Por Daniel Oto-Peralías y David Cuberes

La generación de energía solar a través de plantas fotovoltaicas es un avance necesario hacia una economía más sostenible y menos dependiente del carbono, un tema recurrente en este blog (por ejemplo, aquí y aquí). Gracias a nuestra climatología, en España estamos experimentando un boom de la energía fotovoltaica. La potencia instalada se ha multiplicado por cuatro en los últimos 5 años, de 4.771 MW en 2018 a 19.785 MW en 2022 (REE).
La lógica de las economías de escala hace que los inversores prefieran construir grandes instalaciones que ocupan vastas extensiones de tierras, lo que está generando una respuesta por parte de las comunidades locales contra el impacto negativo de dichas instalaciones. En particular, preocupan la pérdida de empleos agrícolas y el impacto paisajístico y medioambiental. Es importante conocer más profundamente los beneficios y costes de las mega plantas fotovoltaicas para poder evaluar adecuadamente su impacto social y económico.
En un documento de trabajo reciente analizamos la relación entre la concentración en la propiedad de la tierra y la ubicación de las mega plantas fotovoltaicas, que definimos como aquellas que ocupan 50 hectáreas (ha.) o más. Partimos de la hipótesis de que dicha relación es positiva, ya que para una compañía inversora es mucho más fácil llegar a un acuerdo para arrendar las tierras con un gran propietario que hacerlo con decenas o cientos de propietarios. Ello implica que las mega plantas tenderán a ubicarse en latifundios y que, por tanto, las zonas latifundistas serán más proclives a concentrar este tipo de infraestructuras energéticas.
Contrastamos dicha hipótesis usando datos para España actualizados a marzo de 2022. Partiendo de los datos del Registro de instalaciones de producción de energía eléctrica, usamos imágenes satelitales para geo-referenciar la ubicación exacta de las mega plantas fotovoltaicas. De esta manera, identificamos 98 mega plantas que se ubican en 86 municipios y ocupan una superficie total de 23.700 ha.
Primero analizamos si los municipios donde existen latifundios tienen una mayor probabilidad de albergar mega plantas solares. Definimos los latifundios como explotaciones agrarias de 200 ha. o más. Para realizar este análisis tenemos en cuenta muchas variables que pueden afectar a la decisión sobre localización de plantas fotovoltaicas, como la orografía y la distancia al nodo de red más cercano. Además, explotamos solo la variación intra-provincial, ya que incluimos efectos fijos provinciales en nuestras regresiones. Los resultados indican que los municipios con latifundios tienen una probabilidad tres veces mayor de albergar una mega planta.
Para estudiar esta relación a un nivel más granular, nuestro siguiente paso es centrarnos en los 86 municipios donde hay mega plantas y analizar si estas se ubican en las grandes explotaciones agrarias. Para ello, dividimos el área de cada municipio en celdas de 0,5 x 0,5 km y calculamos el tamaño medio de las parcelas catastrales correspondiente a cada celda, como se muestra en la siguiente imagen.
Usar este nivel de desagregación tiene dos ventajas: en primer lugar, aumenta drásticamente el número de observaciones en nuestra estimación y, por tanto, también la precisión de los parámetros del modelo. En segundo lugar, usar datos a nivel de celda nos permite controlar por variables inobservables a nivel de municipio. Como es bien sabido, el uso de este tipo de efectos fijos reduce potenciales sesgos en las estimaciones. Los resultados de estimar el modelo empírico usando estos datos muestran que, dentro de los municipios, las celdas con parcelas catastrales más grandes tienen muchas más probabilidades de ser parte de una mega planta. El siguiente gráfico ilustra este resultado de una manera intuitiva.
Nuestros hallazgos implican que es probable que las ciudades y pueblos con presencia de latifundios concentren una gran proporción de mega plantas. Aunque no mostramos evidencia directa de ello, esto sugiere que muy probablemente el principal beneficio a nivel local de estas plantas (la renta de los arrendamientos de tierras) no estará bien distribuido entre la población, sino que se concentrará en unos pocos grandes propietarios. Estas élites locales, a su vez, tienen incentivos a ejercer presión para que este tipo de proyectos salga adelante. Así, la estructura de la propiedad de la tierra es un aspecto clave a tener en cuenta a la hora de evaluar el impacto de las mega plantas así como su idoneidad.