¿Por qué es más razonable invocar el sacrificio fiscal que la presión fiscal si se desean impuestos progresivos?

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Por José Félix Sanz y Desiderio Romero

Hace algunos días, Antonio Cabrales y Cesar Pérez (en adelante C&P) escribieron un interesante post en donde valoraban el sacrificio fiscal como una medida inadecuada, especialmente si se era propenso a los impuestos bajos. Para ello, realizaron un ejercicio aplicado en donde parecía evidenciarse que el concepto de sacrificio fiscal asume una progresividad mayor a la existente en el IRPF español. Nuestro propósito aquí es matizar algunas de sus consideraciones y corregir otras. Asimismo, también mostramos que el argumentario que C&P aplican al sacrificio fiscal puede utilizarse, con mucha más razón, al concepto de presión fiscal, medida habitualmente utilizada por quienes abanderan aumentos de impuestos.

En primer lugar, es necesario aclarar que aunque popularmente esfuerzo fiscal y sacrificio fiscal se utilizan como acepciones equivalentes, son en realidad dos conceptos distintos. La literatura hacendística define esfuerzo fiscal como el cociente entre recaudación real y recaudación potencial mientras que el sacrificio fiscal es la proporción de la presión fiscal respecto de la renta per cápita. Para evitar equívocos, en este post nos referiremos siempre a sacrificio fiscal.

C&P al considerar inconsistente utilizar el sacrificio fiscal si se es propenso a impuestos bajos, dan a entender que nivel de imposición y progresividad deben ser magnitudes positivamente correlacionadas. Por tanto, según su criterio, nadie proclive a impuestos bajos debería utilizar el sacrificio fiscal, ya que su definición asume una progresividad mayor a la realmente existente. Esta identificación entre progresividad y nivel de imposición es equívoca puesto que la progresividad de un impuesto no la determina el nivel de tipos medios sino la desproporción relativa con que se distribuyen las cuotas pagadas respecto a la renta antes de impuestos. Esto implica que podemos encontrarnos con impuestos muy progresivos que exigen tipos medios bajos y, viceversa, impuestos poco progresivos con tipos medios altos. Kakwani (1976, 1977) resolvió esta dicotomía distinguiendo entre progresividad y poder redistributivo de un impuesto.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los conceptos e instrumentos económicos son hijos de su tiempo. Con la “tecnología” disponible a mediados del siglo pasado Henry Frank (1959) y Richard Bird (1964) propusieron la noción de sacrificio fiscal para llamar la atención sobre un hecho incuestionable: dos jurisdicciones fiscales con la misma presión fiscal soportarán sacrificios fiscales distintos si su renta per cápita es desigual. No obstante, debe tenerse en cuenta que al tratarse de medidas agregadas, ni la presión fiscal ni el sacrificio fiscal informan de cómo se distribuye la carga fiscal individualmente entre los contribuyentes. El sacrifico fiscal simplemente sugiere que cuando comparamos la carga fiscal de agregados poblacionales, como países o regiones, no sólo es necesario conocer sus niveles de presión fiscal (recaudación sobre PIB) sino que también es informativo conocer sus capacidades económicas relativas (PIB per cápita). Esta información adicional permite aproximar, aunque sea  de manera agregada, el sacrificio fiscal exigido por unidad de renta producida en cada una de las jurisdicciones fiscales analizadas. Es decir, el concepto agregado de presión fiscal gana transparencia si se acompaña además de una medida agregada de sacrificio fiscal. Ni más ni menos.

Para constatar que el sacrificio fiscal asume una progresividad superior a la que presenta el IRPF español, C&P, a partir de los microdatos de IRPF de 2018, realizan una estimación de un modelo no lineal potencial, tme = aYb obteniendo el siguiente ajuste:

tme = 1,659 Y0,486

la estimación de b sugiere que la progresividad media de la tarifa del IRPF (b=0,486) es inferior a la progresividad implícita asociada a la noción de sacrificio fiscal (b = 1). La fuerza argumental de C&P se fundamenta precisamente en el valor de este parámetro, que define la relación entre tipo medio y renta. Su significado, no obstante, requiere de algunas aclaraciones que pasamos a comentar:

Este parámetro, b, es la elasticidad del tipo medio respecto a la renta que mide (localmente) la progresividad de la estructura impositiva a partir de la progresión del tipo medio –Pigou (1928); Musgrave y Thin (1948). Dada la forma funcional estimada, la función impositiva subyacente es T = aY(1+b) mientras que la carga marginal es tmg = a(1+b)Yb . Si a > 0 entonces para que el impuesto sea progresivo basta con que b>0, lo que asegura la convexidad de la función impositiva y la monotonicidad creciente de la función de tipos medios.

