¿Quien debería pagar los artículos académicos, los autores o los lectores?

Algo huele a podrido en el mundo de las publicaciones académicas. Los investigadores ponen casi todo el trabajo: escriben los artículos, los evalúan y realizan la tarea editorial, todo esto de manera prácticamente gratuita. Sin embargo, las universidades deben pagar cuantiosas subscripciones para que sus investigadores puedan leer estos artículos. Los márgenes de las empresas editoriales que publican estas revistas sugieren que los precios que cobran son muy superiores a sus costes. Por ejemplo, Elsevier, una de las líderes del sector, tuvo en 2018 un margen operativo del 37%.

A raíz de este problema, en los últimos años ha cobrado fuerza el movimiento a favor del acceso abierto (open access). La idea es sencilla (ver la discusión de Armstrong 2015). Obliguemos a las editoriales a que pongan libremente a disposición de los lectores todos sus artículos y, si quieren cobrar a alguien, que cobren a los autores. Las bibliotecas universitarias se ahorrarían las cuantiosas subscripciones y todos los lectores tendrían acceso a los artículos de investigación. Esta idea ha sido acogida con entusiasmo por muchas instituciones públicas, incluyendo el Consejo Europeo de Investigación (ERC) y ha dado lugar al llamado plan S. Según esta iniciativa, a partir del 1 de Enero de 2020, todos los científicos e investigadores cuya investigación ha sido financiada por el ERC deberán publicar su trabajo únicamente en revistas de acceso abierto o en repositorios abiertos.

La implementación del plan S plantea una serie de interrogantes. La primera duda es si realmente las universidades se ahorrarán dinero. Las subscripciones son caras porque las editoriales tienen poder de monopolio sobre cada artículo que publican y existe una elevada demanda para poder leer estos artículos. Pero no es obvio que la disponibilidad a pagar de los autores (y por tanto el precio que las editoriales podrán cobrarles) vaya a ser menor. Si las revistas realizasen únicamente una tarea de diseminación del conocimiento, a los autores les sería indiferente publicar en una revista u otra, y su disposición a pagar por publicar sería limitada. El problema es que las revistas realizan también una importante labor de certificación de la calidad. Un artículo publicado en una revista de prestigio ha sido evaluado por editores y evaluadores expertos y, por tanto, es más valorado por parte de la comunidad científica. La disponibilidad de los investigadores a pagar por publicar en estas revistas es probablemente muy elevada. Tampoco está claro cómo afectará el plan S a las instituciones más modestas. Sus miembros podrán leer gratis las publicaciones, pero podrían tener dificultades para poder pagar las tasas de publicación en las revistas de mayor prestigio. El plan S plantea la introducción de límites a los precios, pero su implementación a nivel global no es trivial.

Pero el principal defecto del plan S es que no aborda la causa última del elevado coste de las publicaciones académicas. El principal problema no es quien paga, el lector o el autor, sino que instituciones con ánimo de lucro puedan aprovechar su poder de mercado para extraer rentas. Los precios de las subscripciones de las revistas de Economía son reveladores. La inmensa mayoría de las revistas de prestigio, incluyendo las top 5, pertenecen a instituciones sin ánimo de lucro y tienen precios relativamente asequibles. Por ejemplo, una subscripción institucional a la versión impresa y online del Review of Economic Studies cuesta unos €692. Los precios del Quarterly Journal of Economics, Econometrica, American Economic Review y el Journal of Political Economy oscilan entre los €500 y los €1000, en función del tamaño de la institución. Sin embargo, la suscripción al Journal of Economic Theory y el Journal of Public Economics, ambas propiedad de Elsevier, cuesta nada más y nada menos que €6,000 y €5,000 anuales respectivamente. Un análisis sistemático realizado por Bergstrom y Bergstrom (2004) muestra que esto no ocurre solamente en Economía, en todas las disciplinas el precio de las revistas es substancialmente mayor cuando son propiedad de una editorial con ánimo de lucro.

