Europa: Evaluación de fin de curso

Terminamos el curso académico con una situación en los mercados financieros que no ha mejorado con respecto a la de junio de 2011. Y eso a pesar de que desde entonces las cumbres europeas se han multiplicado alcanzándose acuerdos que eran impensables unos meses atrás. Sin embargo la opinión sobre la capacidad de los líderes europeos para resolver la crisis de confianza en la que estamos metidos sigue siendo muy pesimista como refleja Jean Pisani-Ferry en un artículo reciente con el ilustrativo título: An Agenda for Europe’s Weary Magicians. Aunque las reuniones de junio y julio han hecho algo por cambiar esta percepción,  los sucesivos conejos que estos dirigentes sacan de la chistera no impresionan a los mercados e incluso contribuyen a acentuar la desconfianza en que el Euro tal y como lo conocemos pueda sobrevivir.

Europa se enfrenta a tres grandes retos. El primero es la identificación de los déficits del proceso de integración que han desembocado en la crisis actual con el fin de  diseñar unas instituciones que impidan que esta situación vuelva a producirse. El segundo es la puesta en marcha de estímulos al crecimiento para impulsar la creación de empleo. Y el tercero es aplicar las medidas extraordinarias que mitiguen las tensiones financieras extremas en medio de las cuales cualquier accidente puede provocar la salida de algún país del Euro e incluso su división en dos áreas monetarias.  

En el diseño de largo plazo de la unión en donde los avances han sido más significativos. El problema no era exclusivamente fiscal. Los líderes europeos han identificado las causas profundas de la situación actual y han empezando a poner en práctica medidas para favorecer la convergencia económica. A los problemas de la economía europea en su conjunto -demografía desfavorable, bajo crecimiento de la productividad- se añaden notables diferencias en el crecimiento del crédito, el predominio de la construcción en la estructura productiva y las disparidades en los costes laborales unitarios, que se reflejaron en una divergencia creciente en las posiciones exteriores de los países. Para corregirlos y para superar el fracaso del Pacto de Estabilidad se han puesto en marcha mecanismos que han sido comentados ya en NeG: el Fiscal Compact, destinado a ordenar a medio plazo las finanzas públicas de los países europeos, el European Systemic Risk Board y el Macroeconomic Imbalance Procedure, etc.

En este rediseño institucional había dos grandes carencias: la integración bancaria y la cohesión fiscal con capacidad contracíclica. La reciente cumbre ha supuesto un avance al reconocer la necesidad de una integración bancaria efectiva para mejorar la asignación de recursos a largo plazo y para mitigar el contagio de las crisis bancarias a la deuda pública. Es un paso positivo, sobre el que sin embargo no se puede decir mucho más a falta de conocer los detalles. Queda por resolver la cuestión de un Tesoro Europeo con capacidad suficiente para afrontar transferencias contracíclicas y alguna forma de mutualización de la deuda. Este choca con la resistencia de los países del Norte por lo que, nacionalismos aparte, es necesario acabar con la percepción de que estas transferencias van a funcionar permanentemente en la misma dirección, y aquí es donde las reformas en los países del Sur pueden ser determinantes.

En el segundo reto los logros han sido más modestos. La combinación óptima entre ajuste fiscal y crecimiento económico es difícil de establecer, máxime cuando por crecimiento algunos entienden únicamente estímulos fiscales y monetarios. Dado que la política monetaria convencional –tipo de interés, provisión de liquidez a los bancos-  está actuando ya al límite de su capacidad, un programa de crecimiento requiere otros dos tipos de medidas: las reformas estructurales y las de tipo fiscal. Las primeras han avanzado en los principales países con problemas de la Eurozona, pero con excesiva lentitud, por lo que este esfuerzo debe continuar aunque no quepa esperar resultados significativos en los próximos trimestres. En cuanto a las medidas fiscales, las condiciones actuales de los mercados hacen impensable un estímulo generalizado y simultáneo por parte de todos los países de la Eurozona. Pero hay alternativas. La prórroga en la consecución de los objetivos de déficit fiscal para países como España va en la buena dirección, aunque esta estrategia adolece todavía del defecto de no plantear los objetivos en términos de déficit estructural. Además se necesita aplicar un programa de gasto para financiar grandes proyectos de diversos tipos de infraestructuras Europeas. El acuerdo en la última cumbre para movilizar algo más de cien mil millones de euros con este propósito es un paso, aunque a todas luces insuficiente; se ha perdido una gran oportunidad para utilizar los fondos y la capacidad de endeudamiento del Banco Europeo de Inversiones -como proponen Griffith-Jones y Kollatz-Ahnen- doblando, como mínimo, el tamaño del estímulo.

El tercero de los frentes es el más urgente y en el que sin embargo los resultados de las diferentes cumbres son más decepcionantes. Para que la UEM pueda refundarse sobre bases más sólidas y para que sea posible aplicar políticas de estímulo es preciso desterrar la idea de que el Euro puede romperse. De otra manera las tensiones en el mercado de deuda no remitirán de forma significativa, haciendo extremadamente costosa la financiación pública y privada de algunos países. Las expectativas optimistas generadas tras la última reunión del Consejo Europeo parecen desvanecerse. El compromiso de una posible compra de bonos soberanos en el mercado secundario por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad es claramente insuficiente por las razones que señala De Grauwe y que Rafa Doménech y yo discutimos aquí. De este modo algunos países de acreditada solvencia siguen financiándose a tipos prohibitivos, alimentando la percepción de un riesgo cambiario cuya eliminación fue uno de los objetivos de la creación del Euro. Esta insuficiencia no se arreglaría ni siquiera con una hipotética reactivación del programa de compra de bonos por parte del BCE si este se anuncia como limitado y temporal. Por otra parte, la recapitalización bancaria directamente por parte del MEDE descargando de riesgo a los estados, que se presentó como otro de los resultados estrellas de la cumbre, está quedando rápidamente en entredicho como lo demuestran las discrepancias entre los propios funcionarios europeos sobre el alcance del acuerdo: aquí, aquí y aquí. Sin estos dos mecanismos cualquier intento de reducir las primas de riesgo con una rapidez suficiente para evitar el colapso de las finanzas públicas de algunos países esta condenado al fracaso.

El enorme esfuerzo político aplicado a la resolución de los grandes problemas de la Eurozona y la Unión Europea sólo ha conseguido resultados significativos en la creación de nuevas instituciones que permitirán un crecimiento más equilibrado en el futuro. De haber estado en vigor, estos instrumentos habrían evitado una crisis de la magnitud y características de la actual. Este es el segundo gol, pero para ganar el partido es necesario empezar por marcar el primero. Ahora la tarea urgente es salir de la crisis con el menor coste posible –que en cualquier caso no será pequeño. Y aquí es donde Europa en su conjunto está mostrando una incapacidad alarmante para tomar medidas efectivas.

