Las Olimpiadas de Brasil y el virus Zika

por  Ildefonso Hernández Aguado, Catedrático de Salud Pública de la UMH. Cibersp.

zikavirusN.E.: En los últimos meses, numerosos deportistas de primer nivel (incluyendo Pau Gasol, pero también otros muchos) han expresado sus reticencias cara a acudir a Río. Pero, ¿realmente es el zika tan peligroso como para anular o aplazar Río? En esta entrada Ildefonso Hernández Aguado analiza las implicaciones de salud pública del zika, aprovechando para reflexionar sobre las acciones que respecto al zika han sido tomadas o sugeridas en los últimos meses. 

Para algunas intenciones, las epidemias resultan atractivas por las oportunidades de diverso cariz que ofrecen.  No me refiero a epidemias generales como la de indecencia que sufrimos  sino a las que provocan alertas de salud pública.  Es cierto que la profesión de salubrista incluye –en España normativamente-  la defensa de los fines y objetivos de la salud pública, pero las acciones de abogacía por la salud deben respetar ciertos principios.  Por ello, ha sido llamativa la carta abierta enviada por una serie de académicos y expertos a la Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con copia al Comité Olímpico Internacional.  Afirman que será una irresponsabilidad no posponer o trasladar a un lugar alternativo los Juegos Olímpicos dadas las consecuencias éticas y de salud pública por la situación de la infección por virus Zika en Rio de Janeiro.  Los firmantes aprovechan que la OMS, siguiendo las recomendaciones del Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional, ha declarado que la agrupación de casos de microcefalia y las consecuencias neurológicas declaradas en algunas zonas afectadas por el virus Zika constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional. Basan su recomendación en la potencial difusión global de la enfermedad a partir de los visitantes al evento cuando regresen a sus lugares de origen.

Esta carta fue remitida el pasado mes de mayo a la Federación Mundial del Asociaciones de Salud Pública (WFPHA) para su respaldo con motivo de la asamblea general de la Federación celebrada en Ginebra  y su potencial difusión en el contexto de la Asamblea Mundial de la Salud que se iniciaba al día siguiente. Como presidente del Comité de Políticas, me opuse a una declaración tan drástica sin una previa evaluación de las consecuencias sociales y económicas que tendría la suspensión temporal o definitiva de los Juegos Olímpicos que se proponía. La misma idea de recomendarlo produce efectos negativos al igual que lo hace la opacidad que respecto a los riesgos de la situación han mostrado las autoridades sanitarias y deportivas internacionales y brasileñas, tal como hemos podido comprobar por la alarma suscitada en algunas personas para las que el riesgo es irrelevante. Los representantes de Brasil en el mencionado comité  describieron que efectivamente la situación del control de la epidemia es desfavorable pero que nadie desea arruinar los Juegos, de hecho el propio Reglamento Sanitario Internacional  indica que las medidas de prevención y control no deben provocar daños sociales o económicos innecesarios. La declaración que aprobó la Federación Mundial  no recomendaba posponer los Juegos, enfatizaba la necesidad de trasparencia sobre el riesgo, la diseminación eficaz de las recomendaciones preventivas y la exigencia de implantar acciones sobre las causas subyacentes del problema tales como el saneamiento y la regeneración urbana.

Actualmente la infección por el virus del Zika se extiende por más de 50 países y el mosquito transmisor  principal se encuentra en un centenar de países. Los informes recientes indican que la infección continuará extendiéndose. En Brasil,  los esfuerzos de control basados preferentemente en el uso de biocidas no están teniendo éxito a pesar de que el gobierno brasileño ha dispuesto a 200.000 soldados para actividades de control del vector en las ciudades con mayor transmisión. Aunque la infección es de carácter leve, las consecuencias en los recién nacidos de madres infectadas pueden ser graves y el alcance del síndrome neurológico puede ser más amplio de lo hasta ahora descrito.

El riesgo en España es bajo pero no ausente y el sistema de salud ya ha dispuesto puntualmente las previsiones habituales de preparación y respuesta ante estos casos incluyendo las recomendaciones a viajeros.  Más detalle de la situación y sobre las consecuencias de la infección por este virus están bien descritas en la evaluación realizada por el  Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad.

No parece sensato suspender o retrasar la cita olímpica. Hay muchas razones basadas en la gestión de riesgos de salud pública que lo fundamentan y algunas de ellas ya se han señalado por los medios de comunicación: el menor riesgo de transmisión en agosto cuando se desarrollará el evento; el bajo potencial añadido de trasmisión a otros países por el trasiego de visitantes en los Juegos comparado con el total de desplazamientos habituales; la  experiencia con otros agentes como el dengue o chikungunya en otros eventos multitudinarios; etc. Pero más allá de estas razones cabe no distraerse sobre la importancia que tiene la situación en términos de salud pública y no precisamente por las olimpiadas.

La infección por el virus Zika es un signo más de una situación preocupante que reúne las características típicas a que se enfrentan las políticas públicas contemporáneas: complejidad, incertidumbre y conflicto (Dente y Subirats, 2014). La interdependencia entre las transformaciones del medio ambiente a nivel global y las condiciones de desarrollo urbano local explica parte del problema. El aumento de la temperatura por el cambio climático facilita que el mosquito se extienda por latitudes y alturas hasta ahora desconocidas mientras que las insalubres  condiciones socio ambientales de grandes extensiones urbanas impiden el adecuado control del Aedes aegypti , vector de la enfermedad. Falta por tanto más énfasis en estimular medidas dirigidas a la reducción de las desigualdades sociales y ambientales, la regeneración urbana,  el aprovisionamiento de agua potable y el saneamiento básico, el control de recolección de basuras, etc. Si no se cambian estas condiciones, el control vectorial mediante pesticidas ante un mosquito que se adapta perfectamente a un medio tan propicio es una medida destinada al fracaso.

Es desalentador que las epidemias se usen para cometidos dudosos y no se ponga el foco en lo que de verdad importa, en la respuesta política adecuada a la emergencia cuando la hay y en las causas subyacentes de problema para evitar riesgos futuros. EL abordaje de problemas complejos e interrelacionados como el que nos ocupa requiere un refuerzo de los mecanismos de gobierno a nivel global, los Objetivos de Desarrollo Sostenible suponen una oportunidad. Pese a ello el multilateralismo está en horas bajas, se ha relegado a la OMS a un organismo de rectoría técnica y ha sido apartada de los grandes asuntos de políticas mundiales relacionadas con la salud.

Aunque la epidemia de indecencia lleve por ejemplo a la Unión Europea a conculcar normas internacionales en el caso de los refugiados, es ineluctable reforzar los mecanismos trasnacionales de cooperación basados en normas de obligado cumplimiento si se desea hacer frente a los retos a que mundo actual se enfrenta de los que el Zika, el Dengue o la fiebre amarilla en Angola son sólo síntomas, como también lo son el resurgimiento de la heroína o la doble carga de malnutrición y obesidad generalizada.