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Desde el movimiento #MeToo, la situación para las mujeres ha mejorado mucho, ¿estamos seguros?

Por Caroline Coly, Cyprien Batut y Sarah Schneider-Strawczynski

El acoso sexual en el trabajo es un problema persistente que afecta al bienestar de los empleados, daña carreras y reduce la satisfacción laboral, tanto para los hombres (véase aquí), pero aún más para las mujeres. En Francia, las cifras son particularmente alarmantes: una de cada tres mujeres experimentará acoso sexual en algún momento de su carrera profesional.

Cuando el movimiento #MeToo irrumpió en la conversación global, forzó una reflexión muy necesaria sobre el acoso sexual y los comportamientos tóxicos en el lugar de trabajo. Sin embargo, su impacto no ha estado exento de controversia. Algunos críticos lo han considerado una "caza de brujas" y han advertido sobre posibles efectos adversos en las dinámicas profesionales entre hombres y mujeres, particularmente en términos de confianza y colaboración.

Pasado unos años desde su explosión mediática, cabe preguntarse: ¿qué ha cambiado realmente en los lugares de trabajo para mujeres, hombres y empleadores? ¿Cómo ha afectado #MeToo a las decisiones de búsqueda de empleo, las dinámicas laborales?

¡Analicemos los números y descubramos qué ha cambiado!

#MeToo en Francia

Cuando la actriz Alyssa Milano tuiteó #MeToo el 15 de octubre de 2017 desató un movimiento global sin precedentes. Mujeres de todo el mundo comenzaron a compartir sus historias de violencia y acoso sexual, inundando tanto las redes sociales como los medios tradicionales con relatos profundamente personales y a menudo dolorosos. En Francia, la periodista Sandra Muller lanzó un hashtag paralelo, #balancetonporc (“denuncia a tu cerdo”), que en su primer año acumuló más de 931,000 tuits.

Esta ola de confesiones rompió silencios de décadas, especialmente en lo referente al acoso laboral, y puso el tema en el centro del debate público. Los datos confirman cómo la conciencia sobre el problema creció exponencialmente. Por ejemplo, las búsquedas en Google de #MeToo y #balancetonporc en Francia, prácticamente inexistentes antes de octubre de 2017, se dispararon en cuestión de días, como ilustra la Figura 1(a).

Esta mayor visibilidad no solo generó conversación, sino que también tuvo efectos concretos en la denuncia de estos comportamientos. Según los datos mensuales de la policía francesa, mostrados en la Figura 1(b), los casos registrados de acoso sexual aumentaron notablemente en octubre de 2017. Este patrón es coherente con estudios recientes, como el de Levy y Mattson (2023), que encontraron un incremento del 10% en las denuncias de crímenes sexuales en los países de la OCDE durante los seis meses posteriores a #MeToo.

Figura 1: Impacto del #MeToo en las actitudes

Para entender el impacto #MeToo en el mercado laboral, utilizamos tres bases de datos. La Encuesta de Condiciones de Trabajo de 2016, representativa de la población trabajadora, proporciona información sobre comportamientos sexistas y acoso sexual en el lugar de trabajo. También utilizamos una base de datos del 2015 que vincula a empleados y empleadores, proporcionando información sobre salarios, duración del empleo y demografía laboral. Al vincularla con la encuesta, podemos estimar la probabilidad de acoso en plantas específicas analizando diversas características de los trabajadores y las empresas. Por último, analizamos un conjunto de datos longitudinal que registra, entre 2016 y 2018, las entradas y salidas de empleados en empresas con más de 50 trabajadores.

Los resultados son alarmantes: el 12% de las mujeres reportó acoso sexual o sexista en el último año, con mayores tasas en sectores como hostelería, transporte, manufactura y energía, lo que es consistente con la literatura previa (véase aquí). Además, trabajar en entornos abiertamente sexistas multiplica el riesgo de acoso: 15 veces más probabilidad de comentarios obscenos, 110 veces más de avances sexuales persistentes y 40 veces más de agresiones físicas o sexuales.

Figura 2: Porcentaje de mujeres que experimentan comportamientos tóxicos según la probabilidad de escuchar comentarios o chistes despectivos sobre mujeres en el trabajo

Fuente: Encuesta de Condiciones de Trabajo de 2016

El efecto de #MeToo en el mercado laboral

Para entender cómo el movimiento #MeToo afectó el entorno laboral, utilizamos una estrategia de triple diferencia que compara los flujos de trabajadores (entradas y salidas) de mujeres y hombres antes y después de #MeToo, en empresas con alto y bajo riesgo de acoso.

