Por Adolfo C. Fernández Puente y Nuria Sánchez-Sánchez
La satisfacción laboral y sus determinantes constituyen uno de los campos que han recibido mayor interés en la literatura económica en las últimas décadas. La razón no es otra que el impacto de esta variable en el rendimiento y bienestar del trabajador, así como en los resultados agregados de la organización. Una de las cuestiones que ha suscitado mayor controversia, desde el trabajo seminal de Clark (1997) es la relativa a las diferencias en la satisfacción laboral por sexos. Aunque no existe consenso al respecto, especialmente cuando se realizan las comparaciones internacionales, un elevado número de trabajos evidencia una mayor satisfacción relativa de las mujeres trabajadoras en relación con sus compañeros varones (Clark, 1997; Sloane and Williams, 2000; Long, 1995; and Sousa-Poza and Sousa-Poza, 2003 and 2007). Este resultado resulta especialmente sorprendente si se consideran las condiciones laborales de las mujeres, especialmente en términos de segregación laboral y brecha salarial.
Las explicaciones teóricas de esta paradoja pueden agruparse en tres. En primer lugar, pudiera existir un sesgo de selección, previo a la entrada en el mercado de trabajo, que provocase que sólo las mujeres más “felices” se incorporasen. Este resultado, en todo caso, resulta difícil de justificar si se consideran las cohortes de población más jóvenes y con más estudios, donde las diferencias en las tasas de actividad masculina y femenina se reducen considerablemente. Por otra parte, los estudios econométricos no evidencian la existencia de este sesgo. En segundo lugar, el diferencial entre hombres y mujeres pudiera justificarse a través de la consideración de otras variables, no estrictamente laborales, asociadas al hogar y la familia, con mayor impacto sobre las mujeres que sobre los varones. En este sentido, la mayor parte de los estudios, incluido el presente, consideran este tipo de variables en la función explicativa de la satisfacción laboral. La tercera explicación parte de la presencia de expectativas adaptativas, que provocaría que las mujeres internalizasen las dificultades asociadas a un entorno más perjudicial y discriminatorio y se encontrasen, ceteris paribus, más satisfechas que sus compañeros varones.
¿Qué ocurre cuando se consideran a los trabajadores del sector público? Las condiciones laborales del sector público por sexos son, en principio, más uniformes y menos discriminatorias entre trabajadores de una misma categoría. Al tiempo, las condiciones laborales en términos de horarios, movilidad y estabilidad favorecen en mayor medida la conciliación de la vida personal con la laboral. ¿Desaparecen entonces las diferencias en la satisfacción laboral de hombres y mujeres?
Nuestro análisis en el caso de España resulta de especial interés. De un lado, no existe un claro consenso respecto de la satisfacción laboral por sexos. Por otro lado, las características del mercado de trabajo español en términos de desempleo y temporalidad hacen especialmente atractivo el trabajar en el sector público. Por último, el mercado de trabajo español, en el contexto europeo resulta especialmente prejudicial para las mujeres si tenemos en cuenta la participación por sexos en posiciones CEO y la brecha salarial.
En este marco, nuestro estudio analiza las diferencias en la satisfacción laboral por sexos a través de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo durante los años 2006-2010. El análisis descriptivo muestra que, en media, la satisfacción laboral de las mujeres es ligeramente superior a la de los varones. Este resultado se justifica exclusivamente por los trabajadores del sector público, ya que en el sector privado las diferencias son prácticamente inexistentes.
La descomposición Blinder-Oaxaca muestra que las características de los trabajos realizados por las mujeres tienen un efecto negativo sobre su satisfacción laboral, especialmente en el sector privado. En el sector público, las condiciones laborales de las mujeres son más parecidas a las de los varones. En todo caso, la valoración subjetiva de las mujeres de estas condiciones, en ambos sectores, es superior a la de los varones.
Las estimaciones econométricas, con mínimos cuadrados ordinarios, incluyen como variable dependiente la satisfacción laboral total, y la satisfacción con el salario, la estabilidad, las horas de trabajo, la flexibilidad, las vacaciones, la organización del trabajo, la independencia y la valoración de superiores jerárquicos e incluyen características personales del trabajador, del hogar y del trabajo (nuestros resultados son válidos cuando se utiliza un modelo Probit ordenado). Los resultados muestran un impacto positivo de la variable mujer tanto en el sector público como en el sector privado.
Trabajar en el sector público incrementa la satisfacción laboral de hombres y mujeres respecto de los horarios de trabajo y las vacaciones. Sin embargo, tiene una influencia negativa en la satisfacción con la organización del trabajo y la independencia, lo que puede estar mostrando la existencia de mayor rigidez en la estructura organizativa del sector público. En todo caso, este resultado se justifica exclusivamente por la percepción de los varones.
Desde el punto de vista de la gestión de los recursos humanos, nuestros resultados avalan la consideración de las responsabilidades familiares, las expectativas formativas, la monotonía y el estrés a la hora de definir estrategias para incrementar la satisfacción laboral por sexos. Asimismo, sugieren la utilización de las experiencias del sector público para incrementar la satisfacción laboral de los trabajadores del sector privado (y viceversa) en dominios concretos de satisfacción.
Como reflexión personal, ajena a nuestra investigación, sólo nos resta añadir que pasamos gran parte de nuestras horas disponibles diarias trabajando, por lo que, lejos de ser una actividad marginal, el trabajo constituye uno de los ejes centrales de nuestra vida. La consideración de la satisfacción laboral y sus determinantes resulta, por tanto, crucial para contribuir a nuestra realización personal y aumentar nuestro bienestar.
Hay 2 comentarios
Os tengo que confesar que cuando he leído el título de la aportación de hoy:
"¿Desaparecen las diferencias en la satisfacción laboral por sexo en el sector público?"
Mi imaginación ha corrido más de la cuenta y he pensado en prácticas que podrían ser comprometidas y poco recomendables de realizar en un entorno laboral.
Luego al leer una vez más los vuestros siempre interesantes contenidos todo se ha recompuesto. Uf ! menos mal. Y encima leerlo en una tarde donde todo son conjneturas sobre un nuevo posible estado de alarma. Si no nos mata la Covid, nos matará la incertidumbre del como y el hasta cuando.
Hay pocos comentarios. Probablemente porque el trabajo es del tipo que busca lo políticamente correcto y no tiene en cuenta ni la validez de los asertos que se hacen ni los antecedentes académicos que desde un enfoque serio de la antropología abordan la realización humana a lo largo de la vida. ¿Es casual que no haya referencias anteriores a los últimos 90? No lo creo porque las aportaciones más importantes a ambos campos son muy anteriores.
Por cierto, uno de los entornos profesionales con más insatisfacción laboral es el académico. No me extraña. Ha pasado a ser profesión de riesgo.
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