Angela Merkel tiene un plan

Tras meses de escaramuzas políticas y parches económicos, algunos sin embargo con un resultado más que aceptable, se echaba en falta un plan integral para abordar los problemas a los que se enfrenta la Unión Económica y Monetaria, y por extensión la Unión Europea. Según algunas noticias, grupos de trabajo dependientes de los distintos órganos de gobierno europeo estaban discutiendo estos temas, pero poco o nada hemos sabido hasta ahora. Por ello parece que Angela Merkel –con la colaboración de Sarkozy- se ha decidido a dar el paso y ha puesto sobre la mesa un plan cuyo objetivo fundamental es la corrección del déficit de convergencia económica que está en la raíz de nuestros problemas estructurales. Por ahora sólo conocemos las líneas generales del plan, pero creo que esto es suficiente para hacernos una idea de sus méritos y deficiencias y para hacer una primera valoración de una hoja de ruta que va a guiar la elaboración de política económica en los próximos años. Mi opinión sobre lo que se sabe es que el plan tiene los ingredientes adecuados para sentar las bases de un crecimiento sostenido ya que toma en serio los desequilibrios europeos más importantes, en particular, y por fin de forma prioritaria, el problema de competitividad exterior de muchos países. Sin embargo, la propuesta deja algunos cabos sueltos que pueden poner en entredicho su eficacia como, por ejemplo, la ausencia de referencias al estímulo a la creación de empleo a corto plazo.

Lo primero que hay que destacar de este plan es precisamente el hecho de que no emane de los órganos de gobierno regulares de la UEM sino de los dirigentes de los países económicamente más fuertes. Esto, que desde una perspectiva política puede ser valorado negativamente, es en mi opinión un plus desde el punto de vista económico. Se nos acusa con frecuencia –y con razón- a los economistas de estar encantados con la idea del planificador benevolente. Pero es que en este caso parecería un contrasentido encargar el diseño económico de la futura Europa a órganos de gobierno supranacionales que tienen una autoridad muy limitada, o a los países que peor lo han hecho hasta ahora y que por ello tienen que poner primero su propia casa en orden. Porque este hacerlo mal no ha sido algo coyuntural o del gobierno de turno, sino el resultado de años de políticas estructurales y de incentivos equivocados, precisamente esos que hay que cambiar

En cuanto al contenido del plan, por lo que se sabe habla de cosas muy relevantes pero deja otras en el tintero. Parece que va a girar en torno a cuatro ejes. Por una parte, un refuerzo de las reglas de estabilidad fiscal para controlar la evolución de la deuda pública. En segundo lugar, también en el ámbito fiscal, una mayor armonización impositiva para evitar soluciones no cooperativas en las que algunos países tratan de atraer capital con tipos impositivos significativamente inferiores a los demás. En tercer lugar un mecanismo de resolución de crisis bancarias. Por último, y esto es lo más novedoso, un esfuerzo decidido por la homogeneización de las estructuras de mercado, en especial del mercado de trabajo para evitar la aparición de elevados déficits comerciales que exacerban el riesgo soberano y que son considerados, cada vez más, la causa última de las dificultades que atraviesa en la actualidad la Eurozona.

Los dos primeros puntos suponen una extensión y renovación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Junto al mantenimiento de los fondos de estabilidad, estas medidas permiten corregir la descoordinación fiscal que ha sido una de las debilidades de la UEM. En este caso se pretende ir más allá del PEC, moderando el gasto de una forma más eficaz mediante el establecimiento de un límite al gasto de las administraciones públicas, acompañado de la reducción y homogeneización de algunas partidas que suponen un riesgo a largo plazo dada la evolución demográfica esperada, como las pensiones de jubilación entre otras.

En las primeras filtraciones del contenido de la propuesta no aparecía ninguna referencia explícita a la reordenación del sector financiero, pero al final parece que afortunadamente la resolución de crisis bancarias va a ser también un elemento central de la nueva coordinación europea. Es cierto que los aspectos más técnicos relativos a la gestión del riesgo y a la regulación se están estudiando ya en ámbitos específicos. Sin embargo la reconversión y el rescate de las entidades bancarias es un tema central en cualquier propuesta que apueste por la sostenibilidad fiscal y la competitividad. En lo fiscal porque sabemos que los rescates bancarios constituyen una de las causas principales por las que la deuda privada acaba convirtiéndose en pública tras una crisis financiera. Como hemos visto recientemente cuando un país retrasa o diseña inadecuadamente su reconversión financiera puede acabar imponiendo costes al conjunto de la UEM. Es deseable que los países tengan un margen de maniobra suficiente para abordar y financiar ese gasto siempre que la reconversión se aborde de una forma efectiva y constituya una inversión rentable para la mejora de la eficiencia económica. Por ello los planes de rescate bancario deben contar con la aprobación y la tutela de las instituciones europeas y con un grado de coordinación suficiente que, sin embargo, deje margen de maniobra para las especificidades nacionales. Además, el funcionamiento inadecuado de este sector ha sido un factor determinante en la acumulación de deuda por parte de algunos países desde la entrada en vigor del Euro, por lo que su ordenación debe constituir -junto a la devaluación real y la prudencia fiscal- la principal palanca para el mantenimiento del equilibrio exterior.

