Cuatro reflexiones sobre el saldo fiscal catalán (y II)

Antoni Zabalza. Universidad de Valencia

La segunda reflexión es que tanto el saldo de 16.410 millones del flujo monetario, como el de 11.261 millones del flujo beneficio son conceptos derivados. Centrándome exclusivamente en el flujo beneficio, que es la metodología correcta, 11.261 millones no es el saldo observado. No es el resultado de la resta entre lo que en 2009 el Estado obtuvo de Cataluña en forma de impuestos menos los servicios que el Estado prestó en Cataluña ese año. En 2009 los ingresos del Estado en Cataluña fueron 45.184 millones y la aportación del Estado a Cataluña en forma de bienes y servicios públicos fue de 49.199 millones. El saldo fiscal observado, por tanto, fue de -4.015 millones (=45.184-49.199); un saldo no solo menor, sino de signo negativo; un saldo a favor de Cataluña. En 2009 el Estado prestó servicios a Cataluña por un valor superior a lo que recibió en impuestos. Cataluña se benefició de la actuación fiscal del Estado por un importe equivalente al 2,1% de su PIB.

La pregunta relevante aquí es: ¿por qué si el saldo empíricamente observado es -4.015 millones, necesitamos otro concepto que asciende a 11.261 millones? ¿Qué son realmente estos 11.261 millones y qué relación guardan con los -4.015 millones  observados? Llegados a este punto del argumento necesitamos un poco de teoría.

Los saldos fiscales territoriales, como la gran mayoría de conceptos macroeconómicos, vienen afectados por el particular momento cíclico en el que la economía se encuentra. Dada la variabilidad temporal que esto implica, los economistas han creído oportuno descomponer el saldo fiscal observado en dos partes: una que aspira a identificar el efecto redistributivo de la actuación del Estado y que llamamos “saldo estructural”, y otra que llamamos “saldo coyuntural” cuyo objetivo es medir el efecto del ciclo económico sobre este saldo. Hay muchas formas de hacer esta descomposición. La que utiliza la Generalitat es la siguiente:                                                           fig1

que aplicando los datos de 2009 de la misma Generalitat resulta en

fig2

Efectivamente, es fácil comprobar que la suma del saldo estructural más el saldo coyuntural da el saldo observado:

fig3

Los 11.261 millones de euros corresponden pues al “saldo estructural”: al efecto redistributivo entre regiones causado por la actuación territorial del Estado. O, en otra acepción, al saldo fiscal promedio a lo largo del ciclo; es decir, el que resultaría de igualar a cero el déficit del Estado (el último paréntesis de la expresión anterior).

Ahora bien, obsérvese que en 2009, junto a este “saldo estructural”, aparece el “saldo coyuntural” que asciende a 15.276 millones de euros a favor de Cataluña; es decir, en 2009 el Estado, en el ejercicio de sus competencias, prestó servicios en Cataluña por un valor 15.276 millones de euros por encima de los impuestos estatales que recayeron en esta Comunidad. El “saldo coyuntural” fue no sólo a favor de Cataluña, sino además de importe absoluto mayor que el “saldo estructural”, razón que explica que el “saldo observado” en 2009 sea también a favor de Cataluña por valor de 4.015 millones de euros.

Este argumento lo expuse en un artículo de prensa[1] el pasado mes de noviembre. Mi intención era llamar la atención del ciudadano acerca, por una parte, de la naturaleza derivada del concepto de saldo fiscal estructural y, por la otra, de la existencia del saldo fiscal coyuntural necesariamente asociado al mismo. Detrás de un saldo fiscal estructural siempre existe un saldo observado y un saldo coyuntural, y parece razonable que, en aras a entender de forma completa la realidad, tengamos información, y podamos interpretar, no sólo el saldo estructural, sino también el observado y el coyuntural. Los tres números anteriores resumen la actuación del Estado en Cataluña en 2009. Utilizar sólo uno de estos tres números es hacer un relato parcial.

Esta simple observación despertó un cierto interés por parte del público en general, a pesar de su carácter eminentemente técnico, y generó en la red una interesante polémica entre economistas (mi afirmación de que la metodología del flujo monetario es incorrecta también levantó bastante polémica, pero esa ya la he tratado antes). El punto crítico fundamental se centró en el concepto de “saldo coyuntural”. Según mis críticos, al hablar de dos tipos de saldos (el estructural y el coyuntural) estaba mezclando dos conceptos que no son comparables entre sí, porque el saldo coyuntural es un préstamo que los catalanes deberemos devolver. La crítica de la no comparabilidad es simplemente incorrecta. Los dos conceptos son fruto de una descomposición aritmética del saldo observado. No estamos sumando peras con manzanas; estamos sumando saldo con saldo. Evidentemente, como debe ser en una descomposición que aspire a ser útil, los dos tienen una interpretación distinta: el estructural aspira a identificar el saldo fiscal permanente, y el coyuntural mide el efecto del ciclo económico sobre el saldo observado.