Hay 40 comentarios
  • Nada que objetar, estimado Javier Andrés, al programa político de la socialdemocracia europea para perpetuar la situación vigente a base de diseminar la infección hacia la parte pequeña de la UE que aún se sostiene relativamente sana.

    Durante un tiempo el grado de infección parecerá algo más bajo, los "estímulos" requerirán la emisión de cantidades ingentes de crédito que o bien se gastará en crear empleos del tipo "servicio doméstico" --es decir, "autistas", insostenibles sin ayudas--, tendremos que recuperar la "inversión en vivienda e infraestructuras" (únicos generadores de empleo pseudoindustrial) y, tras la próxima macro burbuja fallida (la cuarta desde 1990) trataremos de convencer a Rusos, Indios, Magrebies y Ukranianos que se unan a Turquía y a la UE. Europa somos todos.

    Lo que este programa no explica es cómo vamos a salir de la sumisión al modelo globalizador (un modelo de transferencia de rentas y empleo hacia fuera con desigualdades y pauperización creciente en nuestras geografías) con una fiscalidad que es el 30% más alta que la de los competidores directos y un papel del estado y burocracias anejas que supera de largo el 60% del costo de la parte productiva de la sociedad.

    Mientras proseguimos en sumisa obediencia a los dictados geopolíticos que nos guían, el resto del mundo se alza contra un esquema autodestructivo.

    Lo siento, pero seguro que se me nota que me han afectado el último libro de Stiglitz (The price of Inequality) y el calado de los comentarios de DFC.

    Saludos cordiales

    • Manu Oquendo,

      Leyendo comentarios de lectores de NeG me impresiona la facilidad con que aceptan ideas que no resisten mayor análisis. Me he quedado pensando en lo que tu llamas (a) el programa político de la socialdemocracia europea y (b) el modelo globalizador. Francamente no puedo describir a ninguno de los dos de una manera lógica y como paso previo al análisis de sus consecuencias. En cuanto a (a), aun suponiendo que existiera una socialdemocracia europea, no entiendo qué es exactamente lo que pretende lograr y cómo lo lograría. En cuanto a (b), la idea de un modelo supongo se refiere a interacciones cooperativas y conflictivas de personas, organizaciones, grupos y gobiernos y el calificativo globalizador a que esas interacciones no están limitadas por las fronteras artificiales que definen a los países, pero no entiendo qué supuestos se hacen para relacionar esas interacciones a consecuencias específicas para esos territorios que llamamos países.

      Las respuestas a mis dudas no las voy a encontrar en intelectuales comprometidos con “salvar al mundo del capitalismo“. Ya en 1952 nos reíamos de Perón diciendo que guiña giro a la izquierda y dobla a la derecha. Las palabras de los salvadores --desde Maradona en su peor época cuando bajo el efecto de las drogas creyó que podía corregir al Papa, hasta el mejor Neruda y su amor incondicional por Stalin, pasando por científicos premiados y tiranos revolucionarios-- nunca me han merecido más de 5 minutos de atención. Hojeando el libro de Stiglitz no puedo entender que te haya afectado.

      • No es mío, apreciado Quasimontoro. Es una evidencia histórica bien conocida.

        La referencia a la Socialdemocracia europea se debe al hecho histórico de que M. Mitterrand obligara a Alemania a salir del Marco y entrar en el Euro bajo la "disciplina" del BCE (con un francés al frente) como condición impuesta para aceptar la reunificación de Alemania. Despojos de guerra.

        Tampoco es mío, sino de esa misma socialdemocracia europea con resabios jacobinos, la fuga de procesos democráticos consultivos en cuanto comenzaron a decirles que no en las consultas del 2006 (Francia y Holanda)

        Estos hechos son tan ciertos como escondidos de la opinión pública y publicada y, efectivamente, se deben a un modelo totalitario que desde luego no van a anunciar en titulares pero que pasa día a día delante de nuestros ojos en uno de los mayores hurtos históricos de soberanía y capacidad de decisión democrática.

        Aquí, por ejemplo, tenían un plan para traer emigrantes hasta alcanzar los 66 millones de "residentes" mientras hubiera financiación para hacer casas. ¿Cree usted que pensaron por un momento en consultarnos qué nos parecía?

        Pues no, no lo hicieron.

        PD.

        Si quiere ver el "modelo globalizador" bien explicado incluyendo los incrementos de "PIB global" en cada fase lo tiene en cada uno de estos libros.
        1. “The globalization paradox” 2011, Dani Rodrik. Norton
        2. "The creation and destruction of value” 2009. Harold James.

        • Manu Oquendo,

          La interpretación de la evidencia histórica supone haber establecido hechos y sacar conclusiones lógicas sobre por qué habrían ocurrido algunos hechos que consideramos importantes por sus consecuencias. Hacer historia es una tarea difícil como lo muestra la obra de Harold James --el libro a que usted se refiere y toda su investigación histórica-- y su evaluación por otros historiadores.

          Desde esa perspectiva, jamás tomaría en serio a personajes como Mitterand. La casi totalidad de los personas analizadas en la investigación histórica como importantes --o peor como decisivos-- reflejan más las limitaciones de los investigadores que una metodología de trabajo que me parezca razonable. Sí, es mi problema, pero por algo la obra de los historiadores propensos a identificar y analizar personajes importantes pronto se olvida.

          Yendo al fondo del asunto supongo que lo que usted está cuestionando es el tipo de globalización que habría emergido en las últimas décadas. Sí, para mi es algo bueno porque pone límites a los poderes de los gobiernos nacionales (y también de organizaciones privadas que compiten con esos gobiernos) y porque podría facilitar la emergencia de un nuevo orden político. La obra de James la encuentro valiosa en cuanto me ayuda a entender mejor la historia. La obra de Rodrik no me aporta nada nuevo --su idea del “Trilemma“ para entender los desafíos de la globalización es una burda extensión de la idea del “Impossible Trinity“ (buscar en wikipedia). La obra post-académica de Stiglitz poco o nada me agrega y no me sorprende.

          • Estimado Quasimontoro.

            Aborda un asunto que definitivamente nos pone off-subject aunque estoy de acuerdo en que el "subject" original es difícilmente contextualizable si ignoramos su encuadramiento temporal, es decir, las formas de estado y los mecanismos de adquisición, conservación y gestión del poder que están siempre tras la cada movimiento de la estructura económica.