El último apartado de la propuesta constituye sin duda su principal novedad y, como hemos visto ya desde el primer minuto, la mayor fuente de discrepancias cuando no de franca oposición. Una consideración inicial es que Alemania quiere una Europa competitiva en su conjunto. Un argumento muy popular entre los analistas económicos antes y durante la crisis, ha sido que Alemania ha labrado su competitividad a costa del déficit del resto de los países europeos y que sus medidas de reforma laboral y control fiscal y salarial pretendían una devaluación competitiva a costa de otros miembros de la UEM. Esta propuesta deja claro que no es así. Si Europa ha de ser un actor importante en el concierto internacional y con capacidad de inversión exterior, tendrá que ser competitiva frente a las otras grandes regiones económicas del mundo, muy en particular los países emergentes.

Una simple mirada a la evolución de los déficits por cuenta corriente en Europa muestra la magnitud del problema con el que se encuentran algunas economías cuando pueden cerrarse los mercados de capital y de crédito externo. Conseguir la convergencia estructural que evite grandes desviaciones de cuenta corriente en el futuro se ha convertido en un objetivo de primera magnitud y sin embargo parece que –a diferencia de lo que ocurre con las variables fiscales- se evitan unos objetivos basados en límites concretos a las cifras de la posición exterior. El objetivo de recuperar la competitividad conjunta de la Eurozona y reducir los desequilibrios se centra razonablemente en medidas que aceleren la convergencia a medio plazo y ello requiere reformas adicionales del mercado laboral, de los mercados de productos, de la educación, etc, pero tiene como instrumento central la homogeneización de los costes laborales unitarios. Esta homogeneización precisa de mecanismos que no están suficientemente explícitos pero de los que depende en buena medida el éxito del plan. Por una parte es necesario que la evolución a medio plazo de los salarios reales esté en línea con la evolución de la productividad, y eso requiere la adaptación del proceso de fijación de salarios y cambios en la negociación colectiva. Pero esto puede no ser suficiente. Es preciso que este proceso se acelere en los países más endeudados con el exterior mediante la aplicación de medidas transitorias que aseguren un realineamiento de estos costes de una forma rápida; esto requiere una moderación adicional del crecimiento salarial por debajo del crecimiento de la productividad en términos nominales. Las medidas concretas que aseguren este comportamiento de los costes salariales deberán ser objeto de un análisis más detallado pero, si el plan se pone en marcha, aquellos países que no logren frenar la sangría de su sector exterior pueden verse obligados a intensificar los recortes fiscales con margen de maniobra ya muy reducido y con efectos negativos sobre la demanda.

El plan tiene también algunos olvidos importantes. El primero hace referencia a la consabida dificultad para hacer creíble un sistema de convergencia fiscal, y en este caso también de cuenta corriente, sin un mecanismo sancionador o preventivo que asegure su cumplimiento entre países que sufren shocks asimétricos y tienen estructuras productivas todavía muy diferentes. Este fue el talón de Aquiles del PEC y puede ser lo que anule la eficacia de lo que ahora se proponga. Dado lo poco que se conoce de la propuesta, es posible que el diseño del mecanismo sancionador se deje a los órganos de gobierno de la Unión ya que puede requerir un mayor grado de consenso. Si no es así el plan quedaría en papel mojado una vez que salgamos de la difícil situación actual que nos obliga a todos a prometer un buen comportamiento.

Por último están las contrapartidas que los países europeos del ‘centro’ ofrecen al resto de sus socios por la imposición de medidas de indudable coste electoral. La más importante parece que va a ser la participación más decidida y flexible de estos países en los fondos para la estabilidad europea, lo que implica que están dispuestos a aportar transferencias adicionales de renta a la periferia. Esta es una buena noticia porque es difícil que los países con más desequilibrios puedan salir de esta situación sin ayuda exterior –en forma de rescate más o menos explícito. Pero las expectativas de un crecimiento muy débil en muchos países Europeos están también detrás de la desconfianza de los mercados. Por ello, el plan Merkel para la estabilización y consolidación del Euro debería venir acompañado por un paquete de medidas de estímulo rápido a la actividad y al empleo –por ejemplo como el que han propuesto Amato, Baldwin, Gros, Micossi y Padoan en un reciente artículo de Vox. Un programa de reactivación basado en inversiones para el impulso de la investigación y las infraestructuras físicas y tecnológicas. Se trataría de perseguir de una forma más decidida los objetivos de la Agenda de Lisboa y de fomentar las obras públicas que ayuden a consolidar el mercado interno europeo y a conectar los centros de producción y distribución desde una perspectiva supranacional. Un plan de reactivación para la modernización de la estructura productiva europea que sirva de puente entre el crecimiento a largo plazo y la recuperación del empleo a corto plazo para evitar efectos de histéresis en el desempleo europeo.

