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¿Deberíamos reformar las bajas de maternidad y paternidad?

En los últimos años se ha debatido bastante en España sobre la posibilidad de reformar el sistema de bajas y prestaciones por maternidad y paternidad. El debate se ha centrado sobre todo en la conveniencia o no de extender la duración de las bajas remuneradas por maternidad y paternidad, y la posibilidad de acercar ambas en duración (ver por ejemplo aquí o aquí). En esta entrada quiero comparar las políticas de maternidad y paternidad en España con las de otros países de nuestro entorno, y resumir lo que sabemos sobre los efectos de este tipo de políticas, lo que nos debería ayudar a pensar sobre el impacto de posibles reformas.

Prácticamente todos los países garantizan algún tipo de baja de maternidad remunerada. La mayoría de los países ricos también ofrecen baja parental (que puede usar cualquiera de los progenitores) y/o de paternidad. Estas políticas varían mucho entre países en términos de duración, generosidad, protección del empleo, financiación, y cobertura. En su origen, los objetivos principales de este tipo de prestaciones se centraban en proteger la salud de las madres y los niños. En épocas más recientes, se suele mencionar el bienestar de las familias y la continuidad en la trayectoria laboral de las madres.

En la Tabla 1, tomada de este estudio reciente, se comparan los principales elementos de las políticas de apoyo a la maternidad/paternidad en España y otros 10 países europeos, además de Japón, Australia, Canadá, y EEUU, en torno a 2011-15. España destaca (primera columna) por ser el país con mayor protección del empleo tras la maternidad: la duración máxima de la baja/excedencia con garantía del puesto de trabajo es de más de 3 años, sólo comparable a Francia, Alemania y Finlandia, y muy lejos de Australia, Canadá, e incluso Dinamarca y Holanda. Sin embargo, en España sólo un máximo de 16 semanas de baja son remuneradas (columna 4), la duración más breve de todos los países incluidos, excepto EEUU (que no garantiza baja remunerada alguna). Eso sí, el resto de países no remunera el 100% del salario (lo normal es entre el 25 y el 75%). También hay mucha variación en la baja remunerada disponible para los padres (columna 6), y aquí España vuelve a estar entre los países más generosos (excluyendo a Francia y Japón), con dos semanas reservadas para el padre (cuatro desde 2017) para las 16 que suele usar la madre.

¿Qué sabemos sobre los efectos de este tipo de políticas de familia? La mejor recopilación de la evidencia disponible se ha resumido recientemente en dos trabajos (este y este), en los que baso mi discusión.

En primer lugar, ¿cuáles son sus efectos sobre el empleo y la trayectoria laboral de las mujeres con hijos? La evidencia existente parece indicar que bajas de maternidad de menos de un año de duración pueden aumentar la vinculación de las mujeres con el mercado de trabajo justo después de tener un hijo y durante los años siguientes. Sin embargo, bajas de duración más prolongadas pueden tener consecuencias negativas sobre la carrera laboral de las madres (una entrada anterior relacionada aquí).

Se ha argumentado también que las bajas de maternidad y paternidad pueden afectar a la brecha salarial de género. Los estudios disponibles sugieren que bajas de maternidad prolongadas pueden tener efectos negativos sobre los salarios de las mujeres con hijos a medio plazo, sobre todo para las trabajadoras más cualificadas. Los efectos de extensiones en las bajas de paternidad sobre las trayectorias laborales de las madres aún no han sido estudiados lo suficiente, pero hasta la fecha no hay evidencia de efectos importantes (de la baja de paternidad ya nos habló Lídia Farré aquí).

Parece evidente que las bajas de maternidad y paternidad pueden afectar directamente al bienestar y el desarrollo de los hijos. Este tipo de políticas puede afectar al nivel de estrés de las madres, a la cantidad y calidad del tiempo que los padres pasan con el niño o niña en sus primeros meses de vida, y al nivel de renta del hogar, entre otras cosas. Varios estudios han tratado de evaluar el impacto causal de extensiones en la baja de maternidad remunerada sobre el desarrollo de los hijos. El consenso que emerge de estos trabajos parece ser que la introducción de un periodo breve (unos pocos meses) de baja de maternidad puede mejorar el desarrollo de los niños a largo plazo (aquí). Sin embargo, extensiones más allá de esos primeros meses no parecen tener impacto alguno sobre todo un rango de medidas de bienestar infantil, o de resultados a largo plazo (académicos, etc).

Algunos estudios sugieren también que extensiones de la baja de maternidad pueden tener efectos importantes sobre la natalidad (aquí el caso de Austria, aunque en otros países no se ha encontrado efecto).

Por último, ¿cómo afectan las bajas por maternidad y paternidad a las empresas? En España, los empleadores no financian las prestaciones directamente, pero las bajas pueden suponer costes indirectos (de reemplazar temporalmente al trabajador, coordinar horarios y tareas, etc). Bajas más generosas también podrían beneficiar a las empresas, por ejemplo si les permiten retener a trabajadores que de otro modo habrían renunciado a su empleo, o si mejoran la satisfacción de los empleados. La evidencia empírica a este respecto es limitada hasta la fecha. Los estudios existentes no revelan costes muy elevados para los empleadores, pero no he encontrado ninguno que use datos para Europa.

Mi conclusión personal tras estudiar esta literatura es que bajas de maternidad por debajo de un año de duración tienen un impacto positivo sobre los niños y sobre la trayectoria laboral de las madres. Los posibles efectos de bajas de paternidad más generosas que la disponible actualmente en España son inciertos.

También es importante recordar que las prestaciones por maternidad y paternidad pueden ser regresivas (como nos recuerdan aquí), en el sentido de que benefician más a hogares con niveles de renta medio y alto.

Merecería la pena tener en cuenta la evidencia disponible a la hora de evaluar el coste-efectividad de posibles reformas futuras. También es importante hacer explícitos los objetivos que se pretendan conseguir con dichas reformas, sin olvidar los posibles efectos colaterales. En cualquier caso, espero que esta entrada pueda ayudar a poner todas las cartas sobre la mesa en esta discusión.