A mis estudiantes
“Good Spirit […] assure me that I yet may change these shadows you have shown me by an altered life?” (Charles Dickens, A Christmas Carol)
El espíritu del pasado: la bicha
Llueve. Las gotas de agua, empapadas de luces de Navidad, se deslizan por el cristal de la ventana. El profesor Mesinfot las mira abstraído desde su escritorio. Desde niño le ha gustado jugar a comparar el recorrido de esas gotas con el devenir de una vida. Hay vida como agua que se precipita por una rápida existencia sin mezclarse con otra vida, y hay agua como vida que explora en su trayectoria nuevos caminos, atrayendo más agua en un lento y fructífero descenso de huella ancha. El profesor acaba de decidir que esa gota que en este preciso instante impacta sobre la ventana es la suya, la representante de su vida. Y allá va, cristal abajo reflejando con el color rojo sus primeros años en la universidad, su pertenencia a grupos universitarios políticamente activos. Horas de asambleas que sustituyen a horas de estudio, pero hay que atar bien todos los cabos si se quiere transmitir con efectividad la dialéctica de la lucha de clases. No importa cuáles, siempre se pueden inventar dos clases sobre las que cimentar un conflicto, sólo hay que estar del lado de los buenos. Reuniones con profesores igualmente comprometidos que sustituyen a las tutorías académicas. Y el premio en forma de vicedecanato de estudiantes. Ya está dentro. Luego, su colaboración con el departamento de los profesores amigos, los que le enseñan que la misión de la universidad es actuar de altavoz de las injusticias sociales. Y hay que empezar temprano, dando ejemplo, achatando las diferencias entre los estudiantes, no vaya a sobresalir nadie, porque el reconocimiento del mérito y el esfuerzo es mercantilismo (aquí, aquí y aquí). Por el camino, una tesis doctoral de compromiso, pues no hay que desviarse de lo importante y, como le comentó un decano sabio: “la investigación es la bicha que se nos ha metido en la universidad española” (aquí, aquí o aquí). Desde entonces, su ataque hacia la conquista del templo sagrado de la Universidad ¿Quién dijo que hacer un doctorado no abre puertas en España?
El espíritu del presente: decisiones valientes
El tiempo pasa deprisa, y esa gota que ha dejado un rastro exiguo y recto en el cristal parece detenerse ahora, brillando con el color azul que le llega desde el árbol adornado. Es el presente. Cuántas reuniones en la sombra, café y café, yo lo llevo, aprendiendo a callar cuando hay que callar, para hablar en el momento adecuado. Observar, imitar, tantas horas, hay que ser mecánico antes que ingeniero. Y la ingeniería le llega con el vicerrectorado. Bingo. Pero han sido años difíciles, le ha tocado lidiar con el negro zaino del gran tijeretazo. Delimitar la estrategia: preservar el statu quo. Si quieren más ingresos, festín de nuevos títulos, barra libre para la admisión a másteres y ampliar cocina para doctorados (aquí y aquí). Fast food para el tercer ciclo. Grasa para los estómagos de políticos hambrientos de recursos. Y cuanto más sucia la cocina, más grasa. El profesor Mesinfot sonríe cuando recuerda los años en los que pensaba que premiar el esfuerzo era mercantilismo. Todo sea por mantener la estabilidad de la institución, y su silla caliente en el rectorado, que para algo se lo ha currado. ¿O no fue duro cuando tuvo que despedir por la vía rápida a esos pobres muchachos contratados en el job market académico? Puede ver claramente el día en el que entraron por su despacho esa delegación de frikies de Economía hablándole de la posibilidad de acudir al mercado de jóvenes doctores para contratar profesores. Doctores formados en buenas universidades cuyo perfil se ajustara a las distintas necesidades departamentales, decían. ¡Como si nuestros doctores no fueran lo suficientemente buenos para dar las clases! Les siguió el juego, era tan raro que sonaba divertido. Cuatro profesores contratados en dos años por esta vía. Ya no queda ninguno. ¿Que eran profesores competentes? No importa, lo primero es lo primero, y los experimentos con gaseosa. Ahora que lo piensa bien, desde Economía le ha llegado en los últimos años más de un problema. Menos mal que para eso están las listas negras en las elecciones a la Junta de Facultad. No se vaya a colar un tocapelotas en el sistema. Y el sistema obliga a tomar decisiones valientes. Como ésta sobre un estudiante copión. Un plagio absoluto, sin paliativos, virtualmente una suplantación de identidad, demasiado para esconderlo debajo de la alfombra. Su profesor pedía la expulsión, pero el estudiante alegó que la asignatura era muy difícil. Ya les vale a estos de Economía poniendo zancadillas en lugar de facilitar las cosas, ni que fueran físicos. Ni pa ti ni pa mí. Una convocatoria sin acudir como castigo, y para el final de curso un título de máster debajo del brazo. Esto de gobernar una universidad obliga a tener visión de futuro.