La afirmación de que el saldo coyuntural a favor de Cataluña es un préstamo que los catalanes deberemos devolver, es una metáfora que podría perfectamente suscribir. Nada en mi argumentación se opone a ella. Ahora bien, no entiendo que haga falta echar mano de metáforas cuando la explicación de lo que mide el saldo coyuntural no encierra ninguna dificultad. Estrictamente, el saldo coyuntural no es un préstamo del Estado a Cataluña, sino un saldo negativo del Estado como consecuencia del ejercicio de sus competencias en esta Comunidad en un contexto cíclico adverso, en el que los ingresos fiscales caen significativamente y los gastos, particularmente los asociados al paro, aumentan de forma también muy acusada. Naturalmente, en un contexto cíclico favorable, estos efectos serán del signo contrario: los ingresos aumentarán, los gastos bajarán y el Estado generará un saldo fiscal positivo en Cataluña. Por tanto, no hay devolución en el sentido de devolver el principal de un préstamo, sino compensación cuando el ciclo está en la fase alta, y el Estado, en cumplimiento de sus competencias, obtiene recursos impositivos en Cataluña que superan el valor de los servicios prestados en esta Comunidad.

La interpretación del saldo coyuntural como préstamo dio pié también al siguiente argumento: como debe ser devuelto, este saldo no cuenta; lo único que importa es el saldo estructural. Esto no es así. Primero, como acabo de señalar, la metáfora del préstamo no es útil porque el saldo en cuestión no tiene que ser devuelto; es el mismo Estado el que lo compensa cuando a lo largo del tiempo genera un superávit. Segundo, el hecho de que en el futuro vaya a ser compensado no quita que en el presente el saldo coyuntural represente un gasto neto para el Estado y un ingreso neto para Cataluña. Por tanto, debe ser contabilizado, como lo será un saldo coyuntural de signo opuesto en la fase alta del ciclo.

La tercera reflexión hace referencia a la necesidad, como economistas, de ser explícitos sobre la debilidad intrínseca de estas estimaciones y las muchas reservas con que las mismas deberían ser utilizadas en el debate político. Por ejemplo, la descomposición utilizada por la Generalitat (la que hemos visto hace un momento) no es la única. Podríamos perfectamente utilizar la siguiente:

fig4

Ambas expresiones son válidas, pero ahora los dos saldos se definen de forma distinta: el estructural utiliza como variable de nivel los ingresos totales (en lugar de los gastos totales) y el coyuntural reparte el déficit del Estado según los gastos (en lugar de los ingresos). Teóricamente no hay nada objetable con esta segunda descomposición y, sin embargo, los resultados son distintos:

fig5

Ahora tenemos un saldo estructural de 8.416 millones de euros, frente a los 11.261 millones con la descomposición anterior. Con referencia a los 8.416 millones, la descomposición anterior supone una sobreestimación del 33,8%. Es un poco desconcertante que un cambio relativamente pequeño, como el que supone esta última descomposición, de lugar a resultados tan distintos.

¿Dónde está la cuantía correcta del saldo fiscal estructural catalán, en los 11.261 millones de antes o en los 8.416 de ahora? Probablemente en algún punto intermedio. Esta es la idea que exploro en un trabajo académico[2] en el que demuestro que si la variabilidad del saldo observado se debe al ciclo económico, el factor de nivel del elemento redistributivo debe ser un promedio ponderado de los gastos y los ingresos, y el factor de reparto del déficit también debe ser un promedio ponderado de los factores de reparto según ingresos y gastos. Meramente a título de ilustración, si suponemos que el ciclo afecta a la totalidad de los ingresos y al 20% de los gastos, la descomposición sería

fig6

donde, fig7Los resultados ahora serían:fig8

Con esta descomposición el saldo estructural asciende a 10.660 millones que, efectivamente, está entre las dos estimaciones anteriores.