Algunas asociaciones académicas, como la Asociación Española de Economía y la Econometric Society, han ensayado una tercera vía, la creación de revistas como el Journal of the Spanish Economic Association (SERIEs) que no cobran ni a los lectores ni a los autores, sino que son sufragadas por la propia asociación. En este caso, la financiación proviene de los socios, cuya motivación para pagar suele estar ligada a la asistencia a la conferencia anual de la asociación. ¿Es esta la solución definitiva? Como miembro de la Asociación Española de Economía y co-editor de su revista me gustaría poder decir rotundamente que sí, pero me temo que la respuesta depende de la “elasticidad” de los asistentes a la conferencia de la asociación, el Simposio de Análisis Económico. Si el mayor precio de la conferencia necesario para pagar la revista está disuadiendo a algunos de los potenciales asistentes, cabe el riesgo de que hayamos desnudado a un santo para vestir a otro.

En cualquier caso, en lugar de obligar a los investigadores a que publiquen en revistas de acceso abierto, quizás harían mejor las instituciones públicas en exigir que publiquemos en revistas sin ánimo de lucro, independientemente de que estas cubran sus gastos cobrando a los lectores, a los autores, o a los miembros de la asociación.

 

 

Hay 30 comentarios
  • El conocimiento es un bien peculiar en tanto que la difusión del conocimiento enriquece a quien lo recibe sin empobrecer a quien lo difunde ("He who receives an idea from me, receives instruction himself without lessening mine", Benjamin Franklin). Es por eso que limitar artificialmente la difusión del conocimiento, a través por ejemplo de la concesión de un monopolio legal como son los llamados "derechos de autor", necesita de una justificación convincente. ¿Es posible que la producción de artículos académicos disminuyese si estos no estuviesen cubiertos por los derechos de autor? Teniendo en cuenta que los autores de artículos académicos no reciben ninguna compensación por la explotación económica de estos, es dudoso.

    • Gracias Ernest! Como indicaba en un par de comentarios anteriores, yo sí creo que las revistas crean valor. Proporcionan señales muy útiles (aunque no perfectas) para la comunidad científica acerca de la calidad de los artículos. (Siempre me queda la duda de que a lo mejor en otras disciplinas esto no sea tan relevante como en Economía porque quizás la calidad de un artículo sea más evidente.) Por eso, no creo que sea ni deseable ni posible acabar con la función certificadora de las revistas, pero quizás deberíamos intentar evitar colaborar con las revistas con ánimo de lucro.

  • Gracias por volver sobre este tema tan importante, Manuel. Yo lo discutí con bastante detalle en dos posts, https://nadaesgratis.es/anxo-sanchez/el-laberinto-de-la-publicacion-cientifica-y-si-a-usted-tambien-le-importa y https://nadaesgratis.es/anxo-sanchez/el-laberinto-de-la-publicacion-cientifica-ii-la-posicion-dominante Como digo al final del segundo, para mí la solución no es que las sociedades tengan revistas, porque mientras sigamos evaluando la investigación por las revistas donde se publica, no hay nada que hacer. SERIEs no es un Top 5 ni lo va a ser, ni como consecuencia te va a garantizar un trabajo en la academia. Esta es la raíz última del problema, y si actuamos sobre ella, ni revistas harán falta, con un repositorio como arXiv, suficiente.

    • Hola Anxo,

      Mil gracias por los links. Creo que coincidimos en casi todo, excepto en esto último, la propuesta de que renunciemos al valor certificador de las revistas y, en línea con el manifiesto de San Francisco sobre la evaluación de la investigación (DORA), valoremos los artículos en función de nuestra propia evaluación de su calidad, sin tener en cuenta la revista donde han sido publicados. Soy escéptico porque, si bien es cierto que se conseguiría eliminar el poder de mercado de las revistas, no sé si esto compensa el coste que supondría tener que evaluar cada artículo una y otra vez, ni tampoco estoy muy seguro de que podamos evaluar todos los artículos tan bien como lo hacen los editores y referees. Quizás en otras disciplinas estas asimetrías informativas y estos costes sean menores, pero mi impresión es que en Economía no es nada fácil valorar la calidad de un artículo, ni en términos de los conocimientos que necesita el evaluador ni del tiempo que le llevará.