- Según C&P, para poder utilizar la medida de sacrificio fiscal de un modo coherente, b debería coincidir con (o superar) la unidad, pues ese es el valor que se asume implícitamente en la definición de sacrificio fiscal. Pero, ¿es posible que un impuesto, y en particular un impuesto sobre la renta, se caracterice por un b > =1? La respuesta es negativa, pues b mayor o igual a uno indicaría que la función de tipos medios o es líneal (b=1) o convexa (b>1). Sin embargo, ni la linealidad ni la convexidad de la función de los tipos medios son perfiles posibles para impuestos en los que la carga fiscal marginal tenga un techo máximo, como ocurre en el IRPF. Por ello, se debería haber tenido en cuenta que el tipo marginal máximo de las tarifas de los impuestos sobre la renta son asíntota de la función de tipos medios. Y, por tanto, por imperativo matemático, la función de tipos medios de un impuesto progresivo necesariamente estará acotada en el rango 0<b<1, que son los valores de b que aseguran simultáneamente la progresividad y la necesaria concavidad de la función de tipos medios. Este comportamiento asintótico entre el tipo marginal máximo y la función de tipos medios hace que la progresividad, basada en la progresión del tipo medio, decrezca inevitablemente con el nivel de renta. Por ello, es imposible encontrar un IRPF en el mundo para el que b sea mayor o igual a la unidad.

- Ante la imposibilidad de que b>=1 ¿es razonable utilizar el sacrificio fiscal como un indicador impositivo más? Nosotros creemos que sí, puesto que el sesgo implícito que sugieren C&P es un sesgo universal. Es decir, se produce para todos los sistemas fiscales (impuestos) para los que se calcule el sacrificio fiscal. Si como parece sugerirse, el sacrificio fiscal debiera medirse por Eb = PF/Yb en lugar de por E1 = PF/Y, entonces en todas las jurisdicciones fiscales se cumpliría que E1<Eb, dado que 0<b<1. Es más, si dos países, A y B, con la misma renta y presión fiscal pero con distinta progresividad, bA>bB , comparasen sus niveles de sacrificio fiscal a partir de Eb = PF/Yb, se cumpliría que EA<EB. Es decir, el país con mayor progresividad sería el que menos sacrificio fiscal realizaría puesto que dE/db < 0. Esto significa que utilizar Eb en lugar de E1 produciría un sesgo en contra de las jurisdicciones fiscales con impuestos más progresivos, lo que quebrantaría la propia motivación del post de Antonio Cabrales y Cesar Pérez. Es evidente, por tanto, que la medida tradicional de sacrificio fiscal, E1, presenta menos prejuicios contra la progresividad que la medida de sacrificio fiscal ajustada a la verdadera progresividad del impuesto (Eb) cuando se hacen comparaciones de sacrificio fiscal entre jurisdicciones.

- Por otro lado, b mide la media de la elasticidad del tipo medio respecto de la renta. Por tanto, esconde la dispersión de la progresividad interna del impuesto. Esta consideración es importante porque implica que en un hipotético caso en el que dos países obtuviesen una estimación de b muy parecida, la progresividad de ambos impuestos podría ser intrínsecamente muy desigual.

- Asimismo, b es una medida de progresividad local. Para medir la progresividad efectiva es necesario tener en cuenta la distribución completa de la renta y de las cuotas pagadas por todos y cada uno de los contribuyentes. La progresividad efectiva se determina por la distancia entre la curva de concentración de las cuotas y la curva de Lorenz de la renta antes de impuestos. Esto significa que valores de b semejantes podrían esconder niveles de progresividad efectiva muy distintos, o valores de b muy distintos ocultar niveles de progresividad efectiva relativamente parecidos.

- Por otro lado, se obvia que un impuesto es algo más que la aplicación de una tarifa. La carga fiscal del IRPF se gradúa también a través de la definición legal de la base liquidable y del tratamiento dispensado en la cuota. Por ello, no podemos hablar de un solo concepto de renta o de un solo concepto de  cuota y, por tanto, es evidente que existe más de una noción de tipo medio. Si ajustamos el modelo sugerido por C&P a diferentes nociones de tipo medio y renta obtendremos valores estimados distintos de b. A título ilustrativo, la Tabla 1 recoge la estimación del modelo por mínimos cuadrados no lineales utilizando el método iterativo descrito en Davidson and MacKinnon (2004, capítulo 6). Como puede verse, b está fuertemente condicionado por las nociones de tipo medio y renta que consideremos así como por el rango de renta en el que se estime el modelo, lo que resalta la localidad de la medida.