Mi cuarta y última reflexión plantea la siguiente pregunta: los saldos fiscales estructurales estimados según la metodología del flujo beneficio ¿son poco o son mucho? La respuesta naturalmente depende de la referencia que tomemos. Todos los países generan flujos económicos fiscales entre regiones si éstas son lo suficientemente heterogéneas en términos de riqueza y población. Si los ingresos fiscales del Estado fueran estrictamente proporcionales a la renta de las regiones y si el gasto público se distribuyera según la población ― una referencia que muchos aceptarían como razonable ― los saldos fiscales de referencia con los que habría que comparar los saldos anteriores son: 8.475 millones (para el saldo estimado de 11.261 millones); 8.023 millones (para el saldo estimado de 10.660 millones); y 6.334 millones (para el saldo estimado de 8.416 millones). Es decir, la diferencia entre los saldos estimados y los respectivos saldos de referencia sería, respectivamente, de 2.786, 2.637 y 2.082 millones. En términos del PIB estamos hablando de 1,4; 1,3; y 1,1 puntos de porcentaje del PIB. Todas ellas son diferencias relativamente pequeñas, indicativas de que los saldos estructurales estimados con el enfoque del flujo beneficio se desvían poco respecto del saldo que, en cada uno de los supuestos, esperaríamos de las características económicas y demográficas de Cataluña.

Francamente, a la vista de estos números, es difícil ver dónde está el expolio fiscal del que tanto se habla.

Muchas gracias.


[1] A. Zabalza, “Malentendidos del saldo fiscal catalán”, El País, 19 de noviembre de 2012.

[2] Zabalza, A. (2010), “Comment II”, en The Political Economy of Inter-Regional Fiscal Flows, N. Bosch, M. Espasa y A. Solé-Ollé (eds.), págs. 64-74. Edward Elgar. Cheltenham, UK.

Hay 33 comentarios
  • Técnicamente impecable si solo consideramos los flujos monetarios. Pero no tiene en cuenta que la intervención del Estado es sin contraprestación económica (dado que deriva en algunos de derechos pero también de voluntades políticas), en cambio las ventas de productos y servicios son a partir de un esfuerzo de inversión y desarrollo particularmente maltratado en los últimos 20 años. Por otra parte ignora la capacidad real de comprar de cada territorio (solo hay que comparar los costes de la alimentación o el diferencial de coste de la vivienda de alquiler entre Barcelona o Madrid y los de Castellón o Aragón). Por lo tanto hacer la afirmación final me parece un poco aventurado.

  • Excenlente artículo (los dos), es reconfortante ver que alguien analiza el tema desde un punto de vista serio.
    En cualquier caso, personalmente, el tema de las balanzas fiscales me parece un tanto absurdo en general ya que los contribuyentes que pagan los impuestos al estado no son los territorios sino las personas físicas y jurídicas y los que reciben los servicios del estado son esas mismas personas físicas y jurídicas.
    En tanto en cuento los impuestos del estado y los servicios sean iguales, es decir, los ciudadanos de todo el país tengan los mismos derechos y obligaciones no me parece que haya lugar al debate, básicamente este es el tema de fondo, la sustancia del asunto.
    Por ello, algunos tipos de sistemas tributarios e incentivos que se aplican a territorios específicos; por ejemplo, el PER, o los conciertos del País Vasco y Navarra me parecen el verdadero problema a analizar y resolver.

    • Bucéfalo,

      Totalmente de acuerdo. En todo caso, si por lo que sea hay que utilizar estos saldos, seamos conscientes, como economistas, de que las respuestas que podemos dar son muy aproximativas y sujetas a muchos supuestos. Vaya, lo último que uno lanzaría sin más a la arena política.

  • Hola

    observo una pequeña trampa que hace (o que no acierto a ver cómo la corrige): En 2009, que es el año que utiliza para el cálculo, todas las CCAAs obtuvieron más gasto del estado que impuestos se recaudaron en su territorio. Esto pudo ser posible debido que el estado se endeudó mucho. (es imposible que sin deuda todas las CCAAs reciban más de lo que aportaron)
    Puede mostrar el resumen para todas las CCAAs? Cómo debería tratarse la deuda en si?

    Saludos

    • Alejandro Blas,
      Todo lo que dices es correcto. Siento no poder darte los números para el resto de CCAA. Me he basado en el ejercicio presentado por la Generalitat de Cataluña, que se refiere a los años 2006 a 2009, pero sólo para Cataluña. Es posible que Ezequiel Uriel (U. de Valencia) o Ramón Barberán (U. de Zaragoza), que son dos muy buenos expertos en la materia, tengan cálculos de saldos fiscales de todas las comunidades para estos años.
      La deuda entra en los cálculos a través de los intereses que el Estado paga por la misma. Estos intereses se interpretan como el sobre coste que el Estado debe pagar por los servicios que presta, como contrapartida por la facultad de poder gastar de acuerdo con un perfil temporal distinto (normalmente mucho más estable) que el de los ingresos impositivos que recibe.

