Las mujeres y su reconocimiento en el mundo académico

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Por Patricia Funk y Nagore Iriberri

La presencia de mujeres en la ciencia sigue estando lejos de la paridad, aunque haya grandes diferencias entre disciplinas diferentes. Por ejemplo, si nos fijamos en las últimas dos décadas y según nuestro estudio (2022b), en psicología las mujeres constituyen el 43%, mientras que en matemáticas las mujeres solo representan el 7%. Economía se encontraría entre las dos anteriores, aunque más cerca de las cifras de matemáticas que de psicología, donde el 14% son mujeres. La presencia de mujeres se vuelve todavía más escasa si ponemos nuestra atención en aquellos académicos de más prestigio, que son los que publican en las revistas más importantes de cada área y cuyos trabajos más citas acumulan.

En el mundo académico existen reconocimientos otorgados por instituciones académicas, donde los científicos reconocen y premian a otros académicos por sus contribuciones. Este reconocimiento solo se reserva para los académicos más importantes.

¿Cuál es la contribución más importante de un académico? En las disciplinas que nos centramos, claramente son los artículos que se publican en revistas científicas, así como el eco que recibe cada uno de ellos en forma de las citas acumuladas, referencias posteriores de otros trabajos académicos. Estos reconocimientos pueden ser específicos de cada disciplina. Por ejemplo, en economía uno de los reconocimientos más importantes es el nombramiento de “Fellow” de la Econometric Society, mientras que otros vienen de instituciones científicas que no se ciñen a una disciplina, sino que abarcan a todas ellas, como pertenecer a la American Academy of Arts and Sciences (AAAS) o la National Academy of Sciences (NAS), dos de las instituciones más importantes y prestigiosas de Estados Unidos.

En dos de nuestros artículos más recientes, nos preguntamos si las mujeres y hombres han recibido el mismo reconocimiento por su contribución a la ciencia, fijándonos en estas tres instituciones a lo largo de varias décadas (véanse los artículos aquí y aquí). En el primer trabajo nos concentramos en los economistas y la Econometric Society, mientras que en el segundo quisimos ir más allá de la economía para ver si las tendencias que observábamos en ella eran únicas a nuestra disciplina o si se repetían en otras áreas que han tenido una evolución diferente en la representación de las mujeres. Para ello nos concentramos en la American Academy of Arts and Sciencies y la National Academy of Sciences y en tres disciplinas: psicología, economía y matemáticas.

Las tres instituciones tienen una manera de funcionar parecida: los futuros miembros son primero nominados y los miembros existentes votan sobre los nominados.

Metodología para crear la base de datos

El trabajo más importante para poder responder a la pregunta de si las mujeres y los hombres han recibido el mismo reconocimiento por su contribución a la ciencia es crear la base de datos apropiada para ello. Encontrar a aquellos que han sido reconocidos es muy fácil, ya que todas estas instituciones publican en sus páginas web qué científicos lo han recibido. Pero para hacer un análisis riguroso de la pregunta también teníamos que construir una base de quienes podían haber sido reconocidos y no lo fueron. Para ello incluimos también a los académicos más importantes de cada época. ¿Cómo hicimos esto? Basándonos en aquellos que sí han sido reconocidos, estudiamos dónde habían publicado sus trabajos más importantes, es decir, identificamos los nombres de estas revistas académicas más relevantes de cada época.

En economía, por ejemplo, para el primer trabajo identificamos 36 revistas. Procedimos a construir una base de todos los académicos que hubiesen publicado en esas 36 revistas al menos una vez desde el comienzo de la revista hasta el 2019. También medimos las citas acumuladas por los trabajos de cada autor, aunque esto no lo hicimos para las 36 revistas sino para las 5 más importantes, las llamadas top-5 en economía. Esto nos permitió construir una base de datos de todos los académicos economistas que fueron activos, es decir, que publicaban sus trabajos y acumulaban citas, a lo largo del último siglo. Para el resto de las disciplinas y para el segundo trabajo nos ceñimos a las 13-16 revistas más importantes y también medimos las citas que todos estos artículos fueron acumulando desde su publicación y a lo largo de los años. Por último, a todos los autores asignamos el género a través de su nombre, siempre que esto fuera posible. A pesar de los esfuerzos, siempre hay un porcentaje de autores cuyo género no es posible identificar (9% en psicología, 2% en economía y 29% en matemáticas en las dos últimas décadas). De esta manera, los datos nos ofrecen la oportunidad de conocer el “universo” o panel de los académicos más importantes en cada una de las disciplinas y décadas, con sus artículos acumulados y sus citas acumuladas por año, y además sabemos de todos ellos quiénes fueron reconocidos por estas instituciones y quiénes no.

Resultados: ¿han tenido las mujeres el mismo reconocimiento por sus contribuciones científicas que los hombres?

