Conciliación y salud en la pequeña fábrica doméstica

Por Camila Regueiro

La pequeña fábrica

La familia, el grupo de personas emparentadas entre sí que cohabitan, es reconocida socialmente como una institución fundamental en la vida de un individuo. En 1991, Becker visualiza la familia a través de una pequeña fábrica -una unidad multipersonal que produce comida, salud, habilidades, niños y vínculos a partir de bienes, tiempo, habilidades y conocimiento de cada uno de sus miembros. Esta producción tiene como objetivo maximizar los beneficios o bienestar del hogar, tal y como los miembros del hogar lo conciben.

Los altos costes del tiempo de crianza, COVID y fertilidad

Recientemente, un working paper señalaba el inesperado y leve resurgimiento de la tasa de fertilidad, “baby bump”, durante 2021 en Estados Unidos entre las madres estadounidenses (U.S-born). Este cambio en tendencia es el primero desde la Gran Recesión de 2007. Las ganancias en fertilidad se concentraron en los grupos que experimentaron un mayor descenso del coste de oportunidad de tener un niño en el periodo de pandemia: mujeres jóvenes con educación universitaria. Este grupo se benefició en mayor grado del teletrabajo y de la flexibilidad horaria. A su vez, la reducción del coste de oportunidad fue mayor para las madres primerizas, quienes no tuvieron que afrontar el cierre de centros y colegios para el cuidado de otros hijos mayores.

El artículo reflexiona sobre la pandemia, escenario en el que se redujeron para algunas mujeres los costes del tiempo de crianza. Esos altos costes son importantes determinantes del comportamiento decreciente de las tasas de fertilidad. Su alivio mediante mejoras en el cuidado formal de niños o una mayor flexibilidad laboral para los padres podría asociarse con una mayor fertilidad futura.

Políticas de conciliación e inversión en salud dentro del hogar

En las últimas décadas un gran número de políticas de conciliación familiar y laboral han emergido con el objetivo de reducir y equiparar el coste de oportunidad de la crianza entre ambos progenitores. La literatura ha encontrado una respuesta significativa y amplia a estas políticas en términos de uso de bajas parentales (ver aquí, aquí, aquí o aquí, entre otros), fertilidad (entrada en este blog), matrimonio (aquí), división de tareas domésticas (aquí o aquí), transmisión de modelos de género a generaciones futuras (aquí), rendimiento académico (aquí) y uso de recursos para el cuidado de niños (aquí), entre otros.

Del mismo modo, además de la existencia de una respuesta, resulta clave analizar la “calidad o composición de la respuesta” ante intervenciones de conciliación. Así, es de especial interés analizar efectos en las dinámicas familiares relacionadas con la inversión en el capital humano del niño y otros miembros del hogar, específicamente, en capital salud: modificaciones de patrones de alimentación o comportamientos relacionados con la salud en general o con el cuidado. Hay evidencia de la influencia de estas intervenciones en los comportamientos de salud, por ejemplo, se ha identificado una influencia positiva en la duración de la lactancia (ver aquí o aquí) para el caso de Canadá.

La inversión en salud dentro del hogar responde a una variedad de factores, como la composición y organización intra-familiar; el consumo de sustancias nocivas para la salud por parte de los progenitores, como el tabaco (causando exposición de los hijos a la sustancia (ver aquí o aquí) y exposición a la figura de un fumador (ver aquí)); la dependencia intergeneracional dentro del hogar para el cuidado y, el conjunto de conocimientos, creencias, actividades y comportamientos preventivos asociados a la salud (ver aquí o aquí).

El objetivo de esta entrada es sugerir la necesidad y el potencial de aproximar el análisis de comportamientos de salud desde una perspectiva intrafamiliar, valorando su influencia en la formación de hábitos, comportamientos y preferencias con el fin de entender el funcionamiento y garantizar el bienestar de la pequeña fábrica doméstica.