El efecto de las misiones jesuitas en el capital humano

Hace unas semanas hablé en este blog sobre un índice de capital humano del Banco Mundial que trataba de medir las diferencias actuales en el nivel de capital humano alrededor del mundo (ver aquí). En esta entrada quiero explorar la transmisión, persistencia y efecto del capital humano en una sociedad. Para ello, me centraré en un excelente reciente trabajo de Felipe Valencia Caicedo (ver aquí) que estudia un episodio muy concreto: las misiones jesuitas en Sudamérica en el siglo XVII.

La orden de los jesuitas fue fundada en el año 1534 por el caballero vasco Ignacio de Loyola, como parte del movimiento de contrarreforma europeo y fue la última gran orden católica que llegó a las Américas a través de los imperios español y portugués. La primera misión jesuita en Sudamérica fue establecida en 1565 en Juli (hoy en día, Puno), en la frontera entre Bolivia y Perú. Los misioneros jesuitas se expandieron rápidamente en tierras fronterizas en Mainas (Perú), Moxos y Chiquitos (Bolivia), Casanare y Orinoco (Colombia y Venezuela), Baja California (México), y Alta California (Estados Unidos). Al mismo tiempo, los jesuitas también educaron a las élites criollas en las grandes capitales americanas. Aunque su objetivo oficialmente era convertir almas al catolicismo promoviendo la obediencia al Papa, los jesuitas enfatizaron en todo momento el fomento de la educación, enseñando en las misiones a los niños y niñas indígenas - de forma separada- cómo leer y escribir, así como aritmética básica. Sus esfuerzos educativos también se extendieron a la población adulta, enseñándoles varios oficios tales como albañilería, carpintería y bordado.

Como muestra el siguiente mapa, el estudio analiza las 30 misiones jesuitas en el territorio guaraní durante el periodo 1609-1767 en partes de lo que es hoy en día Argentina, Brasil y Paraguay. Un territorio similar en extensión a países como Uruguay o Ecuador.

A la llegada de los jesuitas, el territorio Guaraní estaba poblado por una única tribu indígena también conocida como los Tupíes, en portugués. Se trataba de una sociedad en estado de desarrollo Neolítico, es decir que no usaba armas ni herramientas de hierro. Los Guaranís eran una tribu semi-sedentaria que se sustentaba con el cultivo de mandioca y maíz usando técnicas primitivas de sembrado.

Los datos usados en el trabajo son el resultado de un esfuerzo titánico de Felipe que consiguió combinar datos de archivo sobre estas misiones jesuitas con variables que miden las condiciones actuales en estas localidades. La idea es muy sencilla: calcular la distancia de un municipio a la misión más cercana y ver cómo ésta se correlaciona con el nivel de educación y de ingresos de este municipio hoy en día. Los resultados saltan a la vista y se pueden apreciar en la siguiente figura. Obviamente, hay muchos otros factores que podrían explicar diferencias contemporáneas en estas variables. Para tener eso en cuenta, el estudio incluye controles sobre la geografía y el clima de estos municipios.

Fuera de los resultados base, el trabajo lleva a cabo dos ejercicios en términos de identificación. En primer lugar, estudia un “efecto placebo” que considera las misiones jesuitas que fueron abandonadas a los pocos años de ser fundadas, en concreto, antes de 1659. Si es realmente el efecto de los jesuitas en la población lo que causa una mejora en la educación y la riqueza, no deberíamos observar un efecto significativo en zonas cercanas a estas misiones que fueron rápidamente abandonadas.  En segundo lugar, se comparan los efectos en las misiones jesuitas con las de las misiones franciscanas, también en el territorio guaraní. Esta comparación es muy útil puesto que, aunque ambas órdenes pretendían convertir a la población al cristianismo, los jesuitas enfatizaron la educación mucho más que los franciscanos.

Los resultados del trabajo son muy llamativos. En primer lugar, y como muestra el siguiente gráfico, unos cuatrocientos años después de que llegaran los jesuitas a área Guaraní, tienen mayores niveles de educación. En el trabajo puede encontrarse un gráfico parecido donde se muestra que estas zonas soy, hoy en día, también más ricas.

La siguiente tabla muestra el mismo resultado de forma cuantitativa: en los municipios donde hubo misiones jesuitas, las tasas de educación son entre un 10 y un 15 por ciento más altas hoy en día, 250 años después de su expulsión. El ingreso per cápita de estas localidades (en otra tabla del trabajo) son también un 10 por ciento mayores en estos municipios. La comparación con las misiones franciscanas revela que en éstas no hubo efectos significativos, sugiriendo que es verdaderamente la insistencia en la formación en capital humano lo que causó los buenos resultados en las poblaciones con influencia jesuita.

En el trabajo también se muestra que los habitantes de localidades que se encuentran 100 kilómetros más cerca de donde hubo una misión jesuita tienen, en media, 0,7 años más de educación que el del resto de la población de la zona y su tasa de pobreza es un 10% menor. Los efectos del capital humano inducido por los jesuitas son mayores en los años iniciales y se reducen después de la Segunda Guerra Mundial.

