Por Adan Silverio-Murillo y Jose Roberto Balmori de la Miyar
Las remesas y la violencia de pareja son dos variables que han estado presentes en el debate público, aunque poco sabemos sobre la interacción entre ellas. Se estima que en el mundo una de cada tres mujeres mayores de quince años ha experimentado algún tipo de violencia física o sexual por parte de su pareja en algún momento de su vida (WHO, 2021). En el caso de las remesas, estas han crecido de manera sostenida en los últimos años en países de ingreso medio hasta alcanzar niveles similares a la inversión extranjera directa en 2021 (Ratha et al., 2022). Los cinco países que más recibieron remesas en 2021 fueron India, México, China, Filipinas y Egipto. Sin embargo, hay economías donde las remesas juegan un importante papel en términos de su participación en el producto interno bruto (PIB): Líbano (54%), Tayikistán (34%) o Samoa (32%) (Ratha et al., 2022).
En el estudio “Remittances and Domestic Violence” (Silverio-Murillo and Balmori de la Miyar, 2022), tratamos de responder por qué las remesas afectan la violencia de pareja. Para ello, primero exploramos lo que dice la teoría sobre la forma en que una transferencia monetaria puede impactar en la violencia de pareja. Por un lado, existen teorías que proponen que al momento en que las mujeres reciben una transferencia monetaria esta aumenta su poder de negociación y empoderamiento adentro del hogar, con una consecuente disminución en la violencia de pareja (Farmer and Tiefen- thaler, 1997). Sin embargo, otras teorías sugieren que cuando las mujeres obtienen recursos monetarios, los hombres ejercen violencia como un instrumento para extraer ese dinero, aumentando en consecuencia la violencia de pareja (Bloch and Rao, 2002).
Ante este debate en la teoría, una manera de estimar el efecto de remesas en violencia de pareja es usando evidencia empírica. Para ello, usamos datos de México que es uno de los principales receptores de remesas del mundo. Asimismo, em- pleamos una encuesta especializada en violencia de pareja, representativa a nivel estatal para los años 2006, 2011, y 2016 (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones de los Hogares). Para analizar la relación entre las variables de interés, usamos la técnica econométrica de efectos fijos a nivel estatal, la cual nos permite controlar por variables omitidas que no cambian en el tiempo.
Resultados
¿Qué encontramos? El primer dato relevante es que, en aquellos hogares donde las mujeres reciben remesas, aumenta la probabilidad de violencia de pareja un 6%. En segundo lugar, analizamos cómo afectan las remesas atendiendo el tipo de violencia de pareja: emocional, económica, física y sexual. La evidencia muestra que en el caso de transferencia monetarias (condicionadas o no condicionadas) existe una disminución en la violencia física, pero en ocasiones se ha observado un aumento en la violencia emocional (Bobonis et al., 2013; Ritter Burga, 2014; Roy et al., 2019; Haushofer and Shapiro, 2016). Nuestros resultados indican que recibir remesas aumenta en 6,2%, 4,3%, 2,0%, y 1,5% la violencia emocional, económica, física, y sexual, respectivamente.
Finalmente, analizamos si el tamaño de las remesas importaba, encontrando que a medida que el monto de las remesas aumenta, también lo hace la probabilidad de sufrir violencia de pareja. Este último hallazgo soporta la hipótesis de que el tamaño de la transferencia sí juega un papel importante en la posibilidad de sufrir algún tipo de violencia de pareja (Angelucci, 2008).
¿Por qué observamos que las remesas aumentan la violencia de pareja? Para responder a esta pregunta exploramos algunos mecanismos señalados en la literatura: (1) las remesas afectan negativamente la probabilidad de que los hombres estén empleados y estos usan la violencia como un instrumento para extraer ese recurso adicional; (2) recibir remesas está positivamente relacionado con el consumo de alcohol por parte de los hombres y el consumo de alcohol aumenta la probabilidad de sufrir violencia de pareja, y (3) recibir remesas aumenta el poder de negociación de las mujeres adentro del hogar reduciendo la probabilidad de sufrir violencia de pareja. Encontramos evidencia que sugiere que los posibles mecanismos son los dos primeros, mientras que no encontramos evidencia en favor del tercero. En particular, concluimos que recibir remesas está correlacionado con la probabilidad de que los hombres no trabajen en 10,3%. Asimismo, detectamos que recibir remesas aumenta un 4,2% la probabilidad de que el hogar sufra conflictos debido al consumo de alcohol.
Conclusiones
¿Qué lecciones nos dejan estos hallazgos en términos de políticas públicas? En primer lugar, las remesas pueden ser un factor que puede ayudar al desarrollo de un país; sin embargo, estas pueden tener consecuencias no deseadas como aumento en violencia de pareja. En segundo lugar, para el presente estudio encontramos que a medida que el monto de las remesas aumenta, también lo hace la probabilidad de sufrir violencia. Otros estudios también concluyen que el monto de la transferencia monetaria importa (Angelucci, 2008), y cuando este es relativamente grande, en lugar de disminuir la violencia de pareja, puede tener el efecto contrario.