Imitando a los amigos: ¿los compañeros de clase influyen en las decisiones sobre alcohol y tabaco?

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Por Cristina López-Mayán y Catia Nicodemo

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Si un adolescente observa que otros adolescentes a su alrededor consumen ciertas sustancias, como alcohol o tabaco, ¿hasta qué punto también las consumirá? Esta pregunta, referida a la influencia del grupo de referencia o pares (peers, en inglés) sobre la decisión de consumo individual, es la que tratamos de responder en un artículo publicado recientemente (enlace).

Entender hasta qué punto el grupo de pares determina la decisión de consumir alcohol, tabaco u otras drogas en la adolescencia es crucial para guiar el diseño de medidas y campañas destinadas a reducir el consumo entre los jóvenes. En la población adulta, el consumo de sustancias genera graves problemas tanto a nivel individual como social (cáncer, enfermedades respiratorias, depresión, accidentes de tráfico, conductas criminales, etc). En el caso de los adolescentes, las consecuencias derivadas del consumo se ven agravadas por una serie de factores. En la adolescencia, el cuerpo está en proceso de desarrollo, lo cual lleva, desde el punto de vista biológico, a una mayor absorción de sustancias. Esto genera una mayor gravedad de los efectos del consumo sobre la salud del adolescente, aumentando la probabilidad de sufrir más problemas de salud con los años. Además, el consumo de drogas en la adolescencia también incrementa la probabilidad de desarrollar mayores problemas de abuso de sustancias y adicción en la edad adulta (Schulte y Hser (2014), Stewart et al (2016)).

La investigación en psicología muestra que, durante la adolescencia, hay un proceso de intensificación de la amistad por el que los adolescentes comienzan a interactuar cada vez más con sus pares, moldeando sus actitudes y su carácter. El desarrollo de la identidad y la necesidad de aceptación social hacen de los adolescentes un grupo de población particularmente vulnerable a la presión de sus pares (Bukowski et al (2013), Dumas et al (2012)). Esta búsqueda de aceptación por parte de su grupo de referencia lleva a la imitación de comportamientos, tales como consumir ciertas sustancias.

