Por Natalia Danzer, Sebastian Garcia-Torres, Max Steinhardt y Luca Stella
A pesar de algunos avances durante la última década, la representación de las mujeres en los liderazgos políticos sigue siendo limitada a nivel global. Al 1 de enero de 2024, solo 27 de 159 países estaban liderados por mujeres, un modesto incremento frente a los 18 países de hace una década (Oficina de Naciones Unidas para las Mujeres, 2024). En ese mismo año, las mujeres representaban el 23% de los gabinetes ministeriales en el mundo. Por un lado, estas cifras reflejan el largo camino que aún queda por recorrer para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (ODS 5) de las Naciones Unidas, que busca garantizar la igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles de toma de decisiones en la vida política, económica y pública (Naciones Unidas, 2015). Por otro lado, subrayan la necesidad de entender en qué medida la subrepresentación de las mujeres en la política influye en las decisiones de políticas públicas, especialmente en momentos de crisis.
Género y decisiones políticas: evidencia existente
La idea de que la identidad de una persona en la política, incluido su género, influye en los resultados de sus decisiones políticas está respaldada por un creciente cuerpo de investigaciones empíricas. Las mujeres en la política pueden tener un impacto significativo debido a diferencias de género en las preferencias sociales y a sus prioridades políticas (Hessami y Lopes da Fonseca, 2020).
La evidencia empírica en países paises en vía de desarrollo muestra que una mayor representación de mujeres en el gobierno ha aumentado las inversiones en áreas clave para las necesidades de mujeres niños y niñas, como la salud y la educación; ha mejorado la calidad institucional al reducir la corrupción y la extracción de rentas; y ha disminuido la violencia doméstica contra las mujeres (Chattopadhyay y Duflo, 2004; Bhalotra y Clots-Figueras, 2014; Brollo y Troiano, 2016; Bhalotra et al., 2023; Bochenkova et al., 2023; Baskaran et al., 2024). En países de altos ingresos, los resultados son menos concluyentes. Algunos estudios en Estados Unidos y España no encuentran un impacto significativo de las mujeres en el gasto público (Ferreira y Gyourko, 2014; Bagues y Campa, 2021). Sin embargo, investigaciones en Francia y Alemania muestran que una mayor proporción de mujeres en el gobierno prioriza temas relacionados con mujeres, niños, el cuidado infantil y los servicios de salud (Lippmann, 2022; Baskaran y Hessami, 2023).
La pandemia de COVID-19 ha reavivado el interés académico en analizar cómo la representación de las mujeres puede influir respuestas políticas. Varios estudios indican que las líderes políticas fueron más exitosas que los hombres en combatir la pandemia y reducir su impacto sanitario, medido en casos de infección, muertes y hospitalizaciones (Garikipati y Kambhampati, 2021; Bruce et al., 2022).
Primera evidencia sobre mujeres en gobiernos y cierres escolares
En un artículo reciente (Danzer et al., 2024), aportamos nueva evidencia a este debate, centrándonos no exclusivamente en el género de la cabeza del gobierno, sino en el porcentaje de mujeres que forman parte de los gobiernos nacionales. Específicamente, investigamos si una mayor proporción de mujeres en el gobierno influye en la probabilidad de implementar una de las medidas de contención más restrictivas y controversiales durante la pandemia: el cierre de escuelas y colegios.
Como se ilustra en la Figura 1, hubo una variación sustancial en los cierres escolares entre países y a lo largo del tiempo. En abril de 2020, el 85% de los países de la Unión Europea (UE) cerraron completamente sus colegios, marcando el punto más alto de estos cierres. Hasta la fecha, la efectividad de los cierres escolares como medida de contención del virus sigue siendo incierta. Algunos estudios sugieren que redujeron la transmisión (por ejemplo, Lessler et al., 2021; Vlachos et al., 2021; Amodio et al., 2022), mientras que otros no encuentran un impacto significativo o incluso detectan un aumento de casos (por ejemplo, Isphording et al., 2021; Diederichs et al., 2022; von Bismarck-Osten et al., 2022).
Al mismo tiempo, una creciente cantidad de evidencia indica que los cierres escolares afectaron de manera desproporcionada y adversa a niños, niñas y sus familias, especialmente a las madres. Esto provocó un deterioro significativo del bienestar, un aumento en las responsabilidades de cuidado infantil y una menor participación de las madres en el mercado laboral (Albanesi y Kim, 2021; Croda y Grossbard, 2021; Huebener et al., 2021). Además, los cierres de colegios ocasionaron pérdidas importantes de aprendizaje y retrasos en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes (Giuntella et al., 2021; Grewenig et al., 2021).
Figura 1. Evolución del cierre de colegios en los países de la UE-28 entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de septiembre de 2021.

