¿Muchos? ¿Pocos? Planificación y mercados laborales de médicos

Por Beatriz G. López-Valcárcel, Patricia Barber Pérez

La semana pasada presentamos en el Consejo Interterritorial del SNS nuestro informe sobre oferta y demanda de médicos especialistas en España. Está accesible en la web del Ministerio de Sanidad. Su principal objetivo es ayudar a tomar decisiones a corto plazo para evitar el advenimiento de un futuro inercial no deseado y conseguir un número de médicos especialistas, para cada especialidad, acorde a las necesidades del país. Hay dos horizontes de predicción, 2028 y 2035. El horizonte 2028 es el que tiene mayor potencial de contribuir al equilibrio a corto plazo con decisiones inmediatas, como el número de plazas MIR a convocar en 2023 (un joven médico que inicie su formación a mediados de 2023 la completará a mediados de 2027 o de 2028, según sea una especialidad de 4 o de 5 años); con posibles cambios en los incentivos a la jubilación más allá de los 65 años, y en la priorización en la homologación de títulos. El horizonte final (2035) es útil para decisiones cuyas consecuencias se materializarán a más largo plazo, como el numerus clausus de Medicina y los cambios regulatorios del marco laboral.

El ejercicio se enmarca en un esfuerzo compartido por los países de la UE. En el marco del consorcio SEPEN ("Support for the hEalth workforce Planning and forecasting Expert Network"), financiado por la UE, se han venido compartiendo experiencias e información en los últimos años.

Globalmente, España está en buena posición (6ª) dentro de EU27 en tasas de médicos por población. Pero esa media oculta déficits en algunas especialidades y una desigual distribución territorial.

Llamamos la atención sobre un hecho muy relevante: cada año se homologan en España un número de títulos de grado en Medicina que representan hasta el 95% del número de médicos formados en nuestras facultades; así, en 2019 se homologaron 6.354 títulos y hubo 6.664 egresados (ver figura).

España tiene una gran fuerza de pull para atraer a médicos de Latinoamérica. Estas migraciones detraen talento de los países de origen, necesitados de médicos, en un brain drain que causa un enorme problema de equidad, sobre el que la OMS viene llamando persistentemente la atención.

Por el lado español, muchos jóvenes ven frustrada su vocación al no poder acceder al grado en medicina, que ha recibido 64.164 solicitudes en primera opción en 2020 para 5.753 plazas en las universidades públicas. Ya el 21% de plazas ofertadas para el grado pertenecen a universidades privadas (ver figura siguiente). Cartera o Cabeza: otro problema de equidad en la distribución de un recurso socialmente escaso. Hay una decisión que tomar como país, producir o comprar médicos. En nuestra opinión, un importante reto es aumentar progresivamente el numerus clausus de medicina en las universidades públicas, enredadas sin embargo en tensas relaciones con la ANECA sobre los criterios para acreditar al profesorado en las titulaciones biomédicas.

Por otra parte, las migraciones de médicos españoles hacia otros países son cualitativamente importantes por lo que representan (inversiones en capital humano cuyos retornos se recogen fuera) pero cuantitativamente representan números pequeños en relación con el total de egresados anuales en Medicina, según las cifras de la OCDE, recogidas directamente de los países de destino. España sigue siendo un país receptor neto de médicos.

Desde el informe anterior (2018) hay dos hechos de gran relieve: 1) El archiconocido problema de hospital-centrismo. Los hospitales han seguido ganando peso en el empleo médico; 2) El empleo médico en la red privada ha crecido un 7%, mientras que el público ha experimentado un ligero descenso desde 2018 (-1,7%, resultante del aumento del 6% en hospitales y la caída del 2% en atención primaria).

La atención primaria (AP) tiene problemas, está en los medios a diario. Pero las perspectivas de las dos especialidades médicas que conviven en AP son muy diferentes. Medicina Familiar y Comunitaria (MFC) es la especialidad con peor pronóstico de déficit. En 2028 podrán faltar unos diez mil médicos de familia en el sistema. La buena noticia es que en los próximos quince años habrá un gran rejuvenecimiento de la especialidad. En junio de 2021, el 31,8% de los médicos de familia de la red pública tienen mas de 60 años, en 2035 serán menos del 10%. Resulta chocante el contraste con pediatría, pues mientras que con el progresivo envejecimiento poblacional se requerirán más médicos de familia, en 2035 apenas habrá 5,4 millones de niños en edad pediátrica (hoy hay 6,8). Ese año, según el INE, ya habrá más personas mayores de 75 años (5,7 millones) que niños.

Que en pleno siglo de las luces digitales no se haya conseguido tener a punto en España el Registro Estatal de Profesionales Sanitarios (REPS) suena a sinsentido. Hemos podido manejar información fiable y detallada de los médicos que trabajaban en junio de 2021 en el SNS, por especialidades y edades, gracias al esfuerzo colaborativo de todas las CCAA a través de la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad. Pero para estimar el número y distribución de los que sólo trabajan en la red privada, y por tanto el total, hemos tenido que conciliar múltiples fuentes. Disponer del REPS es uno de los grandes retos y prioridades para la planificación de los recursos humanos para la salud en España.

Los números son solo números y las medias esconden heterogeneidades. Gestionar no es lo mismo que administrar, y la sanidad no es un negociado más de la Administración General del Estado. La demanda de médicos es y será en los próximos tres lustros muy heterogénea por especialidades. Aunque globalmente se estuviera en equilibrio, la distribución territorial responde a los determinantes de la oferta y a las características de los puestos abiertos a contratación. Hay 44 mercados de especialidades médicas, con escasa sustituibilidad entre ellos, parcialmente segmentados por CCAA. El atractivo del que carecen algunas plazas ha de ser compensado con incentivos del menú de los 13 componentes de la recompensa total (ver la tabla 3 del informe) y con herramientas de gestión (que no administración) de RRHH para captar y retener talento. Puesto que los médicos son muy heterogéneos en sus preferencias, la gestión de los recursos humanos debería permitir negociar con base individual y ofrecer a cada profesional las condiciones que más valora. Esto pasa por cambiar y flexibilizar la regulación macro de la gestión de los RRHH en el SNS.

Los centros asistenciales públicos han de enfrentarse a la competencia cada vez más intensa de la red privada por captar y retener talento. Dicha competencia se acrecentó en los últimos años, y no hay signos de que vaya a menguar en el futuro ni a corto ni a medio plazo. Concluimos que revisar el marco regulatorio es una tarea necesaria, y por cierto muy difícil en la que juegan los conflictos de interés y los intereses encontrados.