            Es un tema relevante en esta crisis que no es ni comprensible ni diagnosticable haciendo abstracción de su contexto y de la historia del siglo XX.
            El contexto, en Europa continental, sigue siendo hegeliano independientemente de la degradación de "héroes" como Mitterrand o Delors.

            Al hablar de estas cosas me acuerdo de la Ley de Ashby, de Weiner y de aquel curioso personaje, Stafford Beer, que sin duda usted recuerda de los años 70. El precio en libertad de elección y realización personal e identitaria que exigen las inevitables destrucciones de diversidad. Estamos hablando de fuerzas poderosas.

            Los panoramas globalizadores pretenden la homogeneización de las economías sin resolver varias cosas.

            1. Quién va a correr con los gastos.
            2. Qué clase de ciudadanía va a aceptar que 3 siglos depués del XVIII se instauren procesos decisorios en los cuales los ciudadanos son irrelevantes y nunca deciden sobre lo que más afecta sus vidas.
            3. Qué tipo de ser humano puede tener tal mundo como objetivo vital.

            De Rodrik lo que me llama la atención es que alguien que es intelectual, académico y consultor (por hablar de incompatibilidades) diga las cosas que está diciendo a sus clientes. No es el único.

            Saludos

            mi email: manuoquendo@yahoo.es

            • Manu Oquendo,

              Usted dice “los panoramas globalizadores pretenden la homogeneización de las economías ...“ Aquí está nuestra diferencia fundamental porque a mi juicio las globalizaciones --la presente y cualquiera anterior-- no pueden entenderse como resultados de decisiones de unos pocos para imponer un determinado orden mundial.

              Sin desconocer la existencia ayer, hoy y siempre de sistemas totalitarios o por lo menos dictatoriales en territorios limitados y relativamente bien demarcados, el gran desafío a nivel sea de comunidad o de nación es la generación de un orden político que --aceptando la necesidad de un órgano que monopolice la violencia-- deje un margen amplio al desarrollo individual. Con todas sus deficiencias, este orden se ha logrado en las democracias constitucionales pero con “países“ definidos territorialmente por fronteras arbitrarias. El problema es doble --por un lado redefinir los “países“ corrigiendo sus fronteras lo que implica “países“ de menor tamaño (sueño con más de 1000 países pero sin juegos olímpicos), y por otro mecanismos mucho más eficaces para limitar el poder político y proteger los derechos individuales.

              A nivel mundial, desde la WWII, la ausencia de un orden político ha llevado a la coexistencia pacífica de los países más poderosos, antes y después de la URSS. Con consecuencias malas --en particular, mecanismos deficientes de resolución de conflictos. Pero también con consecuencias buenas --la integración económica, especialmente con la incorporación de China, India y otros países a la economía global de mercado. Esa ausencia yo la celebro porque primero se necesitan miles de democracias constitucionales fuertes.

            • Por supuesto, apreciado Quasimontoro, que no es necesaria la existencia de una mente directora.
              Para esto nos sirve la cibernética, para entender las leyes de los sistemas complejos y saber que, dadas sus reglas, por sí mismos producirán unos resultados y no otros.
              Basta establecr un sistema en el cual quien accede al poder tiene un prácticamente absoluto poder económico para que en muy pocos ciclos, de modo determinista, el sistema en cuestión produzca los resultados que estamos experimentando siempre y cuando el sistema no ponga restricciones a la compra del voto.
              Es como la ley de la gravedad: funciona sin necesidad de pararnos a pensar en cuestiones metfísicas.

              Saludos

        • Yo estoy con Manu desde hace tiempo en el diagnóstico, la globalización económica no es tan bonita como la del conocimiento. Ni de lejos. Conlleva en si misma un rebalanceo y equilibrado termodinámico inexorable que no es nada agradable experimentar. Nuestros salarios relativos caerán para nivelarse con los asiáticos, sudamericanos y africanos. Su capital se hará menos rentable.

          Por el camino nos daremos cuenta de que la tecnología destruye horas de trabajo y que dicho fenómeno, en un mundo sujeto a un crecimiento continuado de la fuerza laboral, provocará que el paro estructural mundial se dispare a no ser que introduzcamos restricciones arancelarias. La distribución de la riqueza seguirá mostrando una cada vez mayor concentración.

          A nivel local y transitoriamente, un país podría adaptar las características de su mano de obra en cualificación, etc, pero en conjunto, tanto la estrategia de competencia para crecer como la organización social basada en señales defectuosas de escasez como los precios terminarán por colapsar. Chocaremos con los límites del crecimiento de la economía mundo globalizada y hablaremos de nuevo sobre los recursos. La TRE será la variable que copará los debates.

          En ese nuevo entorno que viene y profundiza la globalización, las cuestiones serán ¿Cómo distribuir? ¿Aceptamos más resiliencia a costa de pérdidas de eficiencia? No lo se. Europa está necesitando urgentemente un acelerador de la gestión del conocimiento sobre la realidad social para no entrar en un largo valle de realización de conflictividad similar al de comienzos de siglo XX que bien podría partirla.

          • We Vincenzo,

            Ojalá pudieras pensar en cómo sería el mundo si gracias a nuevas tecnologías, además de una máquina para transportarnos a donde queramos ir, dispusiéramos de un robot que hiciera todas las cosas que “debemos“ hacer pero no nos gusta hacer. Primero piensa qué estarías dispuesto a sacrificar para tener ese robot (no es gratis). Luego qué restricciones pondrías al uso de esos robots. Y por último qué consecuencias tendrían para el bienestar de la humanidad. Te adelanto que yo imagino un mundo mejor, pero otros .....

          • We Vincenzo
            Ha habido otros procesos globalizadores que no han acabado como planteas. Piensa que los países hoy emergentes tienen un déficit enorme en la producción y demanda de ciertos servicios que van asociados al crecimiento del bienestar: educación, sanidad, financieros, ocio, etc. No creo que esos países puedan convertirse en potencias mundiales con una población mayoritariamente pobre o sin expandir la demanda interna. Es cierto que asistimos a un cierto rebalanceo, pero que puede significar que nuestro nivel de vida crece más despacio que el suyo –porque parten de un nivel más bajo- pero ambos crecen.
            Es cierto que la situación de España ahora no invita a pensar en eso, pero lo que sucede aquí es que a la globalización se suma la difícil digestión de una crisis de deuda. La caída en nuestra renta no es consecuencia de la globalización sino de esta crisis, en parte causada por las malas decisiones colectivas tomadas años atrás que sin embargo nos trajeron un crecimiento espectacular. La clave está en hacer las cosas de una forma más equilibrada.

