¿Es útil evaluar a l@s alumn@s con nota?

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Guillem Riambau

Durante la pandemia muchas universidades americanas optaron por no incluir notas tradicionales a la hora de evaluar a sus alumnos (A, B, C, …, F) y conmutar estas por un simple aprobado o suspenso, sin más matices. La idea tras estas medidas temporales era que las desigualdades entre alumnos podrían repercutir en las notas finales mucho más que su esfuerzo o talento, de modo que las notas oficiales no reflejarían conocimientos adquiridos sino algo más parecido a las condiciones familiares y socioeconómicas de unos y otros.

Sin embargo, esta política no es nueva: el Massachusetts Institute of Technology evalúa a todos los estudiantes sobre la base de aprobado/suspenso en su primer semestre; escuelas de medicina de todo el mundo han implementado el aprobado/suspenso en varios grados (aquí y aquí), y el primero de los tres exámenes necesario para obtener la licencia médica en Estados Unidos se basa en aprobado/suspenso desde el año pasado. La lógica habitual de esa política es fomentar una actitud orientada al aprendizaje en los estudiantes con el objetivo de que salgan de sus zonas de confort y se atrevan con asignaturas a priori más difíciles y exigentes. Otra razón para implementar una política del aprobado/suspenso tiene que ver con la salud mental de los estudiantes: estudios recientes han demostrado que los niveles de estrés se reducen, mientras que la satisfacción con los estudios aumenta (aquí, aquí, y aquí).

Pese a ello, sabemos muy poco acerca de como una política de aprobado/suspenso puede afectar a los conocimientos adquiridos. En otras palabras, la utilización de una gradación como la vigente en España de excelente, notable, aprobado, etc., ¿Es un incentivo suficiente para mejorar significativamente el aprendizaje entre el alumnado? ¿O los alumnos aprenderían igual si hubiera sólo dos notas posibles (aprobado o suspenso)?

En un estudio reciente (aquí) usamos datos de Yale-NUS College (Singapur) para tratar de responder a esta pregunta. Todos los estudiantes de primer año en Yale-NUS College deben tomar un módulo obligatorio llamado Quantitative Reasoning (un curso de introducción a la estadística). Hasta 2017, los estudiantes “iban a por nota”, es decir, la evaluación oficial se basaba en el sistema anglosajón estándar (A como excelente, B como Notable, etc. … E y F como suspensos). Sin embargo, desde el año académico 2017-18 en adelante, este módulo pasó a evaluarse en modo aprobado/suspenso. Usamos este cambio inesperado en la política de notas para evaluar su efecto en el aprendizaje.

Para situar el contexto con más detalle, los estudiantes de todas las cohortes de Quantitative Reasoning en Yale-NUS College siempre reciben una nota numérica entre 0 y 100 al final del semestre. La diferencia es que, para las cohortes de antes de 2017, esta nota se convertía en una A, B, C, …, o F en el expediente final, según tocara. En cambio, para las cohortes de 2017 en adelante, esta nota se convierte en un aprobado o un suspenso.

Todo lo demás – y eso es muy importante – quedó inalterado tras el cambio de política: los objetivos pedagógicos, materiales y estilo didácticos, y herramientas de evaluación como exámenes y tests permanecieron virtualmente iguales. Esto es clave porque nos permite comparar el aprendizaje entre cohortes (las que iban “por nota” vs. las de “aprobado/suspenso”) y examinar si un cambio en la política de calificación afecta los conocimientos adquiridos. De hecho, podemos hacer la comparativa semana a semana, pues, para esta asignatura, los estudiantes hacen un test dos veces por semana durante todo el semestre, además de dos exámenes (a mediados del semestre y al final del mismo).

¿Qué es lo que encontramos? Que los estudiantes son racionales y responden a los incentivos. Durante las primeras semanas y hasta el primer parcial, el rendimiento es prácticamente el mismo para todas las cohortes (vayan a por nota o no). Pero a partir de la mitad de curso en adelante, la mayoría de los alumnos de las cohortes de aprobado/suspenso bajan el ritmo. La pregunta clave es: ¿hasta qué punto lo bajan? Pues no mucho. Sí que observamos que la nota media de los tests y del examen final disminuye, pero lo hace de modo marginal (aproximadamente, 5 puntos porcentuales).

Nuestra interpretación: los estudiantes de primero pasan del instituto a un campus internacional nuevo y no saben exactamente qué tienen que hacer para sacar un aprobado. De modo que, de entrada, trabajan muy duro. A medida que pasan las semanas y reciben feedback periódicamente aprenden donde están situados respecto sus compañeros y respecto al aprobado o suspenso. Así, mientras los que “van a por nota” siempre tienen el incentivo de dar el máximo en cada uno de los tests y exámenes, los de las cohortes “aprobado/suspenso”, cuando tienen un margen amplio respecto al suspenso, pueden relajarse y dedicar su tiempo a otras actividades o asignaturas.

