La distribución de la renta y la crisis (II)

En la primera entrega de Inequality in Focus de abril de 2012 del Banco Mundial se afirmaba que 2011 será recordado como el año en el que la desigualdad en la distribución de la renta volvió a ocupar un lugar central entre las preocupaciones de política económica y social, y el exhaustivo informe reciente de The Economist viene a corroborar esta preocupación. La crisis financiera tiene desde luego buena culpa de este renovado interés, pero la desigualdad en la distribución de la renta lleva más de dos décadas en aumento en la mayoría de los países del planeta, en particular en los más desarrollados.

Son numerosos los estudios que muestran que la distribución de la renta en el mundo ha empeorado en los últimos años. Y esto a pesar de la convergencia entre países que no ha podido compensar el aumento de las disparidades dentro de muchos de ellos. El índice de Gini, que mide la distribución de la renta -con valores extremos 0, cuando todos los individuos de la muestra tienen la misma renta, y 100 si un individuo acumula toda la renta- ha aumentado entre 1995 y 2007 en dos tercios de los 141 países analizados por Ortiz y Cummins. Todavía más preocupante es el hecho de que desde 1980 el 20% de la población mundial con renta más alta acumula más del 80% de la renta total mientras que el 40% más pobre apenas recibe el 3% de la misma y que el índice de Gini de distribución de la riqueza es sustancialmente mayor que el de la renta, lo que indica que estas diferencias pueden ser muy persistentes.

Por regiones, las disparidades de renta han tendido a corregirse en aquellas en las que las diferencias eran más acusadas –América Latina, África- y a empeorar en la mayoría de los países asiáticos y en particular en los más desarrollados, como se recoge en el Gráfico 1 -de los mismos autores- que refleja el índice de Gini y su tasa de variación desde los años 1990 y 2000 hasta 2008. Esto podría interpretarse como una tendencia a la convergencia en la desigualdad hacia un nivel socialmente aceptable y económicamente eficiente, que incentivaría la especialización y la acumulación de capital humano de quienes quieren escapar de la pobreza, como muestra, por ejemplo, el análisis clásico de Welch para Estados Unidos –gracias Juanfran por recordarme este trabajo. Sin embargo hay otros datos relativos a la evolución de la desigualdad que no son consistentes con esta interpretación y que indican que las grandes diferencias de renta no van necesariamente asociadas a una mayor eficiencia y por lo tanto que no tienen porqué ser un factor que ayude al crecimiento en el futuro.

Por una parte el incremento de la desigualdad ha tenido lugar fundamentalmente en los extremos de la distribución. Como calcula Bonesmo Fredriksen –Gráfico 2- el rasgo principal de esta distribución es la polarización de la renta con un fuerte crecimiento en el decil superior y un estancamiento cuando no disminución de la renta en el decil más bajo. En este periodo el aumento de la renta disponible ha sido similar para el resto de grupos de la población en la Unión Europea y, en menor medida, en Estados Unidos. De los factores habitualmente citados como explicativos del crecimiento de la desigualdad, la expansión del sector financiero y un tratamiento fiscal más favorable parecen haber contribuido más a la polarización en la parte alta de la distribución que el comercio internacional o el progreso técnico.

En segundo lugar, esta desigualdad de rentas incorpora un componente nada desdeñable de desigualdad de oportunidades que no sólo no incentiva una mejor asignación de recursos sino que la dificulta perpetuando las diferencias sociales. No resulta sencillo distinguir entre la proporción de la dispersión de rentas que se debe a factores exógenos a los individuos (“circunstancias”) de aquella causada por factores sobre los que estos tienen algún control (“esfuerzo”). Los factores circunstanciales conforman lo que entendemos por desigualdad de oportunidades y el propio informe de The Economist señala que su contribución a la desigualdad observada de la renta es muy diferente por países. Así en Noruega y Suecia las circunstancias ajenas a la elección de los individuos explican entre el 3% y el 11% de la dispersión de la renta, mientras que en Guatemala o Brasil esta proporción supera el 30%. E incluso estas estimaciones constituyen un límite inferior porque las circunstancias no son todas fácilmente observables e influyen con frecuencia en el esfuerzo de los individuos por mejorar su posición en la escala social. Como muestran Checchi, Peragine y Serlenga en diversos trabajos –por ejemplo este y este- las diferencias de oportunidades son también una causa fundamental de la desigualdad de rentas observada en la Unión Europea, en particular en la Europa Mediterránea y Central -con la excepción de algunos países del Este- llegando a explicar el 25% del total en algunos casos.