    • Manu Oquendo
      La digestión del nuevo proceso globalizador es ciertamente pesada para muchos países avanzados, en particular los europeos. Pero creo que una Europa integrada y un Euro sólido serían una ayuda y no un estorbo. Es cierto que este proceso está poniendo en cuestión muchos de los elementos de nuestro modo de vida, pero eso es imparable. Lo contrario supondría que los países emergentes se conforman con una situación de pobreza y desigualdad. Es cierto que nuestra base industrial peligra, pero países como los del norte de Europa nos han mostrado como es posible mantener una buena posición competitiva también en la manufactura con un nivel de vida adecuado. Lo que desde luego ya no cabe es ser poco productivos pero querer tener rentas elevadas “por real decreto”.
      Dicho esto creo que Europa puede hacer algo por facilitar la transición a aquellos países que de verdad quieran intentarlo. Si somos sinceros en nuestras reformas –y en los próximos meses veremos si la sociedad española y nuestros políticos están por la labor- estaremos en condiciones de solicitar esta ayuda. Otra cosa es que aun así la consigamos.

      • Hola, Javier Andrés.

        Estamos más de acuerdo de lo que pudiera parecer en muchas cosas pero, sinceramente, me parece que estamos ignorando cambios cualitativos acelerados de los últimos 30 años cuando pasamos someramente sobre el asunto globalización que tiene tres fases.
        1. Libertad de movimiento de mercancías.
        2. Libertad de movimiento de capitales (por cierto en cantidades que son entre cinco y diez veces lo necesario para el comercio mundial)
        3. Libertad de desplazamientos de mano de obra.

        La vaca está ordeñada en los pasos 1 y 2. No dan más de si en términos de crecimiento y, probablemente por el necesario desapalancamiento, tendrán efectos negativos en adelante.

        Queda el paso 3 que ya está avanzando con offshoring, importación temporal de mano de obra, outsourcing y migraciones masivas.

        ¿Quién pagará el desempleo que necesariamente esto produce en occidente? ¿Somos conscientes de que salvo en armamento ya no tenemos liderazgo tecnológico ni de producción? Sospecho que no queremos verlo pero es autoinfligido.

        ¿A quién beneficia esta situación?

        ¿Cuál es el beneficio de ete tipo de mundo que necesariamente pasa por el empobrecimiento de continentes que ya está sucediendo delante de nuestros ojos?

        No soy persona que hable por motivos ideológicos. Mi vida ha transcurrido entre "clientes de Quasimontoro" y comulgué en la iglesia de Breton Woods con asiduidad.

        Pero esto es distinto, se llama capitalismo de estado, y no veo los beneficios (para nosotros) y esto no quiere decir que crea que tenemos derecho divino a la buena vida, al contrario.

        Saludos

        • Manu Oquendo
          Comparto en buena medida tu diagnóstico pero si para evitar el empobrecimiento de unos continentes hay que parar el desarrollo de otros, o protegerse contra el mediante aranceles excesivos y todo eso, creo que además de imposible es éticamente bastante discutible. Es curioso como en mucha gente –ya sé que no es tu caso- está calando la idea de la desglobalización como forma de defender la posición de privilegio de Europa. Creo que si tenemos una oportunidad de suavizar este proceso, y favorecer que la convergencia entre países del mundo no se haga a la baja, esa es dentro de Europa. Un banco central y una moneda propia nos parecen como la línea Maginot, pero me temo que serían igual de efectivas, es decir nada, para frenar ese proceso. Ahora bien, unas instituciones adecuadas, el capital humano y todo eso si son soluciones a largo plazo. Y eso no requiere necesariamente más estado, pero si mejor organizado de lo que está Europa ahora.

          • Buenos días, Javier Andrés.

            Tomo nota de tu sugerencia para considerarla más que para argumentar en contra. También lo he hecho con la idea de Quasimontoro de usar “los mercados globales” como forma de contener y limitar el poder del estado-nación auque ésta me parece más forzada.

            Hay una institución extrañamente silenciosa en este proceso: La Iglesia Católica que aún no ha dicho una palabra y se concentra callada en acciones paliativas tipo Cáritas.
            Pero sobre el proceso está silenciosa, como si estratégicamente le conviniese o estuviese de acuerdo. A fin de cuentas la Iglesia es la primera entidad global y su silencio destaca.

            Hace unos días compartimos mesa con un padre benedictino cuya especialidad es el Copto y abordamos este asunto. Creo que a los partidarios de esta globalización interesará su opinión: Tras escuchar los argumentos de las inevitables y crecientes disparidades de renta, el paro, las reducciones de libertad, los procesos cada vez menos democráticos y las menores posibilidades de realización humana que entraña la pobreza obligada (no la elegida) se quedó en silencio como dándolo todo por un precio aceptable porque, “quizás en un entorno global –”católico” se diría en griego– el conjunto sería más justo”. Esto dijo.
            La Iglesia es Aristotélica.

            Creo tener argumentos ante estas posiciones pero no voy a quitarles ni mérito ni peso real. Esto es poliédrico.

            Un saludo.

          • Estimado Javier Andrés:

            La globalización en esta fase en la que nos encontramos no ha sido dirigida fundamentalmente por un deseo de justicia ni de un reparto "justo" del bienestar. No seamos ingenuos.

            El principal actor de la globalización desde 1945 han sido los Estados Unidos, un país con un reparto de la riqueza casi tercermundista que ha impuesto sus modelos gracias a su supremacía militar y financiera amparada en la moneda de reserva global. También ayuda su carácter histórico-político excepcional y no replicable. Horatio Alger sólo podía ser un estadounidense en tiempos de Sitting Bull.

            Que se puedan extraer consecuencias positivas del hecho es equiparable a derivar consecuencias positivas de los resultados de la primera y segunda guerra mundiales y el lanzamiento de la bomba atómica. Se puede, pero creo, y perdóneseme la expresión, que estamos meando fuera del tiesto.

            • José Jarauta
              Es cierto que la globalización no ha sido dirigida por deseos de ese tipo, se debe simplemente a la aspiración de los países por crecer y aumentar su riqueza. Cada uno con sus propias armas. Cuando España crecía a base de atraer inversión extranjera por nuestros bajos salarios, de exportar servicios turísticos a precios baratos y de atraer ahorro exterior para hacer 800.000 viviendas en un año, no nos preocupábamos de las factorías que se desmontaban en otros países más avanzados para instalarse aquí o del ahorro que no se invertía en ellos. Cuando crecíamos más rápido que los demás tampoco veíamos peligro alguno para nadie.
              Yo esta idea de que los procesos históricos son dirigidos por alguien, por algún país o por alguna élite no me la creo mucho. Y desde luego si EEUU es quien la ha diseñado, le ha salido el tiro por la culata.

