¿Cambiamos nuestro voto cuando nos observan?

Por Vicente Valentim

¿Qué explica el comportamiento político de las personas? ¿Por qué protestan, votan o participan en reuniones deliberativas? En las ciencias sociales, se suele suponer que su comportamiento es un reflejo de las preferencias que han desarrollado (Downs 1957). Las razones específicas por las que desarrollan una preferencia y no otra pueden ser muchas, como su posición en clivajes sociales (Lipset y Rokkan 1990) o su sentimiento de identificación con un partido (Campbell et al 1960).

Pero ¿qué ocurre cuando alguien siente que sus opiniones son socialmente indeseables? Una amplia literatura en las ciencias sociales ha demostrado que las normas sociales – las percepciones de lo que otros hacen y piensan que se debe hacer (Bicchieri 2017) – pueden afectar a los comportamientos de las personas. Pueden afectar a la forma en que las personas comen y beben (Mollen et al 2016), a lo respetuosas que son sus acciones con el medio ambiente (Goldstein et al 2008) o al modo de transporte que eligen (Kormos et al 2015).

¿Pueden estas normas afectar también al comportamiento político? En otras palabras, cuando los individuos tienen una preferencia política que otros desaprueban, ¿preferirán no mostrarla (lo que se suele llamar falsificación de preferencias)? Esta es la pregunta que intento responder en un working paper reciente.

Un caso real de falsificación de preferencias

La dificultad de demostrar la falsificación de preferencias es que hay que saber que lo que la gente hace en público es diferente de lo que haría en privado. En este working paper, lo hago aprovechando variación en la disponibilidad de cabinas de votación en España. Debido al procedimiento de votación en este país, el voto de una persona es privado solo si se hace dentro de la cabina de votación. Si uno elige su papeleta fuera de la cabina, su voto será potencialmente observable por otros. Esto significa que un individuo puede temer que los demás le juzguen o sancionen de alguna manera, lo que hace más probable la falsificación de preferencias.

En el working paper, analizo el caso de las elecciones del 26 de mayo de 2019 en Ciutadella de Menorca. En Ciutadella se celebraban ese día cuatro elecciones: municipales, europeas, autonómicas y al Consejo Insular. Dadas las limitaciones de espacio, la Junta Electoral decidió que no se habilitarían cabinas para las elecciones europeas, pero sí para el resto de las elecciones. Esto significa que el voto para las elecciones al Parlamento Europeo sería potencialmente observable por otros; pero el voto para las otras elecciones no lo sería. Comparar el voto de la gente para las dos elecciones me permite comprobar si de hecho los electores falsean sus preferencias políticas cuando los demás están observando.

Los resultados: el estigma del Partido Popular

Me centraré en cómo esta observabilidad de las opciones de voto afecta al voto al Partido Popular (PP). Investigaciones anteriores han sugerido que existe un estigma contra este partido. Por ejemplo, el partido suele estar infravalorado en las encuestas (Fernández-Vázquez y Dinas 2012), lo que puede tomarse como una aproximación a que existe una norma en su contra (Valentim 2021). Además, los votantes tienden a situarlo en posiciones muy derechistas en comparación con otros partidos de ideología similar (Dinas 2017).

Si en realidad existe un estigma contra el PP, entonces los votantes podrían querer falsear sus preferencias cuando no hay una cabina de votación disponible y otros pueden ver a quién votan.

Para testar esta expectativa, comparo la evolución del porcentaje de voto al PP en las elecciones europeas (en las que no había cabinas disponibles en mayo de 2019) con la evolución del porcentaje de voto al PP en las otras elecciones que tuvieron lugar en el mismo día. Hago estas comparaciones dentro de cada mesa electoral, lo que significa que puedo comparar el voto de las mismas personas en el mismo lugar y fecha, y estudiar cómo votan de manera distinta en función de si lo pueden hacer en privado o no.

Los resultados de las estimaciones se muestran en la Figura 1. La línea roja representa la evolución del porcentaje de voto al PP en las elecciones europeas de 2019 y en las dos elecciones europeas anteriores, en Ciutadella. La línea azul representa la evolución del porcentaje de voto al PP en los otros tres tipos de elecciones que tuvieron lugar en mayo de 2019 (municipales, europeas, autonómicas y elecciones al Consejo Insular), también en Ciutadella.

El gráfico muestra que hubo una disminución global de la cuota de voto al PP en todas las elecciones. Sin embargo, la evolución del porcentaje de voto al partido en elecciones europeas y en las restantes era muy similar antes de 2019. En 2019, sin embargo, el porcentaje de voto en el PP disminuyeron más en las elecciones europeas (en las que no se habilitaron cabinas) que en las restantes (en las que sí se habilitaron cabinas). El efecto de no se habilitar cabina de voto es una disminución del porcentaje de voto al PP de 7 a 9%.

También analizo datos a nivel individual que añaden algunos detalles adicionales. Lo hago utilizando datos de una encuesta realizada por el CIS tras las elecciones generales de noviembre de 2019. Esta encuesta se realizó sobre una muestra representativa de toda la población española (N = 4.804), e incluía un ítem en el que se preguntaba a los encuestados si habían utilizado la cabina privada para votar.

Para comenzar, compruebo si los individuos que votan al PP son más propensos a utilizar la cabina privada para emitir su voto. De hecho, los simpatizantes del PP son entre un 14 y un 33% más propensos a utilizar la cabina privada para votar que los simpatizantes de otros partidos.

Posteriormente, exploro un conjunto de ítems incluidos en la encuesta del CIS que preguntaban al entrevistador si el encuestado había mostrado signos de incomodidad durante la entrevista. Si los simpatizantes del PP acuden a la cabina de votación porque temen ser sancionados por los demás, entonces también deberían sentirse más incómodos al hablar de sus opiniones políticas con el entrevistador. De hecho, los individuos que apoyan al PP y que utilizaron la cabina para votar eran significativamente más propensos a sentirse incómodos respondiendo a preguntas sobre sus opiniones políticas que el resto de los votantes.

A modo de conclusión

En general, estos resultados sugieren que el comportamiento político no es un resultado automático de las preferencias de una persona. Cuando alguien percibe que sus preferencias están estigmatizadas, es probable que las oculte cuando cree que los demás le pueden observar.

Estos resultados también tienen importantes implicaciones para debates sobre cambios en los procedimientos electorales. Un pequeño cambio en el procedimiento electoral, dentro de los límites democráticos, afectó significativamente el voto de la gente porque les hizo sentir que podían ser observados. Es crucial tener esto en cuenta cuando discutimos otros cambios en el procedimiento electoral que pueden tener un efecto similar. Dichos cambios deben garantizar que los votantes sientan que su elección de voto se produce en total privacidad; de lo contrario, podrían distorsionar los resultados electorales.