La respuesta esta pregunta depende del momento histórico, con una clara evolución a lo largo del tiempo.

En economía, antes de los años 80, encontramos clara evidencia de que las mujeres con contribuciones científicas comparables a las de los hombres tuvieron una menor probabilidad de ser reconocidas por la Econometric Society. Entre los años 80 y 90, no podemos descartar una neutralidad o igualdad en esta probabilidad. Sin embargo, especialmente en la última década, encontramos evidencia de que ahora las mujeres tienen una mayor probabilidad de ser reconocidas por la Econometric Society. Una ventaja de este estudio de los economistas y la Econometric Society es que tuvimos acceso a los datos de nominación. En la Econometric Society, la nominación puede venir de los Fellows que ya son parte del Econometric Society o desde 1995 del Comité de Nominación que nombra anualmente la Econometric Society. Un importante factor en este cambio vino del Comité de Nominación a quien a partir de 2012 se le pidió que pusiera el foco en mujeres economistas. Cuando miramos a la misma pregunta, pero ciñéndonos a la American Academy of Arts and Sciences y la National Academy of Science, encontramos una evolución parecida, aunque el cambio a que las mujeres tuviesen una mayor probabilidad de reconocimiento vino casi una década antes, a partir del año 2000.

En psicología, antes de los años 80, también encontramos evidencia de que las mujeres tuvieron una menor probabilidad de ser reconocidas por estas instituciones, pero a diferencia de economía y la Econometric Society, esta evidencia no es estadísticamente significativa. Sin embargo, a partir del año 2000, sí encontramos evidencia del cambio de signo, puesto que, en las últimas dos décadas, las mujeres han tenido una mayor probabilidad de ser reconocidas que los hombres, siempre controlando por sus publicaciones y citas acumuladas.

Por último, en matemáticas también encontramos una evolución parecida, aunque otra vez lo más significativo es que en las últimas dos décadas las mujeres, con contribuciones comparables a los hombres, tienen ahora una mayor probabilidad de ser reconocidas.

Psychology                                                                            Economics

Mathematics

El gráfico (Figura 2 del artículo 2022b) muestra la proporción de mujeres en cada una de las disciplinas, entre aquellos autores más prestigiosos (más de 5 o 15 publicaciones), que sería el grupo más relevante para el reconocimiento, así como entre los reconocidos. En las primeras décadas, la proporción de mujeres entre los más importante en las tres disciplinas era baja, aunque la proporción de mujeres reconocidas es, a veces, aún todavía más baja. Sin embargo, lo más destacable es que en las dos últimas décadas y en especial en los últimos años, la proporción de mujeres entre los reconocidos por la AAAS y NAS está muy por encima de la proporción de mujeres en los autores más prestigiosos. La diferencia más destacable entre las diferentes disciplinas es que en economía y matemáticas este trato favorable parece ser mayor que en psicología.

Reflexión final: limitaciones y conclusiones

Es importante tener en cuenta algunas limitaciones de estos dos estudios. Por una parte, se basan en la medida de la productividad de artículos publicados en revistas prestigiosas, así como en las citas acumuladas. Existe evidencia empírica de que estas medidas de productividad estén sesgadas por género. Es decir, hay evidencia de que las mujeres y hombres, por un artículo de la misma calidad, no tienen las mismas oportunidades de publicar o de que sus trabajos sean citados (ver por ejemplo aquí, aquí y aquí). Esta es una limitación importante a tener en cuenta a la hora de sacar conclusiones. ¿Cómo afecta esta limitación a los resultados presentados? Habría que hacer un ajuste a la baja en el coeficiente de mujeres, es decir, en los primeros años el trato desfavorable detectado podía haber sido más desfavorable y el trato favorable detectado en las últimas décadas en parte puede estar compensando por este sesgo. Por otro lado, este estudio se basa en instituciones muy concretas y en particular la AAAS y la NAS son instituciones americanas. Puede que estos resultados no se extiendan a otras instituciones de otros países. Por último, estos trabajos se centran en el reconocimiento que llega en la vida más consolidada de la academia. No nos informa acerca del camino que se haya tenido recorrer antes.

¿Qué conclusiones sacamos? La mayoría de los lectores seguramente no se sorprenderá de ese trato más negativo observado en las primeras décadas del siglo XX. Lo más sorprendente puede ser el giro en las dos últimas décadas. ¿A qué se debe este cambio? Los datos que tenemos no nos permiten ver el motivo del cambio y solo podemos ofrecer algunas posibles explicaciones. Puede que los académicos quieran enmendar el trato desfavorable del pasado. También puede que los académicos vean un valor añadido en dar mayor visibilidad a las mujeres dentro de las disciplinas. Por último, puede que se quiera compensar por las dificultades que hayan podido tener las mujeres a lo largo de su carrera académica.

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