- Nada es Gratis - https://nadaesgratis.es -

Participación y confianza en la caja negra del capital social

Por Benjamín Villena Roldán

Ríos de tinta han corrido para referirse a la idea de capital social en sociología, ciencias políticas y economía (por ejemplo, en este mismo blog se ha hablado del tema aquí, aquí y aquí). Se trata de un concepto que contiene dimensiones tales como la confianza interpersonal y la participación en organizaciones sociales, que alude a “una red de relaciones interpersonales que facilita la resolución de problemas de acción colectiva” (Coleman 1990). El libro Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community, publicado en 2000 por el politólogo Robert Putnam, acumula más de 80.000 citas en Google Scholar y es reflejo, y a la vez influencia, de una amplia literatura en ciencias sociales. Putnam reporta una caída sistemática de la participación en organizaciones sociales en Estados Unidos por varias décadas. Dentro de muchas ideas influyentes, Putnam se aproxima a la medición empírica del capital social usando índices ad hoc de participación y confianza que intentan retratar este elusivo concepto. Hay también técnicas más sofisticadas que sirven para este fin, pero la idea es sintetizar múltiples dimensiones en un índice que capture la esencia del capital social. En un artículo, que mi coautor Patricio Valdivieso y yo publicamos en American Political Science Review en 2014, abordamos esta idea desde una perspectiva más bien económica, en el sentido de que visualizamos la participación en organizaciones sociales, el factor crítico que inspira el clásico libro de Putnam, como un conjunto de decisiones racionales sujetas a un análisis de coste y beneficio, y las estudiamos empíricamente.

Para implementar nuestro enfoque, utilizamos datos individuales de participación social en cinco tipos de organizaciones sociales: religiosas, centros de padres, comunitarias, profesionales y políticas, así como una medición de confianza interpersonal de la encuesta LAPOP – Barómetro de las Américas para Chile, México, Brasil y Estados Unidos. Cada tipo de participación depende de características personales como sexo, edad, estado civil, etc. En efecto, la evidencia muestra que cada tipo de participación obedece a factores particulares que además tienen incidencia diferente entre los países analizados. Por ejemplo, las mujeres suelen tener mayor participación en asociaciones de tipo religioso y parental, salvo en Estados Unidos.

Pero además de aspectos demográficos, existen otros elementos que debían abordarse con cuidado. El primero de ellos es el efecto social, por el cual la decisión de participación de una persona depende de las que tomen los demás, lo cual implica la existencia de una externalidad, presumiblemente positiva. Intuitivamente, participar de organizaciones más grandes eleva los beneficios asociados ya que los recursos disponibles en la red de participantes son mayores. Nuestro estudio encuentra que este tipo de externalidad estaría presente en la participación de organizaciones religiosas y en el proceso de confianza interpersonal.

El segundo punto es la interrelación de las decisiones de participación. En principio, la participación en un tipo de actividad conlleva costes asociados de tiempo y esfuerzo que rivalizan potencialmente con otros tipos de actividades. Sin embargo, las redes de participación pueden estar interconectadas y la participación en algún tipo de actividad puede reducir los costes de participar en otra. Por ejemplo, las asociaciones de padres pueden facilitar la participación en actividades religiosas en escuelas asociadas a algún credo. Nuestras estimaciones muestran que los factores no observados, posiblemente aspectos psicológicos o culturales que fomentan la participación y la confianza, están correlacionados positivamente.

La determinación conjunta de participación y confianza interpersonal es el tercer elemento, quizá el más controversial de nuestro análisis. La hipótesis usual, impulsada por Putnam y otros, es la existencia de un “círculo virtuoso” entre la confianza personal y la participación: una persona con mayor confianza en los demás tiene mayores posibilidades de vincularse con otros en asociaciones de todo tipo; a su vez, el círculo se reforzaría porque la participación estimula colaboraciones e interacciones que elevan la confianza interpersonal. Es un postulado muy sensato, pero que no encuentra respaldo en nuestras estimaciones.

Este es el punto en que el argumento es sutil: Putnam está en lo cierto cuando dice que las personas que confían más también participan más, pero se trata sólo de una correlación significativa. Si intentamos estudiar el impacto causal de la confianza interpersonal sobre la participación, la relación que encontramos es la opuesta: una reducción de la confianza interpersonal aumenta la participación en organizaciones sociales. ¿Cómo concluimos esto? Utilizamos una estrategia de variables instrumentales en que suponemos (sí, el análisis causal nunca está libre de supuestos) que un evento como haber sido víctima de un acto criminal o haber recibido una solicitud de soborno reduce la confianza interpersonal y, solamente por esta vía exclusiva, afecta a la participación social. La estrategia de identificación del impacto causal funciona si el ser víctima de un crimen es una cuestión aleatoria para individuos que tienen el mismo sexo, edad, educación, raza, estado civil y que residen en el mismo municipio, entre otros factores observables por los que controlamos. Pero aún en aquellas variables no observadas, argumentamos que la alta y creciente segregación espacial urbana documentada en todos los países estudiados sugiere que somos similares a nuestros vecinos en factores no controlados.

Quizá el resultado más inesperado del artículo es que el impacto de esta significativa caída de confianza gatillada por el evento de crimen o corrupción eleva la participación en organizaciones sociales. Este hallazgo lleva a replantearnos la naturaleza de la formación del capital social, al menos en el ámbito de la participación. Nuestra interpretación es que la disminución de la confianza interpersonal nos mueve a relacionarnos más intensamente con personas con intereses y motivaciones similares a las nuestras, quienes probablemente se encuentran en organizaciones sociales en las que ya participamos o que se encuentran más a la mano. La participación social sería una decisión de excluirnos de un grupo más general para intensificar nuestras interacciones con personas más afines y posiblemente más confiables. Paradojalmente, la pérdida de confianza estimula la formación de capital social, como se le ha medido usualmente en la literatura. Si bien Putnam y otros autores muestran que la participación y la confianza se correlacionan positivamente, esto no significa que exista un vínculo causal entre estas variables. Una visión esquemática de los hallazgos puede apreciarse en el siguiente diagrama. En él, las flechas verdes representan influencias positivas y las rojas, negativas.

El estudio finalmente aborda el efecto de aspectos institucionales y sociales sobre las decisiones de participación en organizaciones. Las transferencias gubernamentales y la calidad de la educación escolar aparecen como variables que elevan la participación, en tanto que, a nivel municipal, una menor desigualdad de ingresos y un mayor nivel de renta per cápita se asocian a mayores niveles de participación religiosa.

En resumen, nuestro estudio indaga múltiples aspectos que concurren para determinar los niveles de participación en organizaciones sociales y son el corazón del concepto de capital social en la literatura académica. Y esto resulta importante porque el capital social, en sus múltiples dimensiones, se ha vinculado a una amplia variedad de resultados, desde el estado de salud personal, hasta el nivel de desarrollo de los países (ver estudios seminales aquí y aquí). Por ello, es clave comprender la formación de los lazos entre personas en la sociedad y visualizarla como un fenómeno de múltiples dimensiones y manifestaciones. Un apropiado entendimiento de este conjunto de comportamientos relacionados requiere de modelos que puedan integrar diferentes aspectos e interacciones en ellos. Con nuestro estudio esperamos haber hecho una contribución en esta línea.