Este plan debería estar coordinado y financiado con fondos europeos, por lo que no entraría en contradicción con la disciplina fiscal que se va a exigir a los países y, junto con la extensión de los fondos de estabilidad, podría conformar el embrión de un presupuesto comunitario con capacidad estabilizadora. Además, un plan de estas características puede atraer capital exterior y ser una ocasión para ensayar la utilidad de los eurobonos como instrumento financiero de una Eurozona. En un post reciente mostraba mis reservas a la idea de los eurobonos tal y como se han planteado, como forma de ‘promediar’ las primas de riesgo de los países en medio de una crisis de deuda. Pero si el plan que ahora se propone logra el objetivo de acelerar una salida ordenada de la crisis, el eurobono puede constituir un instrumento atractivo –por su liquidez y la estabilidad macroeconómica subyacente- para el ahorro mundial a la hora de financiar un ambicioso plan de reactivación de nuestras economías.

En conclusión, bienvenido sea la propuesta -si al final se materializa en estos términos o parecidos- que pone el acento en las principales fuentes de desequilibrios en la UE y la UEM. El éxito en esta tarea puede proporcionar un estímulo para las economías del Euro similar a lo que el cumplimiento de los objetivos de Maastricht supuso a finales de la década de los noventa. Aunque el coste social y electoral a corto plazo puede ser significativo, los países con más desequilibrios no deberían oponerse a estas propuestas sino en todo caso negociar que vengan acompañadas de un amplio plan de reestructuración de infraestructuras físicas y tecnológicas de ámbito y financiación europeo que potencie la convergencia y acelere la creación de empleo.

Hay 33 comentarios
  • Hola, Javier Andrés.

    Muy buen artículo que coincide en el tiempo con la publicación del Informe sobre la crisis del Congreso USA del mes pasado.
    También en enero publicaste otro que me pareció muy oportuno y con valiosísimos comentarios y datos por parte de los lectores.

    Dicen que la política es el arte de lo posible y en este sentido benevolente creo que hay que interpretar uno, --el documento USA--, y otro, los planes de Angela Merkel.
    Ella es el único liderazgo real que queda en Europa si bien arropada, más que en su probidad fiscal, en su industria alemana de nicho (mercado caro y de alta calidad mundial, "catering to the very wealthy and demanding") y en un euro más barato de lo que sería un marco potente. Esa es nuestra contribución, debilitamos el Euro y ayudamos a Alemania a parecer sana.

    Pero lo que no es muy correcto es lanzar un plan, cualquiera, sin un diagnóstico público serio y creíble.
    El informe USA tiene posiciones discrepantes a partir de la página 400 y algo. Da pena leerlas.
    Su conclusión más importante es que tenemos… no un "housing bubble" como dice la mayoría del panel, si no.....un “credit bubble” debido a que....los chinos tienen exceso de liquidez.
    Por favor.
    Suena igual de triste que la pretensión de Merkel de que esto es una crisis de convergencia en competitividad que se resolverá si nos ponemos a ello.
    Por favor.

    Ambos dicen verdades a medias pero con ellas se llegaría a la conclusión de que resolviendo los déficits fiscales (y Alemania tiene uno gigantesco y fue de los primeros países en reirse de Maastrich) y el de cuenta corriente, se resuelve nuestro problema (me refiero al de los ciudadanos, no al de la clase dirigente) cuando precisamente la resolución del diagnóstico Merkel en el contexto Euro lo que va a significar unos costes sociales monumentales y una miseria creciente hasta donde alcanza el horizonte.

    De esto no se habla pero está pasando y creo que tendrá graves consecuencias. Hay ya mucha gente a punto de estallar.
    Me remito, por ejemplo al comentario de DFC el mes pasado https://nadaesgratis.es/?p=8786 sobre lo que supuso humanamente la solución del déficit de cuenta corriente tras la crisis asiática de hace unos años o a lo que está sucediendo con nuestros ya casi seis millones reales de parados. ¿Resistiremos esta estrategia con tantos callados y sufriendo en silencio lo que se nos viene encima?