Fuente: cálculos propios base de microdatos de declaraciones de renta 2018

- Finalmente, el razonamiento que utilizan los autores para valorar el índice de sacrificio fiscal, es igualmente válido para examinar la noción de presión fiscal que, a diferencia del sacrificio fiscal, suele ser defendida por aquellos que desean impuestos altos. La presión fiscal (PF) asume implícitamente que la cuota del impuesto crece linealmente con la renta, es decir: T=PF*Y. Sin embargo, si ajustamos a la muestra de 2018 la relación entre cuotas y niveles de renta por un modelo flexible potencial no lineal como el sugerido por los autores, i.e. T= αYc, el ajuste que obtenemos es:

T=9,52*Y1,06857

Es decir, mientras la definición de presión fiscal asume una estructura fiscal proporcional (c=1), los datos reales arrojan, por tratarse de un impuesto progresivo, un valor de progresión de la carga (c) mayor a la unidad. En otras palabras, el sesgo implícito en la definición de la presión fiscal es más grave que el sesgo sugerido para la definición del sacrificio fiscal. Mientras la noción de presión fiscal implica proporcionalidad el sesgo en la medida de sacrificio fiscal solo discrepa en el grado de progresividad pero asume progresividad.

En conclusión, los índices agregados de presión y sacrificio fiscal, meritorios en su momento, deben ser utilizados con cautela. Esta recomendación aplica al sacrificio fiscal pero más, si cabe, al índice de presión fiscal, ya que este se ha convertido inmerecidamente en el elemento esencial, casi único, sobre la que descansa la actual discusión de la reforma impositiva. El análisis riguroso de la política fiscal exige el uso de técnicas estadísticas, econométricas y de modelización matemática mucho más elaboradas que un simple cociente de dos macromagnitudes. No obstante, mientras se siga hablando de presión fiscal no hay motivo para relegar al sacrificio fiscal del debate.

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  • Tengo que reconocer que esta entrada me obliga a modificar mi anterior punto de vista. No voy a subir al índice de Frank a los altares pero sí lo voy a equilibrar con el de presión fiscal, al que le reconocía una cierta superioridad sobre el primero.

    Ambos presentan notables limitaciones, por su diseño y en su interpretación. Ocultan información sobre el impacto de la distribución de la renta en la progresividad total, sobre no linealidades en las funciones impositivas, sobre tratamientos diferenciales según fuentes de renta, sobre cotas superiores que funcionan como asíntotas, con los problemas conceptuales que eso conlleva, etc. Vamos, que son un compendio de virtudes.

    Creo que tanto uno como otra deberían “deflactarse” en el debate técnico y tratarlos como primera aproximación, intuiciones que pueden ser engañosas, etc.

    • Gracias Diego. Efectivamente comparto plenamente tu visión. Lo sorprendente es que con la gran cantidad de aparato analítico de que disponemos, el debate impositivo se cimente en medidas agregadas, hijas de otro tiempo. La única explicación posible del desmesurado protagonismo del índice de presión fiscal es su simplicidad de cómputo y lo económico que supone recabar los inputs necesarios para su cálculo (recaudación y PIB). De ahí su popularidad. Pero popularidad no es sinónimo de rigor. Aunque el sacrificio fiscal comparte muchas de las debilidades de la presión fiscal, en el margen es más informativo que la presión fiscal. Por ello, si en el debate se puede hablar de presión fiscal sin rubor, con más razón se podrá seguir hablando de sacrificio fiscal. Definitivamente, desde mi punto de vista, el debate profesional debería estar en otros lares (análisis de eficiencia, distributivo y recaudatorio) utilizando el amplio instrumental analítico de que disponemos y la riqueza de los microdatos actualmente disponibles.

  • Creo que el post no acaba de responder al anterior, de AC y CP.

    Con todo el respeto, me parece que los autores, al igual que hacían en su post de FUNCAS (2020), utilizan un argumento -tampoco la medida de presión fiscal es seria- que es también útil para desviar la atención. No es nuevo, lo hizo en su momento la industria del tabaco y se explica muy bien en este artículo: https://www.ft.com/content/eef2e2f8-0383-11e7-ace0-1ce02ef0def9.