Y para poner las cosas más difíciles está el efecto de la crisis que muy previsiblemente no seguirá las pautas de la de 1929 en Estados Unidos, tras la cual la desigualdad de la renta, que había empeorado sustancialmente como ahora, mejoró durante varias décadas. En Europa, y aunque no tenemos aún una perspectiva temporal suficiente, los datos de Eurostat -sobre los que me ha llamado la atención Samuel- muestran que la crisis ya ha hecho mella en la distribución de la renta. Como se puede observar en el Gráfico 3 el cociente entre la media de renta del quintil superior y la del inferior –Q80/Q20- de la distribución ha aumentado significativamente entre los países más desarrollados –UE(15) y Eurozona- desde los valores anteriores a la crisis, mientras que disminuye entre los nuevos países miembros de la UE.

En un estudio muy completo para el Programa de Desarrollo de la Naciones Unidas Atkinson y Morelli, concluyen que no hay un patrón inequívoco sobre la relación entre crisis financieras y distribución de la renta. Las desigualdades sociales efectivamente disminuyeron tras algunas crisis importantes, pero también aumentaron en otros casos, lo que indica que las estrategias alternativas de política económica para combatir la recesión inciden en la desigualdad. En la misma dirección apuntan los resultados del reciente informe del Fondo Monetario Internacional, Taking Stock: A Progress Report on Fiscal Adjustment que señala que el ajuste fiscal –la forma que adopta y su intensidad- es determinante en el impacto que las recesiones tienen sobre la distribución de la renta. El informe analiza una muestra de 48 países emergentes y desarrollados entre 1980 y 2010 y encuentra una clara influencia negativa sobre la igualdad de las tecnologías de la información –como proxy del progreso tecnológico sesgado en favor de la cualificación- del comercio internacional –aunque en este caso la relación con la desigualdad es muy no lineal y la evidencia no es concluyente- y de algunos cambios en los impuestos y en el gasto público que han dado lugar a una estructura fiscal más regresiva. Pero junto a ello, el informe encuentra para el conjunto de la muestra y en especial para la OCDE que las consolidaciones fiscales como tales han contribuido a empeorar la distribución de la renta, en particular cuando el ajuste ha sido muy intenso y cuando este se ha basado fundamentalmente en el gasto productivo y social.

Toda esta evidencia añade otra restricción más –y ya van muchas- a las decisiones de política económica que tienen que tomar los países más afectados por la recesión actual. Entre los muchos deberes que no se hicieron en el pasado está el no haber aprovechado para promover un crecimiento más integrador. El FMI advierte que sus resultados no deben interpretarse como que el ajuste fiscal no es necesario, sino en el sentido de incorporar la variable social y de desigualdad a las decisiones macroeconómicas para evitar un mayor deterioro del equilibrio social en algunos países. El informe de The Economist concluye con una propuesta que denomina True Progresivism cuyo objetivo es compatibilizar la reducción de las desigualdades con el crecimiento necesario para superar la recesión y mantener la senda de crecimiento de años atrás. Algunas de estas medidas, como la educación, son cruciales pero sólo efectivas a largo plazo. A corto plazo es preciso rediseñar el proceso de ajuste fiscal para hacerlo financiera y socialmente sostenible.