      Además, en Economía el problema de abuso de poder de mercado es limitado. Casi todas las revistas pertenecen a instituciones sin ánimo de lucro, con subscripciones asequibles, y estas revistas normalmente permiten que los investigadores pongan en su página web una copia del artículo (fechada antes de su publicación). De hecho, en la práctica, lo que suelo hacer para leer un artículo es buscarlo en la página web del autor. El Journal of Economic Theory y el Journal of Public Economics son dos casos excepcionales (otro que se me olvidó mencionar es el European Economic Review, propiedad también de Elsevier y con un módico precio de €3,500 anuales, y que tiene una interesante historia detrás). Sobreviven porque la mayor parte de los investigadores ignoran este problema (incluido yo mismo hasta hace muy poco), y nos prestamos a hacer de referees, editores o autores para este tipo de revistas.

      • Gracias por la respuesta, Manuel, pero me temo que vamos a tener que "agree to disagree". Para mí ninguna revista me aporta ninguna calidad. En las que yo manejo (Nature y similares) hay verdadera basura publicada, y me sorprendería muchísimo que en las top 5 de economía todo fuera maravilloso. En todo caso, si lo hacemos bien no haría falta evaluar los trabajos de cada vez. Se podrían colgar en un repositorio de preprints como arXiv y dejar hacer comentarios y valoraciones a quién quisiera, y ahí tendrías esa evaluación. Me dirás que quién va a hacer eso gratis, y te diré, nadie, pero si para poder colgar papers en el repositorio pones como condición evaluar un par de papers de otros que no sean coautores tuyos, ya empiezas a tener un incentivo. Y al final, a una mala, si yo tengo que contratar a alguien, pues me temo que sí, que tendré que evaluarme yo mismo como mejor vea los papers de los candidatos...

        • Gracias Anxo, un día tenemos que hablar con más calma, estoy seguro que tienes muy buenas razones para no estar de acuerdo conmigo en esta cuestión.
          Y sí, las top 5 publican bastantes cosas que no son correctas, pero es que las otras revistas son aún peor 🙂
          Buen fin de semana!

  • El último párrafo es la clave.

    Es más, dado que el principal coste que asumen las editoriales es de infraestructura, quizás lo que deberían hacer las instituciones públicas es financiar esa infraestructura.

  • Manuel, todos lucramos. Todos intentamos sacar provecho de una oportunidad. La diferencia entre humanos radica en lo que estamos dispuestos a sacrificar por sacar provecho de algo y en el valor que atribuimos a ese algo.

    Dicho lo anterior, la legislación vigente distingue entre organizaciones según sea el financiamiento de sus actividades (caso grotesco: los partidos políticos porque todavía no está claro cómo se financian). El hecho que algunas organizaciones se financien por aportes de sus socios y donantes, y por esto se las distinga como "sin fines de lucro" no implica que esos socios y donantes no actúen por lucro. Como economista uno debe poder explicar cómo el financiamiento de distintos tipos de organizaciones condiciona su conducta y resultados. ¿Por qué la Academia permite que sus académicos negocien la publicación de sus investigaciones? (Se la respuesta pero usted debe elaborar las consecuencias).

    Leyendo el artículo, no queda claro por qué muchos investigadores prefieren publicar en medios que cobran precios altísimos por acceder a sus artículos. Peor, algunos de estos medios no se caracterizan por asegurar calidad. Y francamente no me queda nada claro por qué Elsevier y otros tendrían un supuesto poder de mercado cuando hay tantos medios para publicar borradores y versiones finales (¿medicamentos de marca vs. genéricos? ¿editoriales como representantes exclusivos?).

