Es bien sabido que en España se tienen muy pocos hijos. En 2019, cuatro de las cinco regiones europeas con las tasas de fertilidad más bajas eran españolas, situándose alrededor de un hijo nacido por mujer, mientras que en Cataluña fue inferior a los 1,3. Siempre por debajo de la tasa de repuesto poblacional de 2,1 hijos por mujer típicamente asumida en los países desarrollados.
Además, para aquellos nacimientos que sí se producen, España es uno de los países de la Unión Europea con las mayores tasas de pobreza infantil. Crecer en entornos de pobreza y riesgo de exclusión social limita el desarrollo de las futuras generaciones, y tiene efectos a largo plazo para quienes la sufren, ya sea en forma de menores logros educativos o de un peor desempeño en los mercados laboral y matrimonial.
Tener hijos es caro, y las condiciones económicas de los potenciales padres son una explicación relevante del fenómeno, pero no exclusiva. En una entrada anterior, Libertad González ya repasó el abanico de políticas pronatalistas que han existido en los últimos años en España. Este post se centra en una de ellas.
El caso
El 3 de julio de 2007, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero anunció en sede parlamentaria y por sorpresa que daría 2500€ a cada madre española o extranjera con dos o más años de residencia en el país por cada hijo que tuviera a partir del día 1 de julio, es decir, dos días antes del anuncio. Un anuncio con retroactividad es una bendición para los economistas, al permitirnos comparar de manera limpia a beneficiarios y no beneficiarios, dividiéndolos según si habían nacido antes o después de julio de 2007, al ser la fecha esencialmente una lotería.
¿El cheque bebé aumentó la natalidad? Si bien en una época de relativa prosperidad la tasa de fecundidad aumentaba, el subsidio causó un aumento de los nacimientos y una disminución de los abortos. Pero la crisis financiera llegó al cabo de un año e hizo que la natalidad volviera a disminuir, a pesar del subsidio. Finalmente, la complicada situación de las finanzas públicas acabó con el pago, llevando al adelanto de varios partos alrededor de Nochevieja para poder recibirlo.
Los efectos intergeneracionales
La literatura sobre los efectos intergeneracionales de una mayor renta familiar muestra ciertos efectos positivos relevantes sobre variables tanto a corto como a medio y largo plazo. El desarrollo cognitivo y rendimiento académico de los hijos de los beneficiados mejora en algunos casos, especialmente en familias desfavorecidas (véase Cooper y Stewart (2020) para una revisión de la literatura).
Los efectos del cheque bebé en, entre otros, el ámbito educativo ya han sido estudiados en España por Cristina Borra y coautoras. Usando microdatos de notas de final de segundo y tercer curso de primaria en Cataluña y los resultados de las pruebas diagnósticas de competencias básicas de segundo curso en Andalucía, no encontraron efectos relevantes de la política en las diferentes variables educativas estudiadas.
En mi reciente artículo, me pregunto si el subsidio por nacimiento tuvo algún impacto en la adquisición de competencias lingüísticas y matemáticas básicas por parte de los alumnos afectados al final de sexto de primaria en Cataluña, al terminar esta etapa educativa en 2019.
Las pruebas estandarizadas permiten evaluar externamente y de la misma forma a todo el alumnado. Además, en el caso que nos ocupa, al no tener ningún impacto en su nota ni en su futuro, se limita el efecto diferenciado por género que la presión para rendir ejerce sobre los alumnos (véase aquí y aquí). Las evaluaciones internas pueden sufrir sesgos, como se mostró en una entrada reciente, y en Cataluña también se produce este fenómeno. Pero las evaluaciones externas también pueden tener sus inconvenientes, como el “teaching to the test”, tratado en otra entrada anterior.