 

Hay 14 comentarios
  • El post muestra claramente el aumento de la desigualdad, no termina de mostrar sus causas y los problemas que de ello se derivan, y sólo se asoma a las posibles medidas paliativas. En este último aspecto la fiscalidad juega un papel no exclusivo, pero sí fundamental. Y lo que ha cambiado radicalmente en estos 30 años es el entorno económico y tecnológico que condiciona los efectos de la fiscalidad. La competencia fiscal entre países se centra en las figuras con bases más movibles internacionalmente, desde las empresas a las rentas del capital o cualquier otra lo suficientemente alta como para pagar el coste fijo de una gestión optimizada (deportistas, artistas, etc). En ese marco medidas unilaterales e internas como las que intenta Francia están condenadas al fracaso, y medidas consensuadas por todos los países son inviables o meras declaraciones de intenciones. El camino intermedio son medidas que fuerzan el criterio de territorialidad, como la FATCA americana que entrará en vigor, si Romney no lo impide, en un par de meses. Y en esa lucha por la preminencia de los Inspectores sin Fronteras, es crucial el papel de casos como el de Falciani en España o el del periodista detenido en Grecia. Son casos aislados, pero sintomáticos de lo que está por venir; deberíamos ser capaces de hacer propuestas concretas que eviten tanto la competencia desleal como el abuso de ese concepto en la protección de privilegios.

  • Gracias, Javier por esta segunda entrega, necesaria y oportuna.
    Solo un pero: la cita del "clásico" de West destaca en tu análisis igual que un pelo en una excelente sopa, aunque luego lo utilices acertadamente como elemento a criticar. Escribe en 1999, con datos de 1992, que la desigualdad de renta, después de haber aumentado hasta los niveles anteriores a la segunda guerra mundial, ¡estaba empezando a hacerse más equitativa! Sin palabras..., tampoco creo que haya que darle más importancia, aunque desde luego, no creo que pase a la historia como un "clásico".
    Cuando coinciden en un mismo tema The Economist, el FMI (Kumhof), Stiglitz, Krugman o Rajan, tiene que haber algo muy gordo y muy cierto detrás. Lo que ocurre es que hay ahí fuera un par o tres cohortes de economistas que han formado su "sistema operativo" (la forma profunda de como ven el mundo) de acuerdo con el programa que genera cosas como West (1999): que el mercado lanza las señales necesarias y genera las desigualdades "óptimas". Ya hemos visto a dónde llevan esas "señales" que genera el sistema: a impedir la formación de capital humano y a generar sociedades más corruptas.
    En cualquier caso, una entrada para guardar en marcadores.

    • Jorge
      Gracias por tus comentarios. Efectivamente, como en otras cosas la crisis está poniendo sobre la mesa problemas más profundos que con el crecimiento se nos "olvidaron". En particular hay manifestaciones de la desigualdad que no deben pasar desapercibidas ya que indican algo más profundo y persistente. Si el crecimiento no es inclusivo y las crisis tampoco la deslegitimación social de la economía de mercado puede ser muy rápida.

  • El asunto es de extraordinaria importancia no sólo por razones morales o éticas, incluso religiosas, sino también estrictamente económicas. Como reconoce el mismo FMI:

    ” longer growth spells are robustly associated with more equality in the income distribution”. Ver:
    http://www.imf.org/external/pubs/ft/sdn/2011/sdn1108.pdf

    Las razones son muy variadas. Mankiw destaca la influencia de la educación, especialmente la universitaria; Stiglitz el nivel económico de los padres -muy relacionado con la educación- y la falta de movilidad social y Krugman el auge de la ideología conservadora, que confía en el “tricle-down”-hacer a los ricos más ricos será bueno para toda la economía , pues son los que dan trabajo e innovan. Esto, desde luego, va en contra de la experiencia de los últimos años, donde los avances técnicos (desde la medicina hasta inernet ) han contado con financiación pública.