            • Javier Andrés:

              Todo lo que comenta y algunas cosas más me vienen preocupando desde hace mucho tiempo.

              No creo en conspiraciones, pero creo que es indiscutible el papel principal ejercido por USA desde 1945 en el mundo.

              En su haber desde luego figura haber terminado con políticas de crecimiento de "espacios vitales" y "esferas de coprosperidad".

              http://es.wikipedia.org/wiki/Lebensraum

              http://es.wikipedia.org/wiki/Esfera_de_Coprosperidad_de_la_Gran_Asia_Oriental

              Por lo demás 60 años dan para mucho, desde favorecer comercialmente a antiguos enemigos hasta apoyar regímenes árabes dictatoriales y monarquías feudales petroleras, pasando por ejercicios fallidos de "Nation Building" en Iraq y Afganistán, o el desarrollo de Chimerica.

              Un libro con ideas interesantes (no del todo novedosas) es el de Yanis Varofaukis: "The Global Minotaur".

              http://www.amazon.com/The-Global-Minotaur-Financial-Controversies/dp/1780320140

    • Manu Oquendo,

      Otra diferencia fundamental entre nosotros es que yo jamás aceptaría el mecanicismo implícito en las supuestas leyes de los sistemas complejos. Y no solo porque nadie las ha descubierto y tenga posibilidad alguna de descubrirlas, sino porque una y otra vez la historia nos ha mostrado que el pasado nos condiciona pero siempre nos deja un margen de libertad --mayor o menor pero siempre lo suficiente para que individual o colectivamente podamos decir que tuvimos opción a lo que decidimos hacer (por supuesto, cuando digo siempre no ignoro que hay situaciones críticas en que sólo hay una puerta para escapar, ni personas muy debilitadas para comprender sus opciones --pero todas estas excepciones están bien captadas en las normas jurídicas).

      La búsqueda de esas leyes motivó a algunos (macro)economistas en los 50 y 60 a construir grandes modelos econométricos que pudieran resolverse luego para determinar políticas a la Tinbergen. Luego los (macro)economistas han intentado aferrarse a reglas para limitar la discreción de políticos adictos al poder sin control, pero también descubrieron que la discrecionalidad no se puede eliminar (sólo se puede ignorar). Sus fracasos --en una escala muy modesta en relación a las fantasías cibernéticas de ingenieros cómplices de los políticos-- debieran ser siempre recordados por los economistas que juegan a ingenieros sociales, pero también por todos aquellos que temen por lo que políticos sueltos, sin control, pueden hacer con el poder.

      • Me refiero a dos leyes que operan de modo cotidiano en todas las sociedades y procesos. La Ley de Ashby y la conocida norma de reverse engineering: "El objetivo de un sistema es aquello que realmente hace". Hay otras de menor importancia.

        La primera es esencial para determinar la viabilidad de cualquier sistema en función del ratio controles/grados de libertad. Es epecialmente importante cuando se aborda la agregación de entornos diversos como es en el actual proceso globalizador. Cuando se pasa de más sencillo a más complejo.

        Su base no es otra que el reconocimiento de que los sistemas que requieren gestión centralizada deben lidiar con el hecho de que los controles son más caros que la libertad (al menos un orden de magnitud) por lo que es inevitable llegar pronto a rendimientos negativos si no se imponen restricciones a la libertad de los miembros del sistema que crece.

        La gestión con adición de valor sólo es posible si la autonomía es una variable computable y puede reducirse para que "el controlador" mantenga el control.
        El colapso de la URSS y el de nuestras sociedades cada vez más dependientes del estado está relacionado condicha ley. Tainter en su obra "The collapse of complex societies" añade alguna otra variable.

        Hay obras notables en la historia de la humanidad que no merecen el aplauso del poder pero no por ello dejan de serlo. Simplemente el sistema restringe su difusión. Wiener, Ashby, Beer y tantos otros son ese tipo de autores

        Buenas noches.

  • Javier Andrés,

    No comparto tu diagnóstico sobre lo avanzado y menos aún tus recomendaciones sobre la dirección en que la UE debería avanzar. En cuanto a lo avanzado, no hay nada nuevo y sólo ha quedado claro lo difícil que será diseñar nuevas instituciones a nivel de la UE porque los políticos nacionales saben muy bien que no cuentan con apoyo popular para hacerlo. De igual manera que no existe un grado de solidaridad interna en España suficiente para superar los graves problemas de su institucionalidad pública, no existe en Europa un grado mínimo para salir de la crisis actual postergando el debate de una nueva institucionalidad para después de la crisis.

    En cuanto a tus tres puntos específicos. Primero el Euro sobrevivirá cuando se entienda que sólo es un sistema de pagos y no tiene beneficio alguno (por el contrario es costoso) tener un BCE encargado de estabilizar la economía. Segundo, el crecimiento vendrá cuando cambien los valores y no se esté dispuesto a sacrificarlo para conseguir una Europa verde, justa y solidaria y además vendrá no por estímulos sino por eliminar las barreras artificiales que hoy lo impiden. Tercero, la crisis se superará cuando se reconozca que jamás el financiamiento externo a cada país en crisis será suficiente y se requiere el coraje de planes concretos para asumir y distribuir las pérdidas por obligaciones legales y contractuales que claramente no se podrán cumplir entre los acreedores (entendiendo por tales a todos los que se habrían beneficiado de su cumplimiento estricto).

    • Addendum -- Hay algo muy importante que los análisis enfocados en la crisis española no tienen en cuenta. Me refiero a cómo la economía global está cambiando hoy --no como cambió antes de la crisis o en los últimos cuatro años, me refiero a hoy y por supuesto a sus consecuencias para lo que puede ocurrir en España y todo el mundo mañana. Cuando se gasta tanto esfuerzo en lidiar con el pasado, se pierde perspectiva del tiempo y del espacio en que uno está inserto, haciendo mucho más difícil subirse al tren en movimiento.

    • Quasimontoro
      Los problemas de legitimidad democrática para pedir sacrificios o transferencias están impidiendo la solución de la crisis, pero no afectan al rediseño a largo plazo. Si piensas en los nuevos mecanismos en funcionamiento son precisamente aquellos que deberían hacer las transferencias sistemáticas innecesarias, porque evitarían los desequilibrios. Pero para que ese “largo plazo” funcione es preciso llegar a él y ese proceso requiere quitas, nuevos préstamos, etc, que efectivamente chocan con una Europa que parece poco dispuesta. Yo no creo que los líderes Europeos sean tontos, son plenamente conscientes de cual sería la solución adecuada, pero no estoy seguro de que que tengan la capacidad para imponérsela a sus electorados respectivos: a los del norte porque deben asumir costes que creen que no les tocan y a los del sur porque el ajuste necesario para ser solventes es muy fuerte.