    Pero, sobre todo, la mejor literatura hace años que ha descartado este índice de esfuerzo, por no ser útil, ni muy sólido. De hecho, me llama mucho la atención que los autores citen solo el trabajo de Richard Bird de 1964, cunado solo un año después el propio autor matiza su índice (vid misma revista (National Tax Journal), en 1965, y en respuesta a otro de Henry Aaron que también cuestiona la utilidad del índice). Por citar algo más, hay otro artículo en Hacienda Pública Española (n. 13/1971) de Victorio Valle Sánchez, que también, con repaso de la mejor doctrina, demuestra su escasa utilidad para medir nada.

    Es decir, el tema está superado, desde hace ya. El índice no tiene utilidad, aunque ya ha salido en todos los medios como si la tuviera.

    Me temo que en el debate (sic) de política tributaria estamos ante un momento vacunas y autismo. Las vacunas no causan autismo, pero hubo que responder a ello, con altísimo coste de oportunidad. Es decir, dedicando tiempo de científicos que podrían haber empleado en descubrir nuevas vacunas.

    • Estimada VR, si te lees con detenimiento y atención el post te darás cuenta que efectivamente hacemos una valoración crítica a los argumentos de C&P. Aparte de otras consideraciones, se confirma que para hacer comparaciones interjurisdiccionales la medida Eb es inferior a la genuina medida de sacrificio fiscal, E1. Entre otras razones, porque al utilizar Eb en lugar de E1 produciría un sesgo en contra de las jurisdicciones fiscales con impuestos más progresivos, lo que quebrantaría la propia motivación del post de Antonio Cabrales y Cesar Pérez. Además, utilizando el argumentario de C&P, se demuestra que la presión fiscal asume implícitamente la proporcionalidad. Por tanto, mientras la presión fiscal asume la proporcionalidad impositiva en su definición, el sacrificio fiscal, en cambio, respeta el principio de progresividad.

  • Por otro lado, contrariamente a tu visión de que el tema está cerrado, la mía es otra. En el debate intelectual, nunca se puede decir que “los temas” están superados como comentas. Y, desde luego, el uso de indicadores fiscales agregados no está superado en el debate público. Me sorprende que desde 1959, fecha en el que se escribió la primera referencia al sacrificio fiscal, sólo menciones explícitamente dos referencias que supuestamente rebatan al sacrificio fiscal, una de 1965 en el National Tax Journal y otra de 1971, en Hacienda Pública Española. Sería interesante que añadieses más a la lista y que fuesen más recientes. Desafortunadamente para ti, debo decirte que las dos referencias que aportas no dicen lo que dices que dicen. Una de ellas, la primera, incluso dice lo contrario de lo que comentas. Respecto a la primera, lo que verdaderamente hace Bird es ratificar su índice como más robusto que el de presión fiscal. Mira en la página 318 del artículo, al final del comentario de Bird a Aaron, Bird dice textualmente:

    “…Aaron criticizes me for overweighting per capita income: is the reader to infer that is better to give no weight to his component?......So long as people insist on using such a measure (the ratio of government revenue to gross national product), I would contend that my version (tax sacrifice) is less misleading than the mere raking of countries by the proportion taxes bear to some national income aggregate”

  • Es decir, siento desilusionarte, pero Bird, en su comentario a Aaron, confirma la superioridad del sacrificio fiscal sobre el de presión fiscal. Respecto al artículo de Victorio Valle, de título “Los modelos de esfuerzo fiscal y el esfuerzo fiscal en España”, que se publicó en HPE en 1971, lo que hace el autor es un recorrido por los distintos indicadores fiscales pero no denigra ninguno. Lo deja claro en la sección de conclusiones:
    “…El contenido de este artículo sólo pretende, finalmente, suscitar en el lector un tema de reflexión que haga adoptar sus propias posiciones respecto a un tema importante, tanto de cara a nuestra economía interna como frente a nuestro proceso de acercamiento a otras áreas económicas más amplias..”

  • Sería útil conocer algún modelo teórico que sustente la noción de que al dividir el cociente entre la recaudación sobre el PIB por la renta per cápita se obtenga algún parámetro interpretable. Por ejemplo, ¿hay algún modelo que prediga que esa magnitud se relaciona con la distribución del bienestar de los consumidores, con cambios de su comportamiento ante cambios de los impuestos o con la desigualdad en los ingresos pre- o después de impuestos?