    Una razón que no se destaca -por razones obvias- en foros económicos es la responsabilidad de los economistas, especialmente los académicos y los “creadores de opinión” en este asunto. Me refiero a los economistas defensores de la ideología del mercado –los llamados neoclásicos o “mainstream”, mayoritarios en España y en casi todo el mundo-que siguen defendiendo las bondades de la desregulación y de la mano invisible y que han impuesto sus recetas desde hace mas de 40 años y son, por tanto, los responsables del aumento de la desigualdad, de la crisis económica y de las medidas actuales, que están retrasando la recuperación.

    Saludos.

  • Muchas gracias, Javier, por volver a abordar el tema de la distribución de la renta. Siempre me ha sorprendido que NeG no dedique más atención a este tema

    Un aspecto que merece la pena destacar es la elevada desigualdad de la renta en España respecto a otros países europeos: tenemos el dudoso honor de liderar el ranking en términos del índice de Gini.

    Aquí tenéis los datos del coeficiente de Gini en 2010 para algunos paises europeos (En España, aumentó todavía mas en 2011)

    Spain 33.9
    Portugal 33.7
    United Kingdom 33
    Greece 32.9
    Italy 31.2
    European Union 30.5
    France 29.8
    Germany 29.3
    Luxembourg 27.9
    Denmark 26.9
    Belgium 26.6
    Austria 26.1
    Netherlands 25.5
    Finland 25.4
    Sweden 24.1

    Nuestro extraordinario mercado de trabajo está claro que no ayuda: nuestra actual tasa de paro nunca había sido tan alta desde que tenemos estimaciones (crisis del 29 incluida)

    Por otro lado, el reducido grado de competencia en muchos mercados es un buen caldo de cultivo para la captura de rentas. Como le gusta decir a Luigi Zingales, hay mucho pro-business, pero poco pro-market

    Saludos

    PD 1 ¿Qué opinión te merece el The Price of Inequality de Stiglitz?

    PD2 Muy interesante José Fernández-Albertos https://sites.google.com/site/jfalbertos/ sobre predistribución http://www.eldiario.es/agendapublica/Redistribucion-Predistribucion-Parte_6_60953927.html y http://www.eldiario.es/agendapublica/Redistribucion-Predistribucion-Parte-II_6_64103592.html
    ¿Habéis pensado en invitarle para que escriba una entrada para Nada es Gratis?

    PD3 ¿Los datos de renta disponible de gráfico 2 son reales o nominales?

    Datos de Eurostat: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/product_details/dataset?p_product_code=TESSI190

    • Penny

      Gracias por tu aportación.
      A tu última cuestión: son datos de crecimiento de renta disponible real.
      Y respecto a libro de Stgilitz tengo sentimientos encontrados. Muy resumidamente, lo que señala como el secuestro de los resultados de mercado por unos pocos mediante el control sobre los reguladores es en buena medida cierto y constituye, en mi opinión, el principal elemento de deslegitimación del capitalismo moderno -más que las propias crisis. Sin embargo no me parece que la interpretación de los acontecimientos económicos como derivados casi exclusivamente de este comportamiento político perverso sea de mucha ayuda.
      Los problemas de crony capitalism existen desde siempre y coinciden con expansiones y recesiones, con crecimiento y sin él. Son injustos y generan ineficiencias por lo que deben ser combatidos, pero los ciclos económicos y crisis como la actual tienen otras causas -shocks, errores genuinos de regulación, tensiones derivadas de la globalización y el ascenso de los emergentes, etc- y de su interpretación parece derivarse -exagerando un poco- que una democracia económica propiamente dicha podría reducir sustancialmente sus efectos negativos. Esta democracia es deseable en si misma, y reduciría las desigualdades pero seguirían dándose otros problemas macroeconómicos sobre los que la capacidad de influencia de la política –y en particular la nacional- es limitada.

  • Bien traído. ¿os habéis fijado que con los cinco primeros de la lista-Gini TAMBIÉN se puede formar la palabra PIGS, solo que en este caso la "I" la pone "Inglaterra"?... A ver si va a haber aquí alguna relación desigualdad-deuda. Esta es la "Tesis de Rajan"

  • Grandísimo post. Para que luego digan que NeG trabaja para el capital. Por cierto, ¿en breve tendremos algún post sobre inflación-desigualdad de la renta-crecimiento y/o eficiencia?

