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¿Cómo afecta a los jóvenes el hecho de estudiar y trabajar simultáneamente?

Por Thomas Le Barbanchon, Diego Ubfal y Federico Araya

La decisión de aceptar un trabajo remunerado al mismo tiempo que se cursan los estudios representa una elección difícil para la gran mayoría de estudiantes a lo largo del planeta. Las ventajas de acceder a un puesto de trabajo, deben sopesarse con la reducción en el tiempo destinado a otras tareas, en particular, al estudio.

En esta entrada explotamos los datos de un programa de empleo y formación denominado “Yo Estudio y Trabajo”, que ofrece puestos laborales mediante sorteo en Uruguay. A partir de ello analizamos los impactos de trabajar (a tiempo parcial) y estudiar simultáneamente, en los ingresos laborales y en el rendimiento educativo de los jóvenes.

Trabajar y estudiar: evidencia alrededor del mundo

La proporción de jóvenes que estudia y trabaja simultáneamente muestra una gran variabilidad entre países y este hecho parecería no obedecer al nivel de desarrollo económico. Según la OCDE (2018) el porcentaje de personas entre 15 y 19 años que se encontraba trabajando y estudiando, iba desde un 10% en Chile, México, Japón, Italia y Francia, a un 40% en Países Bajos, Suiza y Dinamarca.

¿Deberían los países incentivar el empleo juvenil mientras los jóvenes se encuentran estudiando?

La teoría económica no es concluyente al respecto. Por un lado, sugiere que el hecho de trabajar y estudiar simultáneamente facilita la transición entre el mundo del estudio y el mundo del trabajo. En primer lugar, los jóvenes adquieren habilidades en el mundo del trabajo que, por lo general, no se adquieren durante la escolarización. Estas habilidades pueden ser “duras” (ej., aprender a escribir un reporte) o pueden ser “blandas” (ej., puntualidad, trabajo en equipo). Asimismo, pueden limitarse a un sector en particular o pueden ser transversales a los sectores de la economía. En segundo lugar, una experiencia temprana en el mundo del trabajo puede operar como “señal” para los empleadores, revelando ciertas características de la productividad de los jóvenes, como, por ejemplo, la motivación hacia el trabajo. Finalmente, el hecho de trabajar genera que los jóvenes obtengan recursos económicos que pueden serles de utilidad para financiar sus estudios. Por otro lado, la teoría económica también plantea que el hecho de trabajar podría reducir el tiempo que los jóvenes dedican a sus estudios. Si los jóvenes no lograran reorganizar su uso del tiempo, las horas de trabajo podrían impactar negativamente en su desempeño educativo y reducir el capital humano que acumulan, lo cual tendría efectos negativos en su futuro laboral.

La literatura empírica no ha logrado un consenso acerca de cuáles son los efectos de trabajar y estudiar simultáneamente. Los resultados varían según la metodología utilizada para tratar el problema de autoselección en el empleo (por ejemplo, el problema de selección asociado a comparar estudiantes que deciden trabajar con aquellos que deciden no hacerlo).

Nueva evidencia robusta basada en un programa en Uruguay

En un artículo (ver aquí para la versión libre) recientemente publicado proveemos las primeras estimaciones que utilizan una asignación aleatoria de puestos de trabajo para tratar con el problema estadístico de autoselección. Estudiamos un programa de empleo juvenil denominado “Yo Estudio y Trabajo” que ofrece puestos laborales mediante sorteo en Uruguay. El programa está destinado a personas entre 16 y 20 años de edad que se encuentran estudiando en centros educativos, y se lleva adelante en varias localidades del país. El objetivo del programa es ofrecer una primera experiencia de trabajo formal, al mismo tiempo que los jóvenes continúan desarrollando sus estudios, de manera de facilitar la transición entre el mundo educativo y el mundo laboral.

Las instituciones que forman parte del programa son en general de carácter estatal, abarcando las áreas de electricidad, agua, telecomunicaciones, banca nacional, entre otras. Los jóvenes sorteados reciben una oferta de trabajo de entre 20 y 30 horas semanales. Las empresas no eligen al joven que contratan, sino que el joven es derivado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) teniendo en cuenta su disponibilidad de horarios y su facilidad de traslado hacia el lugar de trabajo. Las actividades para las cuales son reclutados los jóvenes, refieren por lo general, a administración y servicios de apoyo. La experiencia en el programa finaliza entre 9 y 12 meses después de haber accedido al puesto. En este período, el joven debe continuar con los estudios, de lo contrario se le da de baja del puesto de trabajo.

