Por Juan Prieto-Rodríguez, Universidad de Oviedo, Rafael Salas, Universidad Complutense de Madrid e ICAE y Douglas Noonan, O’Neill School at Indiana University–Purdue University Indianapolis (IUPUI)
A principios de 2020 Donald Trump se mostró muy escéptico ante la evidencia científica sobre la amenaza que representaba el COVID-19 y se negó a tomar medidas severas que pudieran afectar la economía. Sin embargo, otras autoridades con capacidad normativas siguieron un enfoque diferente, quedando los gobernadores estatales y sus órdenes ejecutivas como los principales motores de la respuesta política. Por ejemplo, el 23 de marzo de 2020, ya había ocho estados confinados: California, Illinois, Nueva York, Connecticut, Luisiana, Ohio, Oregón y Washington. De estos estados, solo el gobernador de Ohio era republicano. Al mismo tiempo, muchos ciudadanos priorizaron la defensa de sus derechos y libertades individuales al manifestarse en todo el país a fines de abril de 2020.
Uso de la contaminación del aire para medir el efecto de los confinamientos
El brote de COVID-19 nos brinda la oportunidad de examinar las relaciones entre el partidismo político en los EEUU y, por un lado, los defensores de medidas severas de salud pública y, por el otro, los defensores de los derechos y libertades individuales. En nuestro análisis, analizamos los efectos de la ideología política de los gobiernos estatales sobre los niveles de contaminación del aire por dióxido de nitrógeno (NO2), ya que éstos son un buen indicador de la actividad económica local y el tráfico de vehículos. En concreto, estudiamos si la ideología política de cada gobernador estatal y sus votantes influyó en las caídas en los niveles de NO2 que se observaron después del brote de COVID-19.
Las caídas de NO2 probablemente se debieron a la disminución de la movilidad y la actividad económica causada por los requisitos legales asociados a las políticas de confinamiento y, también, a las medidas de precaución tomadas voluntariamente por el público antes o incluso después de la aplicación de los confinamientos. Así, asumimos que la ideología pudo tener un doble canal para influir en la movilidad, en la actividad y, en última instancia, en la contaminación. Primero, la ideología influyó directamente a través del comportamiento de las personas. Así, los partidarios de Trump pudieron no cambiar su comportamiento y protestar por lo que consideraban una crisis exagerada, mientras que los votantes demócratas mostraron mayor cautela y acataron las ordenes de permanecer en casa o, incluso, lo hicieron voluntariamente.
En segundo lugar, la ideología también tuvo una vía indirecta al influir en las políticas gubernamentales y, a través de ellas, afectar el comportamiento y, por lo tanto, la movilidad/actividad económica. Por ejemplo, las órdenes ejecutivas de los gobernadores decretando confinamientos limitaron la actividad económica.
Para evaluar esta doble vía de influencia, medimos la ideología mediante tres variables alternativas: el porcentaje de votos de Trump en las elecciones presidenciales de 2016 por condados y por estados, y el partido del gobernador estatal. Dado que la aparición del COVID-19 puede considerarse un evento inesperado, se asume que la ideología política de los diferentes gobernadores y el porcentaje de votos en favor de Trump en las elecciones presidenciales previas son independientes de la aparición de la enfermedad (una vez controlados otros determinantes de la salud pública). Partiendo de este supuesto, con datos de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) de diferentes estaciones de control de la calidad del aire distribuidas por el territorio continental de Estados Unidos, comprobamos que la filiación política del gobernador del estado y la ideología de la población influyó en los descensos observados en los niveles de NO2 tras el estallido de la pandemia.
En la Figura 1 se representa las medias móviles semanales de los niveles de NO2 por partido político del gobernador. Esta es una primera aproximación para entender el efecto de los partidos políticos en EEUU sobre los niveles de contaminación del aire tras el estallido de la pandemia de COVID-19.