  • Hay cosas que no se pueden decir en público y el artículo de Javier Andrés, en su mejor tradición, llega hasta donde es posible.

    Esto es evidente y documentado para y por mucha gente. Todos ellos parias expulsados del paradigma vigente. Hasta en la Wiki se muestra que el Gini de USA y China en 2005 era el mismo o parecidísimo. Imaginemos desde entonces.

    Claro que, como dice algún comentario, algo muy gordo está pasando.

    ¿Cómo, si no, estarían reputados consultores y profesores (dos profesiones que creo difícilmente compatibles en estos tiempos) publicando libros que piden, por favor, dar marcha atrás en el paradigma vigente?

    Lo difícil no es ver lo que pasa. O explicarlo con solidez apuntando incluso soluciones. Lo difícil es decirlo y seguir recibiendo palmadas en la espalda.

    Un cordial saludo y ánimo.
    Nos va a hacer falta.

  • Muy interesante este post, pero no hace más que confirmar lo que algunos hace mucho tiempo que vemos y decimos.
    Lo que es muy gracioso, que ustedes me recuerdan a ese que va jugando con el mechero y luego se queja de que se le quema la casa. Cuando faltan ingresos, ustedes piden que suba el IVA. Cuando no hay suficiente para pensiones aconsejan que los currantes curren más. Ahora bien, de tocar a los que en realidad tienen dinero nada. Nada es gratis y mientras el gobierno siga al servicio de los poderosos la desigualdad seguirá aumentando. Y lo peor (más bien lo mejor) es que la gente terminará por darse cuenta.

    • Gregorio Melekhov
      Que hay que poner en orden las cuentas públicas es algo que creo que casi nadie duda a estas alturas. Si estas se hacen insostenibles quienes más lo sufrirán son aquellos con menor renta porque mucho o poco los presupuestos públicos son siempre redistribuidores. Otra cosa es como hay que lograr ese objetivo y en mi opinión hay que conjugar los dos elementos de sostenibilidad: la financiera y la social.
      Otra cosa es el efecto de muchas de las reformas que se proponen desde NeG. Todo lo que sea fomentar la competencia y reducir las rentas de situación de unos pocos es bueno. Estas reformas siempre tienen costes y beneficios desigualmente distribuidos, y con frecuencia los costes vienen antes que los efectos positivos. Sin embargo con frecuencia se presenta cualquier tipo de reforma del statu quo como destinada a perjudicar a los más débiles, cuando de lo que se trata es de evitar que las cosas sigan como hasta ahora, en particular en España en donde el paro y la precariedad laboral son factores determinantes de la desigualdad.
      Por último es cierto que hay decisiones en las que crecimiento y desigualdad no son del todo compatibles, por ejemplo en lo relativo a la moderación salarial para recuperar la competitividad a corto plazo. En ese caso la misión de los políticos es plantear con claridad a la sociedad las opciones para que esta pueda elegir, y pocas veces lo hacen. En este ejemplo unos políticos tratan de esconder que ciertas reformas acarrearán inevitablemente una mayor diferencia salarial a corto plazo, mientras que en el otro extremo otros las critican diciendo que sólo aumentarán la desigualdad sin decir que permitirá un mayor crecimiento y estabilidad en el futuro.

  • Pertinente el artículo.
    Wilkinson (epidemiólogo) & Pickett (antropóloga) tienen un libro "Desigualdad. Un análisis de la infelicidad humana" donde han llevado a cabo un análisis de las consecuencias de la desigualdad intra-social. Demuestran que la desigualdad es peor que el no crecimiento para un sociedad, al menos siempre que se ha superado el umbral de la pobreza, pues convulsiona las bases de la vida social y transforma la personalidad y la cultura. Todo ello tras un colosal trabajo de recolección de datos.

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