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Feminicidio y nuevas elecciones: ¿más mujeres en la política?

Por Massimo Bordignon, Davide Cipullo y Elisa Muscarella

El término feminicidio hace referencia a la forma más extrema de violencia contra las mujeres. A pesar de los avances en legislación y conciencia social, la falta de una definición clara a nivel internacional dificulta su medición y comprensión. A nivel global, en 2022, 1,2 mujeres por cada 100.000 fueron asesinadas por sus parejas o familiares. En Europa, la incidencia es menor: por exemplo, 0,11 en España y 0,24 en Italia, donde ocurre un feminicidio cada tres días de media.

En esta entrada, nos centraremos en Italia, donde, a pesar de los esfuerzos, esta violencia se mantiene constante en los últimos 20 años, mientras que los homicidios de hombres han disminuido notablemente (ver figura 1).

Figura 1: victimas de homicidios voluntarios por 100.000 hab.

Un episodio de este tipo podría impactar la vida política de la ciudad donde residía la víctima. Los ciudadanos podrían inclinarse a votar por una alcaldesa, ya que las mujeres, más sensibles a las problemáticas sociales, podrían sentirse capaces de abordar mejor estas situaciones. Algunas residentes podrían sentirse motivadas a presentarse como candidatas, aportando nuevas ideas sobre cómo hacer la ciudad más segura, mientras que otras podrían desanimarse y decidir no presentarse. La población también podría ajustar sus preferencias políticas o aumentar su participación electoral.

Nuestro trabajo responde a la pregunta de si un feminicidio puede influir en la elección de alcaldesas en Italia, donde en 2023 solo el 15% de los alcaldes eran mujeres, y lo hace analizando cómo la ocurrencia de un feminicidio afecta la probabilidad de elegir una alcaldesa en la misma ciudad.

Para abordar la dificultad de la falta de una institución a nivel nacional que recopile datos detallados sobre estos crímenes, utilizamos un conjunto nuevo de datos que abarca el universo de (2,275) feminicidios ocurridos en 1,157 ciudades italianas entre 2005 y 2023. Otros estudios recientes han analizado el fenómeno del feminicidio en Italia, revelando que, a pesar de la apertura de nuevos centros anti-violencia, la incidencia de estos crímenes no disminuye, mientras que la información pública de tales homicidios parece aumentar las llamadas al 1522, el número nacional gratuito de ayuda contra la violencia de género, disponible 24/7 y atendido por operadoras especializadas.

¿Por qué un feminicidio debería influir en las elecciones locales? Especialmente en los municipios italianos con menos de 5,000 habitantes, que representan alrededor del 70% del total, las dinámicas sociales están intrínsecamente ligadas a los eventos comunitarios. En estos contextos, un feminicidio trasciende lo personal y se convierte en un acontecimiento colectivo que conmueve al tejido social, generando debates sobre seguridad, violencia de género y protección de las mujeres. Por un lado, esto puede llevar a los ciudadanos a reevaluar sus prioridades políticas, buscando líderes que puedan responder mejor a estos desafíos, como alcaldesas, percibidas como más sensibles o mejor preparadas para abordar cuestiones sociales relacionadas con la violencia de género. Por otro lado, un impacto tan fuerte, especialmente si ocurre en un entorno familiar y la víctima es una mujer emancipada, puede generar un backlash, que conllevaría una disminución de candidaturas femeninas a la alcaldía.

El principal desafío metodológico radica en que, especialmente en las grandes ciudades, pueden ocurrir numerosos feminicidios y que estos eventos no son simultáneos. Para abordar estas cuestiones, empleamos un modelo de diferencias en diferencias escalonadas (staggered difference-in-differences), considerando el primer feminicidio en una ciudad como tratamiento y añadiendo efectos fijos municipales y por años. Excluimos del grupo de control las ciudades sin feminicidios durante el período analizado, enfocándonos solo en aquellas que experimentaron esta violencia (not-yet-treated). Además, no incluimos ciudades donde ocurrió un feminicidio en el primer año, ya que su población media difiere de las tratadas posteriormente, dado que las primeras son metrópolis donde se registra al menos un feminicidio al año.

Los resultados sugieren que un feminicidio reduce en 2,4 puntos porcentuales la probabilidad de elegir a una alcaldesa en la misma ciudad, lo que equivale a una disminución relativa del 26,52% en comparación con la media del grupo de control. Este efecto se mantiene constante incluso al aplicar controles de robustez: al eliminar discrepancias en el tratamiento o considerar solo los casos en los que la fecha del asesinato coincide con el hallazgo del cuerpo, el efecto negativo persiste.

Validamos los resultados mediante varias pruebas de robustez, incluyendo la redefinición de la definición amplia de feminicidios utilizada por los medios. Además, la figura 2 muestra el impacto de los feminicidios ocurridos a partir de 2017, año elegido debido a la disponibilidad de tres fuentes de datos fiables a partir de ese año.

Figura 2: Elección de alcaldesas

La reducción en la elección de alcaldesas podría atribuirse a dos factores distintos: la propensión de las mujeres a postularse o el comportamiento del electorado. Sin embargo, la tabla 1 muestra que la ocurrencia de un feminicidio no afecta significativamente el porcentaje de votos para las candidatas, sugiriendo la ausencia de una "reacción" por parte de los ciudadanos. Además, no observamos ningún impacto en la participación electoral, ni siquiera en la femenina. Por el contrario, registramos una disminución del 1,6 puntos porcentuales en el número de mujeres que deciden postularse. Esto indica que el feminicidio parece desalentar a las mujeres a entrar en política, probablemente por miedo a exponerse ellas mismas y a sus familias a riesgos o ataques adicionales, creando así un ambiente percibido como menos seguro para la participación femenina.

Tabla 1: Mecanismos

Las alcaldesas enfrentan mayor vulnerabilidad a ataques personales y a divorcios en comparación con sus colegas hombres. Este fenómeno se inscribe en un contexto más amplio, donde las mujeres experimentan más episodios de acoso o intimidación en entornos laborales dominados por hombres. La política local, históricamente más masculinizada, puede representar un ambiente hostil para las mujeres, dificultando su experiencia laboral y poniendo en riesgo su vida personal. Esto aumenta el estrés y el aislamiento, factores que pueden afectar sus decisiones de postularse o permanecer en el cargo.

La disminución de la propensión de las mujeres a postularse es más pronunciada en pequeñas ciudades del norte de Italia, especialmente en áreas con bajos índices de divorcio. Esto se debe a que, en muchas regiones del sur de Italia, nunca se ha elegido a una alcaldesa, mientras que el norte presenta un mayor número de feminicidios. Además, en ciudades con menos de 3,000 habitantes, la magnitud de un evento tan trágico podría amplificarse, desalentando aún más a las mujeres a seguir una carrera política.

Los resultados de esta investigación contienen importantes implicaciones sociales y políticas. De hecho, subrayan la necesidad de intensificar los esfuerzos para motivar a las mujeres a postularse y a introducir sus ideas en el ámbito político, especialmente en contextos vulnerables, como aquellos afectados por feminicidios. Es fundamental establecer un entorno más seguro y solidario para las mujeres, lo que no solo incrementaría su participación política, sino que también podría potenciar la sensibilización sobre estas problemáticas y propiciar políticas más efectivas en la lucha contra la violencia de género. Este cambio podría transformar la dinámica política, fomentando una representación más inclusiva que responda a las necesidades de todas las ciudadanas.