En nuestro trabajo estimamos el efecto del grupo de referencia de un adolescente sobre su decisión de tomar bebidas alcohólicas o fumar utilizando los datos procedentes de la “Encuesta sobre el uso de drogas en Enseñanzas Secundarias” (ESTUDES). ESTUDES es una encuesta de corte transversal que realiza de forma bienal la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (Ministerio de Sanidad). Utiliza una muestra representativa de la población escolarizada española de 14 a 18 años. La encuesta recoge información sobre el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias, así como información socio-demográfica del estudiante y su familia. La recogida de información a través de cuestionarios tiene lugar de forma anónima en el aula, en horario escolar, y solo con el encuestador presente para reducir la falta de respuesta en este tipo de encuestas (la tasa de respuesta está en torno al 90%). En nuestro artículo usamos los datos de la ola de 2014, ya que posteriormente hubo algunos cambios en el cuestionario que llevaron a la eliminación de algunas cuestiones sobre el consumo de alcohol y tabaco en la familia que son cruciales para nuestro análisis, tal y como explicamos más adelante. Según ESTUDES, el alcohol y el tabaco son las sustancias más prevalentes entre los adolescentes. En 2014, un 77% y 31% de los estudiantes contestan que han bebido alcohol o fumado en el año anterior a la encuesta. En el caso del mes anterior a la encuesta, estos porcentajes son, respectivamente, 68% y 26%. En los últimos años no ha habido cambios sustanciales en estas cifras (véase el último informe de ESTUDES disponible). En la adolescencia, uno de los principales grupos de referencia es el de los compañeros de clase. En esa etapa, los jóvenes pasan una gran parte del día en el aula, donde interactúan regularmente con sus compañeros. Burke y Sass (2013) muestran que el efecto de los compañeros de clase es más fuerte que el de los compañeros de cohorte. Por tanto, en nuestro trabajo, la variable que mide el consumo en el grupo de referencia del adolescente es el consumo medio en su clase (una vez excluido el consumo del propio estudiante). Una ventaja de los datos ESTUDES es que recogen información sobre todos los estudiantes de las aulas seleccionadas en cada colegio. Esto nos permite construir la medida de consumo en la clase. Para cuantificar el efecto del consumo medio de alcohol o tabaco en la clase sobre el consumo individual, especificamos un modelo de regresión lineal que relaciona ambas variables. Sin embargo, la estimación directa de esta regresión no daría como resultado la influencia real (“causal”) del consumo en el grupo de referencia sobre el consumo del adolescente. La cifra que se obtendría estaría sesgada, es decir, nos proporcionaría una imagen distorsionada del verdadero impacto del grupo de referencia. Hay dos motivos fundamentales por los que ocurriría esto. En primer lugar, el llamado “reflection problem” (Manski, 1993). Se refiere a la dificultad para identificar la verdadera influencia del grupo de referencia de una persona porque la tasa de consumo del grupo puede influir en el consumo de la persona, pero, a su vez, el consumo de esa persona tiene influencia sobre su grupo de referencia. En segundo lugar, el grupo de referencia no surge, normalmente, de manera aleatoria. Los adolescentes (y en general cualquier persona) tienden a juntarse con sus afines y, por tanto, lo que podría parecer influencia del grupo refleja, en realidad, el hecho de que el adolescente está con personas parecidas. Sin entrar en detalles técnicos, en nuestro trabajo tenemos en cuenta el primer problema a través de la estimación por variables instrumentales, un método estándar para estos casos. Consiste en utilizar otras variables “auxiliares” que determinan el consumo medio del grupo, pero sin influir directamente en el consumo individual. Para el caso del tabaco, utilizamos la proporción de padres de los compañeros de clase que fuman y la proporción de otros miembros del hogar de los compañeros que fuman. Para el caso del alcohol, la variable instrumental es la proporción de padres de los compañeros de clase que toman bebidas alcohólicas. El segundo problema que hemos mencionado, la posible auto-selección del adolescente en el grupo de referencia, puede darse, en nuestro caso, fundamentalmente por la vía del colegio. Los padres no seleccionan el colegio de sus hijos de forma aleatoria, y, por tanto, los estudiantes de una clase pueden tener características afines entre ellos por esta selección. Para tener en cuenta esta cuestión incluimos efectos fijos de colegio en la regresión, un método habitual en la literatura. De esta forma, estimamos el efecto de los compañeros de clase sobre el consumo, una vez tenido en cuenta el colegio en el que está el estudiante. En el caso de España, la posible selección dentro del colegio no es tan problemática ya que los estudiantes tienden a ser agrupados en clases por apellidos y buscando la homogeneidad de los grupos resultantes. Además, nuestra especificación incluye gran cantidad de variables que miden tanto las características socio-demográficas del estudiante, como las del promedio de la clase, para tener en cuenta posibles correlaciones que pudieran sesgar los resultados. Utilizando los datos de consumo en el mes anterior a la encuesta, en el caso del alcohol, obtenemos que el consumo de los compañeros tiene un efecto positivo y significativo al 1% sobre el consumo individual. Un aumento del 10% en el consumo de alcohol en la clase, incrementa en 4.7 puntos porcentuales la probabilidad de que un estudiante decida beber alcohol. La magnitud de este efecto es importante ya que equivaldría a aumentar la tasa de consumo de alcohol en la muestra final en 8 puntos, pasando del 60% observado en la muestra usada en el análisis al 68%. La literatura previa también concluye que los pares tienen un efecto positivo en el consumo de alcohol. En el caso del tabaco, los estudios anteriores no arrojan unos resultados concluyentes; algunos obtienen un efecto positivo mientras que otros obtienen un efecto nulo. En nuestro caso, obtenemos un efecto nulo, ya que el coeficiente no es significativo. Por tanto, el consumo de tabaco en la clase no influye significativamente sobre la decisión individual de fumar. También estimamos el efecto de los compañeros utilizando datos de consumo de otros períodos de referencia, tales como alguna vez en la vida o en el último año. En el caso del tabaco, los resultados nunca son significativos. Para el alcohol, el efecto siempre es positivo y significativo y la magnitud algo mayor que la obtenida usando el consumo en el mes anterior, especialmente cuando utilizamos la variable de consumo de alcohol en todos los fines de semana del mes anterior. En este caso, el efecto del grupo sobre la probabilidad de consumir es de 6.2 puntos porcentuales. Este tipo de consumo intensivo estará probablemente asociado a ir “de botellón” el fin de semana, contexto en el que la presión de los compañeros puede llegar a ser muy fuerte. Finalmente, para tratar de entender un poco mejor los resultados, analizamos si el efecto de los pares se intensifica con la mayor presencia de estudiantes repetidores en la clase. Estos estudiantes son mayores que el resto, lo cual, en esas edades, podría suponer una mayor presión sobre los estudiantes más jóvenes, que podrían verlos como un modelo a seguir. Nuestros resultados son consistentes con esta idea. En las clases cuyo porcentaje de repetidores está por encima de ciertas tasas (la tasa mediana –20.8%–, el 30% y el 40%), el efecto positivo de los pares en el consumo de alcohol se intensifica. España es uno de los países de la OCDE con una de las mayores tasas de repetidores (31%). Tal y como se ha discutido en este blog en otras ocasiones (por ejemplo, aquí, aquí o aquí), desde el punto de vista académico, la repetición genera efectos negativos. Además, nuestro trabajo muestra que una alta proporción de repetidores en el aula también tiene efectos negativos en aspectos no académicos, como el consumo de alcohol.

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  • Un artículo muy interesante pero ¿qué tiene que ver con la economía?

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