      • Creo que entonces queda claro que la afirmación:
        "Francamente, a la vista de estos números, es difícil ver dónde está el expolio fiscal del que tanto se habla."
        va más allá del estudio, y es una opinión personal con bases exclusivamentes políticas e ideológicas y no económicas.
        Porqué si hubiera hecho lo mismo con todas las CCAA, se habría fijado que todas las CCAA tienen superávit fiscal!! sorpresa!!!(debería ser suma o)
        Si un estado que tiene 2 regiones iguales en PIb, tamaño y población, ingresa 0, gasta 100(pide prestado 100). decide gastar 99 euros en una región y un euro en la otra, ésta última tiene superávit según su estudio. Lo que usted no tiene en cuenta que seguramente cerca del 50% de la deuda y sus intereses los deberá pagar esta región en el futuro. Así que queda claro la manipulación del resultado.
        saludos

  • Don Alejando, ha pillado usted la trampilla que el profesor Zabalza nos intenta colar. Al parecer, uno puede calcular balanzas fiscales donde todo el mundo tiene saldo positivo. Esto no tiene ningun sentido como medida de transferencias interterritoriales, que es lo que estamos discutiendo. Las balanzas, por tanto, deben sumar 0, porque lo que recibe Extremadura, sale de la Comunidad de Madrid. Profesor Zabalza, usted sabe bien que hay que neutralizar los saldos a no ser que quiera vivir en los mundos de Yupi donde la deuda no va a pagarse nunca.
    [perdonen la ausencia de tildes]

  • Interesante artículos, pero ¿porq ué no se ponen todos los cálculos en relación a los cálculos en otras comunidades autonómas? ¿O en relación al deficit que tiene el estados Español (si España tiene un déficit del 5% y Catalunya (corrigiendo las transferencias) tiene un 2% o un 8% es bastante indicativo? (en general en economía sirve hablar en términos relativos, más que en términos absolutos).

    • Joan M.,
      En mi respuesta anterior a Alejandro Blas ya he dicho que sólo dispongo de los cálculos para Cataluña que, para el período 2006-2009, publicó la Generalitat.
      Respecto al interés de expresar estos saldos en términos relativos, totalmente de acuerdo. Refiriéndome sólo a los saldos estructurales de 2009, el que resulta del método del flujo monetario es el 8,4% del PIB, el que resulta del flujo beneficio es el 5,8%, el que resulta del flujo beneficio pero con los ingresos como variable de nivel es el 4,3%, y el último saldo que considero en mi nota (el del promedio ponderado de ingresos y gastos como variable de nivel), es el 5,4%. El déficit del Estado es el 7,7% (ojo que sólo considera los gastos e ingresos que el estudio de la Generalitat ha territorializado).
      Una cuestión interesante: si lo que nos interesa es el saldo estructural relativo, de las medidas anteriores la mejor el la del 4,3%. La razón es la siguiente: El PIB de 2009 es probablemente muy inferior al PIB estructural y, por tanto, exagerará el valor relativo de cualquiera de los saldos fiscales. Sin embargo, dado que prácticamente la totalidad de los ingresos se ve afectada por el ciclo, el saldo relativo obtenido cuando la variable de nivel es el ingreso total es el que más cerca debe estar del verdadero saldo estructural relativo. Ver Zabalza (2010).

  • El argumento contra el "saldo fiscal coyuntural" es muy simple. El objetivo que se persigue al calcular el saldo fiscal de territorios es medir la redistribución de riqueza entre territorios, que por definición tiene que ser cero a nivel agregado, ya que redistribuir significa dar a uno lo que le quitas a otro. Pues bien, la suma de saldos coyunturales no suma cero si el presupuesto público no está equilibrado. Si hay déficit, la suma de saldos coyunturales es positiva; si hay superávit, es negativa. Por tanto, es evidente que este saldo no mide la redistribución de riqueza, que, repito, es el objetivo de los saldos fiscales.

