Continuamos hoy con la segunda entrada de la serie iniciada ayer, señalando tres nuevas cuestiones económicas clave que afronta nuestro país. Se trata de las políticas de defensa de la competencia, las infraestructuras y la lucha contra el cambio climático. Estos asuntos tan importantes tampoco están siendo apenas debatidos en la precampaña y la campaña para las elecciones generales del próximo 28 de abril.
Políticas de competencia
Sigue siendo necesario reforzar el marco institucional de la política de defensa de la competencia en España: la creación de la CNMC (que, recordemos, se realizó a instancias de un informe encargado por Telefónica) supuso la integración de las áreas de regulación y competencia en un único ente, lo que ha debilitado el sistema que debe supervisar los mercados. Además, la política sancionadora de cárteles en España está sufriendo el impacto de la baja calidad y falta de consenso en los expedientes, que lleva a las empresas a ganar buena parte de los casos en la Audiencia Nacional, debilitando considerablemente el objetivo original: generar un marco estable de competencia.
También sigue pendiente una ley de liberalización de los servicios profesionales y la resolución de la convivencia entre plataformas digitales y compañías tradicionales (como en el caso del taxi), cuestión en la que la opinión pública parece estar a favor de la liberalización, lo que constituye un cambio importante.
Infraestructuras
En grandes infraestructuras (por ejemplo, las autopistas o la red ferroviaria) hay que planificar, evaluar, y regular la participación privada para su mantenimiento y operación (diseño de contratos, concursos, resolución de conflictos). En todas las fases tenemos problemas en España que vienen de lejos y que siguen sin resolverse, a pesar de existir propuestas concretas para hacerles frente. Por ejemplo, los avances económicos en materia de información asimétrica, diseño de mecanismos, teoría de la regulación o incluso el análisis coste-beneficio, no parecen haber jugado un papel relevante en el diseño de las políticas de transporte de las sucesivas administraciones españolas, con los consiguientes costes en forma de duplicidades, ineficiencias, descoordinación entre las políticas por modos de transporte y excesos de capacidad.
Están planificadas grandes inversiones guiadas solo por un electoralismo descarado y, así por ejemplo, se siguen construyendo líneas de alta velocidad que no cubren ni siquiera los gastos variables. La evaluación se reduce a propaganda de los estudios de impacto en lugar de verdaderos análisis coste-beneficio rigurosos. En cuanto a la participación privada, hay concesiones mal diseñadas en autopistas y cuando vencen se dejan de acceso gratuito sin cobrar el mantenimiento o en puntos congestionados. En definitiva, se trata de una gobernanza que favorece la utilización de la obra pública como herramienta para la reelección a un coste desmedido. Habiendo propuestas para abordarlos (en NeG hemos tratado algunas) sorprende que el debate en política económica en este campo tampoco haya resaltado estos problemas y analizado estrategias de solución.
Políticas ambientales y sobre el cambio climático
Respecto al cambio climático y como tantas veces hemos advertido –por ejemplo aquí–, se debería destacar la urgencia de actuar YA. Otro “actuar ya” que no terminan de entender nuestros políticos, como ocurre con casi todo problema de bien público cuyas consecuencias no se hacen notar dentro del ciclo electoral.
España no va bien en el cumplimiento de sus compromisos climáticos desde finales de los noventa (¿recuerdan el Protocolo de Kioto? ¿1997?). La expansión (inmobiliaria), la crisis y la post-crisis han jugado a cual más en contra de la consolidación de nuestra contribución a los acuerdos internacionales de lucha contra el cambio climático. Una de las medidas estrella al constituirse el actual Gobierno fue la creación del Ministerio para la Transición Ecológica. Sin embargo, no parece que el debate acerca de cuál debe ser nuestra combinación de fuentes energéticas (el mix) ocupe un espacio relevante en la campaña. Y esto a pesar de que la combinación del futuro no parece ser la que tenemos, que resulta poco compatible con la con la competitividad, a la vez que con el adecuado acceso a la energía por parte de los hogares y con nuestros compromisos ambientales.
