Por Israel Escudero-Castillo, Fco. Javier Mato Díaz y Ana Rodríguez-Álvarez
Durante los últimos años, y muy especialmente a partir de la pandemia por COVID-19, la sociedad española ha venido mostrando una especial sensibilidad por todo lo relacionado con la salud mental (SM). Las ciencias económicas no han sido ajenas a este creciente interés y en este mismo blog pueden leerse artículos acerca de la SM de los mayores (aquí), de la población universitaria (aquí) o del personal que estuvo en primera línea durante la pandemia (aquí).
Uno de los aspectos relacionados con la SM que la economía ha estudiado en profundidad es la posibilidad de que las personas desempleadas presenten una peor SM si las comparamos con las personas empleadas. Por poner algunos ejemplos podríamos citar el trabajo de Dolan y Powdthavee (2012) que estudian la influencia de variables subjetivas en la relación entre el desempleo y el bienestar o el de Cygan-Rehm et al. (2017) que, a partir de datos longitudinales, concluyen un efecto causal del desempleo sobre la SM.
Este interés por la díada empleo/desempleo, sin embargo, no implica que tener un empleo se relacione necesariamente con una mejor SM. Por ejemplo, Vancea y Utzet (2017) concluyen, a partir de una revisión de 46 artículos, que existe una relación causal inversa entre ambas. En otro trabajo Min et al. (2015) encontraron una mayor propensión a las ideas suicidas entre personas con empleos precarios si se compara con aquellas personas con empleos no precarios. Otros trabajos han estudiado la relación entre el SM y alguna dimensión de la precariedad laboral como la temporalidad (Moscone et al., 2016), la inseguridad laboral (Ferrie et al., 2005) o la exposición a horarios variables (Schneider y Harknett, 2019).
En un artículo publicado recientemente en Applied Economics analizamos la relación entre la SM y la precariedad laboral en España. A continuación, mostramos algunos de los resultados principales. El supuesto central de la investigación es que las formas precarias de empleo podrían estar influyendo en la SM. Sin embargo, la heterogeneidad del mercado de trabajo y, en concreto, la diversidad de personas cuyo bienestar es objeto de análisis, sugiere la consideración de tipologías de trabajadores/as a la hora de relacionar precariedad y SM. Así, la investigación consistió en identificar perfiles de trabajadores/as mediante un modelo finito mixto (FMM, por sus siglas en inglés). En esencia, este modelo permite estimar grupos de personas que tendrían una alta probabilidad de tener un patrón de respuesta similar cuando observamos la relación entre su empleo y su SM. Para estimar los grupos se utilizaron dos variables relacionadas con la salud ocupacional: el estrés laboral y la satisfacción laboral.
Datos
Para llevar a cabo esta investigación se utilizaron las tres últimas ediciones de la Encuesta Nacional de Salud de España. Una de las ventajas de esta base de datos de corte transversal es la inclusión del Cuestionario General de Salud (GHQ-12, por sus siglas en inglés), una prueba psicométrica de 12 ítems que asigna un 0 a las respuestas que indican ausencia de riesgo de deterioro de la SM y un 1 en caso contrario. El resultado de cada persona oscila entre una puntuación de 12 (que indicará el máximo riesgo de sufrir un problema relacionado con la SM) y una puntuación mínima de 0 (que indicará la ausencia total de riesgo de sufrir un problema de SM), siendo el punto de corte para identificar a las personas en riesgo una puntuación igual o superior a tres. Así, el resultado de este test se usará a modo de variable dependiente. Las variables explicativas de esta investigación son la situación laboral (funcionario/a, asalariado/a con contrato indefinido, asalariado/a con contrato temporal de corta y larga duración, empresario/a, trabajador/a autónomo/a y situaciones atípicas de empleo) y el tipo de jornada (jornada partida, jornada continua y jornadas irregulares). Además, se han incluido en el análisis diferentes variables de control como el sexo, la edad, o el nivel educativo.
