¿Puede España aprender de sus "export starters"?

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Originalmente publicado en VOX

de Aoife Hanley y Joaquín Monreal-Pérez

¿Cómo pueden las empresas españolas innovar para superar las fuertes dificultades económicas? En este post se presenta evidencia empírica para demostrar que, en un momento de crisis económica, las empresas españolas harían bien en orientarse hacia los mercados extranjeros. Los autores proponen que bien podría haber múltiples y duraderos beneficios tanto para las empresas como para la economía española.

Los enormes problemas de España, alto desempleo y alza de la deuda soberana, son conocidos por todos, lo que es menos conocido es la pobre actuación de nuestras exportaciones. Los números cuentan la historia, sólo el 6% de las exportaciones de manufacturas de España son de alta tecnología en comparación con el 15% en Alemania y el 25% de Francia. España no puede aspirar a resolver un problema tan profundo como su orientación comercial de la noche a la mañana, pero puede ser útil demostrar por medio de un experimento teórico los beneficios para un grupo de empresas españolas que se enfocan hacia la exportación (o "export starters") en comparación a un grupo de control de empresas españolas que nunca han exportado.

¿Cómo pueden mejorar las empresas exportadoras?

Lo que queremos demostrar es que existen beneficios adicionales a la exportación que van más allá de los aspectos evidentes como la venta de la producción adicional y la obtención de ingresos de exportación. Iacovone y Javorcik han demostrado recientemente cómo las empresas mexicanas que se dedican a la exportación se ven obligadas a mejorar sus productos con el fin de poder competir en los mercados internacionales. Lo que no ha sido estudiado hasta ahora es si las empresas mejoran la forma en que se fabrican los productos, es decir, los efectos de la orientación a la exportación sobre los cambios en el proceso productivo. Lo esperado es que las nuevas empresas exportadoras introduzcan mejoras en previsión de la competencia extranjera ("product upgrading") o en respuesta a la experiencia de la exportación ("learning").

Dificultades en la medición

Parece intuitivo que el "upgrading" y el "learning" tienen lugar cuando las empresas buscan exportar. Sin embargo, es difícil conseguir evidencia debido a la dificultad que presenta el tema para el análisis econométrico. Las empresas que exportan tienden a ser mejores que las no exportadoras en la mayoría de las actividades, lo que lleva al problema econométrico de atribución incorrecta. Como lo expresó Joachim Wagner, "si las empresas que empiezan a exportar hoy son "mejores" que las que no empiezan a exportar hoy (y lo han sido en el pasado reciente), es de esperar, en promedio, un mejor desempeño en el futuro, aunque no comenzaran a exportar hoy.

¿Cómo abordar el efecto "los exportadores son en general mejores"?

¿Cómo podemos descartar el efecto "los exportadores son en general mejores"? Nos hemos ocupado de este problema, centrándonos en las mejoras de un subgrupo de las "export starters". Son las empresas que han realizado cambios dirigidos a la exportación y que no han exportado anteriormente. Se comparan las mejoras para este subconjunto de empresas frente a las mejoras registradas en el grupo de control. El grupo de control está comprendido por empresas que hayan mantenido inactivas sus exportaciones desde 2006. Para ayudarnos a comparar, se utiliza una técnica conocida como "Propensity Score Matching" (PSM), un procedimiento similar a la técnica del "Nearest Neighbour". PSM implica emparejamientos entre empresas no exportadoras con las empresas que han cambiado para empezar a exportar. Esto nos serviría para identificar empíricamente a empresas exportadoras y no exportadoras con sus posibilidades, más o menos iguales, de convertirse en exportadoras. Sólo el 6% de las empresas de nuestra muestra pasaron de no exportar a exportar, este pequeño porcentaje coincide con investigaciones similares en este campo (por ejemplo, Girma, Greenaway y Keller 2003).

Las empresas más eficientes e inteligentes son las más propensas a asumir los costes fijos de la transición al modo exportador. Nuestra técnica se centra por tanto en aquellas empresas que deciden cambiar hacia las exportaciones. Podemos entonces emparejar estas empresas con las nunca exportadoras que tengan la misma probabilidad de convertirse en exportadoras en función de su eficiencia, edad, tamaño y el nivel de tecnología utilizada. Ahora hemos aislado la única diferencia que separa a los dos grupos, las decisiones de innovación entre 2004 y 2005, cuando las empresas dejan el grupo de las no exportadores y pasan a convertirse en exportadoras. Podemos perfeccionar nuestro estudio mediante el uso de diferencias de diferencias: comparando no sólo las diferencias entre los dos grupos, sino también los cambios en estas diferencias en el tiempo. Esto nos ayuda a tener en cuenta los acontecimientos externos que ayudan y obstaculizan a todas las empresas por igual.