      • Javier Andrés,

        Resumiendo mis comentarios de los últimos meses sobre la crisis, insisto en separar la resolución de la crisis del diseño de una nueva institucionalidad pública para España y la Unión Europea. La resolución de la crisis española sigue condicionada al éxito en obtener financiamiento externo (hoy necesariamente condicional) porque los políticos así lo han decidido, aunque se podría resolver sin financiamiento externo y para esto presenté varias ideas. A nivel europeo los mecanismos para ese financiamiento externo no funcionan bien y no lo harán debido a la incompetencia de su burocracia y a que las decisiones finales dependen de los políticos nacionales de los países no afectados por la crisis. Con suerte, ningún nuevo mecanismo sobrevivirá la resolución de la crisis.

        La crisis ha puesto en evidencia las debilidades de la institucionalidad pública a todo nivel --comunidad, nación y Unión. Estas debilidades han implicado una pérdida de confianza en las instituciones y ya han aparecido propuestas de reforma para prevenir nuevas crisis y más importante para crear condiciones para recuperar el bienestar perdido y ojalá aumentarlo. La gran mayoría de las propuestas provienen de intelectuales que quieren concentrar poder político en la Unión respecto de las naciones, y en la nación respecto de las comunidades. Como siempre, los intelectuales hablan entre ellos y creen que el pueblo pronto saldrá a la calle a apoyarlos, pero olvidan la historia. Con suerte, la presión popular llevará a que intelectuales y políticos entiendan el rechazo a una Unión “fuerte“.

  • ¡Qué gran entrada Javier! Claro y directo a los problemas. En este nueva entrada de Bruegel, Pisani-Ferry sigue tu línea en cuanto a que necesita Europa para curarse a sí misma: http://www.bruegel.org/nc/blog/detail/article/850-to-rescue-europe-our-leaders-need-a-new-sense-of-resolve/
    En cuanto a los problemas. Daniel Gros hace un par de meses escribió un artículo para Project Syndicate sobre la gran capacidad de Alemania para lanzar un estímulo fiscal junto a los demás países centroeuropeos (http://www.project-syndicate.org/commentary/europe-s-misguided-search-for-growth). ¿Es posible? ¿Puede convencer a Alemania más integración y cesión de poderes de control hacia Europa?
    Respecto a las tensiones financieras de los países del sur. ¿No podría actuar el ECB comprando deuda basándose en su mandato el cual le ecomienda "Garantizar la correcta transmisión de la política monetaria hacia la economía real"?
    Y lo que más a mi me preocupa, ¿cuánto puede llevar en términos técnicos (no por voluntad política) llegar a una Europa federal? ¿Es demasiado utópico?
    Un saludo.

    • EconFrozen
      No creo que Alemania esté por ceder su soberanía sino más bien porque la cedamos los demás. Pero si lo piensas es lógico porque que ellos son los que están solventando mejor la crisis, por lo que no creo que estén muy por la labor de potenciar instituciones europeas a no ser que ellos tengan un peso decisivo en ellas. De todas formas creo que en algún momento el ESM –mejor que el BCE como explicábamos rafa Doménech y yo en una entrada reciente- tendrá que empezar a comprar deuda porque en caso contrario la situación de Italia y España puede hacerse insostenible. El objetivo sería el que dices en tu comentario, pero permitiría separar algo más la gestión de la política fiscal y la monetaria.
      Y en cuanto a la Europa Federal creo que hoy es algo un poco utópico Ahora no es el mejor momento para plantearla porque algunos países la podrían ver como la institucionalización de un mecanismo de transferencias permanentes en la misma dirección.

  • Magnífico artículo este de Javier Andrés. En general se echa de menos análisis con más perspectiva, y este artículo va en esa línea. Es evidente que si queremos tener una buena "hoja de ruta" necesitamos mirar a largo plazo. A los problemas de fondo que menciona Javier, falta añadir en mi opinión los dos problemas que a mí me parecen más preocupantes, desde la perspectiva europea: el de la globalización, con todo el desafio que supone competir con países como China, India, etc., y el del declive demográfico, solo subsanable con una inmigración masiva (que no será probablemente inocua). Creo que tendríamos que acostumbrarnos a meter estas variables en la ecuación que manejamos habitualmente, si no queremos quedarnos cortos. Recomiendo este artículo:
    http://www.otraspoliticas.com/politica/la-burbuja-mas-peligrosa-de-europa-no-es-financiera

    • Luis Fernández,

      Un comentario sobre los dos problemas más preocupantes. Primero, la globalización no es competencia entre países porque los países son accidentes de la historia. En países grandes en territorio y población (India y China), la coexistencia interna de sociedades y organizaciones heterogéneas persistirá por siglos, y lo mismo sucederá --en menor grado-- en muchos otros países, siendo España un ejemplo clarísimo. Ningún gobierno --ni el chino con su autoritarismo brutal pero complaciente-- podrá imponer una homogeneidad que permita a analistas y científicos sociales pensar que el país es la unidad económica o social relevante para entender el Planeta Tierra. Algunos lamentan un mundo sin fronteras pero son aquellos que querrían que los gobiernos tuvieran menos límites en el uso de la coerción y en el alcance de sus poderes. Cada gobierno --incluyendo los tiranos sobrevivientes del siglo 20-- tendrá que aceptar la realidad de un poder limitado no por otros gobiernos sino por puertas abiertas al resto del mundo. La globalización es primero y ante todo coexistencia de organizaciones y sociedades sin territorios fijos, cada una con una estructura interna diferenciada, como se diferencian dos personas.

      Segundo, esa misma fuerza de la globalización ya condiciona el tamaño y la composición de la población en cualquier espacio arbitrariamente definido. Llegará el día --quizás recién en el siglo 22-- en que cada uno podrá elegir el lugar del mundo donde vivir. El control de los gobiernos sobre la demografía de sus territorios sigue disminuyendo y pronto será un recuerdo del pasado.

    • Luis Fernández
      Esos dos problemas son cruciales y la globalización está en la base de muchos de los problemas y de los desequilibrios acumulados estos años atrás. Pero como le digo a Manu Oquendo, sea cual sea la forma en la que la afrontemos lo haremos mejor con una Europa bien integrada. Precisamente el diseño a largo plazo y la monitorización de posibles desequilibrios en el futuro debería evitar que cometamos los errores del pasado: hemos aprovechado el crédito barato y nos hemos especializado en la producción de bienes no comerciables. Casi lo peor que se puede hacer en un mundo globalizado porque eso lleva al déficit exterior y al endeudamiento privado –y luego durante la crisis, al público.