Resultados
El modelo estimó dos clases de personas: una clase con una mayor probabilidad de referir bajos niveles de estrés y altos niveles de satisfacción laboral y con menores puntuaciones en el GHQ-12; y otra con altos niveles de estrés, bajos niveles de satisfacción y mayores puntuaciones en el test.
En el Gráfico 1 se han incluido los efectos marginales de las variables de situación laboral y en el Gráfico 2 los efectos del tipo de jornada. Estos efectos marginales servirán para explicar el impacto de las características laborales sobre la SM. Los resultados muestran que cuando la persona está insatisfecha con su empleo, ser funcionario/a reduce un 10,7% la probabilidad de sufrir un problema relacionado con la SM en comparación con las personas que tienen un contrato indefinido. Entre las personas más satisfechas con su empleo, tener un contrato indefinido se asocia con una reducción del 2,2% en el riesgo de sufrir un problema psicológico, en comparación con disponer de un contrato temporal de corta duración. Esta diferencia es del 0,6% si se compara con un contrato temporal de larga duración, y del orden del 3% si se compara con ser autónomo/a o encontrarse en una situación atípica. Sin embargo, para las personas más satisfechas con sus puestos de trabajo no existen diferencias entre tener un contrato indefinido y ser funcionario/a público/a.
Gráfico 1. Efectos marginales del tipo de contrato
Gráfico 2. Efectos marginales del tipo de jornada
Respecto al tipo de contrato, el análisis concluye que los contratos indefinidos mejoran la SM en comparación con los contratos menos estables (temporales y situaciones atípicas) y con la condición de autónomo/a siempre que la persona se sienta adaptada a su puesto de trabajo. Sin embargo, cuando la persona no está satisfecha en su empleo (reportando un mayor estrés y una menor satisfacción laboral), tener una categoría estable como un contrato indefinido no influye significativamente en el bienestar. En este último caso, cuando la persona no se siente satisfecha con su puesto de trabajo, sólo la categoría de funcionario parece mejorar significativamente la SM.
En cuanto al tipo de jornada laboral, para las personas que se sienten bien con su puesto de trabajo las jornadas laborales estables se asocian con un aumento de la SM del 1,5% si se comparan con jornadas más irregulares. Una vez más, para las personas que no se sienten a gusto en su puesto de trabajo no se encuentran resultados significativamente diferentes para los distintos tipos de jornada.
En resumen, nuestros resultados parecen indicar la importancia de sentirse satisfecho con el puesto de trabajo (en términos de bajos niveles de estrés y satisfacción laboral) a la hora de evaluar el efecto de la precariedad sobre la SM.
Conclusiones
En consecuencia, a la hora de evaluar el impacto sobre la SM de los trabajadores de determinadas condiciones laborales objetivas, es necesario controlar la posible subjetividad de las respuestas a través de un modelo que permita captar la posible existencia de factores no observables, como la satisfacción con el puesto de trabajo. Así, aunque las personas se encuentren en situaciones laborales objetivamente similares, cuestiones subjetivas como el hecho de que un trabajador/a perciba que su trabajo es estresante o que no esté satisfecho con él, pueden hacer que su SM subjetiva varíe en comparación con otros trabajadores/as que, con las mismas condiciones laborales, están más satisfechos con sus empleos.
Las conclusiones de este trabajo presentan un notable interés a la luz de la política laboral más reciente. Por ejemplo, la reforma laboral del año 2022 prioriza el uso de contratos indefinidos, tratando de reducir la temporalidad. Los resultados obtenidos en esta investigación indican que, efectivamente, este tipo de contratos indefinidos tiene un papel protector frente a problemas de SM, pero solo para los trabajadores más satisfechos con su trabajo, no pudiendo afirmarse lo mismo en el caso en que, ante el mismo tipo de contrato, el trabajador no se encuentre a gusto con su empleo. Así, y asumiendo la actual importancia de los contratos indefinidos, los resultados obtenidos sugieren la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo en España, mejora que se espera que aumente la satisfacción laboral y que, a su vez, incremente el factor protector de los contratos indefinidos sobre los problemas de SM. Cuestiones como la reducción de la jornada laboral, que se incluyó en los Presupuestos Generales de España del año 2022 en forma de un proyecto piloto, o los recientes aumentos del salario mínimo, podrían contribuir a mejorar la satisfacción en el empleo, lo que, como acabamos de ver, podría mejorar la SM de la población ocupada que se encuentra más afectada por la precariedad.