El espíritu del futuro: purple rain
Arrecia la lluvia. La gota de agua sobre la que el profesor había detenido sus más recientes recuerdos sigue su camino, bifurcándose en dos minúsculos canales con destino a un futuro incierto. El profesor ya ha elegido y posa la vista en una de las dos estrías húmedas iluminada por una luz morada. Una universidad de nuevo comprometida con la defensa de lo débil, con el conflicto lingüístico como eje central, la vieja lucha de clases resucitada en el fantasma de un idioma opresor. Grandes problemas políticos que necesitan de una respuesta política firme, al margen de otros intereses espurios (aquí y aquí). Lo primero es lo primero, y el estudiante lo entenderá, si no hoy, mañana. Ese mañana en el que la Universidad del profesor Mesinfot no estará entre las doscientas mejores, ni tampoco aparecerá entre las quinientas primeras, pero será una universidad que velará por el desarrollo de nuestra región. Eso es lo que importa, la economía real, el bienestar de nuestra gente, lo otro son teorías y números sin importancia. El profesor levanta la vista. La tenue senda de agua que le ha guiado en el recorrido por su vida ha sido devorada por otras gotas más fuertes que venían detrás, y ya no es posible identificar el segundo surco. En Spotify suena Prince: It’s time we all reach out for something new, that means you too. El profesor siente un escalofrío, debe de estar bajando la temperatura. Hora de irse. ¿Y las llaves del coche? Ya las ha vuelto a dejar fuera de sitio, primer cajón, segundo cajón, tercer cajón, aquí están. ¿Qué diantre? Debajo de esta carpeta con el rótulo “Propuestas para la Reforma y Mejora de la Calidad y Eficiencia del Sistema Universitario Español”. El profesor abre la carpeta, duda, luego se mete las llaves en el bolsillo y tira el documento a la papelera. Apaga las luces.
Epílogo
Todos los que trabajamos en la universidad hemos tropezado muchas veces con el protagonista de esta historia. Es el mismo profesor Melasuda allende las fronteras de la zona de influencia del valenciano. Personaje arribista que frecuenta los resquicios de los órganos de gobierno de las universidades españolas. Existe porque el sistema lo reclama para su supervivencia, mientras que una desconcertante ANECA le sigue ofreciendo abrigo en sus nuevos criterios de acreditación. Afortunadamente, pese a los profesores Melasuda o Mesinfot, la universidad española cuenta también con excelentes profesionales en el ámbito de la administración, la docencia y la investigación. Ellos son los que con su trabajo impiden un deterioro sostenido de nuestra imagen. Ellos simbolizan, como agua dormida de lluvia, el milagro escondido dentro de este Cuento de Navidad.
Nota: la mayoría de los nombres detrás de los acontecimientos narrados aquí se han cambiado u ocultado para preservar el anonimato de las personas implicadas.