  • - Mientras la presión fiscal es un parámetro adimensional, no tiene unidades, el sacrificio fiscal si las tiene (personas/euro). Esto significa que la interpretación del sacrificio fiscal exige ser valorada en términos de sus unidades. Precisamente, esta es una de las fortalezas del sacrificio fiscal frente a la presión fiscal. La presión fiscal es una simple proporción (adimensional), en la que no influye el tamaño de la población que ha generado la recaudación y la renta del país o región analizados. En cambio, el sacrificio fiscal incorpora en el análisis el tamaño de la población comprometida en la generación tanto de la renta como de los impuestos pagados. Por eso, una misma presión fiscal generada por dos sociedades que difieran en tamaño poblacional y/o renta tendrán sacrificios fiscales diferentes. En este sentido, el sacrificio fiscal puede interpretarse como la proporción de la renta per capita que absorbe el sistema fiscal para la presión fiscal soportada.

  • En realidad, EV, ni la presión fiscal ni el sacrificio fiscal pueden ser interpretados en términos de bienestar porque no informan ni sobre el impacto de eficiencia de los impuestos ni de cómo se distribuyen entre los contribuyentes. Por eso, ahora que existen microdatos disponibles estas medidas agregadas deberían desaparecer del centro del debate serio de la política fiscal. ¿Por qué? porque gracias a los microdatos y la información desagregada disponible se pueden computar los tipos medios y marginales individuales, que son las medidas genuinas de presión y sacrificio que soporta el contribuyente. Estas medidas individuales, permiten cuantificar no solo el nivel impositivo agregado sino también su distribución entre la población y evaluar tanto el impacto del impuesto sobre la eficiencia como en la equidad. Por eso sorprende que se dedique tanto esfuerzo a discutir medidas agregadas cuando hay todo un arsenal de instrumentos de medida microeconómica mucho más robustos y solventes.

    • Muchas gracias por su amable respuesta. Pero entonces no acabo de entender en qué medida el contenido del post responde a la pregunta planteada en el titulo.

      Si el.concepto de sacrificio fiscal no tiene base teorica no es transparente que dividir una ratio por la renta per capita ayude a entender la progresividad

      En economia se usan muchas ratios mas alla de la recaudacion sobre pib ( deuda sobre pib, gasto publico o privado sobre pib, inversion sobre pib). No acabo de entender porqué el caso particular de la recaudacion sea preciso normalizar ppr la renta per capita - que, entiendo, era el objetivo del post.

      Muchas gracias en cualquier caso

  • Estimado EV, gracias por el interés mostrado. Le intentaré responder a todas sus preguntas a continuación.
    (primera)
    En primer lugar, en el post de C&P se intenta evidenciar que el índice de sacrificio fiscal tradicional (E1) asume implícitamente una progresividad superior a la que tiene el IRPF español. Por ello, parecen sugerir (aunque no lo dicen explícitamente) que la medida de sacrificio alternativa, Eb, sería más oportuna. Por el contrario, nosotros, siguiendo su mismo hilo argumental, concluimos (entre otras cosas) en que:
    1.- No existe ningún impuesto marginalmente acotado, como el IRPF, para que la progresividad medida por b (elasticidad del tipo medio a la renta) iguale la unidad. Por tanto, utilizar E1 generará un sesgo universal: se producirá para todos los sistemas fiscales para los que se calcule el sacrificio fiscal.

    2.- Por otro lado, si se hiciesen comparaciones de sacrificio entre jurisdicciones a través de Eb en lugar de E1, se llegaría a una contradicción de su propio argumentario: el país con mayor progresividad sería el que menos sacrificio fiscal realizaría.

  • 3.- Finalmente, se evidencia que si viramos la vista a la presión fiscal (medida preferida por los amantes de las subidas impositivas), resulta que este popular indicador, elevado a los altares en la actual discusión impositiva, asume intrínsicamente la proporcionalidad. Moraleja: si se defiende la progresividad indiscutiblemente su indicador preferente debe ser el sacrificio fiscal y no la presión fiscal, que simplemente la niega.

    (segunda)

    Comparto con usted la observación de que es difícil ver progresividad en una medida que consiste en dividir un ratio por una renta per capita. Pero como digo a mis alumnos, en cualquier modelización económica existen supuestos implícitos que tenéis que tener claros antes de utilizar el modelo consistentemente. Su pregunta encaja perfectamente en esa filosofía. La medida de sacrificio fiscal tradicional (E1) asume una elasticidad del tipo medio a la renta igual a la unidad, lo que implica que la función de tipos medios es una línea recta. Es decir, los tipos medios crecen en la misma proporción para todos los niveles de renta. Si todos los individuos tiene la renta per cápita, significa que todos tienen la misma renta: i.e. la renta media. Por ello, dado que E1 asume una distribución igualitaria de la renta, el hecho de que b=1 está indicando que la carga fiscal, bajo el supuesto de equidistribución, genera una carga impositiva que respeta la progresividad bajo los supuestos del modelo.