Además de comparar los alumnos nacidos poco antes y poco después de la introducción del subsidio, la maldición de nacer en diciembre, ya comentada anteriormente en este blog, también afecta a la interpretación causal de los resultados del estudio. ¡Tengan a sus hijos en enero! Naciendo a principios de año empezarán la escuela en septiembre con una cierta ventaja cognitiva respecto a los nacidos a finales de año. Aunque la escuela en principio contribuye a reducirla, estas pequeñas diferencias se pueden arrastrar durante toda la vida y condicionar decisiones clave en el largo plazo. En nuestro caso se traducen en hasta medio punto más de media (sobre 10) de diferencia respecto a los nacidos en diciembre.
Figura 1: Nota media conseguida en las pruebas de competencias básicas de sexto de primaria en Cataluña según asignatura y mes de nacimiento, 2019. Alumnos extranjeros y repetidores excluidos.
Aunque en el estudio solo se comparan las calificaciones de unas semanas antes y unas semanas después del 1 de julio, la diferencia en las notas medias ya es suficientemente significativa en esta pequeña ventana (Figura 1), por lo que si no se tuviera en cuenta se podría atribuir el menor rendimiento académico después de julio al efecto del cheque bebé en vez de a la desventaja cognitiva. La forma de tenerlo en cuenta es a través de la diferencia en discontinuidades, una combinación del diseño de regresión discontinua y la diferencia en diferencias, de modo que se elimina el efecto de la desventaja cognitiva al usar la cohorte que realizó las pruebas en los dos años anteriores a 2019, como grupo de control.
Los alumnos cuyos padres eran elegibles para recibir el subsidio no consiguieron una puntuación diferente a la del resto en ninguna de las competencias evaluadas, con coeficientes cercanos a cero, similares a los ya encontrados en la evidencia previa. Esto es robusto ante cualquier ventana temporal de datos, desde usar solamente 5 días antes y después del 1 de julio hasta varios meses antes y después, como muestra la Figura 2 (la línea vertical es la ventana óptima).
Figura 2: Sensibilidad del efecto del subsidio en la adquisición de competencias básicas (en desviaciones típicas) según ventana temporal de datos (en días) y asignatura, 2017-19. Alumnos extranjeros y repetidores excluidos.
Las escuelas en Cataluña se pueden clasificar según su complejidad socioeconómica, basada en criterios como el nivel educativo y el tipo de ocupación de los padres del centro, su origen nacional o extranjero y la proporción de alumnos con necesidades educativas especiales. En los colegios públicos de complejidad alta es donde el subsidio tuvo un mayor efecto en la adquisición de competencias básicas, pero tampoco fue significativo.
La ausencia de resultados significativos puede ser debida a varios motivos. Puede haber un problema de medición, ya que la estrategia identificativa compara a niños cuyas madres pudieron recibir el subsidio y los que no, pero los datos no permiten observar exactamente a las que lo recibieron (65-95% de las elegibles) y los alumnos extranjeros fueron excluidos del análisis al tener menos posibilidades de ser elegibles para recibir el pago, de modo que los efectos reales podrían ser mayores. Evidentemente, 2500€ no son una cifra espectacular para cambiar la vida de un hijo a largo plazo, menos si no estaban condicionados a destinarse en los gastos que conllevan. Además, en muchas evaluaciones similares se aprecia un “fading out” o desvanecimiento de los efectos a largo plazo después del impacto de un shock inicial.
Conclusión
Doce años pueden ser demasiados para que una cantidad tan pequeña de dinero tenga efectos duraderos. Pero a veces los efectos de los programas de ayuda reaparecen al cabo de unos años en forma de mejoras en otros ámbitos. Entonces, estudiar la cohorte nacida en 2007 seguirá siendo relevante en investigaciones futuras para comprobar si el subsidio modifica las tasas de abandono escolar, criminalidad, las conductas de riesgo o el comportamiento al entrar en el mercado laboral de los hijos beneficiados.
Si bien electoralmente son más atractivos y administrativamente más sencillos de gestionar, los subsidios universales benefician a sectores de la población que pueden costear mejor que otros el cuidado de un hijo, de modo que condicionar la cantidad de las ayudas a la renta de los padres y a ser gastadas exclusivamente en sus hijos, y aumentar su periodicidad quizás ampliaría el alcance de la medida a algo más que un incremento en los nacimientos.