Hay 20 comentarios
Cuanta razón tiene el profesor Ferri!. Con cuantas de esas historias nos hemos encontrado ya los que llevamos como yo más de 25 años en la universidad. Demasiadas de estas historias. Y cuantos documentos oficiales hemos visto donde se indica entre los puntos estratégicos de una universidad la RETENCIÓN Y LA ATRACCIÓN DEL TALENTO. La realidad es que muchas universidades españolas funcionan por el voluntarismo de unos pocos que a fuerza de palos se van cansando del sistema que les rodea. Con los importantes que son las instituciones en los estudios actuales en economía! España como país y como apuesta de futuro no puede dejar que las universidades sigan deteriorándose. Que lo de la RETENCIÓN Y LA ATRACCIÓN DEL TALENTO deje de ser algo que tal vez la aleatoriedad nos traerá por Navidad. Si está escrito en los planes estratégicos de futuro de las universidades, que sea de una vez una realidad. Que los localismos de poder abandonen de una vez por todas a nuestras universidades. Que sean de verdad lo que tienen que ser, UNIVERSALES y abiertas, del siglo XXI y los venideros. QUE LA NAVIDAD HACE POSIBLES NUESTROS DESEOS.
Javier, es una estupenda y triste reflexión de fin de año. Creo que Mr Mesinfot, al mencionarle la investigación (esa bicha que se nos ha metido en la universidad española), diría "Bah! Humbug!". ¿Piensas que los Mesinfots han perdido poder durante el siglo XXI? Yo aprecio un avance, pero a paso glacial. ¿Estás de acuerdo?
Una duda sobre esto:
http://www.iune.es/es_ES/actividad-cientifica/citas-por-profesor
¿Existe por área de conocimiento? No lo he visto (tampoco es muy fácil navegar por esa página, al menos en Chrome).
Gracias, Samuel.
Hay una diferencia entre Mr Scrooge y el Sr Mesinfot, y es que el segundo no suele tener un comportamiento desagradable y despectivo cuando trata con los demás. Por la cuenta que le trae se ha acostumbrado a decirle a cada uno lo que éste quiere oír. Otra cosa es que lo que dice es ortogonal a lo que piensa o lo que hace.
Yo también creo que la versión dura de Mesinfot ha ido perdiendo peso en la Universidad, aunque en absoluto ha desaparecido. La introducción de los sexenios de investigación primero, y el nexo inverso que se estableció hace unos años entre sexenios y carga docente han contribuido sin duda a ello. Pero el problema de fondo es el mesinfotismo inherente al propio sistema de gobierno universitario, un inmenso transformador de profesores, puede que otrora competentes, en no se sabe bien qué. Es la consecuencia de tener un Consejo de Gobierno en la Universidad con más de 50 miembros entre PDI, estudiantes y PAS que rinde cuentas a un claustro con mas de 300 miembros donde opina hasta el apuntador. Lo que me resulta absolutamente sorprendente es que no hayan protestas masivas por parte de estudiantes y de profesores pidiendo que se cambie este despropósito. Está claro que los que forman parte del sistema nunca van a proponer un cambio, pero todos somos un poco cómplices del mismo, por aceptación o resignación.
No conozco los datos de citas por profesor separando por área de conocimiento, pero tampoco he profundizado mucho sobre ésto. En la web del Ministerio de Educación sí que se puede encontrar información sobre sexenios por área de conocimiento, pero no se distingue por universidades.
https://www.educacion.gob.es/educabase/tabla.do?path=/Universitaria/Personal/2011-2012/PDI/4_Indicadores/l0/&file=Tabla_4.5.4_PDI.px&type=pcaxis&L=0%3C/font%3E
Javier,
Estoy de acuerdo en que la gobernanza de la universidad española es abominable, radicalmente incompatible con la excelencia en la investigación. De hecho, el ministro que recibió en 2013 el informe con propuestas para su reforma que mencionas hizo lo mismo que Mesinfot, lo metió en el tercer cajón. Seguramente su sucesor se lo encontró allí y lo tiró la papelera. La alternativa era esto:
https://dash.harvard.edu/bitstream/handle/1/12502061/Governance%20and%20Peformance%20of%20Universities.pdf
La remuneración por los sexenios de investigación acreditados ayuda, sin duda, pero esa gobernanza mitiga su efecto. Una facultad que me resulta cercana aprobó la reducción de docencia por la obtención de sexenios pero, a raíz de la oposición de parte de sus propios miembros, las instancias superiores de la universidad lo vetaron. Te puedes imaginar el efecto sobre los miembros más jovenes que quieren dedicarse a fondo a la investigación.