Hay 3 comentarios
Interesante entrada.
Yo quisiera matizar un par de puntos acerca de la noción de SM empleada en el artículo.
En primer lugar, creo que se introduce cierto grado de imprecisión al no especificar el tipo de trastorno de salud mental (Esquizofrenia, TDAH, Bipolar, Depresión, etc…) y aún así, existen dentro de cada trastorno fases de crisis graves o fases atenuadas por una correcta psicoterapia o tratamiento farmacológico.
En segundo lugar, también en relación con el punto anterior, hay que considerar el estigma persistente a la hora de seleccionar en recursos humanos a personas con un perfil de discapacidad relacionada con alguna patología de SM.
Personalmente, entiendo que la SM en su carácter leve no incapacitante, debería ser el objeto del que parte el estudio. Y a partir de ahí, si es posible valorar cierta influencia de la temporalidad o el tipo de trabajo a desempeñar como ejes que potencian o no, un estado de SM óptimo.
Un cordial saludo.
Estimado Jordi Casado Sobrepere,
Muchas gracias por su mensaje. La prueba empleada en este trabajo para aproximarnos a la Salud Mental es el Cuestionario General de Salud de 12 ítems (GHQ-12 por sus siglas en inglés). Según el autor de esta prueba, el objetivo de la misma es la identificación de la población con morbilidad no psicótica (Goldberg, 1967). Otros autores concluyen que los principales trastornos que detecta esta prueba son ansiedad y depresión (Kiliç et al., 1997). No en vano, posteriores análisis factoriales (Werneke et al., 2000) concluyen este punto, afirmando que la prueba tiene dos componentes; por un lado, ansiedad y depresión y por otro un componente de disfunción social. En cualquier caso, lo que parece claro es que se trataría de trastornos no psicóticos.
Por otro lado, habría que indicar que esta prueba está pensada para su uso a modo de screening. Por ello, a partir del resultado de esta prueba no es posible hacer diagnósticos clínicos. El estudio parte, como digo, del resultado de una prueba que permite obtener una aproximación general del riesgo de una persona de sufrir algún problema relacionado con la ansiedad o la depresión.
De nuevo le agradezco sus comentarios y espero haber respondido sus dudas.
Reciba un saludo afectuoso,
Israel Escudero-Castillo
Referencias
Goldberg, D. P. (1967). The Assessment of the Severity of Non-Psychotic Psychiatric Illness by Means of a Questionnaire. Doctoral dissertation, King’s College London (University of Lond
Estimado Jordi Casado Sobrepere,
Dejo aquí las referencias completas ya que, por motivos de espacio, no han podio entrar en el anterior comentario.
Referencias
Goldberg, D. P. (1967). The Assessment of the Severity of Non-Psychotic Psychiatric Illness by Means of a Questionnaire. Doctoral dissertation, King’s College London (University of London).
Kiliç, C., Rezaki, M., Rezaki, B., Kaplan, I., Özgen, G., Saǧduyu, A., & Ozẗrk, M. O. (1997). General Health Questionnaire (GHQ12 and GHQ28): Psychometric properties and factor structure of the scales in a Turkish primary care sample. Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, 32(6), 327–331. https://doi.org/10.1007/BF00805437
Werneke, U., Goldberg, D. P., Yalcin, I., & Üstün, B. T. (2000). The stability of the factor structure of the general health questionnaire. Psychological Medicine, 30(4), 823–829. https://doi.org/10.1017/S0033291799002287
Los comentarios están cerrados.