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¿Cómo hacer públicas las notas de los colegios?

Por Marian Vidal-Fernández

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En una entrada reciente, Libertad González señalaba algunas de las muchas razones a favor de la evaluación y divulgación de notas estandarizadas en los colegios. A mi parecer, lo de poder escoger colegio es, al fin y al cabo, para aquellos padres que nos podemos permitir mudarnos. El problema es para las familias desaventajadas que no se pueden permitir el lujo de cambiar de barrio ni de escuela, y que suelen ser las que tienen unos ingresos más bajos. Uno podría pensar que publicitar las notas de los colegios a los que no pueden llevar a sus hijos no va a hacer más que incrementar el sentimiento de frustración de unos padres que probablemente tienen otros problemas más imperantes como no poder pagar la factura de la luz.

No obstante, en mi opinión, la transparencia bien empleada nos ayudaría a mejorar también sus perspectivas de futuro, siempre y cuando contextualizamos los resultados con respecto a las características socio-demográficas del alumnado. ¿Cómo?

Identificando a los colegios con características demográficas similares que sacan peores y mejores notas. A los últimos para premiar, aprender y divulgar su tarea, y a los primeros para facilitarles los instrumentos necesarios para mejorar su situación. De hecho, Rouse y co-autores analizan la introducción de medidas de transparencia en colegios de Florida, y demuestran cómo colegios con peores resultados cambian sus estrategias educativas, tales como estructuras curriculares y formación del profesorado. A su vez, Hanley Chiang corrobora que tales cambios se traducen en mejoras significativas en matemáticas años después de la divulgación de las notas de los colegios.

Pero más que insistir en la defensa de la transparencia de las notas de los colegios, me centraré en cómo podríamos difundirlas. Desde 2008, Australia difunde de una forma a mi parecer bastante didáctica a través de una página web las notas estandarizadas de matemáticas, gramática, escritura, lengua y comprensión lectora de todos y cada uno de los colegios en primaria y secundaria, ya sean públicos, privados o subvencionados. Como se puede observar en el gráfico, se observan los resultados de dos cursos en un instituto de secundaria. Los colores rojo intenso, rojo, blanco, verde y verde intenso indican respectivamente si las notas están muy por debajo, por debajo, en la media, por encima de la media o muy por encima de la media. En términos estadísticos, los colores claros muestran resultados a 0.2-0.5 desviaciones estándar de la media, el blanco 0-0.2, y los oscuros, mayores de 0.5. Para aquellos lectores daltónicos, la página tiene la opción de cambiar los colores. Lo interesante es que nos muestran para cada examen dos medias: una (ALL) con respecto a la media de todos los colegios del país, y SIM, una que compara al colegio en cuestión con colegios con un alumnado parecido en cuanto a sus características demográficas tales como la educación de los padres y la renta per cápita. Así pues, en el colegio que he tomado de ejemplo vemos que para todas las asignaturas, las notas son muy por debajo de la media nacional. Pero si nos fijamos en las notas SIM vemos que, comparado con otros colegios similares, los estudiantes de secundaria sacan en su mayoría mejores notas, excepto en una de las áreas. Así pues, este sería un caso para aprender de la gestión y diseño curricular de un colegio que a pesar de las dificultades demográficas obtiene buenos resultados.

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Aunque aquí muestro sólo los resultados de las notas en 2015, los padres más motivados pueden acceder a muchísima más información. Por ejemplo, pueden crear gráficos que muestran las tendencias anuales de las notas durante 2008-2015 para ver la evolución a través del tiempo. Ello les ayudaría a diferenciar entre si una mala nota en un año es un efecto generacional, un mal año o algo más persistente. También pueden acceder a información sobre el perfil de la escuela. Esto incluye una distribución del porcentaje de estudiantes que pertenecen a niveles más bajos y más alto de un índice socio-demográfico, número de estudiantes, maestros y personal administrativo, porcentaje de alumnos con una lengua nativa distinta al inglés, ingresos escolares y niveles de asistencia escolar.

Otro aspecto interesante es otra evaluación más “holística” que se hace a todos y cada uno de los niños en su primer año de escuela. Ésta incluye una evaluación física, social, motora, lingüística y de comunicación para identificar en etapas tempranas qué proporción de niños son vulnerables en cada comunidad. Estos datos al ser más sensibles se muestran de una forma similar a la anterior pero se agregan por zonas en vez de colegios, y sólo se pueden acceder para fines de investigación o asignación de políticas públicas.

¿Qué ha pasado desde que introdujeron las notas públicas de los colegios en Australia? De momento, nada malo. Un poco de revuelo al principio, una implementación muy estudiada para minimizar posibles efectos adversos, todos los colegios parecen haber mejorado sus notas iniciales (habría que estudiar cómo) y mayor información y transparencia para todos los agentes implicados. Gigi Foster y co-autores están en proceso de evaluar el efecto de la divulgación de información sobre las estrategias de los colegios, pero de momento parece que la experiencia australiana nos puede servir de inspiración.