Gracias por el enlace y felices fiestas,
Ebenezer
Muchas gracias por el link, Samuel.
Feliz Navidad!
Es evidente que todo el texto tiene una intención irónica, pero no entiendo muy bien la ironía en estas frases: “Ese mañana en el que la Universidad del profesor Mesinfot no estará entre las doscientas mejores, ni tampoco aparecerá entre las quinientas primeras, pero será una universidad que velará por el desarrollo de nuestra región. Eso es lo que importa, la economía real, el bienestar de nuestra gente”. ¿No es más importante y realista para casi todas las universidades españolas contribuir al desarrollo regional que obsesionarse por el ranking Shanghai? Por otra parte, creo que el texto tiene un sesgo claro hacia la Economía, como si esta disciplina fuera la única que se rige por criterios de excelencia en investigación y docencia. Si hay datos que respaldan esta posición estaría bien aportar algún link.
Muchas gracias Daría por tu comentario.
El error que cometes en tu argumento es muy frecuente, y básicamente consiste en pensar en términos estáticos y de equilibrio parcial. Dices que es más importante y realista contribuir al desarrollo regional que obsesionarse por el ranking de Shangai. Esto podría ser cierto si el ranking de Shangai fueran sólo números sin mayor trascendencia, como también digo en el post. Esto obviamente no es así, sino que una posición más elevada en el ranking de Shangai se relaciona con universidades más dinámicas en investigación, mayor creación de patentes, mejor formación de capital humano. Ahora piensa si tener más de eso no es también bueno para el futuro de una región. Dices que no es realista optar a mejorar la calidad de nuestras universidades ¿Por qué? Ese es precisamente uno de los argumentos preferidos por todos los Melasudas de la Universidad española. Es un argumento no sólo pesimista, sino regresivo. Villarreal es un pueblo cercano a Castellón. Tiene uno de los equipos de fútbol más competitivos de España, que es casi tanto como decir de Europa. Villarreal podría haber optado a tener un equipo en tercera división, pero alguien en algún momento apostó por la excelencia. ¿Por qué no se puede optar por la excelencia en algo mucho más importante como la Universidad?
En cuanto a tu comentario sobre Economía, no he dicho en ningún momento eso en el texto. Sólo he dejado constancia de algunos acontecimientos relacionados con Economía.
Gracias por tu respuesta. Creo que cometes algunos errores. El ranking Shangai no mide patentes. Respecto a formación de capital humano, solo incluye número de premios Nobel de alumni, una medida en mi opinión muy pobre. Por otra parte, creo que los rankings de Shanghai tengan o no una correlación con el impacto regional de la universidad es una pregunta empírica (alguna referencia?) Finalmente, todos tus ejemplos de universitarios excelentes se refieren a economistas. No hace falta mucha sagacidad interpretativa para concluir que el texto está sesgado.
Extractos de una visión de la excelencia distinta a la tuya (los autores no son Melasudas, creo), de un articulo reciente en Nature (https://goo.gl/iYYzHo)
"universities have become obsessed with their position in global rankings (such as the Shanghai Ranking), even when such lists are based on what are, in our view, inaccurate data and arbitrary indicators.
