El impacto de las tarifas de transporte público en accidentes de tráfico y consumo de alcohol

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Por Giovanni Rodríguez Fernández (Universidad Carlos III de Madrid)
Segunto puesto Premio “Nada es Gratis” a Trabajos de Fin de Grado y Máster en Economía

Hace unos días, mientras preparaba este texto, aparecía publicado en este mismo blog una entrada de Mireia Gascon acerca de los factores que explican el uso del transporte público y de las estrategias para promoverlo (ver aquí). Entre las diferentes estrategias que tienen los decisores políticos para fomentar el uso del transporte público se encuentran las subvenciones, para así reducir el precio a pagar por los ciudadanos haciendo el servicio más asequible. Un ejemplo de esto tuvo lugar en Madrid hace 6 años. La tarifa para los jóvenes de 7 a 25 años se redujo en promedio un 56,8%. Algunos de los efectos ya analizados de esta medida fueron la mejora en la accesibilidad de aquellos hogares con menores ingresos al transporte público y el aumento del bienestar de los hogares con ingresos medios (ver aquí).

Sin embargo, subvencionar el precio del transporte público a los jóvenes podría producir otros efectos. Por ejemplo, las víctimas¹ de accidentes de tráfico podrían reducirse al aumentar la cantidad de jóvenes que usan el autobús o el metro en lugar de sus vehículos particulares. O el consumo de alcohol podría incrementarse al ser más asequible viajar en transporte público (donde beber alcohol no está penalizado) que conducir un coche privado (donde ir bebido aumenta el riesgo de tener un accidente y existe sanción económica). Estos dos ejemplos son los que trato de analizar en mi Trabajo Fin de Máster y resumo en esta entrada.

Aprovechando el caso madrileño, empleo un enfoque cuasiexperimental de diferencia en diferencias para estudiar si la reducción de la tarifa tiene algún efecto sobre los accidentes de tráfico y el consumo de alcohol. De manera resumida, este análisis consiste en comparar los niveles de ambas variables entre jóvenes (16-25) y adultos (26-35), antes y después de la reducción del precio.

Los datos utilizados provienen de diversas fuentes. Por un lado, para estudiar los efectos sobre accidentes utilizo dos variables: la tasa de mortalidad por accidentes de tráfico por millón de habitantes y el número de víctimas de accidentes por cada mil habitantes (esta última tanto para el municipio de Madrid como para la provincia en su conjunto). Estos datos son ofrecidos por el INE, el Ayuntamiento de Madrid y la DGT, respectivamente. Por otro lado, para analizar el consumo de alcohol utilizo los niveles de consumo diario medio de la Encuesta Nacional de Salud anterior y la posterior al cambio en la tarifa.

De las tres variables utilizadas (tasa de mortalidad, víctimas de accidentes y consumo diario de alcohol), la reducción de la tarifa de transporte público parece que afectó únicamente al número de personas implicadas en accidentes de tráfico por cada mil habitantes. Ninguna de las estimaciones de los efectos en la mortalidad y en el consumo de alcohol muestra efectos significativos.

Ni a nivel general ni teniendo en cuenta los diferentes grados de reducción de la tarifa (ya que esta dependía de la edad del usuario y del área geográfica por la que se desease circular) parece haber algún impacto sobre la tasa de mortalidad por accidentes de tráfico. De manera similar, el consumo diario medio de alcohol, tanto durante toda la semana como diferenciando días laborales y fines de semana, tampoco resultaría afectado por una disminución del precio.

Sin embargo, de acuerdo con las estimaciones del trabajo, una reducción de la tarifa produciría una bajada de la cantidad de individuos involucrados en accidentes de tráfico, tanto fallecidos o heridos como aquellos que resultasen ilesos. Estos resultados se encuentran tanto a nivel municipal en la capital española como a nivel de toda provincia.

En primer lugar, las estimaciones para el municipio de Madrid muestran que se produjo una reducción del número de personas involucradas en accidentes de tráfico de 24,6%.

En segundo lugar, a nivel provincial realizo dos estimaciones: una idéntica a la anterior (más simple), pero empleando datos provinciales, y una tercera estimación incluyendo la provincia de Barcelona como región de control. Esto se espera que mejore la calidad de las estimaciones debido a que, en principio, permite una mayor flexibilidad en los supuestos del modelo.

Los resultados de la estimación más simple indican que la subvención al transporte público produjo una reducción del 8% en el número de víctimas. Los de la tercera estimación, con jóvenes y adultos de Barcelona también como grupos de control, indican que el efecto sería algo mayor, con una caída del 22,4%.

En la Figura 1 se muestran los resultados de las dos estimaciones realizadas a nivel provincial. Las líneas continuas, Young y Adult, son los grupos de tratamiento y control, respectivamente. Las líneas discontinuas se corresponden con los contrafactuales de ambas estimaciones. CF1 es el primer contrafactual estimado, que no incluye Barcelona en el modelo. CF2 es el segundo contrafactual, teniendo ya en cuenta Barcelona como región externa de control.

Figura1. Gráfico de los contrafactuales estimados.

El valor observado después de la reducción del precio del transporte público sería, por tanto, entre un 8% y un 22,4% menor que si el cambio tarifario no se hubiese producido, de acuerdo con las estimaciones realizadas.

La mencionada entrada de Mireia Gascon concluía diciendo que un transporte público asequible ayudaría a “reducir las desigualdades sociales y de género”. Esta, que a reducir las víctimas de accidentes de tráfico.


¹ Considerando como víctima a cualquier persona involucrada en un accidente de tráfico, incluyendo fallecidos, heridos e ilesos.

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  • Enhorabuena Giovanni. Orgulloso de que haya alumnos como tú en las universidades españolas

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