¿Por qué decimos que los estudiantes son racionales al adoptar este comportamiento? Porque trabajan más cuando la nota final es más relevante para su futuro. En particular en Singapur, una mejor media en el expediente no sólo da prioridad para escoger asignaturas y universidades de intercambio en los años futuros de universidad, sino que es clave para el mercado de trabajo: el salario inicial en muchas empresas públicas y privadas va ligado a la nota media que se obtiene en la universidad (para la cuál las asignaturas aprobado/suspenso no se tienen en cuenta).

¿Cuáles son las implicaciones de todo ello? Los resultados de nuestro estudio y los anteriores que he mencionado sugieren que podría ser útil replantearse la evaluación en el sistema universitario (para anteriores entradas sobre educación y exámenes, ver la de Juan Luis Jiménez aquí, Antonio Cabrales aquí y Marcos Vera Hernández aquí). Los beneficios en términos de conocimiento adquirido de una evaluación “para nota” son escasos y posiblemente sólo se den en el corto plazo – de momento no sabemos si las diferencias se mantienen a largo plazo: para poder saber qué pasa en el largo plazo estamos diseñando un nuevo experimento que implementaremos este verano. Con un sistema de aprobado/suspenso, los alumnos ganan en salud mental, en la optimización del uso de su tiempo, y en ganas de salir de su zona de confort. Por supuesto que el valor de un expediente académico con notas es indudable, pero quizá tener una parte de las asignaturas (¿Un 10%? ¿Un 20%) con el sistema de aprobado/suspenso sería una buena receta para potenciar la creatividad, aprendizaje y satisfacción de los estudiantes universitarios.

Hay 5 comentarios
  • Evitar diferenciaciones implantando un modelo de APTO/NO APTO, SI/NO,BLANCO/NEGRO empobrece la riqueza del ser humano, castiga la excelencia y fomenta la mediocridad. Os habéis saltado varias asignaturas claves de psicología. No tenéis en cuenta el desarrollo de la autoestima derivada del esfuerzo, o la insatisfacción como motivo conductual. La salud mental no depende del medio mas que de uno mismo, independientemente de las dificultades. Camuflar el esfuerzo individual entre la colectividad es injusto y poco ético.

  • Yo pienso que el refuerzo positivo (incentivo) del sujeto (estudiante) mediante una nota es una externalidad que afecta a su comportamiento final. Digamos que se trata de un condicionamiento clásico que acaba definiendo un modelo de conducta.
    Un molde que consigue singularidad en el combate a cambio de unas medallas al honor. Que después permiten a uno enseñorearse y mostrar tan magnánimos reconocimientos.
    Sin embargo, existe un tipo de conocimiento que escapa al rígido condicionamiento, es el tantas veces cacareado saber por el saber, o la búsqueda del saber en si. En tal caso el placer no viene de un premio (externo), sino de aquello que se investiga y se logra esclarecer con ayuda de nuestros propios medios. Es ese éxtasis intelectual que hemos experimentado en alguna ocasión la moneda de cambio de la excelencia. Lo demás es un mero adorno, o una formalización de nuestras posiciones para presentar la criatura al mundo.

  • La exigencia del aprobado establece un filtro de conocimientos mínimos. Para un estudiante poco esforzado o menos dotado para una materia, aprobar es mas que suficiente. Para los que poseen mejores aptitudes y la ambición de esforzarse en dominarla, sacar una buena nota importa. SI no en una materia concreta, si en el conjunto de ellas. La nota media es una señal importante sobre su actitud hacia el trabajo y sus capacidades.

    Tras terminar los estudios, la nota media es una señal para el mercado laboral, no la única ni la mas importante, pero si una relevante. Ningún estudiante bueno va a querer ir a un centro educativo donde no hay notas, solo los "lemmons" tendrán interés en ir allí. Instituciones que pongan notas detalladas terminarían captando a los buenos y se llegaría a lo mismo. No veo ninguna ventaja clara en eliminar la escala de notas.

  • El argumento de que la valoración mediante una nota crea estrés en el alumno podría, de igual forma extenderse a que la valoración mediante apto/no apto también crea estrés, con lo que la conclusión sería que mejor no poner nota.

  • El sistema de notas es diferente en Estados Unidos y en España. En España se aprueba con un 5 sobre 10 y la mayoría de los alumnos aspira a alcanzar ese aprobado y poco más, sacar mejor nota no es la prioridad de la mayoría de los alumnos, y los profesores evalúan en función de esta situación, haciendo más complicado alcanzar ese aprobado. De hecho, el sistema que explica esta entrada (un sistema sin notas, solo aprobado/suspenso) es bastante similar al que existe en la práctica en las universidades españolas. En cambio, en EE.UU., el aprobado, aunque exija más nota (6 sobre 10) es en realidad más sencillo de alcanzar, con asistir a clase, hacer los trabajos, etc., casi todos los alumnos aprueban, lo que diferencia a las universidades de EE.UU. es que la mayoría de los alumnos no se conforma con ese aprobado y se esfuerzan por sacar buenas notas. Yo, que he dado clase en los 2 sistemas, prefiero el de EE.UU., porque puedes sacar lo mejor de los alumnos, aquí en España la mayoría se limita a aprobar y poco más. Veo con tristeza que algunas universidades americanas se plantean ir hacia el modelo español, para supuestamente mejorar la salud mental de sus estudiantes.

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