Uno de los hallazgos más llamativos (¡y sorprendentes!) fue cómo #MeToo influyó en la decisión de las mujeres de abandonar entornos laborales tóxicos. Las tasas relativas de salida de mujeres en empresas de alto riesgo aumentaron un 9% tras #MeToo. Es importante destacar que este efecto fue completamente impulsado por un aumento en la tasa de salida de las mujeres en lugares de trabajo de alto riesgo en comparación con los lugares de trabajo de bajo riesgo, mientras que no hubo ningún impacto en la tasa de salida de los hombres. Esto sugiere que las condiciones en los entornos más tóxicos no mejoraron lo suficiente para retener a las mujeres. El efecto fue más evidente entre mujeres jóvenes, ejecutivas y en sectores predominantemente masculinos, donde el riesgo de acoso es mayor.

Una fortaleza clave de nuestro estudio fue desglosar las distintas formas en que los contratos laborales pueden terminar. En Francia, estas son las tres principales:

Tabla 1: Estimación de triple diferencia de los flujos relativos de mujeres en plantas con alto y bajo riesgo de acoso antes y después de #MeToo

Como se observa en la columna (3) de la Tabla 1, uno de los resultados más llamativos es que las renuncias representan aproximadamente el 50% de las salidas de mujeres de plantas de alto riesgo tras #MeToo. Este incremento se debe principalmente a que las mujeres, en comparación con los hombres, abandonaron estas empresas a una tasa significativamente mayor que en plantas de bajo riesgo. Además, un 25% de la mayor tasa de salida femenina se explica por un aumento en las terminaciones por acuerdo mutuo, mientras que la columna (4) muestra que otro 25% corresponde a despidos. Este último hallazgo refleja, en parte, casos en los que empleadores despiden a mujeres que denuncian acoso o que toman licencias prolongadas por este motivo.

El impacto de #MeToo evidenció una doble penalización para las mujeres: no solo soportan el acoso, sino que a menudo deben abandonar su empleo para escapar de él. Si el movimiento hubiera impulsado cambios estructurales, como una reducción en el acoso por parte de los hombres o una mayor responsabilidad por parte de los empleadores, habríamos esperado ver una menor tasa de salida de mujeres de plantas de alto riesgo. Sin embargo, los datos no reflejan tales mejoras, reforzando la idea de que el costo del acoso sigue recayendo desproporcionadamente en las mujeres.

¿A dónde van las mujeres? Tras abandonar lugares de trabajo tóxicos, muchas mujeres optan por empleos en entornos más seguros (con un menor riesgo de acoso y una mayor proporción de mujeres).

Figura 3: Efectos dinámicos en los flujos de salida

Fuente: 2016 Working Conditions Survey, DADS 2015, y DMMO 2016-2018.
(a) Riesgo de acoso en plantas de destino
Fuente: 2016 Working Conditions Survey, DADS 2015, y DMMO 2016-2018.
(b) Proporción de mujeres en plantas de destino

Aún así, para muchas mujeres, esta transición no fue inmediata. Aproximadamente el 60% de las mujeres que dejaron lugares de trabajo de alto riesgo experimentaron un período de desempleo, con un promedio de 294 días antes de encontrar un nuevo empleo. Esto resalta el costo económico de dejar un entorno tóxico y subraya la necesidad de cambios sistémicos para prevenir el acoso en primer lugar.

En síntesis, el aumento en las tasas de salida de mujeres de entornos de alto riesgo sugiere que, a pesar de la mayor conciencia promovida por #MeToo, el acoso seguía siendo prevalente. Al mismo tiempo, tanto mujeres como hombres que dejaron estos lugares comenzaron a priorizar empresas con menores riesgos de acoso, un indicio de un cambio cultural más amplio. Sin embargo, la carga de esta transición recayó desproporcionadamente en las mujeres, quienes soportaron periodos más largos de desempleo y mayores costos personales. Es crucial seguir investigando estrategias efectivas para prevenir el acoso laboral (¡algunas iniciativas prometedoras de India aquí!), con el objetivo de construir entornos más seguros, equitativos e inclusivos para todos.

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