    • Gracias por el comentario Enrique!

      Contesto a la última pregunta. La mayor parte de los economistas ignora por completo que revistas como el Journal of Economic Theory (JET) y el Journal of Public Economics (JPubE) cobran subscripciones 5-10 veces superiores a lo que cabría esperar en función de sus costes o de la calidad de sus artículos. Me imagino que nos permitimos el lujo de ignorarlo porque no lo pagamos directamente, lo paga nuestra institución. JET y JPubE son las revistas top en su área (disclaimer: he publicado en ambas) y los retornos a publicar en ellas son muy elevadas. Cómo respondo en más detalle a Anxo a continuación, no creo que la solución sea acabar con el valor certificador de las revistas, no sería muy "económico" tener que evaluar repetidamente la calidad de cada artículo. Es útil disponer de la señal proporcionada por editores y evaluadores expertos en el área. Pero quizás como profesión deberíamos reconsiderar si queremos seguir colaborando con las revistas que cobran precios "abusivos" a nuestras universidades.

  • Siendo los resultados de investigación básica no patentable bienes públicos, las revistas deberían ser financiadas por los estados, y que toda la sociedad se beneficie de ellos.

    • ¿La ciudadanía de qué Estados se beneficia? ¿Y de cuáles no? Para eso que lo financie un Estado mundial ¿la ONU?

  • No soy académico pero no entiendo porque las "universidades publicas" de todo el mundo no tiene sus propias revistas con su propios evaluadores (que no serian otros que los mismos docentes que investigan y dan clase en la universidad):

    - Los que investigáis en la universidad publicáis en la universidad ... y punto.
    - Los que evalúan y filtran los trabajos soy vosotros mismos (creo que estáis capacitados para ello).
    - Si queréis cobra, podéis cobrar a los que acceden de fuera... es decir, a curiosos que no pertenecen al mundo académico pero que tienen mucho interés por estar al día.
    - Y de paso, podéis publicar también trabajos de gente de fuera del mundo universitario porque .... sin duda... habrá mucha gente que tiene ideas, sobre todo en economía, que quiere dar a conocer.

    De hecho, ya hacéis un proceso de valoración cuando dirigís las tesis doctorales y los máster ...etc.

    (Lo que no podéis permitir es que nadie sepa, quién ni que criterios se utilizan para valorar los trabajos de la gente. Eso es como si los nombres del Tribunal Superior de Justicia fueran secretos. No se puede consentir que el premio Nobel de Economía lo decidan gente cuyos nombres sabremos dentro de 50 años).

    • Gracias por el comentario Pedro! Hay bastantes revistas que pertenecen a universidades. Por ejemplo el Quarterly Journal of Economics (QJE), probablemente la revista más prestigiosa, pertenece a Harvard. Este tipo de revistas, como no pertenecen a editoriales, suele ser baratas (la subscripción institucional para el QJE cuesta €677).

      El tema del secretismo es más complejo. Cuando un artículo es rechazado, los autores reciben informes del editor (cuya identidad es pública) y de varios evaluadores anónimos donde se motiva porque se rechaza el artículo. El anonimato de los evaluadores es útil porque permite que se expresen con más libertad. Sino el riesgo es que no se atrevan a ser duros, para evitar una posible reciprocidad negativa en el futuro cuando el autor sea su evaluador.

      Por cierto, el comité del premio nobel de Economía lo puedes encontrar aquí: https://en.wikipedia.org/wiki/Committee_for_the_Prize_in_Economic_Sciences_in_Memory_of_Alfred_Nobel

      • Creo que el problema de fondo que planteas es la revisión y filtraje de los trabajos que se publican:

        1) Cuatro o cinco revistas en todo el mundo, revisadas y filtradas por grupos de docentes seleccionados en las universidades públicas del mundo, harían su trabajo mucho mejor que las "top 5".