Por último, en términos de mecanismos, el estudio revela que las poblaciones cercanas a las misiones jesuitas experimentaron antes un cambio estructural, medido con un aumento significativo en el sector manufacturero y de los servicios, y una correspondiente reducción en los recursos empleados en el sector agrícola. Este resultado sugiere que el capital humano creado por los jesuitas se tradujo, al menos en parte, en una alteración de la estructura productiva de estos territorios que, a su vez, hizo que fueran más prósperas. Un caso muy interesante es el de la introducción de nuevas variedades de semillas de soya. Consistente con la literatura de desarrollo sobre este tema, regiones jesuitas, con mayores niveles educativos, implementaron esta nueva tecnología agrícola antes.

Una lectura un tanto pesimista de este tipo de estudios es que la historia de un país importa mucho y que, por tanto, poco puede hacerse para cambiar su suerte. Una visión más optimista – con la que concluye el artículo y coincido yo, es que, aunque la historia importa mucho, queda aún bastante espacio para políticas públicas que aumenten el bienestar de la sociedad. Tal vez paradójicamente, estudios como estos nos permiten aislar el efecto de una variable específica, el capital humano, y entender que inversiones en educación pueden tener un valor altísimo en el largo plazo.

Hay 7 comentarios
  • Qué maravilla de estudio! Enhorabuena a Felipe Valencia por semejante esfuerzo y a David Cuberes por explicárnoslo tan bien.

  • Hola Doctor,
    Enhorabuena por el artículo me ha parecido muy interesante, sobre todo por conclusión optimista en cuanto políticas públicas.

    Tenía algunas dudas sobre el método-conclusiones. Soy asiduo lector del blog y siempre me sorprende la dificultad inherente a llegar a una relación causa-efecto. Por eso me pregunto en qué medida podemos atribuir la correlación desarrollo capital del humano con presencia de misiones jesuitas; quiero decir, podría ocurrir que los jesuitas eligieran establecer misiones en zonas no necesariamente más ricas, pero más dinámicas en aquel momento y que mantuvieran esa dinámica a lo largo de los siguientes años, por poner un ejemplo que podría refutar la conclusión.

    Saludos,

    • Juan Ignacio, voy a dejar que Felipe conteste a esto, que conoce mejor los detalles del trabajo.

  • Gracias David por la referencia a esta interesante investigación. 55 años atrás tuve que recorrer la provincia de Misiones (Argentina) para mis primeras evaluaciones de proyectos de inversión (producción de celulosa y papel). Después tuve que revisar trabajos sobre el desarrollo económico de Paraguay y recuerdo mis críticas por no considerar "lo que dejaron" los jesuítas (ojo que no siempre positivo, algo reforzado por mis conocimientos de los jesuitas). Y en los últimos 10 años he estado interesado en "lo que dejaron" los franciscanos liderados por Junípero Serra en California (mi hija vive a cuadras de la Misión de Santa Bárbara), que ha sido motivo de mucha discusión reciente por parte de revisionistas histéricos.

    Mientras me tomo tiempo para leer el paper publicado en QJE, le dejo una pregunta. Días atrás en un post de este blog sobre Capital Social y Bienes Comunales los autores presentaron su investigación sobre un tema similar pero haciendo énfasis en Capital Social (vea mis comentarios al post). Me pregunto si usted puede distinguir entre capital humano y capital social en este tipo de investigaciones.

  • Enrique, como siempre, gracias por tus comentarios. Los dos conceptos están claramente relacionados. En mi opinión, el capital humano tiene más que ver con aspectos asociados a un individuo, mientras que el capital social se centra más en relaciones entre los individuos, por ejemplo, redes sociales, estatus, etc…

    • Juan Ignacio, Felipe está viajando, así que aquí va mi respuesta: Es posible que los jesuitas no eligieran sus misiones de forma aleatoria y, en principio, uno podría decir que eligieron las zonas más prometedoras. En otras palabras, es posible que estas localidades hubieran tenido altos niveles de educación e ingresos aunque los jesuitas no hubieran estado allí. Sin embargo, el trabajo controla por efectos fijos y características geográficas de estas localidades. Estos controles absorben, en cierta medida, los efectos de la localidad en sí misma. Más importante aún, el estudio compara localidades donde las misiones fueron abandonadas rápidamente con otras donde los misioneros estuvieron mucho más tiempo. Solo en las ultimas se observan efectos significativos. Si fuera el caso que los jesuitas eligieron las mejores zonas, las misiones abandonadas también tendrían que haber prosperado. Imagino que uno podría decir que los jesuitas decidieron abandonar las misiones que vieron que no tenían futuro… pero en realidad fueron expulsados de ellas, no las abandonaron voluntariamente. También se comparan las misiones jesuitas con las franciscanas y supongo que es extraño decir que unos elegían las localidades buenas y otros las malas… Sin embargo, en las franciscanas no se ve ningún efecto.

      • Gracias David! Así es, antes los misioneros Jesuitas fueron a lugares peores, pues fueron los últimos en escoger. En el estudio controlo por características geográficas y climáticas que pueden tener un efecto de por sí. En términos de "identifición" utilizo las misiones abandonadas de manera temprana por los Jesuitas y las no abandonadas por los Franciscanos, en ambas no encuentro los efectos a largo plazo de las Jesuitas Guaranís. En el apéndice utilizo otros métodos, de variables instrumentales, por si os interesan.

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