En nuestro estudio, examinamos cómo el porcentaje de mujeres en el gobierno influyó en los cierres escolares en Europa desde marzo de 2020 hasta septiembre de 2021. Dado que las decisiones sobre los cierres escolares y otras medidas de contención fueron tomadas principalmente por órganos ejecutivos, nos centramos en la composición de los gobiernos nacionales.
Nuestro análisis se basa en un conjunto de datos panel semanales, recopilado por nuestro equipo, para 28 países europeos, abarcando las tres primeras olas de COVID-19. Nuestra variable principal es un indicador binario que señala si se cerraron las escuelas a nivel nacional en una semana determinada. Este indicador se construye a partir de datos diarios armonizados sobre cierres escolares y otras respuestas gubernamentales extraídos del Oxford Covid-19 Government Response Tracker (OxCGRT; Hale et al., 2021).
La variable explicativa clave de interés es la proporción de mujeres miembros en los gobiernos a finales de 2019, obtenida de la Base de Datos de Estadísticas de Género del Instituto Europeo de Igualdad de Género. Al basarnos en la proporción de mujeres en los gobiernos antes de la pandemia, reducimos los problemas potenciales de causalidad inversa relacionados con los cambios en la composición de género de los gobiernos durante la pandemia.
Nuestros hallazgos revelan una notable relación negativa entre el porcentaje de mujeres en el gobierno y la probabilidad de cierres escolares, como se muestra en la Figura 2. Los resultados de nuestras regresiones indican que un aumento de una desviación estándar en la proporción de mujeres en el gobierno se asocia con una reducción de 5,7 puntos porcentuales en la probabilidad de cierres escolares. Para poner estos números en perspectiva: el porcentaje promedio de mujeres en los gobiernos nacionales de nuestra muestra es aproximadamente del 31. Según las estimaciones, un aumento de 13 puntos porcentuales en la proporción de mujeres se asocia con una reducción en la probabilidad de cierres escolares equivalente al 24% del promedio de cierres escolares.
Este hallazgo se mantiene altamente robusto frente a extensas pruebas de sensibilidad y al considerar factores potenciales de confusión, como la gravedad de la pandemia, condiciones económicas, capacidad del sistema de salud, participación laboral de mujeres o actitudes hacia los roles de género. También analizamos la posible influencia de la orientación política del gobierno, la presencia de mujeres ministras en los sectores de educación o salud, y la edad promedio de los miembros del gobierno. Ninguno de estos factores altera la relación negativa entre la representación política de las mujeres y los cierres escolares.
Fig. 2. Porcentaje de mujeres en los gobiernos nacionales (en 2019) y total de semanas de cierre de escuelas entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de septiembre de 2021.

Evidencia sobre la rigurosidad general de las medidas de contención y otras políticas
Análisis complementarios sugieren que nuestros resultados reflejan una preferencia de las mujeres por enfoques políticos diferentes para combatir la pandemia, pero no una resistencia general a implementar medidas estrictas ni una menor preocupación por la propagación del COVID-19 (ver Figura 3). No encontramos diferencias de género en el índice de rigurosidad general de las medidas de contención implementadas ni en el índice de respuesta sanitaria global.
De manera similar, no detectamos diferencias significativas en la probabilidad de implementar políticas más "neutrales" en términos de género, como el uso obligatorio de mascarillas, las restricciones a reuniones o las limitaciones a los viajes internacionales.
En general, la evidencia sugiere que los gobiernos con una mayor representación de mujeres estaban igualmente comprometidos con la lucha contra la pandemia, pero priorizaron otras herramientas políticas en lugar de los cierres escolares.
Fig. 3. La figura resume las relaciones estimadas entre la proporción de mujeres en los gobiernos nacionales (en 2019) y la probabilidad de aplicar medidas de contención seleccionadas y los índices compuestos que reflejan el rigor general de todas las políticas gubernamentales (índice de rigor) o las medidas relacionadas con la salud, incluida la inversión en vacunas contra la Covid-19 y la financiación de emergencia para la atención sanitaria (índice de respuesta sanitaria) entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de septiembre de 2021.

Conclusión e implicaciones para la política futura
La pandemia de COVID-19 ha demostrado el papel crucial que desempeña la representación de las mujeres en el poder político para dar forma a las respuestas políticas. Nuestro estudio revela que una mayor proporción de mujeres en los gobiernos está asociada con una menor probabilidad de cierres de escuelas y colegios. Nuestros resultados muestran que las mujeres en el poder político prefirieron combinaciones de políticas diferentes para combatir la pandemia, lo que señala a diferencias de género en prioridades políticas.
Tal vez, basándose en experiencias personales o en el acceso a información dentro de redes de género, es posible que las mujeres hayan sido más conscientes, y con mayor antelación, de las implicaciones negativas de los cierres escolares para los niños, las niñas y las familias, en particular para las madres, así como de sus consecuencias a largo plazo en la educación, los mercados laborales y las desigualdades sociales.
A medida que los países se preparan para futuros desafíos, promover la diversidad de género en las instituciones políticas y en los equipos de gestión de crisis debería ser una prioridad estratégica. De este modo, la formulación de políticas podrá beneficiarse de una gama más amplia de perspectivas e intereses sociales, permitiendo diseñar políticas que respondan mejor a las necesidades de toda la sociedad.
Hay 1 comentarios
Enhorabuena, muy interesante! En un artículo reciente (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0272775724000992) encontramos que, a su vez, un aumento en la educación femenina incrementa significativamente el porcentaje de mujeres elegidas en los parlamentos regionales.
Los comentarios están cerrados.