Por Rok Spruk
Es hoy un hecho conocido que el diseño del marco institucional es esencial para el desarrollo de una economía. En una economía madura y desarrollada como es la española, la regulación (la normativa) puede verse como uno de los pilares fundamentales de ese marco institucional, con impactos en la especialización, la inversión, el empleo y, por tanto, en la productividad, a través de políticas estructurales formuladas y expresadas por el legislador.
Una primera pregunta que surge en este contexto es la de si la regulación tiene siempre efectos positivos sobre la economía o, dependiendo de su diseño, puede producir efectos no deseados. Por un lado, la normativa tiene como primer objetivo proporcionar información y “guías de comportamiento” a los agentes económicos, mitigando así los costes de transacción y los fallos de mercado (como es precisamente la información imperfecta, véase aquí). Sin embargo, si la regulación está mal diseñada puede generar mayores costes de transacción en vez de reducirlos. Algunos estudios previos han explotado la variación en la carga regulatoria a nivel de país mostrando que mejorar el diseño de la regulación del peor al mejor cuantil puede aumentar la tasa de crecimiento del PIB hasta en 2 puntos porcentuales (véase aquí).
En este contexto, si bien existen algunos estudios de los impactos de la regulación a nivel agregado, los estudios empíricos sobre el diseño y la complejidad de la regulación a un nivel desagregado y realizados con información minuciosa son escasos. Esto es debido, en parte, a la dificultad para acceder y procesar precisamente la información proveniente de la regulación, que tiene un tamaño muy considerable. En una jurisdicción madura, el conjunto de la regulación puede tener un volumen muy grande. Por ejemplo, en 2021, las administraciones españoles promulgaron 12.704 normas nuevas.
En nuestro análisis conjunto con Juan Mora-Sanguinetti, Javier Quintana e Isabel Soler (link) nos preguntamos si la regulación y su complejidad, analizada de forma desagregada, a nivel sectorial y su complejidad generan impactos positivos o negativos en la actividad económica. El análisis se realiza apoyándose en una novedosa base de datos que clasifica más de 206.777 normas por sector de actividad económica y por Comunidades Autónomas españolas (link) para el periodo 1995-2020.
Nuestro indicador de complejidad regulatoria aproxima el volumen de regulación para cada sector de interés del INE (además de identificar la región y el año). Si las administraciones aprueban más regulaciones nuevas en un año en un sector determinado, observaríamos un aumento en nuestro indicador. La ventaja principal y más explícita de este enfoque es que la tendencia general de la complejidad regulatoria se captura de manera plausible y se puede comparar en el espacio y el tiempo.
De forma descriptiva, hemos observado que ha habido un aumento notable en el volumen de la regulación a lo largo del tiempo. Dicho patrón podría apuntar, de forma preliminar, a un posible aumento de los costes de transacción. También observamos diferencias sustanciales tanto entre sectores como entre comunidades autónomas. A modo de ejemplo, sectores como la agricultura, la construcción y los servicios profesionales se encuentran entre los más regulados en España. Diferencias igualmente notables en el volumen de la normativa promulgada son perceptibles entre comunidades autónomas. En el periodo de nuestra investigación, el número medio (por año) de normas varía desde las 772 en Catalunya hasta las 309 de Cantabria. La Figura 1 muestra las diferencias regionales en la complejidad de la regulación dentro de España con mayor detalle.
Figura 1: Media de regulación sectorial total por comunidad autónoma, 1995-2020
Fuente: elaboración propia a partir de Mora Sanguinetti et. al. (2023) (link)
Nuestro análisis econométrico apunta a un efecto negativo de la complejidad regulatoria por sector en la eficiencia económica. Por ejemplo, nuestras estimaciones muestran que cada norma adicional promulgada tiende a disminuir la participación del empleo en un 0,7 por ciento. Encontramos también evidencia de una reducción significativa de la intensidad de mano de obra y del capital y menores tasas de inversión, en respuesta a una regulación más voluminosa.
La creciente complejidad regulatoria no impacta de la misma manera en todos los sectores y para todas las empresas. En concreto, la carga de lidiar con más normativa parece ser más gravosa para las empresas más pequeñas. Estas pueden tener algunas desventajas en términos de escala. Más concretamente podrían tener menos recursos para disponer de asistencia legal. En concreto, un aumento de la complejidad regulatoria en un punto base está asociado con una reducción del empleo del 3 por ciento para las pequeñas empresas y del 5 por ciento para las microempresas (aquellas de menos de 10 empleados). Por otro lado, las empresas más jóvenes y recién entradas en el mercado parecen verse más afectadas por la carga del cumplimiento normativo adicional en términos de reducción del empleo. Estos resultados se resumen brevemente en la Tabla 1.
Tabla 1: Efectos de la regulación en el desempeño sector-región
Finalmente, enriquecemos nuestra investigación con un conjunto de datos a nivel desagregado sobre el empleo, la industria, la ubicación y las características del empleador de la Muestra Continua de Vidas Laborales (INE). A continuación analizamos el impacto de la complejidad regulatoria en el margen extensivo e intensivo de las empresas obteniendo información a nivel de empresa sobre su entrada, su salida, el tamaño del empleo, su capital tangible e intangible (link).
En el margen extensivo, el aumento de la complejidad regulatoria tiende a reducir la densidad general de empresas dentro de un sector en particular y reduce la tasa de entrada. La mayor regulación se constituiría como una fuente de barreras de entrada que se traduciría en tasas de inversión y empleo reducidas. En el margen intensivo, el efecto negativo de la carga regulatoria adicional sobre el empleo y la inversión se materializa a través de una intensidad significativamente menor en el uso de insumos de capital tangible e intangible, por lo que el canal intangible parece ser el doble de grande que el tangible. A nivel de sectores, debe enfatizarse que la magnitud del efecto negativo del aumento de la carga regulatoria es alrededor de un 50 por ciento mayor para el sector manufacturero (la industria) que para el sector de servicios.
En resumen, nuestra investigación proporciona varias ideas sobre los efectos netos de la complejidad regulatoria. Este análisis debería ser útil para el diseño de una mejor regulación y para fundamentar un debate sobre sus implicaciones.
Hay 3 comentarios
Una norma de obligado cumplimiento, en tanto que condiciona las respuestas factibles de las empresas de un sector, es asimilable a un impuesto.
Normas: pocas, claras y coherentes.
¡Enhorabuena por el fascinante artículo! Sería muy interesante que el INE o el BdE publicaran regularmente un indicador sobre el volumen de regulación. De esta manera, podríamos tener una idea de como se dispara en el pie cada comunidad.
Tal vez, el volumen de regulación está relacionado con la falta de confianza que el ciudadano medio tiene hacia los comportamientes de sus conciudadanos. Confianza y crecimiento economico van de la mano.
¿Quizás sería más preciso realizar un análisis basado en el volumen de palabras utilizado en las regulaciones?. ¿Existe algún estudio que compare el volumen de regulación entre países y a lo largo de los años?
Por lo que conozco, se está empleando análisis textual para medir la complejidad legislativa en EEUU. Utilizáis esas técnicas aquí o solo hay una medida de volumen?
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