posibilidad de que las principales empresas eléctricas manipulen el mercado. Así, las primas de riesgo en la subasta CESUR tienen que cubrir no sólo la volatilidad del precio del gas o de la producción eólica – riesgos en cierta medida predecibles y en cualquier caso exógenos - sino además la posibilidad de cambios en el precio del mercado diario por efecto de comportamientos estratégicos, difícilmente predecibles.

No parece por tanto que las Subastas CESUR sean un mecanismo adecuado para la fijación de los precios eléctricos. Existen mecanismos más sencillos, más transparentes y más eficientes, como describimos en la sección 4.4 de este artículo.

Combinación perversa

Lo que estamos presenciando estos días es el resultado de un diseño regulatorio inadecuado que genera incentivos para ejercer poder de mercado en los distintos mercados en los que se negocia la electricidad. Por tanto, que a nadie le extrañe que el precio de la electricidad haya aumentado un 98% desde 2004 (frente al 26% de la zona euro) y aún así acumulemos un déficit tarifario de casi 30.000M€, que 4.000.000 de españoles estén en situación de pobreza energética, y que de forma creciente nuestra industria pierda competitividad por la repercusión del coste del suministro energético. Lo que sí nos debe extrañar es que, durante los últimos diez años, ningún gobierno haya hecho nada por atajar este problema que ya está sin duda comprometiendo la recuperación de la economía española.