  • Soy filóloga además de economista, una carrera que terminé porque había empezado pero descubrí que no me gustaba. He olvidado casi todo y mientras dure vivo de las letras. Admiro mucho a los profesores que escriben aquí de la crisis pero la semántica es lo mío y tengo la sensación de que no es su mejor terreno.

    Ahora nos acordamos de Santa Bárbara porque truena y le llamamos crisis. Pero esto no es una crisis. A menos que a alguien le parezca crisis que una burbuja enorme se rompa. Las burbujas se rompen todas. Esto es lo normal.

    Quizás debiéramos llamar crisis, como apunta el Sr. Quasimontoro, a lo que sucede cuando los economistas de los gobiernos se olvidan de lo distinto que es tener fábricas con un millón de empleos o no tenerlas y que esos empleos sean, como en Italia, un millón de mujeres ucranianas ayudando ancianos pero pidiendo prestado para ello.
    No es lo mismo y la crisis es siempre antes de cuando truena. Mucho antes. Es "cuando el relámpago".
    Puede que por eso estemos igual o peor que el año pasado. Porque apuntamos al objetivo equivocado. No es el trueno es el relámpago.

    • Marisol
      Efectivamente la crisis actual no es el resultado casual de una burbuja que ha estallado, sino de los desequilibrios que dieron lugar a esa burbuja y la mala asignación de recursos que generó. Por ejemplo la burbuja atrajo mucha financiación lo que facilitó el crédito y aumento los ingresos fiscales de una forma claramente temporal. Pero con cargo a esos ingresos que no se podían mantener muchos particulares y administraciones planificaron un gasto que hoy es insostenible. Esta es la verdadera secuela que tardaremos en digerir. Pero es que además no debemos pretender salir de la crisis para hacer lo mismo que antes. Tenemos que hacer cosas nuevas y eso no se organiza en cuatro días.
      Sin embargo el peligro que ahora tiene el Euro es más inmediato. Hay una probabilidad no nula de que se rompa y con ese riesgo los países cuya moneda podría eventualmente depreciarse mucho lo van a tener muy difícil para financiarse. Y hasta que esa incertidumbre no se despeje, los intentos por reducir las primas y el coste de la financiación van a tener un efecto muy limitado.

  • Gracias por el balance de fin de curso. Yo sólo decirte Javier varias cosas:
    1. No creo que ni en 10 reduzcamos los deficits de integración ya que en mi opnión es una cuestión de que los del norte son paises desarrollados en los más importante educación y formación y los del sur no, y con el panorama demográfico y de exclusión social de muchas familias me parece que este panorama deficitario no se da la vuelta porque yo no pienso que exportemos mucho más porque se rebajen costes es más bien una cuestión de desarrollo de las personas que afecta al desarrollo de los productos. Ni tampoco veo programas para cambiar el modelo productivo de nuestro pais.
    2. Respecto a la interación bancaria , cierta mutualización de deuda y un Tesoro europeo parece más una entelequia ya que como dijo el mInistro ndel ramo aleman sin integración política el primero por lo menos no será posible.
    3. Respecto al crecimiento no creo que la reforma laboral cree empleo hasta que los precios de la vivienda no vuelvan a subir y se acabe el ajuste autodestructivo del empleo. Unos diez años.
    4, Respecto a lo del deficit público tampoco estoy de acuerdo en que sea bueno retrasarlo. Lo que empiezo a pensar es que es injusto que se destruya la demanda privada original no la de los funcionarios que es en parte artificial.
    Un saludo

  • Creo Javier Andrés que como te dije en otro momento que el problema actual de la prima de riesgo tiene implicito desde luego las pérdidas que acarrearía la salida del euro pero te aseguro que si se hiciera una consolidación fiscal más ambiciosa y equilibrada que tocase de verdad a la estructura del estado sin perjudicar seriamente a los empleados públicos con privatización de servicios publicos y con ventas de empresas y activos públicos te aseguro que la prima de riesgo volvería a los 300 pb como estaba hace dos años. En fin creo que con este diganóstico implicito de la crisis se retrasa sin querer la salida de la misma a. Además habría que plantearse como tu nos enseñaste si el multiplicador de las rentas de reinserción mantenidas permanentemente no es mayor que creo que si, que el de las inversiones del BEI porque a lo mejor habría que orientar este estimulo más por ahi. Porque si una cosa tengo clara es que con esta politica demográfica hasta ahora inexistente y con esta política de marginación a los parados ( sin renta de reinserción permanente) a los que los bancos ,siempre privilegiados por los políticos por si a caso , y el estado, han engañado y defraudado en su misión , a lo que estamos abocados es a un problema de que no habrá cotizantes para sufragar las pensiones. En fín estamos en un momento histórico por eso es tan importante un diagnóstico certero. Un saludo

  • Javier:
    Mira me vas a disculpar si tengo una visión diferente del problema y de la forma de resolverlo y a lo mejor la forma en que me expreso pero es que viendo el panorama como va a peor siento una gran impotencia y pienso que a veces los economistas sois demasiado optimistas aunque probablemente no sea asi. Yo simplemente intento aportar mi pequeña verdad que creo es mi obligación, y creo que ahi esta el problema de la prima de riesgo que es que existen muchos diagnosticos sobre la crisis entre los economistas y eso provoca una gran incertidumbre a los inversores. Muchas gracias por el la informe- análisis. Un saludo

    • Jose Luis
      Sólo dos matices. Seguramente no soy más optimista que tú, pero eso no quita para que tengamos que seguir pensando en soluciones que sean factibles –miremos a otros países que han salido de situaciones similares a esta- porque es la mejor contribución que podemos hacer. Poner todo patas arriba creo que no ayudaría porque estamos en un momento de gran incertidumbre.
      En cuanto a las teorías sobre la prima de riesgo, no hay más que ver lo que esta pasando estos días para entender que hay que hacer algo nuevo y contundente y Europa aún está a tiempo de hacerlo. De otra manera nos sacarán del mercado.

  • Javier Andrés,

    Quizás los economistas españoles deberían hacer un curso rápido sobre Italia. Por supuesto, no es gratis, pero pienso que el beneficio es mucho mayor que el costo.

    Recién leí esta reseña del libro de B. Emmott, “Good Italy, Bad Italy“ y ya empecé a leer el libro (gracias al cambio tecnológico pude comprarlo en un minuto y tenerlo en el fin del mundo)

    http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304373804577520981082902756.html?mod=WSJ_Opinion_LEFTTopOpinion

    La historia de Italia y sus grandes diferencias territoriales internas son temas de sumo interés para cualquiera que quiera entender el gran desafío de diseñar una institucionalidad pública para un “país“ artificial (esas diferencias lo prueban) y cuan distintas pueden ser las economías de regiones vecinas (echando por tierra toda la macroeconomía basada en que el país es un área monetaria óptima y un paraíso fiscal óptimo).