        2) Las universidades privadas tienen ideología y tienen intereses privados que defender. De una universidad pública es muy difícil que te hechen o que limiten tu libertad, sin embargo de una privada te hechen en cuanto quiera.

        3) Que una organización sea sin ánimo de lucro no dice nada. Harvard mueve cerca de 10.000 millones de presupuesto y tiene una ideología y defiende una ideología. No es buena idea que ellos filtren los trabajos de economía.

        No me has dicho los nombres de las personas que han concedido el Premio Nobel este año, Manuel.

      • Para encontrar Tribunales Secretos en donde se evaluan las ideas y creencias de las personas hay que remontarse a los Tribunales de la Santa Inquisición en la Edad no tan Media o ciertos países que todavía existen.

        Creo que un Tribunal Evaluador no puede ir con la cara tapada.

        Un cordial saludo.

  • Hola,
    Los lectores ya hemos pagado, via impuestos. La inmensa mayoria de la actividad científica se realiza gracias a los fondos públicos. No creo que diga nada nuevo.

    • Raul,

      Gracias por el comentario. Totalmente de acuerdo, al final el pago acabará recayendo en los contribuyentes, independientemente de que paguemos las revistas con los fondos de las bibliotecas universitarias o paguemos la publicación de nuestros artículos con nuestros fondos de investigación. Pero aún así, la pregunta sigue siendo relevante, como podemos conseguir que el coste sea lo menor posible?

  • Respecto a la investigación realizada en Universidades (u otros Centros) Públicos (presupuestariamente públicos): ¿de verdad son necesarias las revistas al uso? ¿Cómo se evalúa la calidad de otros servicios y funcionarios públicos? ¿Podría copiarse o inspirarse a partir de otros?
    Al final una Universidad puede (hipotéticamente y llevado al extremo) llenar el contenido de un ejemplar entero de una revista ... y luego tener que pagar para acceder a él.
    El sistema espero que sea mejorable... a día de hoy parece más lucrativo ser dueño (aún si es parcial con más accionistas) de una revista que publicante en ella...

  • Manuel, su post y los comentarios advierten de nuestra ignorancia sobre la organización de la investigación científica (aprovecho el título del libro de Gordon Tullock publicado en 1966; leer https://oll.libertyfund.org/pages/tullock-and-scientific-inquiry ).

    He buscado un “modelo histórico” para comparar la historia de la organización de las ciencias sociales. Quizás la historia del fútbol ayude. Primero el fútbol fue amateur y los jugadores vivían de otros trabajos. La “clientela” pagaba centavos por ver partidos entre equipos con jugadores que se habían entrenado poco y mal. Luego vino la profesionalización “local/regional/nacional” donde un número creciente de jugadores pasó a vivir solo del fútbol y sus entrenamientos requirieron mucho “protocolo”. Y por último, gracias a la tecnología, llegó la profesionalización global, y los entrenamientos se volvieron tan exigentes que incluso se desarrollaron actividades auxiliares importantes. Hoy, todos los jugadores son profesionales y las diferencias de ingreso entre ellos aumentaron mucho: hay jugadores célebres y el resto. Algo que había sido un “club” a la Jim Buchanan (jugadores/consumidores se asociaban para practicar/producir lo que les gustaba) se ha convertido en una gran empresa del espectáculo.

  • Llegué a UMinnesota en 1967, un momento de transición entre la etapa “amateur” en que para algunos la investigación era secundaria respecto a la docencia (la última “financiaba” a la primera) y para otros justificaba el sacrificio de ser docente. Los que no querían hacer investigación recurrían a la excusa de la docencia, algo que además estaba protegido por los incentivos de la organización universitaria, en algunos casos hasta el extremo que lo único que importaba a los gestores de la universidad era la docencia e ignoraban la investigación en ciencias sociales (además eran años en que se cuestionaba la coexistencia de humanidades y ciencias sociales). En ese tiempo la investigación estaba financiada por la docencia y las publicaciones tenían como “clientela” principal y a veces única a otros investigadores.