    • Ernest, Skeptical,
      ¿Qué problemas os plantea que para un año concreto, además del saldo estructural, se de información sobre el saldo observado y el saldo coyuntural? Estos dos últimos saldos no detraen en nada la información que pueda suministrar el estructural. Al contrario, añaden información y ayudan a interpretar lo realmente ocurrido en dicho año.
      Vuestra posición me recuerda la del económetra que sólo está interesado en la relación estimada, y no quiere saber nada de los valores observados y, por tanto, de los residuos obtenidos.

      • Antoni, no tengo ningún problema en que se difundan estos datos. Al contrario, soy partidario de que se publique cualquier tipo de dato que tenga interés económico o científico. Lo que digo es que esos saldos fiscales no normalizados son irrelevantes en el contexto de una discusión sobre políticas redistributivas, porque no nos dicen nada al respecto de las políticas redistributivas.

        • Ernest,
          Si lo único que te interesa es la dimensión redistributiva, entonces puedes tener razón. Yo estoy interesado en entender los efectos de la actuación territorial del Estado en todas sus dimensiones. De ahí que además de la distributiva, me interese también la dimensión cíclica de esta actuación.
          De hecho, en términos de estimación, estas dos dimensiones no son independientes. La estimación del saldo estructural (o redistributivo) es "model dependent" y, desgraciadamente, no disponemos de un modelo único e indiscutido para abordar esta estimación. En mi conferencia doy tres ejemplos, pero seguramente los hay muchos más (y todos ellos suficientemente razonables). Cada modelo da un saldo estructural distinto y, por tanto, un saldo coyuntural también distinto. Lo único que no cambia (una vez nos pongamos de acuerdo en que el método correcto es el de flujo beneficio) es el saldo observado. Parece pues prudente empezar por ahí, por los datos observados, argumentar nuestra modelización del efecto redistributivo y examinar qué implicaciones tiene esta hipótesis teórica sobre el correspondiente efecto efecto cíclico. Todo ello con las reservas propias de quién observa con estupefacción cómo relativamente pequeñas variaciones en los supuestos teóricos tienen una influencia tan grande en los resultados obtenidos. (Continúo)

        • (Continuación)
          Ernest,
          ¿Cómo abordaría un macroeconómetra ésta cuestión. Probablemente de lo primero que se preocuparía es de tener una serie temporal lo suficientemente larga (dos o tres ciclos completos) con los saldos observados calculados todos ellos con el mismo método y estrictamente comparables (quizás te sorprenda saber que estos datos en España hoy no existen; se pueden obtener, pero nadie lo ha hecho). Segundo, y como primera aproximación al saldo estructural, después de deflactar los datos o de estandarizarlos por el PIB, calcularía su media sobre cada uno de los ciclos y vería si esta media presenta alguna regularidad. Si, por ejemplo, fuera constante, ahí habría, prima facie, una buena base para empezar a saber cuál es el saldo estructural. Naturalmente, también comprobaría si la media del déficit del Estado a lo largo del ciclo es cero, para tener una idea de la solidez del supuesto que comúnmente se utiliza en el cálculo de estos saldos.
          ¿Crees que le daría el mismo resultado, o un resultado parecido a los obtenidos aquí? Pues, francamente, no lo sé. Puede que su estimación estuviera en la horquilla del 4,3-5,8 por ciento del PIB considerada en mi conferencia, pero puede que nos sorprendiera con un valor fuera de este rango. Puede incluso que obtuviera una media cíclica no constante, momento en el cual se tendría que poner urgentemente a teorizar para explicar el "drift" temporal de este efecto distributivo. (Continúa)

        • (Continuación)
          Conclusión: Sobre los efectos económicos de la actuación del Estado, no sabemos nada. Rectifico: Sabemos algo, pero mucho menos de lo que creemos.
          Consejo: Prudencia, humildad, más trabajo, y en particular, no liemos a los políticos haciéndoles creer que el cálculo de los saldos fiscales territoriales es tan fácil como contar habas.

      • Yo, como Ernest, no tengo problema alguno con que usted invente los calculos de balanzas que le plazca. Pero sea usted claro, por respeto al lector, sobre el concepto que cada uno de los metodos pretende capturar. Si de lo que se trata es de calcular el beneficio fiscal de la independencia de un territorio, el unico metodo correcto es el de flujo monetario y neutralizado. Espero impaciente que usted nos explique por que razon el saldo coyuntural sin neutralizar es interesante, ya que claramente no es interesante como metodo para medir la redistribucion territorial.

  • ¿Otra vez balanzas no neutralizadas? El día de la marmota en nadaesgratis.