Figura 1. Evolución de los niveles de NO2 por tipo de estado
Dado que el NO2 está presente en las ciudades y áreas industriales debido principalmente a los procesos de combustión asociados con los automóviles y la industria, se observan diferencias por estado que obedecen, principalmente, a los porcentajes de población urbana, la importancia de la industria y del sector químico. En general, los estados demócratas tienen economías más urbanas e industrializadas por lo que tienen concentraciones medias más altas de NO2. Entre el 29 de febrero (la primera muerte anunciada por COVID-19) y el 16 de abril de 2020 (cuando el presidente Trump proclamó la transferencia de la responsabilidad de cómo reiniciar o no la actividad a los gobernadores estatales), hubo una reducción del 53 % en los niveles promedio de NO2 en todas las estaciones. Sin embargo, hubo recortes significativamente mayores en los estados demócratas.
La importancia de la ideología para la salud pública
Usando modelos de Diferencias en Diferencias que comparan la evolución de los niveles de NO2 desde principios de 2018 hasta finales de junio de 2020, que coincide con el punto mínimo de las muertes nacionales al final de la primera ola de COVID-19, estimamos que los estados republicanos tuvieron recortes significativamente menores en los niveles de NO2 que los estados demócratas. Este resultado es robusto a cómo se defina el punto de partida de COVID-19 o cómo se mida la ideología.
Es más, la proporción de votos de Trump por estado resultó ser estadísticamente mejor que las otras dos medidas de la ideología para explicar los cambios en los niveles de NO2. Hemos interpretado este resultado como la conformación de que la ideología de los votantes, efectivamente, tuvo un impacto en el NO2 que es una combinación de efectos ideológicos indirectos y directos descritos anteriormente. Dados nuestros resultados, los gobernadores demócratas con un alto apoyo de los votantes (es decir, estados con un bajo porcentaje de votantes de Trump) pudieron tomar medidas adicionales de restricción de la actividad y la movilidad, de manera que la ideología afectara indirectamente el comportamiento de las personas. Esto es consistente con el papel destacado que jugaron algunos gobernadores durante el estallido de la pandemia.
A partir de los efectos fijos de estado estimados en modelos de Diferencias en Diferencias, la Figura 2 muestra la reducción promedio de los niveles de NO2 después del inicio de la pandemia en los EEUU. Se observa que las mayores disminuciones se dieron en los estados de tendencia demócrata.
Figura 2. Reducción promedio de NO2 por estados
Finalmente, la diferencia entre los estados demócratas y republicanos en las caídas respectivas de NO2 se redujo después del 16 de abril. Por lo tanto, los estados demócratas y republicanos se diferenciaron de manera importante no solo en el alcance inicial de sus restricciones de movilidad y actividad, sino también en la velocidad a la que las aplicaron.
Nuestros resultados son un claro ejemplo de cómo la ideología, muchas veces, no es tan independiente como debería de las cuestiones científicas en materia de salud pública. Esto debería hacernos reflexionar sobre cuál debe ser la mejor estrategia a seguir en el futuro. Así, creemos que sería deseable establecer protocolos claros de actuación del personal de salud pública para todos los niveles administrativos, en todos los países, para futuras pandemias, estando estos protocolos orientados por la evidencia científica y no por la ideología.
Nota: Esta entrada al blog de NadaesGratis se basa en el artículo, ‘Ideology and policy decision-making in the face of the Coronavirus pandemic in the US’ en The Cambridge Journal of Regions, Economy and Society. Asimismo, el blog USAPP de la London School of Economics publicó la entrada Measuring US air quality during the pandemic shows that political ideology matters for public health a partir de nuestro artículo.
Hay 2 comentarios
Muy interesante. Me gustaría saber si habéis controlado el descenso de NO2 por el nivel inicial, además de la ideología. Uno podría pensar que el confinamiento hace converger a la baja esos niveles y por eso bajan más los que estaban más altos, lo que generaría una correlación engañosa con (o adicional a) la ideología
Mucha gracias Diego,
Tenes razón en que si la economía parase completamente, todos los estado convergerían al mismo punto, a cero, cayendo más en los estados más industriales, que son los demócratas. No obstante, la paralización no es total, sino que hay unas actividades básicas que siguen funcionando. Además, lo importante ha sido que no sólo se produce una diferencia en los niveles, sino también una diferencia en la velocidad en la que se ha producido está caída, que vemos que está asociada a la ideología. Hemos controlado por muchos efectos fijos geográficos, temporales, y parece que este resultado es robusto.
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