  • Precisamente, es por este motivo, que estas medidas agregadas, sacrificio fiscal y presión fiscal, deberían utilizarse sólo en un primer estadio exploratorio para luego hacer los estudios serios y robustos. Lo que no tiene ni pies ni cabeza es que una reforma fiscal giré en torno a estos indicadores.

    (tercera)

    Pese a todo lo anterior, mi opinión es que si, por unas razones o por otras, sigue existiendo la obstinación de utilizar la presión fiscal como protagonista del debate de la reforma fiscal, el sacrificio fiscal es un indicador que, en el margen, es superior al de presión fiscal. ¿Por qué? porque y al incorporar la renta per cápita en la ecuación añade algunas sutilezas al análisis que el índice de presión fiscal obvia. Como no quiero extenderme más, le pondré un ejemplo numérico para mostrarle algunas de esas sutilezas. Imagínese un país A en el año t con 200 habitantes y un PIB de 1000 um, que paga anualmente 450 um en impuestos. Por tanto, PF(t)=0.45, S(t)=0.09. Al año siguiente el PIB nacional se incrementa un 10% (1100 um) pero las autoridades mantiene la presión fiscal. Entonces, PF(t+1)=0.45, S(t+1)=0.082. Ahora imagínese que en t+1 el PIB se mantuvo inalterado igual que la PF pero, por efecto de una pandemia, la población cae un 5%. Por tanto, PF(t+1)=0.45, S(t+1)=0.0855.
    ¿Qué medida cree usted que recoge el esfuerzo económico de esa sociedad para pagar impuestos, la presión fiscal o el sacrificio fiscal? Yo lo tengo claro.

    • A mí me parece que la presión fiscal es un indicador que, con todos sus problemas, es útil. Creo por el contrario que lo que llama sacrificio fiscal (el esfuerzo fiscal en la entrada de Cabrales), está expuesto a no pocos problemas. Yo diría que más graves que la propia presión fiscal. José Luis Ferreira en el enlace que proporciona Cabrales, pone el siguiente ejemplo: imagine que con una renta de 100 se paga el 60% en impuestos, con lo que el sacrificio fiscal es 0.6. Ahora supongamos que la renta pasa a 200 y se paga el 100%. El sacrificio fiscal es de 0.5, lo que significa que pagar todo lo que ganas ¡implica un sacrificio menor que pagar solo el 60%!

      • Estimado Arnaldo, comprendo que la facilidad con que puede interpretarse un porcentaje le seduzca, pero no se deje engañar por las apariencias. Ambas medias (PF y SF) son medidas agregadas y por tanto con una carga informativa relativamente pequeña. Su uso debería relegarse, en el mejor de los casos, a los estadios iniciales de la exploración impositiva para sustituirlos cuanto antes por instrumentos de análisis económico genuinos y robustos. Pero insisto, en el margen, el SF es más informativo que la PF. Se quiera reconocer o no, el SF además de informar intrínsecamente del porcentaje que los impuestos absorben de la capacidad productiva de un país, también da cuenta de la capacidad económica media de dicha jurisdicción (i.e. producción per cápita). No obstante, debe quedar claro que PF y SF miden magnitudes diferentes:
        a.- PF= Magnitud escalar adimensional que mide la proporción de la producción absorbida por el sistema fiscal.
        b.- SF= Magnitud escalar, de dimensión personas*(euros)^-1, que mide el esfuerzo (colectivo) que supone una determinada presión fiscal dada una renta per cápita dada. Es decir, su interpretación debe hacerse en relación a sus unidades.