Los exportadores mejoran su proceso productivo

Las "export starters" mejoran su forma de hacer las cosas. No su producto. La única diferencia significativa se da en la innovación de procesos en el momento de entrada en el mercado. Nuestros resultados muestran que las "export starters" indican unas tasas un 11% más altas en innovación (Gráfico 1).

Gráfico 1. Tasa de innovación de las "Export starters" (vs. no exportadoras)

Consideramos que la innovación de productos es de poca importancia. En primer lugar, sólo el 7% de las empresas afirman haber realizado alguna mejora en la innovación de productos en 2005. Segundo, las tasas de innovación en el proceso productivo son al menos dos veces este valor, por lo tanto, cualquier cambio en el número de innovaciones de procesos autodeclarado está sujeto a una variación aleatoria considerablemente menor que los cambios en los niveles autodeclarados de innovación de productos.

¿Un "no resultado"?

Cuando este trabajo fue presentado recientemente en un seminario organizado por Statistics Sweden, un comentarista afirmó que nuestro hallazgo sobre las innovaciones de proceso tras la entrada en la exportación es un "no resultado". Humildemente, estamos en desacuerdo. Las "export starters" mejoraron sus procesos de producción en el año 2006 y estas mejoras tuvieron importantes efectos en cadena. Nuestros resultados son coherentes con un trabajo similar de Girma (2003), quien halló que, para los exportadores, los beneficios de exportar se deben a la exposición a las mejores tecnologías, en lugar de a las economías de escala o a efectos de competencia ".

Las mejoras reales

¿Son estas mejoras meramente estéticas? No se puede discernir claramente a partir de nuestros datos, pero los efectos de la persistencia tecnológica propuestos por Girma son probables. Nuestro análisis -que utiliza los datos de la Encuesta Sobre Estrategias Empresariales (ESEE) de 2004 a 2006- sugiere importantes mejoras reales para las empresas españolas que se orientan hacia la exportación. Tal cambio podría ayudar a estas empresas a emplear un enfoque más imaginativo y rentable para producir y vender sus productos en un momento de aflicción económica.

Hay 3 comentarios
  • Para exportar la empresa necesita ser competitiva e innovadora, y las empresas españolas, excepto las que tienen tecnología extranjera o las de servicios, no son ni lo uno ni lo otro. Lo primero porque sus competidores más directos están en el tercer mundo, lo segundo porque su clase empresarial es terriblemente deficiente (es más, parece hecha a imagen y semejanza que su clase dirigente, si no compara su comprensión de idiomas con las del resto de la Unión). Para corregirlo se necesita tiempo y voluntad, lo primero lo perdimos en su momento, lo segundo no existe (analiza en qué se va el poco dinero que queda para cursos).
    Una manera de crear empresas innovadoras , ya que exportar es difícil, es recuperando el mercado interior; que también es una manera de crear riqueza y evitar que el dinero siga marchando. Luego, cuando dispongan de capital y algo de ciencia, ya aprenderán a exportar. Ahora, pretender que nuestras pequeñas empresas lo hagan sin apenas capital, es de ilusos; a menos, claro está, que de una puñetera vez alguien se decida a crear una nueva masa monetaria.

  • Al igual que sucedió en los ochenta con algunos de los emergentes --y entonces superendeudados-- la vía exportadora es una posible solución para algunos.

    En este camino posibilista y oportunista --en el buen sentido-- hay que ver siempre una vía de actuación. Máxime en un entorno en el que cualquier fabricante mundial puede colocar su producto donde quiera. Hablamos poco de los efectos de esto en los “incentivos para innovar”.

    Lo que tampoco se puede discutir es que la vía exportadora sirve sólo para unos pocos. Concretamente para aquellos que detentan la primacía en Market Power (modelo histórico de Enrique VII de Inglaterra):
    1. Escala fabril.
    2. Escala y Capilaridad en Distribución.

    Una vez un pequeño grupo de operadores (de 2 a 4) ha conquistado una posición de escala/mercado la decisión racional del resto de competidores es abandonar el segmento.
    La evidencia micro es abrumadora desde los años 80 (célebre estudio del BCG). Es decir, es un juego de "Winner-s take all".

    Si este modelo se lleva al límite en un entorno de rendimientos decrecientes en innovación y costes públicos crecientes (como lleva décadas sucediendo) el resultado es.

    1. Pauperización y desindustrialización de los menos aptos. No pueden "salir del hoyo".
    2. Redistribución compensatoria por parte de distintos organismos nacionales y globales que acentúan la dependencia y crecen en poder y tamaño.

    La vía globalizadora, con elementos muy positivos, los tiene también muy negativos y requiere debate a fondo y acciones de reequilibrio urgentes.

    Buenos días

    • Manu, si he entendido bien, quieres decir que la consigna que ahora se escucha a menudo, "todos a exportar", y el tema de la marca España, no tiene fundamentos teóricos sólidos ni perspectivas de grandes logros...

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