- Nada es Gratis - https://nadaesgratis.es -

¿Más tiempo o más dinero?

time_moneyEsta mañana se me atragantaba el desayuno al leer este artículo en el periódico. La tesis del reportaje es una que hemos escuchado muchas veces: el dinero no da la felicidad, es mejor trabajar menos para poder “vivir” más. Mi primera reacción al leer el artículo fue de rechazo instintivo. Luego me pregunté por qué.

En realidad, el artículo no hace más que explicar en palabras el modelo económico estándar de oferta de trabajo. En general, las personas tendemos a valorar el consumo de bienes y servicios (que se compran con dinero), y también el tiempo de ocio (en el artículo, “tiempo libre para dedicarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos”). Pero para conseguir dinero, hay que sacrificar tiempo de ocio trabajando, y el tiempo trabajando entra de manera negativa en la función de utilidad, es decir, nos hace “infelices”, frente al tiempo de ocio que nos hace más felices. Así, hay que encontrar el equilibrio adecuado entre trabajo y ocio, es decir, elegir cuánto queremos trabajar para ser lo más felices posible (“maximizar nuestra función de utilidad”). Seguramente, ese equilibrio no estará ni en trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana, y ganar un pastón, ni en no trabajar en absoluto y tener todo el día de “tiempo libre” pero sin ganar un duro.

Personas diferentes elegirán trabajar más o menos según sus preferencias (su “función de utilidad”); es decir, según les guste más o menos comprar cosas, o les disguste más o menos trabajar. Aunque evidentemente, “lo ideal es el combo: conseguir un trabajo que nos den mucho millones [sic] mensuales trabajando solo un par de horas al día. No abundan.” Hasta aquí, nada que objetar.

Sin embargo, el artículo concluye, en base a un estudio, que “Si tuviéramos a dos personas que fueran por lo demás iguales, aquella que decidiera que el tiempo es más importante que el dinero sería más feliz que la que solo optara por el dinero”. Ni siquiera voy a entrar en la metodología del trabajo de investigación que citan para extraer esta conclusión, que desde luego no permite realizar afirmaciones causales como esta. Lo que me molesta es que se excluya la posibilidad de que el tiempo que uno pasa trabajando pueda ser también una fuente de satisfacción. ¿Qué pasa, que el tiempo en el trabajo no es tiempo también? ¿De verdad apuntarme a un cursillo de cerámica me va a hacer más feliz que asistir a un congreso de expertos mundiales en un tema que me interesa, como la economía laboral? Pero lo primero es “tiempo libre” y lo segundo trabajo.

Lo que el modelo básico de oferta de trabajo no incorpora, pero que en este caso me parece crucial (y que se puede incorporar fácilmente, como hace el modelo de “compensating differentials”), es que todos los trabajos no son iguales. Aparte de que unos pagan mejor que otros, distintos trabajos tienen distintas “cualidades no monetarias”, que hacen que sean más o menos atractivos, y además el atractivo de un mismo trabajo puede variar de unas personas a otras. Por ejemplo, para un mismo sueldo, yo preferiría trabajar de bibliotecaria que de taxista, pero seguro que hay personas que no están de acuerdo.

Lo que me fastidia de ese artículo, y de todos esos vídeos supuestamente “inspiradores” que circulan por las redes sociales, es esa (a mi parecer, falsa) dicotomía entre “trabajar” y “vivir”. Sé que soy una afortunada, pero no creo que sea la única que disfruta de su trabajo. A mí, ser soldado o minero me haría muy infeliz (creo), pero el tiempo que paso ejerciendo como profesora de economía me hace bastante feliz. Si tuviera que trabajar la mitad de horas ganando lo mismo, no creo que fuera más feliz (es verdad que tampoco querría trabajar mucho más, aún a cambio de ganar más).

Sí, seguramente la mayoría de la gente no disfruta del tiempo que pasa trabajando. Por desgracia, conozco a personas muy infelices en su trabajo, que “soportan” para llegar a fin de mes, o que tristemente con 50 años están ya deseando jubilarse. Pero los trabajos no solamente son “tiempo que sacrificas a cambio de dinero”. También todos conocemos a personas que disfrutan enormemente de su trabajo a pesar de ganar poco, y teniendo la posibilidad de elegir otros trabajos mejor pagados (y con quizá menos dedicación). Se me vienen a la mente (además de muchos académicos) varios amigos artistas.
Ciertos trabajos tienen “amenities” para ciertas personas, aspectos no monetarios que hacen que quieras hacer eso “aunque fuera gratis” (ejem, como escribir en este blog). Por ejemplo, conozco a personas que no han hecho el doctorado a pesar de interesarles la investigación, por parecerles demasiado “sacrificio” en términos de tiempo (horas de trabajo durante el doctorado, posibles postdocs después, etc). Me parece perfectamente respetable. Pero para otras personas, poder dedicarse de lleno a su investigación no es un sacrificio, sino un privilegio.

Me molesta esa idea de que “vivir” o “disfrutar de la vida” consiste necesariamente en trabajar (y por tanto ganar) menos. Me parece una visión más optimista, más ilusionante, sobre todo para los jóvenes, intentar trabajar en algo que a la vez te dé de comer y te haga feliz, y no tener que esperar a la jubilación para poder “hacer lo que quieres con tu tiempo”.

Me parece muy triste la premisa de que trabajar nos aleja de la felicidad, que el trabajo es algo triste y deprimente que hay que hacer lo menos posible para luego poder “vivir”. El artículo afirma que los millennials “consideran el trabajo solo un medio para tener estabilidad y bienestar”, y valoran “la flexibilidad y la conciliación de la vida laboral con la personal” por encima del salario. ¿Qué fue de la idea del trabajo como medio de realización personal? ¿No sería fantástico poder trabajar en algo que nos hiciera sentir útiles, realizados, productivos, que nos hiciera sentir que estamos contribuyendo a un mundo mejor? Me niego a aceptar la idea que parece cada vez más extendida de que lo que nos hace más felices es no hacer nada, el “tiempo libre”. Los grandes científicos, los grandes deportistas, las personas a las que admiramos y que han contribuido a un mundo mejor, ¿no se han esforzado en su trabajo? ¿No habrán disfrutado de hacer lo que hacen, y hacerlo lo mejor posible? ¿Es el esfuerzo necesariamente algo que hay que tratar de evitar por todos los medios?

Volviendo a la pregunta del artículo con el que abría esta entrada: “Si el objetivo en esta vida es ser feliz, ¿lo conseguiremos a base a amontonar euros o será necesario disponer de tiempo libre para dedicarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos?” ¿Y si no tuviéramos que elegir? ¿Y si pudiéramos ser felices mientras realizamos una actividad que además nos diera de comer? Esta me parece una idea más interesante que trasladarle a las próximas generaciones, más que esa falsa dicotomía entre “amontonar dinero y estar siempre amargado trabajando” frente a ser “pobre, pero ocioso y feliz”.

P.d.: Para saber más sobre este tema, ver este Ted Talk del economista Dan Ariely sobre la motivación en el trabajo.