    "El Estado" no distribuye dinero salido de un cofre, distribuye dinero salido de los impuestos de los españoles y de la deuda contra el Reino de España. Los ciudadanos catalanes, como el resto de españoles, deberán pagar esa deuda, porque no puede haber saldo positivo para todos con un déficit del 8% del PIB

    • Hander,
      No hay "balanzas no neutralizadas". Hay balanzas observadas, balanzas estructurales y balanzas coyunturales. Para entender los efectos de la actuación territorial del Estado, las tres son necesarias. Nada de esto se opone a lo que dices en tu segundo párrafo.
      Es evidente que la deuda del Estado la acabaremos pagando todos. Pero esto no quita que en estos momentos el Estado esté aportando recursos a las comunidades por encima de los impuestos que recauda en las mismas. A algunos esto les puede parecer irrelevante. A mí, no. Que en 2009 el Estado por razones cíclicas haya aportado recursos netos a Cataluña por valor de 15.276 millones de euros, no me parece una información baladí. Aun considerando esta cifra en el contexto de un saldo estructural (distributivo, posiblemente permanente) de 11.261 millones.
      Por cierto, la pagaremos a través de los impuestos del Estado y cuando las cosas vuelvan a ir mejor (cuando los ingresos del Estado superen a sus gastos). Si hay que echar mano de metáforas, más que de un préstamo puro yo hablaría de un préstamo participativo. Pero para qué utilizar metáforas cuando las cosas son tan fáciles de explicar.

  • En algo hemos avanzado. Una vez tenemos claro que el déficit actual se pagará con impuestos futuros (equivalencia ricardiana), es evidente que la descomposición propuesta en la tercera reflexión no es acertada, ya que reparte el déficit según la participación en el gasto (cálculo del saldo coyuntural), cuando lo que correspondería es repartirlo según la participación en los ingresos, como hace, correctamente, la Generalitat. Las dos descomposiciones no dan la misma información, y si asumimos que el déficit actual se financia con impuestos futuros, solo una es correcta a los efectos de calcular el saldo fiscal estructural (o déficit fiscal neutralizado).

    • Vicenç,
      Que la deuda del Estado se acabará pagando con impuestos futuros, que es cierto, no dice nada sobre cómo este pago se distribuirá entre comunidades. La distribución dependerá de cómo en el momento alto del ciclo los impuestos y los gastos (enfatizo, y los gastos) se distribuyan territorialmente. Recuerda que la forma en la que estos recursos serán obtenidos de las comunidades es a través del saldo que el Estado obtenga a su favor en cada una de ellas a lo largo da la fase expansiva del ciclo. Por eso está tan cogida por los pelos la metáfora de la devolución de un préstamo. No hay tal devolución: Hay una compensación que se produce a través de la misma actuación del Estado en el momento alto del ciclo. Por tanto, la distribución no depende sólo de los ingresos sino también de los gastos. De ahí mi propuesta, Zabalza (2010), de modelizar explícitamente la incidencia del ciclo en ingresos y gastos. Si se hace esto, se concluye, no sorprendentemente, que el criterio de reparto es un promedio ponderado de ingresos y gastos (ver la tercera descomposición de la nota). La descomposición que utiliza la Generalitat es una aproximación; la segunda de mi nota es otra aproximación, también comúnmente utilizada, igual de válida. La propuesta de Zabalza (2010) es otra aproximación, pero creo que mejor. De momento nadie la ha utilizado, pero por lo menos me ha servido para responder a tu comentario.

  • Entiendo que la ponderación dependerá de cuánto varia la participación en los gastos y la participación en los ingresos de cada territorio según el momento del ciclo. Es decir, que un saldo fiscal negativo de un territorio en un momento expansivo se compensa con un saldo fiscal positivo en un momento de recesión. Pero, cuanto menos en el caso de Catalunya, no parece ser esto lo que sucede. En el año 2006 la participación de Catalunya en el gasto era del 13,66% y la participación en los ingresos del 19,61%, una diferencia de 5,95; y en el año 2009 la participación en los ingresos era del 19,43%, y en el gasto del 13,72%, con una diferencia de 5,11 (método del FM). La variación es escasa. Con estos datos, ponderar el déficit público entre ingresos y gastos no parece una buena aproximación para calcular el saldo fiscal coyuntural.