The choice of indicators, and the ways in which they are used, should take into account the wider socio-economic and cultural contexts. Scientists have diverse research missions. Research that advances the frontiers of academic knowledge differs from research that is focused on delivering solutions to societal problems. Review may be based on merits relevant to policy, industry or the public rather than on academic ideas of excellence. No single evaluation model applies to all"
Daría,
varias cosas:
(1) Lo que he dicho es que una posición más alta en el ranking se CORRELACIONA con universidades con más potencial de generar I+D y aumentar el capital humano. Esas cosas suelen suceder cuando tienes mejores investigadores y mejores profesores. Y fíjate que los premios Nóbel hasta resulta que pueden ser buenos investigadores, y hasta a lo mejor hay gente que se puede aprovechar de su conocimiento para aprender y a su vez transmitir conocimiento. O puede que a lo mejor ahora descubrimos que cuando hay peores investigadores y profesores aumenta la tasa de innovación y de potenciales premios Nóbel entre sus estudiantes. Seamos serios.
(2) Otra cosa es si el ranking de Shangai es mejorable o no. En mi entrada, por cierto, ofrezco el resultado de dos rankings diferentes, y puedes ver que las cosas pueden ir incluso a peor para las Universidades españolas cuando te alejas de Shangai. El link que me envías es de un manifiesto sobre la forma de medir la calidad. Muchas gracias, pero lo que esos señores están discutiendo es si el París Saint Germain es mejor que el Real Madrid. Sobre eso podemos discutir, pero algo muy diferente es discutir de si el Bursaspor (un equipo de la liga turca) puede competir en calidad con el Real Madrid (pongo el ejemplo del Real Madrid porque si te digo el Betis, que es mi equipo, igual me lo discutes). Y tu comentario inicial no era sobre si París Saint Germain o Real Madrid. Era sobre si liga turca o liga española. ¿O no?
(1) Intento ser seria. En tu texto, en cambio, llamas Melasuda a quien no piensa como tú. Mi postura es que puede (porque, insisto, es una pregunta empírica) que los investigadores españoles hagan cosas distintas (colaboraciones de investigación con empresas locales o publicaciones Q1, por ejemplo) dependiendo si el objetivo estratégico número uno del sistema universitario es el desarrollo regional o mejorar en los rankings globales. Si tienes alguna evidencia al respecto, estaría genial que la aportaras.
(2) Mi interpretación del artículo de Nature es totalmente distinta. El artículo precisamente dice que las métricas tienen que tener en cuenta los diferentes contextos (liga turca o española). El segundo extracto que copio arriba es muy claro, creo. Otras partes del artículo son incluso más radicalmente “melasuda” según tu criterio. Por ejemplo:
“Protect excellence in locally relevant research. In many parts of the world, research excellence is equated with English-language publication. Spanish law, for example, states the desirability of Spanish scholars publishing in high-impact journals. The impact factor is calculated for journals indexed in the US-based and still mostly English-language Web of Science. These biases are particularly problematic in the social sciences and humanities, in which research is more regionally and nationally engaged. Many other fields have a national or regional dimension — for instance, HIV epidemiology in sub-Saharan Africa.”
"En tu texto, en cambio, llamas Melasuda a quien no piensa como tú" No has entendido nada, Daría. Mi crítica no es a una forma de pensar. Todos los días me relaciono con personas que piensan sobre muchos aspectos de forma diametralmente opuesta a mí, y tienen todo mi respeto en cuanto a su desempeño profesional. Mi crítica es al individuo representativo de un colectivo, que sostengo que es significativamente numeroso en los órganos de gobierno de las universidades españolas que, si la universidad tuviera que rendir cuentas ante la sociedad, lo que significaría entre tras cosas ampliar la transparencia de su gestión, no pasaría el mínimo filtro de calidad y sería despedido ipso facto. Es el mismo individuo que parapetándose en la mediocridad de la que se nutre, y que contribuye a perpetuar, se inventa objetivos estratégicos como los que tanto te gustan. Busquemos en cambio el mérito, apoyémoslo, pongamos facilidades a la captación de talento y ya verás cómo esta estrategia domina a cualquier otra, por mucho que nos llenemos la boca de objetivos estratégicos de apoyo regional.