      • Por ello, el ejemplo que me comenta de Ferreira, por contrario-intuitivo que le parezca, tiene todo el sentido económico y matemático. Asumiendo los datos que plantea, le comento:
        1.- En vez de hablar de renta es mejor que hablemos de PIB, si no se corre el riesgo de pensar en contribuyentes individuales en lugar de jurisdicciones fiscales. Este es un error muy común, pero no hay que olvidar que ambas son medidas globales, cuyo objetivo es comparar agregados poblacionales (países o regiones).
        2.- Teniendo en cuenta 1, el ejemplo numérico propuesto es bastante desafortunado. Con los datos que me plantea se trata de un país formado por un solo individuo ya que si SF=0.6 entonces Población=1. Por tanto, para que hablar de medidas agregadas, calculemos directamente el índice genuino de sacrificio fiscal individual: el tipo medio efectivo. Efectivamente este sufrido contribuyente tiene la desgracia de residir en un país cuyos gobernantes cuando pasas de ganar 100 um a 200 um te confiscan la renta. Es decir, el sacrificio fiscal individual de este contribuyente pasa de un tipo medio del 60% a un tipo medio del 100%. Nada que objetar, en esta sociedad unipersonal el tipo medio efectivo mide el sacrificio medio soportado. Para calcular el sacrificio marginal de esta sociedad unipersonal, tendríamos que calcular el tipo marginal devengado por su última unidad de renta, la que le permite pasar de 199 a 200 um. Pero para eso necesitaríamos más información sobre la estructura de tarifa.

      • 3.- Asumamos que el problema estuviese bien planteado. Para ello, Imaginemos que en vez de 1 individuo esta sociedad estuviese formada por 2 individuos. En ese caso, en el escenario de partida tendríamos PF1=0.6; PIBpc=50 y SF1=0.012 mientras que en el escenario 2 se caracterizaría por PF2=1; PIBpc=100 y SF2=0.01. Efectivamente, en esta sociedad pluripersonal se cumple que SF2<SF1, pero es consistente tanto matemáticamente como económicamente. ¿Por qué?
        la razón matemática reside en que el numerador está acotado entre (0,1) mientras que el denominador lo esta sólo inferiormente (0,infinito). Por tanto, una vez alcanzado el máximo del numerador (1), todo incremento del denominador necesariamente nos llevará a decrecimientos del sacrificio fiscal soportado por la sociedad. De hecho si observa, en el ejemplo de Ferreira, mientras el numerador (PF) crece un 66,6% el denominador (PIBpc) lo hace un 100%. Es decir, del escenario 1 al 2 la renta per capita crece 33,4 puntos porcentuales más que la presión fiscal. Por tanto, necesariamente el sacrificio fiscal en el escenario 2 tiene que ser inferior al del escenario 1, porque aunque en 2 se paga toda la renta, el sacrificio por unidad de PIB per capita es inferior. Es más, si en vez de duplicar el PIB per capita, este sólo hubiese subido hasta las 166,666 u.m se cumpliría que SF1=SF2. Por favor, compruébelo.

      • 4.- Por último, para cerrar mis respuestas me gustaría que me respondiese usted a una pregunta: Partiendo del escenario 1 (sociedad plurianual) ¿qué indicador elegiría usted para evaluar de forma robusta el impacto impositivo sobre la sociedad de un incremento poblacional de 100% si la presión fiscal no variase? Sin duda el sacrificio fiscal ¿Y si se duplicase la renta manteniendo la presión fiscal agregada? Sin duda el sacrificio fiscal. Es decir, la presión fiscal solo contabiliza recaudación pero obvia el impacto de las alteraciones en la capacidad económica de la sociedad.

        Espero que mis comentarios le hayan servido de algo. Saludos cordiales.

        • Son medidas groseras, pero válidas como primera aproximación como dice, por lo que tampoco veo la utilidad de fijarse en el margen. Más importante me parece que no conduzcan a conclusiones absurdas como puede suceder con el sacrificio fiscal, que más bien parece un índice construido ad hoc para evitar que se eleven los impuestos a los que más ganan con el argumento de que el esfuerzo fiscal ya es muy alto. Pensé que este concepto también valdría para individuos, pero no hay inconveniente en extenderlo a jurisdicciones fiscales como dice Vd. Por ejemplo, considere dos países con 100 habitantes. En el primero el PIB es 1000 y se recaudan 600 en impuestos: sacrificio fiscal = 0.06. En el segundo la renta es 2000 y se recaudan 1900 en impuestos: sacrificio fiscal = 0.047. Los del primer país se resistirán al aumento del aumento impositivo con el argumento de que el sacrificio fiscal ya es mucho mayor que en el segundo país (es lo que dicen algunos en España, donde se llega a hablar de impuestos confiscatorios). El índice tendrá todo el sentido matemático que Vd. quiera, pero como en este debate es tramposo a más no poder (esto era en parte lo que motivaba el post de Cabrales: los argumentos que se usan hoy en la prensa contra una posible subida de impuestos, para lo que desde algunos sectores se ha recuperado el desprestigiado índice de Frank). En fin, que a mi juicio lo que es desafortunado no es el ejemplo, sino el índice.
          Puede que funcione en situaciones donde PF no varía.