  • Vicenç,
    La ponderación es, simplificando, la ratio entre el efecto del ciclo en los ingresos y el efecto del ciclo sobre la suma de ingresos y gastos (Zabalza, 2010). En el cálculo ilustrativo que doy en el texto de la conferencia supongo que el 100% de los ingresos se ve afectado por el ciclo, y sólo un 20% de los gastos. Esto da, para 2009, una ponderación igual a 0,79. Manteniendo el supuesto anterior, en 2006 la ponderación sería 0,85. Es decir, a medida que entramos en la crisis, el factor de reparto del déficit del Estado (la variable B) da cada vez menos peso a los ingresos relativos y más a los gastos relativos. Esto es lo que teóricamente esperaríamos que ocurriera.
    La bajada de la ponderación sería más acusada si tuviéramos en cuenta la variación, a lo largo del período considerado, del % de gastos afectados por el ciclo (que normalmente debería aumentar). No tengo datos para hacer esta estimación, pero haciendo supuestos razonables sobre esta variación (basándome en la evolución de los gastos del servicio público de ocupación, supongo que el % de gastos afectados es 0,14 en 2006 y 0,20 en 2009), podríamos estar hablando de una ponderación del 0,87 en el 2006 que bajaría hasta el 0,75 en el 2009. Sería interesante hacer este ejercicio con estimaciones reales frente a los supuestos utilizados en estas ilustraciones, pero en todo caso, repito, el modelo se comporta como teóricamente esperaríamos que lo hiciera. (Continúo)

  • Vicenç,
    Dices "Un saldo fiscal negativo de un territorio en un momento expansivo se compensa con un saldo fiscal positivo en un momento de recesión. Pero, cuanto menos en Catalunya, esto no parece que suceda". No acabo de entenderlo. Primero una cuestión de signos. Tal como defino el saldo fiscal en mi conferencia (recuerda que es el saldo del Estado), un signo positivo es a favor del Estado y en contra de Cataluña, y viceversa. Luego, ¿de que saldo hablamos? ¿del observado? Si es así, en 2006 (año todavía de expansión) el saldo (fb) observado fue de 14.734 millones y en 20o9 (año ya de depresión) fue de -4.015. La compensación se ve todavía más clara con el saldo coyuntural (utilizando la primera descomposición, es decir la de la Generalitat y los datos oficiales) el saldo de 2006 fue de 4.414 millones y el de 2009 -15.276. Es decir hay un claro cambio de signo (una compensación) a medida que entramos en la recesión.
    ¿Te refieres quizás a una compensación total? Lo de compensación total sería en todo caso a lo largo del ciclo, pero no entre un 2006 que está hacia el fin de la expansión y un 2009 que es justo el comienzo de la recesión. Este es un punto interesante. En las descomposiciones suponemos que la compensación es total (evaluamos el saldo distributivo a déficit del Estado cero). Pero me gustaría ver si empíricamente el déficit medio del Estado a lo largo del ciclo es cero. Yo diría que no.

  • Hay dos formas de aproximar el saldo estructural: con una descomposición o con la media a largo plazo. El informe de la Generalitat utiliza las dos y concuerdan bastante (el promedio neutralizado es del -8%, con una desviación estándar del 0,9, y el promedio sin neutralizar es del -7,6% con una desviación estándar del 2,2, desde el 1986 hasta el 2009).

    Por compensación no me refiero al saldo fiscal observado, sino a la participación en ingresos y en gastos. En un año con un fuerte déficit presupuestario (2009) es fácil compensar a todo el mundo si solo nos fijamos en el saldo observado (todo el mundo gana!). No me refiero a esa compensación. Lo que se trata de ver es si la participación de un territorio en los gastos y en los ingresos cambia con el ciclo. En el caso de Catalunya parece no ser así, por lo que veo poco sentido explicativo a una ponderación entre ingresos y gastos para calcular el saldo estructural y coyuntural cuando la participación de Catalunya en ingresos y gastos se mantiene constante a lo largo del ciclo (siempre se paga aproximadamente el 19,5% del total y se recibe el 13,5% del total).