    En los últimos 50 años hemos visto el fin de la etapa “amateur” (algunos alegan que el análisis de Tullock reflejó esa etapa) y el avance rápido hacia la ciencia como “espectáculo”. Quizás la explosión del cuento de la “sociedad del conocimiento” ayudo a crear una “clientela” para la ciencia, y nuevas oportunidades de ingreso para los investigadores, apartándolos de la docencia. Si así fuera, esa explosión sería la causa del “científico mediático” y de las crecientes ventas de cualquier documento que pase por científico (aunque muchos investigadores dirán ese no es mi caso, como lo dicen “el resto de los futbolistas").

  • Estimado colega,

    Ciertamente que el cambio de modelo en el pago de las revistas científicas es una cuestión del máximo interés y que está cambiando el modelo de negocio en este sector. Con la profesora Rosa Nonell (Univ. Barcelona) escribimos un artículo que se refiere a estas cuestiones desde un punto de vista económico y que creo que puede ser de utilidad para complementar su aportación.
    Abadal, Ernest; Nonell, Rosa (2019). “Economía y acceso abierto: ¿es necesario regular el sector de la edición científica?”. Anuario ThinkEPI, v. 13, e13e02.
    https://doi.org/10.3145/thinkepi.2019.e13e02

    Por otro lado, también aporto otra referencia que analiza con detalle el impacto y las implicaciones del plan S.
    Abadal, E., López-Borrull, A., Ollé-Castellà, C., y Garcia-Grimau, F. (2019). El plan S para acelerar el acceso abierto:contexto, retos y debate generado. Hipertext.net, (19), 75-83. DOI:10.31009/hipertext.net.2019.i19.06

    Saludos cordiales,

    • Benvolgut Ernest,

      Muchísimas gracias por las referencias, muy oportunas!

  • Las editoriales no les pagan ni a los autores ni a los editores. ¿Entonces en qué gastan el dinero que cobran a los lectores?

    • Hay ciertos gastos editoriales, tanto para la versión online como la impresión de los ejemplares. Por ejemplo, si buscas una editorial que te publique un journal online con cuatro números anuales y unos 20-30 artículos creo que será difícil conseguirlo por menos de 20k.
      Pero por supuesto, en el caso de los journals cuyos propietarios son editoriales con ánimo de lucro sus ingresos son muy superiores, y gran parte van a beneficios (ejemplo de Elsevier).

      • Manuel, si Elsevier y otras editoriales ganan mucho publicando papers de otros es porque los otros no quieren circular sus papers gratuitamente, algo que hoy es factible. La pregunta relevante sigue siendo por qué estos investigadores publican en esas editoriales y no lo hacen gratis. Recordemos que estos investigadores cobran buenos sueldos por investigar Y PUBLICAR porque de lo contrario nadie pondría un euro en investigación.

        La respuesta hay que buscarla en los incentivos perversos de las carreras de los investigadores/funcionarios.

        • Gracias por el comentario Enrique. De hecho todos hacemos circular nuestros artículos libremente, en nuestras páginas web, SSRN, arXiv...Pero además los queremos publicar en una buena revista por su función de "certificación" de calidad.
          No sé si parte del problema es, además de la falta de incentivos (paga la biblioteca de la universidad, no nosotros), la falta de información acerca de la naturaleza de cada revista (ánimo de lucro vs no ánimo de lucro). La misma editorial (e.g. Elsevier, Springer) publica algunas revistas que pertenecen a asociaciones (que fijan el precio, normalmente razonable) y al mismo publican otras revistas propias que es donde aprovechan para cobrar lo máximo posible. Sospecho que si hicieramos una encuesta entre los economistas muy pocos sabrían cuales son las revistas con ánimo de lucro, a pesar de que cobran 10 veces más a las bibliotecas.

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