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¿Por qué algunos hombres maltratan a sus mujeres? Los orígenes históricos de la violencia doméstica

Por Ana Tur Prats

picture La violencia de género es una de las formas más tristes de interacción humana. Por desgracia, nuestro conocimiento de sus causas fundamentales todavía es limitado. En economía, hemos intentado explicar este comportamiento mayoritariamente a través de modelos de negociación. La predicción de estos modelos es que la violencia contra la mujer disminuirá cuando la posición negociadora de la mujer mejore, por ejemplo, porque disponga de más recursos o porque la opción de romper con la pareja sea menos costosa (ver aquí una revisión de la evidencia empírica).

Al margen de estos condicionantes inmediatos, hay también factores culturales, arraigados en nuestras creencias, que pueden influir en la violencia de género. Nuestras creencias sobre cómo deben comportarse hombres y mujeres están condicionadas en buena medida por nuestro entorno familiar. Por este motivo, analizo los determinantes históricos de la violencia doméstica centrándome en los tipos de familia tradicionales. Más concretamente, en este estudio analizo cómo en España familias “nucleares” y “troncales” han definido de forma diferente el papel de la mujer y, por consiguiente, el nivel de violencia contra las mujeres.

En las familias nucleares, todos los hijos abandonan el hogar paterno cuando quieren formar su propia familia, y cuentan con una parte, más o menos igualitaria, de la herencia. En las familias troncales, por el contrario, un hijo (normalmente el primer varón) se queda a vivir en la casa familiar con los padres y se convierte en el heredero único de los bienes inmuebles (casa y tierra). El objetivo de la indivisibilidad de la herencia es garantizar la continuidad de la explotación agrícola familiar. En mi análisis propongo que el otro rasgo característico de las familias troncales, la coresidencia con los padres, determina la organización del trabajo y el papel de la mujer en la sociedad.

Puesto que la mujer más mayor de la casa se hará cargo de las tareas domésticas y del cuidado de los niños, la mujer más joven puede dedicarle más tiempo al trabajo fuera de casa en las familias troncales (aquí). Si asumimos que una persona maltratada va a ser menos productiva, y que la pérdida de productividad va a ser mayor en el trabajo fuera de casa (tareas agrícolas en mi modelo) que en el trabajo doméstico, mi modelo predice que los hombres en familias troncales van a ejercer menos violencia contra sus mujeres que los hombres en familias nucleares. El mecanismo subyacente, que la división tradicional del trabajo entre hombres y mujeres determina el grado de desigualdad de género en la sociedad, es el mismo que el de otro estudio que ha analizado el origen histórico de los roles de género.

Los datos muestran que, efectivamente, los territorios en los que tradicionalmente había familias troncales tienen hoy en día una incidencia menor de violencia doméstica.

Mapa 1: Tipos de familia en 1860. Número de mujeres casadas y viudas por hogar, media provincial

mapa1Nota: El promedio provincial de mujeres casadas y viudas por hogar varía entre 0,87 hasta 1,34. Las provincias más oscuras se consideran territorios de familia troncal, las más claras de familia nuclear.
Fuente: Elaboración propia a partir del censo de 1860.

Estimo la estructura familiar a través del censo de 1860, calculando el promedio de mujeres casadas o viudas por hogar a nivel de la provincia. Aunque esto representa un solo momento en el tiempo, en España estos patrones familiares han sido muy estables, y los encontramos desde la Edad Media (Todd, 1990) hasta la década de los 70 del siglo pasado, cuando la familia troncal prácticamente desapareció.

Mapa 2: Porcentaje de mujeres víctimas de violencia por parte sus parejas, media provincial, 1999-2006

mapa2
Nota: El porcentaje de mujeres maltratadas varía entre 5,73% hasta 12,67% (promedio español: 8,5%). Las provincias más oscuras tienen un porcentaje mayor de violencia doméstica.
Fuente: Elaboración propia a partir de las macroencuestas sobre la violencia contra la mujer en España (Instituto de la Mujer 1999, 2002 y 2006).

