La semana pasada asistí a un seminario de Paolo Pinotti, profesor en la Universidad Bocconi de Milán. Paolo lleva unos años implicado en un proyecto muy interesante, en el que intentan potenciar los resultados escolares de los niños de origen inmigrante en Italia. En un trabajo anterior encontraban que un programa de tutorías y orientación aumentaba la proporción de niños (varones) de origen inmigrante y alta capacidad que elegían asistir a un instituto académico o técnico en lugar de uno vocacional. En el estudio que nos presentó el otro día, se centraban en determinar si los profesores tienen algún tipo de sesgo inconsciente que les hace puntuar más bajo a los niños inmigrantes, y si una intervención sencilla podría “neutralizar” ese sesgo.
En primer lugar, Paolo y sus coautores documentan que los niños de origen inmigrante reciben notas más bajas en primaria que los niños de origen italiano. Esto puede ser por muchas cosas, claro. Sus notas también son más bajas en los tests estandarizados y corregidos de forma anónima que se realizan en varios puntos durante la educación obligatoria, lo que sugiere que hay diferencias reales de nivel, en media. Pero cuando comparan a niños con la misma nota en los tests estandarizados, los inmigrantes siguen recibiendo notas de clase más bajas por parte de sus profesores. Esto puede reflejar diferencias legítimas de conocimiento o comportamiento que los profesores captan pero los tests estandarizados no, o podría deberse a que los profesores “discriminan” en contra de los alumnos extranjeros, quizá inconscientemente.
Para intentar identificar esta última posibilidad, los investigadores encuestaron a más de 1.000 profesores de primaria, y les hicieron un test diseñado para detectar sesgos inconscientes. Este tipo de tests están diseñados para detectar si asociamos un determinado tipo de personas (según su género, etnia, origen, etc) con determinadas cualidades, de manera inconsciente (pueden hacer la prueba aquí). De ellos ya nos habló Michela Carlana recientemente, en el contexto de los estereotipos de género (Michela también es coautora en el estudio que les cuento hoy). En este caso, se buscaba determinar en qué medida los profesores asociaban nombres italianos o extranjeros (típicos de los países de origen más comunes entre el alumnado) a cualidades positivas o negativas.
El primer resultado es que, de manera aplastante, los resultados del test sugieren que los profesores efectivamente asocian estereotipos negativos a los nombres de origen inmigrante (ver figura 1). Además, estos estereotipos negativos no se relacionan directamente con el nivel observado de los alumnos de origen inmigrante que cada profesor ha tenido en su grupo durante los cinco años anteriores, es decir, no reflejan simplemente su experiencia de la capacidad media de sus alumnos nativos y extranjeros.
Aún más interesante, los profesores más sesgados (según este test) puntúan más bajo a sus alumnos de origen inmigrante, comparado con alumnos nativos del mismo nivel (medido con los exámenes estandarizados), al menos en matemáticas (en lengua este resultado no es tan marcado). Esto sugiere que los profesores penalizan a los alumnos inmigrantes de manera inconsciente.
¿Qué se puede hacer? Bueno, si el sesgo es de verdad inconsciente, quizá simplemente revelar esta información a los profesores pueda ayudar. Para comprobarlo, los investigadores comunicaron sus puntuaciones en el test de sesgo inconsciente a todos los profesores encuestados, pero a algunos la información se les reveló antes de la evaluación trimestral de los estudiantes, mientras que a otros (elegidos por sorteo) su puntuación se les comunicó después de haber evaluado a los alumnos.
Los investigadores comprobaron así que los profesores que fueron informados sobre sus propios estereotipos negativos hacia los inmigrantes, “corrigieron” ese sesgo en las notas de ese trimestre, es decir, puntuaron de forma similar a alumnos nativos e inmigrantes de similar capacidad. Sin embargo, los profesores que no recibieron la información hasta más tarde, mantuvieron el sesgo inicial en la distribución de notas de nativos e inmigrantes (ver su figura 4). Es decir, simplemente revelar sus estereotipos inconscientes a los profesores fue suficiente para corregirlos.
Estos resultados sugieren que intervenciones de bajo coste pueden ser efectivas para reducir la discriminación basada en estereotipos (más o menos infundados). Sin embargo, hay una cualificación: los profesores que recibieron la información sobre su sesgo, también “corrigieron” al alza las notas de los estudiantes inmigrantes en lengua, donde ya dijimos que no se había detectado discriminación para empezar. Es decir, es posible que los profesores corrigieran las notas de los alumnos extranjeros “demasiado”. Es difícil saber hasta qué punto sin tener información más detallada sobre el nivel real de los estudiantes (la nota en los tests estandarizados puede no ser una buena medida de la capacidad real de los niños en matemáticas o en lengua).
En cualquier caso, los resultados tienen varias implicaciones interesantes. Primero, se confirma que los profesores tienen sesgos inconscientes que pueden afectar a las notas de los alumnos. Y segundo, simplemente revelar información sobre los estereotipos propios puede ayudar a corregir esa penalización inconsciente. Quizá todos los que tenemos que evaluar a personas en tareas que pueden incluir un componente subjetivo deberíamos auto-evaluar nuestros sesgos implícitos, para así intentar evitarlos. Me dispongo a hacerlo antes de corregir los exámenes de mis alumnos de este trimestre.