Efectos en los resultados laborales

Analizamos los registros administrativos de las remuneraciones laborales para todos los jóvenes que se inscribieron al programa en sus cinco primeras ediciones (en total 122.195 inscripciones). Usando la selección del sorteo como variable instrumental, estimamos los efectos del programa en los resultados laborales.

La Figura 1 muestra el efecto en los ingresos laborales por cuatrimestre durante el año que el joven está empleado por el programa, y hasta dos años después de haber culminado su pasaje por el mismo. Como se observa, durante el año del programa, los participantes obtienen remuneraciones que cuadriplican las de aquellos que se inscribieron, pero no resultaron sorteados. No obstante, el promedio de los ingresos laborales rápidamente converge al del grupo de control al terminar el programa. Sin embargo, un año después el efecto sobre los ingresos laborales ya es positivo y continúa creciendo a través del tiempo (lo cual confirmamos con datos de jóvenes de la primera edición, disponibles hasta cuatro años después del programa).

Figura 1: Efecto del Programa Yo Estudio y Trabajo en los ingresos laborales por cuatrimestre.

Estos efectos se explican tanto por incrementos en la probabilidad de tener un trabajo formal (una diferencia de 5 puntos porcentuales con respecto al grupo de control cuyo promedio es de 59% un año después de finalizado el programa) así como por los efectos en los salarios para aquellos que trabajan. Dos años después de la finalización del programa, los salarios mensuales obtenidos por los jóvenes que participaron del programa son 6% superiores a los salarios mensuales obtenidos por aquellos del grupo de control.

Efectos en el desempeño educativo

Los participantes del programa no solo adquieren mayor experiencia laboral, sino que también incrementan su nivel educativo. La Figura 2 nos muestra los efectos del Programa sobre la matriculación en la enseñanza secundaria pública (no se hallan efectos estadísticamente significativos sobre la enseñanza universitaria).

Durante el año del programa y dada la condición que imponen las reglas de juego acerca de continuar con el estudio, se observa que la proporción de participantes que permanece en los centros educativos es 10 puntos porcentuales superior a la proporción de jóvenes del grupo de control.

Figura 2: Efecto del Programa Yo Estudio y Trabajo en las tasas de matriculación en educación secundaria pública.

Después de finalizado el programa, las tasas de matriculación continúan siendo mayores en el grupo de tratamiento, en dos puntos porcentuales. El hecho de que los efectos positivos en la matriculación en el sistema educativo se mantengan en el tiempo, es una señal de que este tipo de programas no genera un efecto desplazamiento de las inversiones futuras en educación, sino que más bien parecería generar un efecto complementario.

No encontramos evidencia de que los jóvenes que participaron en el programa hayan tenido un peor desempeño educativo. Si bien reducen las horas de estudio, esta reducción no es de una magnitud importante y no se traduce en calificaciones más bajas. Los participantes del programa disminuyen las horas dedicadas a las tareas del hogar (especialmente las mujeres, quienes dedican casi el doble del tiempo que los varones a estas actividades) y al ocio, para poder trabajar sin disminuir significativamente las horas de estudio.

Aprendiendo del caso uruguayo

Nuestros hallazgos respaldan el desarrollo de programas que incentivan a los jóvenes a trabajar a tiempo parcial mientras estudian. Si quisiéramos extrapolarlos a otros contextos, sería importante tener presente las particularidades del programa Yo Estudio y Trabajo, en el que se basan estos resultados. Primero, el programa ofrece puestos de trabajo de calidad, con posibilidades de aprendizaje, acumulación de capital humano y en condiciones de formalidad. Segundo, la condicionalidad de continuar estudiando mientras se desarrolla la experiencia laboral limita los posibles efectos negativos de la política sobre el nivel educativo.

Creemos que estas características del programa (puestos de alta calidad, con un salario apropiado y con tiempos compatibles con los estudios de los jóvenes) son componentes claves para explicar el éxito. Esta conclusión, por supuesto, debe ser validada en futuras investigaciones.