La reciente eliminación del impuesto al sol abre de nuevo la vía a que la energía solar juegue un papel importante en la sustitución de los combustibles fósiles, pero es necesario dotar de seguridad jurídica a la normativa y acabar con los vaivenes legislativos de gobierno a gobierno. Por otro lado, uno de los factores que inciden sobre la calidad del aire y la salud en las ciudades es el relativo a las emisiones contaminantes generadas por el transporte. Más allá de las medidas que puedan tomarse a nivel local, parece que es sólo a través de decisiones del parlamento nacional que se puede contribuir drásticamente a cambiar el modelo de movilidad urbana. El debate sobre si los impuestos pigouvianos (que permitan internalizar la externalidad ambiental) son parte de la solución, y sobre cómo desarrollar éste tipo de imposición, ha estado desaparecido. Otras medidas para resolver el problema de polución en las ciudades, tales como el uso de ayudas públicas para la compra de vehículos no contaminantes o la renovación de las flotas de transporte de las Administraciones Públicas hacia vehículos eléctricos, se dan por buenas sin mucha discusión, y a la vez, sin verdadero impulso en la realidad. Algo similar ocurre con el desarrollo de nuevas tecnologías y capacidades profesionales que pueden permitir acelerar la transición hacia la eficiencia energética y el uso de energías limpias. En este blog se han discutido medidas alternativas para gravar las emisiones (impuestos, peajes en las ciudades, etc), así como los posibles usos de dicha recaudación. Unos usos posibles que van desde la financiación de las mejoras del transporte público urbano e interurbano, hasta el reparto entre los hogares en forma de dividendo de los ingresos provenientes de un posible impuesto a las emisiones de CO2. Desde luego que tampoco vemos que estos debates más sofisticados hayan calado en la campaña electoral.
Mañana concluiremos esta serie hablando de Educación, I+D y Sanidad. Esperamos que estas breves líneas y los enlaces a las muchas entradas que hemos dedicado a estos temas contribuyan a enriquecer y elevar el debate en las dos semanas de campaña que quedan.
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Hay 2 comentarios
Nos decís que nada es gratis ... pero no es verdad:
- Los peces que nadan en los mares son gratis.
- El petroleo que mana de lo profundo de la tierra es gratis.
- El aire que respiramos es gratis.
- El agua que fluye por los ríos es gratis.
- La tierra que cultivamos y de la que nos alimentamos es gratis.
- El sol que nos calienta es gratis.
- El viento que mueve nuestras turbinas es gratis.
- El cobre que le arrancamos a las rocas con nuestro trabajo es gratis
En este planeta, que es nuestro planeta, todo es gratis.
Pero vosotros queréis que os paguemos por él. Que os paguemos por solo nacer. Que os paguemos por estar vivos. Queréis convencernos con vuestra supuesta ciencia que nada de lo que nos rodea es gratis.
Vosotros sois.... "La Quita Ola" ... pero ya no nos dejamos engañar:
"Los Otros ven nuestra esperanza como una debilidad.
Pero están equivocados.
Éste es nuestro hogar.
No se van adueñar de él."
https://www.youtube.com/watch?v=NfxnnSlW39k
Gracias a los editores por el esfuerzo de síntesis. Algunas frases (adaptadas) para enmarcar (y que cada palo aguante su vela):
* La creación de la CNMC […] ha debilitado el sistema que debe supervisar los mercados.
* La baja calidad de la política sancionadora de cárteles lleva a las empresas que cometen colusión a ganar buena parte de los casos.
* La liberalización de los servicios profesionales, y la resolución de la convivencia entre plataformas digitales y compañías tradicionales, siguen pendientes.
* La teoría económica es ignorada sistemáticamente en el diseño de las políticas de transporte.
* La gobernanza de las infraestructuras favorece la utilización de la obra pública como herramienta a costa del Estado.
* España no va bien en el cumplimiento de sus compromisos climáticos desde finales de los noventa.
* El imprescindible debate acerca de cuál debe ser nuestro mix energético de futuro está ausente de la campaña.
* Las decisiones del parlamento nacional son las que pueden contribuir a cambiar drásticamente el modelo de movilidad urbana.
* Las posibles medidas para resolver el problema de polución en las grandes ciudades ni se analizan ni se impulsan.
* Mucho queda por hacer para acelerar la transición hacia la eficiencia energética y el uso de energías limpias.
….
Y esto, sólo de los tres temas de hoy. ¿Qué? ¿Hay, o no hay, para debatir en campaña?
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