"Protect excellence in locally relevant research" Right: please define excellence.
Has agotado el número máximo de comentarios según la política de publicación de comentarios de Nada es Gratis.
Creo que los comentarios de Javier Ferri exhiben una agresividad innecesaria. Respecto a este último: "Busquemos en cambio el mérito, apoyémoslo, pongamos facilidades a la captación de talento". Pero para qué? Con qué objetivo? Porque definir objetivos es esencial para todas las organizaciones del mundo, no? Para entrar en los rankings globales? Para apoyar el desarrollo regional? Son estos dos objetivos y el diseño de incentivos asociados a ellos absolutamente idénticos? Creo que son preguntas relevantes relacionadas con este post y este hilo, así que no me parece muy de recibo cortar las intervenciones de Daría.
Que Javier censurara mi réplica me ha indignado tanto que he cometido una chiquillada: escribir una respuesta con otro nombre. Ahora con más calma incluyo este comentario sabiendo que no me lo vais a publicar (no me publiquéis el otro si no queréis, firmo como Walter), simplemente por dejar cerrado el asunto y por si alguien (el propio Javier? un administrador de comentarios anónimo?) lo lee y le sirve de algo.
Javier, si no "he entendido nada", igual el texto no es muy bueno, porque lo he leído varias veces. Si se me "llena la boca con objetivos estratégicos" igual es porque prácticamente todas las organizaciones del mundo los utilizan para guiar su actividad. “Inventarse objetivos estratégicos” sensatos y útiles no es nada fácil, y no creo que los gestores mediocres que tanto odias sean capaces de hacerlo. Si crees que los objetivos de la universidad no son relevantes en la política de universidades, en mi opinión tu reflexión sobre la universidad española es muy superficial.
Y respecto a la definición de excelencia científica: nadie duda que es difícil definir el concepto. Pero, en mi opinión, muchos intentos son más profundos e interesantes que los tuyos. De lo que deduzco de tu posts y tus respuestas, se limita a repetir este mantra, “entrar en los rankings globales”.
Que me cerréis los comentarios es un poco importante nuevo episodio del imperialismo económico que tanto daño hace a la sociedad y a la universidad en España y en el resto del mundo.
Al final he decidido publicar tu comentario porque mencionas el imperialismo económico que, como el cuento de Dickens, es un clásico de sociólogos y politólogos al que le tengo cariño
https://elpais.com/elpais/2015/04/15/opinion/1429107923_009063.html
Sigo pensando que no has entendido nada, pero asumo mi responsabilidad en la parte que me toca.
Vaya. No sé si se publicará este nuevo comentario, el criterio de decisión parece un poco arbitrario. Javier, la próxima vez que un profesor con responsabilidades de gestión (un vicedecano o un vicerrector, por ejemplo) diga que el objetivo prioritario de la universidad no es entrar en los rankings sino promover el desarrollo regional debería (según tu post) sospechar que es un Melasuda. He entendido bien? Si no he entendido bien, estaría genial que me lo aclararas.
Respecto al imperialismo económico, no soy socióloga ni politóloga, sino ingeniera industrial. Jamás he ocupado un puesto de gestión en la universidad. Tus datos sobre la interdisciplinariedad de la Economía del artículo de El País están muy bien. Mucho menos interesante es, en mi opinión, la parte sobre la responsabilidad de los economistas en la crisis. En cualquier caso, lo que me sugirió el asunto del imperialismo económico fue el tono de tu post (todos somos Melasudas excepto los economistas y tal vez los físicos, a los que mencionas una vez), de tus respuestas (que me temo hacen buena la caricatura de economista académico de tu artículo: “arrogante profesional que, creyéndose siempre en posesión de la verdad, se empeña en ofrecer recomendaciones”) y el hecho de que acabaras con el debate sumariamente. La verdad es que lo puse porque creía que no ibas a publicar el comentario.
