Alfonso Novales – Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
El programa Next Generation EU asigna una elevada disponibilidad de financiación a España, en línea con la profunda gravedad de los efectos de la pandemia. Por su cuantía, abre la posibilidad de ejecutar una sólida y coherente estrategia de programas y políticas que permitan alcanzar un progreso sostenido durante las próximas décadas. En este post analizo algunas características del diseño de dicha estrategia, reservando para una entrada posterior el análisis del documento actualmente disponible acerca de la misma.
Lamentablemente, las deliberaciones del gobierno acerca del uso de los fondos europeos apenas han tenido difusión. Se han celebrado reuniones periódicas con los habituales agentes sociales, y también reuniones de representantes ministeriales en Bruselas, pero no se ha proporcionado información acerca del contenido de las mismas, que parecería ser de la mayor relevancia para el diseño y selección de proyectos. Tampoco hay acceso público a los documentos que se han venido preparando en distintos ministerios, y de cuya existencia hemos ido teniendo noticia por medios de comunicación que sí acceden a ellos. Las “expresiones de interés” convocadas desde algunos ministerios (sobre la movilidad eléctrica, el impulso de comunidades energéticas locales, o la economía circular, entre otras) dan algunas pistas acerca de la dirección que se busca, pero de modo incompleto y, en todo caso, no parece el modo apropiado de difundir tan importante información. Parece que Moncloa tiene intención de publicar un informe resultante de los análisis de su grupo de asesores externos, pero hasta el momento dichos análisis tampoco se han difundido.
El pasado 13 de abril presentó el Presidente de gobierno las principales directrices del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, ocasión acompañada de la difusión de una versión ampliada del documento España Puede, la única descripción hasta entonces disponible acerca de la estructura y objetivos del plan de recuperación español, y de la creación de la pagina web anunciada en el Decreto Ley 36/2020 como instrumento capaz de centralizar toda la información sobre dicho Plan. Un Plan que pretende modernizar la estructura productiva y la sociedad españolas y que, por tanto, merece ser analizado con el rigor propio del mundo académico. Mis comentarios pretenden ser una mera introducción a tal tarea, sin llegar a entrar en el profundo análisis empírico y conceptual que la propuesta del gobierno de España merece.
El Plan establece cuatro “ejes transversales”: España verde, digital, sin brechas de género, cohesionada e inclusiva, alineados con tres de los seis pilares establecidos por la CE, y diez “políticas palanca” que, a su vez consideran 30 programas de actuación. Dos de ellas: “Nuevas políticas públicas para un mercado de trabajo dinámico, resiliente e inclusivo”, y “Sostenibilidad del sistema público de pensiones en el marco del Pacto de Toledo”, son especialmente relevantes, dadas las recomendaciones hechas por la Comisión Europea (CE) en los Semestres Europeos, con quien las ha negociado el gobierno español en las últimas semanas, aunque no se han difundido los detalles de las propuestas debatidas, ni parece que se haya elaborado una versión final de las mismas.
El documento está lleno de buenos deseos para el futuro económico y social de España, pero si no se explica cómo alcanzar dichos objetivos, ni se analiza por qué no se han materializado antes, su credibilidad será limitada. Los 30 programas están establecidos en términos genéricos, lo cual facilita la simpatía del lector, pero sin aportar detalles concretos acerca de cada política, ni mucho menos objetivos cuantitativos específicos. Posiblemente, como consecuencia de no tener incorporada la rendición de cuentas en la tarea de los gestores públicos. Como no se tienen que explicar las razones por las cuales un objetivo puede no haberse logrado, no hay ningún coste en prometer los mayores logros; como las políticas no se van a evaluar a posteriori, no hay razón para establecer objetivos cuantitativos, pudiendo dejarlos en términos meramente cualitativos y ambiguos.
España Puede anuncia la pretensión de acelerar y profundizar en las reformas estructurales recogidas en la Agenda del Cambio que, introducida en febrero de 2019, describe un calendario de adopción de 115 medidas, estructuradas en 17 objetivos, algunas de las cuales se describen como reformas. Esta iniciativa forma parte, a su vez, de la Agenda 2030 y, sobre ella parece haberse elaborado el informe España Puede. Seguramente el lector esté confuso, pues todo ello configura un conjunto de iniciativas gubernamentales entremezcladas, sobre las que se publican periódicamente informes de progreso, siendo muy difícil hacer un seguimiento del grado de cumplimiento de los objetivos de unas y otras. En aras de la claridad y la eficacia, sería conveniente estructurar ordenadamente todas estas iniciativas y documentos, que aparecen dispersos en diferentes webs ministeriales, desde la perspectiva de un reto tan importante como es la ejecución de los programas europeos de ayuda financiera.
A la espera de tal clarificación es útil examinar este tipo de documentos, pues se trata de iniciativas de la mayor relevancia, que responden a compromisos adquiridos al haber suscrito España acuerdos internacionales, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Agenda 2030) de Naciones Unidas en 2015, sobre los que se fundamentan las estrategias citadas en el párrafo anterior. Se trata de iniciativas de la mayor relevancia social, sobre las que España ha asumido compromisos internos y externos, pero que los ciudadanos apenas conocen, excepción hecha del sector de ONGs e instituciones afines. Hemos de convencernos de que, si bien es exigible difundir a los ciudadanos este tipo de información, también hay que hacer pedagogía y darla a conocer, pues ¿en qué medida estamos seriamente involucrados en su cumplimiento si la sociedad civil apenas las conoce?
Es también el momento de realizar reformas que llevan mucho tiempo pendientes, pues el plan de recuperación no será plenamente eficaz si no encuentra el contexto institucional adecuado. Por eso resulta sorprendente (y preocupante) la afirmación hecha en España Puede: Gracias al compromiso y la eficacia de acción del Gobierno y del poder legislativo, en el momento de presentación del Plan se han cumplido ya los hitos iniciales de importantes reformas previstas en este Plan (pag.73). Es preocupante, porque es razonable pensar que las principales reformas permanentemente pendientes, son exigentes y están lejos de haberse acometido. La autocomplacencia sería uno de los peores enemigos en la resolución de un reto tan estricto como el que tenemos frente a nosotros.