    • Vicenç,
      Hay más de dos formas. Los macro economistas empíricos son los profesionales que más experiencia tienen en identificar los componentes estructurales y cíclicos de una serie económica temporal. Y posiblemente lo que harían sería primero identificar los efectos cíclicos y luego estimar el componente estructural como la diferencia entre la serie observada y los correspondientes efectos cíclicos (ver, por ejemplo, de Castro, Estrada, Hernández de Cos y Martí (2008) "Una aproximación al componente transitorio del saldo público en España", Boletín Económico del Banco de España, Junio. Dudo que el resultado fuera el mismo que el obtenido con las descomposiciones aritméticas al uso entre los estudiosos de la Economía Pública.
      Desgraciadamente, la serie que utilizas, que entiendo es la del informe de la Generalitat, no es homogénea. Hay un salto metodológico importante después de 2001, e incluso para los años posteriores hay cambios significativos después de 2006. En estas condiciones es difícil sacar conclusiones sólidas. De ahí que en un comentario anterior reclamara a la profesión una homogeneización de esta serie (con el método del flujo beneficio, naturalmente).
      Por otra parte, mirando el Gràfic 6.1 del informe (tasa de crecimiento del PIB), se ve claramente que los dos ciclos no están completos. Empieza en 1986, sólo un año antes del pico de 1987. Y termina en 2009, el primer año de la seria recesión en la que estamos. Espera unos cuantos años más, para ver hasta donde nos lleva la actual crisis y hasta dónde compensa la larga expansión de 1993 a 2007. Y entonces, calculemos la media del saldo fiscal. (Continúo)

  • Una cuestión meramente factual, las participaciones en ingresos y gastos, varían poco a lo largo del ciclo (como no puede ser de otra forma al ser conceptos relativos), pero varían, y en la dirección esperada. En 2006 la diferencia (fb) era 4,23 pp y en 2009 3,51. A medida que aumenta la recesión, y respecto al total español, Cataluña tiene un peso relativo menor en ingresos y mayor en gastos.
    El hecho de que varíen poco no dice nada en menoscabo de mi propuesta. Primero, en lo que respecta al saldo estructural, la diferencia entre las participaciones en ingresos y gastos es la misma, lo único que cambia es el nivel al que se evalúa está diferencia. Frente a la simplificación extrema de ajustar los ingresos para que sean igual a los gastos y así hacer el déficit cero (que es lo que hace la descomposición de la Generalitat). O frente a la otra simplificación extrema de ajustar los gastos para que sean igual a los ingresos y así hacer el déficit cero (que es lo que hace mi segunda descomposición en el texto de la conferencia), Zabalza (2010) propone una vía intermedia que utilice tanto ingresos como gastos, y en una proporción que esté relacionada con la distinta naturaleza cíclica de estos flujos. Así es como la realidad opera cuando se pasa de un déficit positivo a uno nulo. Mi propuesta lo único que hace es hacer el ajuste necesario de la forma más parecida posible a como lo haría la realidad económica. (Continúo)

  • Segundo, en lo que respecta al déficit coyuntural, la fórmula que sale (que tiene una interpretación perfectamente razonable), es el resultado de restar del saldo observado el saldo estructural derivado de la forma que te acabo de detallar en mi anterior comentario. De la misma manera que es razonable ajustar vía ingresos y gastos simultáneamente, también lo es que el factor de reparto del déficit público del Estado, en lugar de ser sólo los ingresos relativos (como en el caso de la Generalitat) o sólo los gastos relativos (como en el caso de mi segunda descomposición), sea un promedio ponderado de ambos como muestro en Zabalza (2010).
    Fíjate que en ninguna parte de el argumento anterior tiene incidencia alguna el hecho de las participaciones relativas en ingresos y gastos varíen mucho o poco.

  • Yo no entiendo de los métodos usados para estos menesteres, pero me asalta una duda:
    Si asumimos la necesidad de financiación por parte del Estado en 4.015 M€ i sumamos el déficit de la Generalitat para ese año tenemos 8.721 M€.
    Por otro lado, si asignamos el déficit total de el Estado para el 2009 por población a Catalunya le corresponden: 13.958 M€.
    Entiendo que eso implica que Catalunya asume 5.237 M€ de déficit que no necesita. Si ademas en ciclos de buenos ingresos impositivos el saldo global es favorable a Catalunya, queda claro un desequilibrio permanente.

    • Ramon Camps Garcia,
      De lo que dices, no acabo de entender cuál es tu duda. Sería bueno que afinaras más tu pregunta. En cualquier caso, si decides hacerlo, sería bueno que tuvieras en cuenta lo siguiente: a) los saldos fiscales miden los efectos territoriales del Estado (únicamente del Estado); de ahí que no sea procedente sumar sin más conceptos de este nivel de gobierno con otros de la Generalitat; b) aclara los términos "asume", "no necesita" y "desequilibrio permanente" de tu última frase; c) en la parte expansiva del ciclo, el saldo global (entiendo que te refieres al saldo observado) es desfavorable para Cataluña, en tanto que en esa fase la recaudación por impuestos supera al valor de los servicios estatales en Cataluña.

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