          • Estimado Arnaldo, justamente para esto sirve evaluar por separado presión fiscal y sacrificio fiscal. Mientras el primer indicador informa sobre la capacidad recaudatoria del sistema fiscal por unidad de PIB producida. El segundo, ilustra el “esfuerzo” fiscal que se le exige a esa sociedad teniendo en cuenta no sólo cuanto produce en términos absolutos, sino cuan productiva es esa sociedad produciendo (efecto productividad). Cuanto más productiva es una población menos sacrificio le supone pagar una unidad monetaria de impuestos. Eh ahí la ventaja marginal de cuantificar el sacrificio fiscal. Insisto, presión fiscal y sacrificio fiscal miden nociones distintas y, en consecuencia, conllevan a conclusiones diferentes. Presión fiscal es recaudación per capita (una media de lo que se recauda en términos de producción). Sacrificio fiscal es un indicador que mide la “exigencia” impuesta por el sistema fiscal en relación a la productividad de la población (PIB per capita).

          • El ejemplo que propone lo ilustra maravillosamente. El primer país recauda menos por unidad de PIB pero es más exigente con sus contribuyentes, porque aun teniendo la misma población esta es la mitad de productiva que la población del país 2. Por eso, es lógico que los habitantes del país 1 digan “oiga, no pretenda subirme los impuestos con la excusa que en el país 2 recaudan más por unidad de producción que nosotros, ellos pagan más impuestos porque son el doble de productivos que nosotros, mientras cada uno de nosotros somos solo capaces de producir 10 unidades de PIB ellos producen el doble (20)”. Es decir, los habitantes del país 2 tienen que sudar menos (menos sacrificio) para pagar el 95% de su PIB en impuestos que nosotros pagando el 60% de nuestro PIB”.

          • En consecuencia, los habitantes del país 1 se opondrán a la subida porque en términos medios su sistema fiscal es más exigente (demanda más sacrificios) con su capacidad de generar rentas que lo que es el sistema fiscal del país 2 con sus contribuyentes. ¿No le parece un razonamiento lógico? A mí me parece exquisitamente coherente. Y no olvide que para evaluar aspectos distributivos o asignativos hay que aplicar Economía seria, no estos índices agregados. De verdad, ¿es tan difícil entenderlo? Sinceramente, creo que no. Lo que ocurre es que la corrección política vigente, en relación a lo que debe ser una “buena praxis impositiva”, nubla el raciocinio. Hay que buscar “tres pies al gato” antes de aceptar cualquier razonamiento que vaya contra los principios de una fiscalidad alta y muy progresiva. De verdad, el debate sobre estos índices agregados nada informa sobre aspectos distributivos ni asignativos y, por tanto, nada dicen de cómo se distribuye la carga entre ricos y pobres. Gracias por el ejemplo que me ha suministrado, lo añadiré a mis argumentos en favor del sacrificio fiscal frente a la presión fiscal. Hablan de la fiscalidad que soportan las sociedades como conjunto, como unidad de análisis. Es decir, son como el telescopio que explora los planetas como unidad. Para evaluar que ocurre en los mismos hay que mandar misiones espaciales, traernos muestras y mirarlas por el microscopio. Hay que utilizar el microscopio y relativizar estas medidas agregadas.

  • José Félix Un numerador porcentaje y un denominador absoluto: en una comparación de agregados territoriales no debiera el segundo definirse en capacidades de compra? Los residuos fiscales tras pago de impuestos/ suvenciones es lo que marca el sacrificio (por lo que resta en términos de capacitat adquisitiva). En todo caso, gracias por hacernos pensar, profundizar, etc.

  • Querido Guillem, lo que planteas supondría un refinamiento del indicador de sacrificio fi8scal razonable desde un punto de vista económico, sobre todo si se hacen comparaciones internacionales o incluso interregionales. Sin embargo, desde un punto de vista operativo creo que no tendría mucho efecto en los rankings resultantes (es mi opinión, no lo he contrastado). Por cierto, ya que eres un experto en Economía de la Salud, cuando he visto tu comentario me ha venido a la mente una similitud con un concepto que conoces bien y que si lo consideras oportuno podríamos comentarlo más personalmente. ¿No crees que la noción de sacrificio fiscal se da “un aire” al Qualy?, tan popular en Economía de la Salud. Un abrazo.

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