    A pesar de todo lo malo que uno puede encontrar en esa Italia artificial, yo apuesto a que en 10 años más esa Italia estará mejor que España.

  • Nuestra principal cadena de grandes y medianas superficies anuncia estos días que ha bajado precios un 20% en 20,000 artículos. En casa confirman que parece ser cierto. Adiós subida del IVA.

    El mercado inmobiliario, nos dice uno de los artículos editoriales de NeG, de ser casi el 30% del PIB cae a un 6%. Los precios de las pequeñas y medianas empresas han bajado sustancialmente --bastante más del 20%-- a pesar de las escandalosas subidas de costes y tasas fiscales. La recaudación seguirá bajando y acelerando morosidad.

    Como el PIB, en líneas generales, se ha mantenido durante los últimos 4 años y medio, es necesario concluir que (salvo errores "estadísticos" en deflactores) lo ha hecho por un extraordinario crecimiento de precios públicos vía impuestos, deuda y precios oligopólicos (energías, peajes, comisiones bancarias, transportes, etc)

    Es decir el conocido círculo vicioso que agrava y demora sine die cualquier mejora de competitividad. Todo se ha fiado a asegurar crédito y permanencia de la zona euro que, no sin razón, nos viene estrujando dado que nuestra clase política se niega a rediseñar el estado para hacerlo sostenible por nuestra humilde economía.

    Estamos a un paso del reventón definitivo del sistema y hay que evitar ser los causantes de tal agresión urbi et orbi.

    Sabemos que no hay política deflacionaria de factores privados que tenga credibilidad ni ante la población española ni ante los mercados (es lo mismo porque esa deuda termina en nuestras manos queramos o no).

    Rezo pero me gustaía poder hacer algo más.

  • Cuanta razón Manu Oquendo.

    A esta crisi hay que llamarla por su nombre: crisis del euro. Ni por crisis de la deuda, ni por burbuja, ni otras cosas que sólo son las consecuencias.

    Un banco de españa controlando la política monetaria NUNCA hubiese permitido los récords mundiales en déficit comercial que tenía España en los 2000', incluso un banco de España en la época de franco o de cualquier dictadura con gobernador nombrado a dedo lo hubiera permitido.

    La globalización significa concentración de poder. ¿No es verdad que la competencia es mejor que los monopolios? Con macroestados o interconexiones globales se propicia la concentración de poder, y como dice Manu Oquendo, el ciudadano cada vez cuenta menos.

    Una economía cerrada siempre está en equilibrio, con el comercio se pueden conseguir mejoras en el bienestar, pero agregado, más detalladamente podemos ver mayores desigualdades, paro y a la larga menos bienestar.

    Sobre si es éticamente aceptable o no poner barreras para favorecernos y evitar el crecimiento de otros.. ¿Des de cuando las empresas, países y personas se preocupan más de lo ajeno que de lo propio? Una cosa es no perjudicar a los otros, la otra es beneficiarlos a costa del perjuicio propio

    Para terminar, no entiendo esta obsesión con mantener cueste lo que cueste la zona euro, sobretodo de la población en general. Algunos han ganado (especuladores, banqueros y políticos) otros lo han perdido todo (empresarios productores, trabajadores, etc). Supongo que será por desconocimiento, creer demasiado en lo que oyen y en todo lo que parece políticamente correcto.

  • Javier Andrés, vuelvo sobre tres puntos que se han planteado en comentarios anteriores.

    1. Como nunca antes en la historia de la humanidad, podemos dar a conocer nuestras ideas o las ideas de otros. Sí, no hay igualdad de oportunidades y muchos no tienen oportunidad alguna. Incluso muertos que en vida no pudieron hacerlo o tuvieron poquísima aceptación hoy sus pocos discípulos pueden hacerlo (caso de los cibernéticos mencionados por Oquendo que siguen siendo ignorados por la casi totalidad de científicos y filósofos --sus 15 minutos de gloria se pasó hace varias décadas). En el extremo opuesto, la Iglesia Católica, otras religiones y filósofos ateos o agnósticos cuya ideas movilizaron masas hoy se encuentran a la defensiva. El caso de la Iglesia Católica es notorio porque su poder político se ha limitado mucho y su estructura interna se sigue debilitando, pero más importante sus ideas no son atractivas a los jóvenes y no puede formar nuevos teólogos para actualizar su mensaje y nuevos obispos para movilizar masas.

    2. Los (macro)economistas ilustran lo anterior. He vivido parte de su ciclo de vida --llegar al éxito en los 60, intentar mantenerse en la cima, renovarse y fracasar, rescatar ideas viejas, y hoy repetir mensajes que se escuchan por la abundancia de medios de difusión y la falta de alternativas confiables. En nuestra tormenta “perfecta“, los políticos han aprendido que los (macro)economistas poco les sirven porque sus recetas prometen beneficios a bajo costo, pero ellos --expertos en promesas falsas-- saben que sobreestiman unos y subestiman otros.

    • 3. La situación es crítica. Luego de siete meses, los muchos anuncios del gobierno no han sido suficientes para revertir las expectativas sobre el curso de la crisis porque las acciones prometidas se suponen todavía insuficientes y las acciones tardan en ejecutarse. Por ahora el fracaso del gobierno tiene pocas consecuencias políticas porque la oposición no es alternativa confiable y la prensa demasiado inepta para superar su relato “deportivo“ de los acontecimientos.

      El gobierno español tiene todavía la autoridad para resolver la crisis. El gobierno ha asumido o garantizado (o la gran mayoría de la población está convencida de que pronto lo hará) parte importante de las obligaciones legales y contractuales de los gobiernos comunitarios y locales y de los bancos y otras organizaciones. Pocos dudan que el cumplimiento de esas obligaciones y de las obligaciones propias es imposible bajo cualquier escenario económico razonable, y por lo tanto el anuncio de acciones para eliminar déficits futuros no es suficiente para resolver la crisis. Ese anuncio sí es necesario pero sólo será suficiente si incluye además medidas que aseguren la distribución de las pérdidas de todas sus obligaciones entre sus “acreedores“. Ya es tarde para lamentarse: el gobierno tendrá que asumir parte importante de esas pérdidas y pagar a sus “acreedores“ en un plazo razonable y con nuevas garantías. El proceso para determinar y distribuir esas pérdidas será legítimo --nunca legal-- si su control está en “buenas“ manos.

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