Agradezco tu “asunción de responsabilidades” y pido disculpas si he contribuido a agriar el debate.
No, no lo has entendido. Decir que se quiere promover el desarrollo regional es gratis. Y yo deseo La Paz en el
Mundo. No sirve de nada si se hace lo contrario a lo que se tiene que hacer. Si una universidad sube en los rankings, eso es algo cuantificable, si contrata profesores más competentes y establece normas para reducir la endogamia, eso es algo observable, si incentiva la investigación (y no solo de palabra, sino acordando mecanismos para ello), eso es algo cuantificable, si establece normas claras sobre el tratamiento de actos deshonestos y las aplica de verdad, eso es algo observable. Si se publica, para conocimiento de la sociedad, el resultado de la investigación y la transferencia de conocimiento, eso es aumentar la transparencia. Si se hacen estas cosas, vas a ver simultáneamente una subida en los rankings y una mayor contribución de la universidad al desarrollo regional. Si yo dirijo una empresa y digo que mi objetivo es obtener beneficios para repartirlos entre los stakeholders de la region, no puedo deducarne luego a vender un producto defectuoso. Trata de mejorar tu producto, y luego di que quieres repartir los beneficios, y hasta La Paz en el mundo. Y si vendes mortadela, asegúrate de que la vendes sin gusanos.
Aparte de los argumentos ofrecidos por Daría, existen muy numerosas razones para desconfiar de estas clasificaciones. No disponemos de sitio aquí para exponerlos ni desarrollarlos, pero se puede acudir a Google y en una instante aparecen numerosas fuentes interesantes.
Un ejemplo:
http://www.nytimes.com/2010/11/15/education/15iht-educLede15.html
La universidad española tiene, sin duda, muchos defectos, pero cualquiera que haya tenido contacto con titulados extranjeros de su misma especialidad, y haya podido observar su nivel de formación, se habrá dado cuenta de que la realidad no se corresponde con la impresión superficial que se deduce de estas clasificaciones.
No es serio seguir insistiendo en baremos que no son científicos y están sujetos a fuerte contestación por parte de mucha gente cuya opinión es por lo menos tan valiosa como la de quienes los consideran fidedignos.
Lo razonable es identificar los defectos de la universidad española (la pública y, sobre todo, la privada), muchos de los cuales creo que son evidentes e incuestionables, y tomar medidas (muchas de las cuales también son evidentes) para resolverlos.
Uno de dichos defectos es, me parece, la excesiva impresionabilidad ante cualquier mensaje que provenga de la elite internacional, como si no hubiera detrás intereses muy concretos.
Gracas Jaime de B. por tu comentario.
Dices: "Uno de dichos defectos es, me parece, la excesiva impresionabilidad ante cualquier mensaje que provenga de la elite internacional, como si no hubiera detrás intereses muy concretos".
Inquietante. ¿Puedes elaborar un poco más esta idea?
Es muy sencillo, Javier.
No creo en conspiraciones; simplemente creo que en toda sociedad aparecen clases. las superiores tienen mayor poder y controlan la información de manera natural, sin desmelenarse y sin necesidad de agendas secretas.
Ilustro con un ejemplo: sin duda, Steven Pinker contribuye mucho más a la puntuación de Harvard (número 1 de Shanghai) que Tomás Pollán a la de la Autónoma de Madrid (por debajo del puesto 200).
Sin embargo, mire usted por dónde, cualquiera que juzgue a ambos fríamente y sin deslumbramientos reconoce que Pollán sabe mucho más, es mucho mas listo y mucho mejor profesor que Pinker, que es poco mas que un figurín mediático.
El concepto clave es: sin deslumbramientos. Los deslumbramientos son nocivos si lo que se busca es la verdad.
Gracias por la entrada.
Me ha sorprendido muy negativamente la gran cantidad de faltas de ortografía (eliminación masiva de tildes) en la Resolución de mi ex Facultad de la UV.
Triste, triste ¿síntoma de algo más profundo?
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