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Crisis económica, drogas y actitudes entre los jóvenes

De Sara Ayllón (@ayllonsara)

Los medios de comunicación de los Estados Unidos vienen últimamente repletos de noticias sobre la llamada “crisis de los opioides” y el terrible aumento de la tasa de mortalidad por sobredosis que está sufriendo el país (véase, aquí, aquí y aquí). Los economistas estadounidenses han empezado a estudiar sus consecuencias, por ejemplo, en el mercado de trabajo (aquí un resumen de un trabajo de Krueger) y a buscar posibles explicaciones, desde la formación de los propios médicos (Schnell y Currie), a la implicación de Medicaid en el problema, pasando, como no, por las condiciones macroeconómicas (Hollingsworth, Ruhm y Simon).

Hoy quiero hablarles de uno de mis trabajos junto con Natalia N. Ferreira-Batista, recientemente aceptado para publicación (aquí) y que tiene relación. Aunque no estudiamos un problema tan grave como la pérdida de vidas humanas, investigamos la posible relación entre paro y consumo de drogas durante la reciente crisis económica en Europa. Para el análisis hemos armonizado datos en el tiempo de cuatro Eurobarómetros (‘Young people and drugs’) que contienen no solamente información sobre consumo de algunas sustancias estupefacientes sino también sobre actitudes ante las drogas. La muestra incluye 28 países y es representativa del grupo de edad entre 17 y 24 años.

Nuestros resultados derivan de regresiones logit con efectos fijos por país (o región) y año y donde nuestra principal variable explicativa es la tasa de paro total o juvenil que obtenemos de Eurostat. De esta forma, explotamos la variabilidad de las tasas de paro en el tiempo resultado del distinto impacto de la crisis en los países y regiones de Europa. Bien es cierto que el uso de la tasa de paro (especialmente la juvenil) podría introducir un cierto grado de endogeneidad si la oferta de trabajo se ve afectada por el consumo de drogas pero creemos que el efecto debería de ser pequeño en la muestra analizada.

¿Qué encontramos? Primero, se confirma una relación positiva entre aumentos de la tasa de paro y aumentos en el consumo de cannabis y de “nuevas substancias”. Así, un incremento de un 1% de la tasa de paro a nivel regional se asocia a un incremento de 0,7 puntos porcentuales en la probabilidad que los jóvenes digan que han consumido cannabis. La misma cifra para “nuevas substancias” es de 0,5 (según la encuesta se trata de hierbas, pastillas, setas mágicas… pero, por favor, no me pregunten detalles, “¡no field work!”). Los efectos marginales son más pequeños cuando utilizamos la tasa de paro juvenil en lugar de la tasa de paro relativa al conjunto de la población. Aun así, no son cambios desdeñables si pensamos, por ejemplo, en el aumento del paro durante la crisis en España.

En segundo lugar, analizamos si cambios en las condiciones macroeconómicas se relacionan con cambios en la percepción que los jóvenes tienen de la dificultad (o facilidad) de acceder a determinadas sustancias. En este caso, encontramos que aumentos de la tasa de paro se relacionan con un mayor número de jóvenes que afirman que obtener éxtasis, cocaína o heroína es más difícil. Pero, cuando centramos el análisis entre los jóvenes que dicen consumir, los resultados cambian y, a más paro, más fácil se percibe el acceso. Desafortunadamente, la falta de datos no nos ha permitido ir más allá y estudiar las consecuencias de la crisis en el mercado negro y, mucho menos, en los nuevos criptomercados.

En tercer lugar, estudiamos si cambios en las posibilidades de encontrar un trabajo podrían estar relacionados con cambios en la percepción que los jóvenes tienen de los riesgos para la salud asociados al consumo de drogas. Y aquí no encontramos ninguna relación con el ciclo económico excepto para el éxtasis: aumentos en la tasa de paro se asocian a un mayor número de jóvenes que creen que consumir esta droga no es perjudicial para la salud. Estos resultados encajan con el European Drugs Report de 2016, según el cual, el éxtasis está (de nuevo) ganando terreno.

Finalmente, y en mi opinión, una de las cuestiones más interesantes que contiene la base de datos que hemos utilizado es la que pregunta a los jóvenes cuáles creen que son las políticas más efectivas para combatir los problemas que las drogas causan en la sociedad. A nivel descriptivo, se observa un importante apoyo para “medidas más severas contra los traficantes”, “campañas de información” o “tratamiento y rehabilitación”. Sin embargo, de las regresiones econométricas aprendemos que cambios en las condiciones macroeconómicas se relacionan con cambios en el apoyo a solo dos políticas. Así, por un lado, aumentos de la tasa de paro se asocian con aumentos del número de jóvenes que dicen creer que la solución pasa por “reducir la pobreza y el paro”. Y, por el otro, aumentos de la tasa de paro se relacionan con un menor apoyo a “medidas más severas contra los consumidores”. Claro, podemos pensar en distintas interpretaciones a estos resultados pero, parece que los jóvenes (a su manera) están estableciendo la relación entre el ciclo económico y el consumo de drogas. Al mismo tiempo, los jóvenes parecen mostrar una cierta empatía (o tolerancia) hacia su generación pues a más falta de oportunidades en el mercado de trabajo, menor es el porcentaje de la muestra que cree en la necesidad de perseguir a los consumidores. En definitiva, parece que, con las drogas, como con otras muchas esferas en la vida, no se trata tanto de criminalizar o de culpabilizar sino de ofrecer oportunidades.