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De cohetes y plumas

de Daniel García

Con la reciente bajada de los precios del crudo vuelven a escucharse quejas acerca de la política de fijación de precios por parte de las gasolineras (ver aquí o aquí). En concreto, se refieren al ajuste asimétrico de precios ante cambios en los costes marginales (efecto cohete-pluma) que se ha documentado en el mercado de las gasolinas en numerosos países a lo largo del tiempo (ver, por ejemplo, Peltzman, 2000). Numerosos comentaristas (como este prolífico economista) y asociaciones de consumidores (aquí) aseguran que este patrón indica la existencia de prácticas de manipulación de precios y redunda en un grave perjuicio para los consumidores.

La (extinta) Comisión Nacional de Competencia ya investigó el caso en 2012 (aquí) y encontró evidencia significativa de asimetrías, como se puede apreciar en los Gráficos 10 y 11, concluyendo que “están asociadas a situaciones de reducida competencia efectiva en el mercado que llevan a que el resultado para los consumidores finales sea peor de lo que cabría esperar en un mercado competitivo, lo que justifica la búsqueda de acciones que redunden en la remoción de ciertos elementos que actúan como barreras a la introducción de mayor competencia en este sector”.

En esta entrada me propongo mostrar que el vínculo entre los ajustes de precios asimétricos y la existencia de prácticas de manipulación del mercado es muy tenue, tanto desde el punto de vista teórico como empírico.

En primer lugar, la CNMC no es la primera agencia que se interesa por este asunto. La Federal Trade Commission (FTC) se ha pronunciado al respecto de estas prácticas (aquí), determinando que no existe evidencia de efectos negativos para el consumidor (página 44). En su detallado análisis (mucho más profundo que el de la CNC) la FTC hace hincapié en la reciente literatura académica que relaciona la transmisión asimétrica con los costes de búsqueda por parte de los consumidores en mercados con diferenciación espacial y encuentra escaso apoyo para la hipótesis de que se trata de un acuerdo tácito de fijación de precios no competitivos.

La teoría que relaciona la colusión tácita con la respuesta asimétrica de los precios suele enunciarse siguiendo el argumento informal en Borenstein, Cameron and Gilbert (1997). En un mercado oligopolístico donde las empresas coluden sin comunicarse directamente y los costes cambian en el tiempo de forma inesperada se hace necesario disponer de “precios focales”. Un candidato “natural” para tal precio focal es el precio del periodo anterior, cuando este precio es mayor que el coste marginal. Un cambio en los costes al alza hace necesario un ajuste de precio. Por el contrario, un cambio a la baja permite a las empresas coludir durante un breve periodo de tiempo hasta que se activa una guerra de precios.

Para que esta teoría genere el efecto cohete-pluma, por tanto, es necesario que los márgenes de las empresas sean pequeños en relación a la volatilidad de los costes, de modo que cuando se produzca un alza en los precios las empresas se vean obligadas a reaccionar inmediatamente. De lo contrario se generarían rigideces de precios en ambas direcciones (Athey y Bagwell han escrito sobre esto en una serie de artículos). Además este modelo es difícil de reconciliar con la gran dispersión de precios entre estaciones que observamos en España (recomiendo al lector que visite el Geoportal del Ministerio de Industria para comprobarlo.)

La dispersión en la distribución de precios entre gasolineras en un momento dado suele estar relacionada con altos costes de búsqueda por parte de los consumidores. Estos costes son, sin duda, elevados en el mercado de las gasolinas pues los consumidores deben desplazarse físicamente al lugar de venta y, a menudo, desconocen el precio de venta antes de visitar la gasolinera elegida. Por tanto, parece lógico buscar una explicación al efecto cohete-pluma en la existencia de costes de búsqueda propia de este mercado. Tal explicación la encontramos en un artículo muy influyente publicado por Mariano Tappata en 2011.

La idea del artículo de Tappata es muy sencilla y es reminiscente del clásico artículo de Grossman y Stiglitz. Los consumidores deben decidir cuánto esfuerzo van a dedicar en un momento dado a visitar gasolineras. Para decidir este esfuerzo, deben tener en cuenta el nivel de dispersión en la distribución de precios del mercado. Esta dispersión, a su vez, depende de cuántos consumidores deciden buscar los mejores precios activamente. Tappata muestra que, en equilibrio, los consumidores hacen un esfuerzo moderado y la distribución de precios exhibe una cierta dispersión.

El aspecto crucial de su modelo es que esta dispersión depende de la realización de costes para las empresas. Cuando el coste es alto, la dispersión es menor y los consumidores dedican menos esfuerzo a buscar precios. Si el coste baja inesperadamente, las empresas tienen pocos incentivos a bajar precios pues muy pocos consumidores estarán informados del cambio. Ese efecto induce un retraso en la incorporación del cambio en los precios a la baja pero no al alza. Es decir, en un modelo de competencia espacial, si los consumidores son racionales pero no disponen de toda la información relevante, deberíamos observar un efecto cohete-pluma.

¿Qué nos dice la literatura empírica al respecto? La evidencia directa es escasa pero, en mi modesta opinión, sugiere que los costes de búsqueda pueden tener un papel relevante. Johnson (2002) muestra que la respuesta asimétrica de los precios es mucho más importante para gasolina que para diésel. La razón puede estar en que los consumidores de diésel en EEUU son, en su mayoría, transportistas y están mejor informados acerca de los precios. Lewis (2011) compara los dos modelos usando datos de gasolineras en el área de San Diego. Para distinguirlos, se fija en la distribución de respuestas a incrementos de costes de acuerdo con el nivel de márgenes inicial en el mercado. De acuerdo a la teoría de precios focales, esta respuesta debería ser mayor para aquellas empresas cuyos precios iniciales sean más bajos, pues estarían en una fase competitiva. En su muestra, por el contrario, no se observan diferencias significativas.

En definitiva, ni la teoría económica ni la evidencia empírica disponible ofrecen una relación muy clara entre el efecto cohete-pluma y la manipulación de precios. Lo que sí parece claro es que la competencia efectiva en el mercado depende en gran medida del nivel de información de los consumidores. En este sentido, la introducción del Geoportal del Ministerio de Industria, donde los consumidores pueden consultar los precios de las gasolineras en tiempo real, parece una medida acertada.