Los datos de violencia doméstica son datos individuales, comprenden diferentes tipos de violencia (física y psicológica, entre otras), y provienen de las macroencuestas sobre la violencia contra la mujer en España, llevadas a cabo por en los años 1999, 2002 y 2006.

El análisis de regresión confirma la correlación negativa entre familia troncal y violencia doméstica que vemos en los mapas, pero no podemos estar seguros de que esta correlación implique una relación causal. Alguien podría argumentar, por ejemplo, que sociedades más igualitarias podrían haber decidido adoptar una estructura familiar troncal; o, por el contrario, sociedades más desarrolladas podrían haber evolucionado más rápidamente hacia estructuras familiares nucleares. Además de controlar por múltiples variables (contemporáneas, históricas y geográficas), para identificar el efecto causal utilizo una estrategia de estimación por variables instrumentales.

El instrumento adecuado lo encuentro en la historia, en particular en la denominada Reconquista cristiana (722-1492). Hay dos dimensiones de la Reconquista que explican por qué emergieron en la Península Ibérica los diferentes tipos de familia: la organización política de los diferentes reinos y el proceso de repoblación. Respecto a la organización política, el establecimiento de la Marca Hispánica (circa 800 – circa 1050) por el imperio carolingio en el norte de Cataluña dejó un poso de estructura feudal que fortaleció la posición de la nobleza para poder disponer libremente de la herencia y mantener sus dominios unidos. Ello permitió que tanto los nobles como los campesinos en la Corona de Aragón y el Reino de Navarra pudieran optar por adoptar familias troncales y evitar así la división de sus tierras. Por el contrario, la Corona de Castilla trató de limitar el poder de la nobleza a través de la instauración de las legítimas, que obligaban a dividir la herencia entre los descendientes y favorecían la adopción de familias nucleares.

La repoblación vinculada a la Reconquista, por su parte, comenzó en el norte de la Península Ibérica como un proceso espontáneo, llevado a cabo fundamentalmente por campesinos libres cuya propiedad abarcaba únicamente el territorio que podían cultivar. Ello favoreció el establecimiento de familias troncales, con herencias indivisibles que garantizaran la supervivencia familiar. A medida que la Reconquista avanzaba hacia el sur surgieron otras formas de repoblación, capitaneadas por la nobleza y las órdenes militares, que recibían a cambio grandes extensiones de terreno. En los latifundios que se originaron, los jornaleros y campesinos sin tierra no tuvieron inconveniente en acatar la división de la herencia impuesta por el derecho castellano y, por tanto, en adoptar estructuras familiares nucleares.

Así, la organización política y la estructura de la propiedad de la tierra que surgió de la repoblación durante la Reconquista explican por qué hay familias troncales en la vertiente cantábrica, noreste de la península y parte del levante, como se aprecia en el mapa 1.

Con la estimación por variables instrumentales encuentro los mismos resultados: hay menos violencia doméstica en los territorios que tradicionalmente albergaban familias troncales. No sólo encuentro menos violencia, sino que en un análisis adicional utilizando la muestra española del World Values Survey, también encuentro actitudes más igualitarias en cuanto al género en territorios troncales. Por si alguien pudiera pensar que estas actitudes más igualitarias en cuanto a género se explican simplemente porque en estas regiones podría haber una mentalidad más abierta y liberal, examino otro tipo de valores y no encuentro ninguna correlación significativa entre tipos tradicionales de familia y actitudes hacia la homosexualidad, eutanasia, satisfacción con la vida o confianza en el prójimo.

En conclusión, mis resultados muestran que la persistencia de diferentes tipos de familia en España durante aproximadamente un milenio y la transmisión cultural de los roles de género vinculados a estos tipos de familia, explican aún hoy la variabilidad geográfica en la violencia doméstica.