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Caixa-Bankia: sin capital, no hay paraíso

El gran problema de la banca es que su capital medido a niveles de mercado (market value/total assets) es bastante bajo debido a su baja rentabilidad (medida con ROE, ROA o market to book value) y su alto riesgo (p.ej. NPLs). Este problema es mucho mayor en Europa que en los Estados Unidos (EEUU) y se ha agravado desde la crisis del COVID-19. Por ejemplo, si medimos el capital como market value, las ratios de capital sobre activos totales son menores al 3%. Una solución parcial a este problema son las fusiones bancarias. La fusión de Caixabank y Bankia no es ajena a este fenómeno. El capital bancario en los libros puede parecer muy elevado si tomamos el book value (más del 13% para Bankia o Caixabank), con activos que ponderan 0 aunque tengan riesgo como en el caso de la deuda soberana, etc., pero el valor que el mercado les computa a estos dos bancos es menor del 2,5% (market value of equity sobre el total de activos). Ahí radica el problema. El valor del capital de la banca es muy bajo (es decir el precio de las acciones de los bancos es muy bajo), mucho más desde la crisis del COVID-19 pero siempre muy bajo desde el 2007.

Las razones de la crisis de la banca

La banca no remonta desde la crisis que empezó en 2007. La crisis financiera global del 2007-09 golpeó a la banca europea, americana y española. La siguiente crisis de la deuda soberana golpeó más a la banca europea que a la americana y, dentro de Europa, todavía más a la española (en general a la de los GIPS o PIGS, o como dice el BCE, a la de los stressed countries). Y después ha venido el COVID-19! Los tres gráficos siguientes hablan por sí solos (los datos son de Reuters, Datastream y Bloomberg).

Por cierto, como se ven en los datos del precio de las acciones bancarias en España, la tendencia negativa empezó en el 2007, se recuperó algo después de la crisis global del 2008-09, pero estaba en bajada fuerte desde antes de la salida a bolsa de Bankia.

La rentabilidad en la banca ha sufrido no sólo por la sucesión de crisis económicas sino también por el reforzamiento de la regulación y supervisión (mayores requerimientos de capital y liquidez, stress tests, unión bancaria europea parcial, etc.). En países como el UK, la regulación se hizo más estricta por la exigencia de mayor responsabilidad de los banqueros en las pérdidas, y en USA por nuevas restricciones a inversiones “especulativas” de los bancos (la Volcker Rule en la ley Dodd-Frank). En un sistema más regulado y supervisado, el riesgo es menor y, por tanto, los beneficios esperados y realizados también son menores. La magnífica película It’s a wonderful life, del mítico Frank Capra, que provee muchísimas enseñanzas para las finanzas y para la cuestión que se discute en esta entrada, nos muestra lo aburrida que es la banca después de la Gran Depresión cuando está híper-regulada (el pobre George se tiene que quedar como banquero, no como su hermano). Por cierto, aquí me abstengo de señalar si tanto la regulación o las fusiones son soluciones “óptimas” a los problemas de la banca. No entro en si queremos más George Baileys o Gordon Gekkos.

Además, en muchas zonas del mundo los bancos se enfrentan a una competencia más fuerte tanto de los bancos en la sombra y del fintech/BigTech. Por ejemplo, en USA los fondos (p.ej. CLOs, hedge funds, private equity) prestan a empresas (p.ej. en el mercado de los leverage loans), y estos intermediarios no bancarios dominan el mercado secundario del crédito a empresas. Además, de los diez mayores prestamistas mayores de hipotecas, el mayor es una fintech (Quicken Loans) y la mayoría de los restantes también lo son. Allí cada vez son más importantes para las finanzas los BigTech como Amazon, Facebook, Apple, pero donde los BigTech dominan son fuera de Europa y USA, como p.ej. en China con Alibaba y Tencent, Mercado Libre en América Latina o M-Pesa Vodafone en partes de África. En España, tanto la banca en la sombra (fondos) como fintech y BigTech son todavía muy pequeños, pero llegarán (como la segunda ola del COVID-19 ha llegado), y la banca seguirá sufriendo, aunque se intente aliar con los intermediarios no bancarios.

Otro factor por lo que la banca tiene problemas son los tipos de interés muy bajos, negativos en la zona euro. Aunque tipos muy bajos pueden generar beneficios a la banca a través de la valoración de activos financieros, por las menores provisiones e impagos y por efectos de equilibrio general vía mejoras en la economía (máxime para un país deudor neto con los extranjeros como España), la rentabilidad de la banca se resiente por la reducción del margen financiero, aunque se intente compensarlo subiendo comisiones. Y los efectos negativos son más duraderos con el tiempo (too low for too long). Por cierto, para el BCE sería bueno una banca más fuerte, con más beneficios y valor de mercado, para que fuera factible que una adicional bajada de tipos (o mayor duración de los niveles actuales) no tuviera efectos negativos.

La banca post-Covid19

El COVID-19 está agravando los problemas de la banca: (i) una crisis muy fuerte y más para España, con potencialmente mucha morosidad y quiebras; (ii) mayor digitalización (ideal para BigTech y fintech), pero no para (ciertos) bancos; (iii) tipos a corto y a largo plazo muy bajos por mucho más tiempo. La regulación y supervisión se ha suavizado, pero, dada la situación de los mercados, no es fácil que los bancos quieran bajar su capital, incluso aunque el supervisor les dejara.

Como vemos para los datos españoles, no sólo el precio de las acciones cae muchísimo, también los CDS de la deuda bancaria suben mucho. Los gráficos nos indican también quien será el próximo banco a fusionarse, y la importancia de ser un Too Big to Fail (TBTF).

¿Qué consiguen las fusiones?

Las fusiones muchas veces fracasan (por culturas diferentes, por egos, falta de sinergias, etc.) pero pueden crear más valor para los accionistas, más capital, y por tanto parcialmente subsanar el problema bancario. Pueden generar mayores ingresos y menores costes (por ejemplo, vía mayor poder de mercado, mejores servicios, reducción de costes en tecnología por economías de escala que también permiten reducción de trabajadores tanto en sedes centrales como en oficinas). Esto es más probable que ocurra si una entidad mejor adquiere una peor. Las fusiones también mejoran la valoración de los bancos si dan lugar a entidades Too Big to Fail (TBTF). En el caso de Caixa-Bankia es TBFF en el contexto español, pero no tanto en el europeo, ya que sería un banco bastante local (con subsidiarios importantes sólo en Portugal).

Por tanto, la fusión Caixa-Bankia puede ser buena para los accionistas, pero ¿es lo que necesita España? Creo que lo que en realidad se necesitaría es un sistema financiero más diversificado, con mayor peso de las entidades no bancarias, con ownerships diferentes (por ejemplo, promotional banks) y con fusiones bancarias transfronterizas (esto es lo que el BCE quiere de verdad). Estas últimas podrían ocurrir cuando se complete la unión bancaria europea y se armonicen más las leyes financieras; entonces una entidad fuerte, como podría llegar a ser la Caixa-Bankia, podría convertirse en un comprador en Europa. Estas fusiones transfronterizas son necesarias, pero también lo es tener banca buena con ownership local.