    También hay que referirse a las cosas que comienza a proponer Merkel tales como la enteramente lógica desvinculación de salarios del IPC (pero no de la indexación de los impuestos y de los precios públicos, curiosamente).
    ¿Dejamos incólume la causa principal (el primer motor de la crisis) pero destrozamos todo el resto?
    Es un grave preludio estando, como estamos, inmersos en una enorme espiral inflacionaria atizada desde los propios gobiernos a expensas de la cada vez menor, parte privada de la economía.
    No, no se resuelve porque el aparente problema, --el déficit fiscal y el de cuenta corriente-- de gran parte de los países y muy en especial el nuestro es de naturaleza estructural y el resultado de un problema mucho más gordo: “No somos capaces de valernos por nosotros mismos generando trabajos suficientes y prosperidad creciente porque el Estado ya pesa en torno al 70% de la economía privada como mínimo”.

    ¿Quién se apunta a pagar el precio del euro?
    ¿Quién va a perder su vida en el paro y en la caridad pública indefectiblemente si la causa de todo esto –una estructura de administración pública y compra de poder político insostenible que cuesta un tercio más que la de USA y Japón-- está intentando salirse de rositas en esta crisis como si el asunto no fuera con ella?

    Y este mensaje, que bulle en cualquier conversación callejera o en cualquier análisis desinteresado, no se atreven a ponerlo encima de la mesa públicamente (en privado lo dan por sabido) porque la siguiente pregunta, "¿Por qué?", tiene todavía peor respuesta y así hasta el principio.

    Saludos y enhorabuena por otro excelente artículo que, discrepancias aparte, es un paso muy importante en una dirección que parece correcta pero insuficiente para llegar al fondo, porque, así como se está tratando, todo se reduce, esencialmente, a un "problema de Convergencia".
    Pero de Convergencia en Costes y Productividad con China e India. Vasos comunicantes ajustando sus niveles.
    Sobre la mesa no hay mucho más.

  • Es que me temo, Manu, que es eso y no hay alternativa desde el mismo sistema. Yo, por lo menos, no la veo. Y, en estos momentos, tampoco al sistema del que tanto reniego.

    Para mi, los salarios deberían estar vinculados a la productividad, que, a fin de cuentas, nos llevaría a la competitividad. Creo que la señora Ángela busca lo mismo, pero al revés.
    Por supuesto, aquí tenemos un problema añadido, que yo también lo integro en la productividad: la de nuestro funcionariado y de nuestra clase política. Pero también en los márgenes empresariales y, no me cansaré nunca de repetirlo, la calidad de nuestros empresarios.
    El coste unitario laboral español es bajo, relativamente bajo; ahora bien, el producto y su cantidad todavía lo es más. Entonces... ¿qué ocurre? Pues que el diferencial se pierde por el camino, a causa de la mala gestión y la poca capacidad de innovación; y el resto por los despachos del funcionariado político.

    No estoy muy versado en eso ni dispongo de valoraciones, pero así, a bote pronto y por lo que veo y conozco, los márgenes en España son sensiblemente mayores que en Francia y Alemania. Supongo que si relacionamos la productividad con los salarios, también deberíamos añadir dichos márgenes.

    Supongo que el problema viene porque a Ángela no le salen las cuentas electorales y teme, con toda la razón del mundo, que el precio de mantener el valor del € será enorme.
    ¿Y quién tiene la deuda de los países periféricos?
    La banca alemana.
    Y no sé lo que dirá el alemanito cuando deba pagar el diferencial entre lo prestado y lo recuperado, vía planes de pensiones y demás; porque el banquero, el político alemán... no lo hará.
    Ángela tiene que dorar la píldora, explicar al alemanito que, a cambio del sacrificio, a puesto al insensato aprovechón en la vereda germánica.
    Yo haría lo mismo.

  • Pau, no se como son los márgenes de cada país en comparación, pero la fórmula típica para disminuirlos en favor de consumidores y trabajadores es aumentar la competencia. Eso es algo en lo que también adolecemos. Por no hablar de nuestro funcionariado, también es menos competitivo que los de fuera, haciendo a los demás trabajadores, por lamagia de los impuestos, menos competitivos a su vez.

  • Manu Oquendo

    Efectivamente creo que tenemos diagnósticos diferentes de la crisis y por eso opiniones distintas sobre su salida. De todas formas estoy de acuerdo contigo en algunas cosas. Por una parte es cierto que los déficits de competitividad y convergencia fiscal, que yo creo que si existen, responden a causas más profundas. Pero hay que ponerle el cascabel al gato de alguna forma y si esperamos a que esas causas profundas se resuelvan podemos acabar no haciendo nada. Estas propuestas van en parte a las causas y en parte a los efectos, pero creo que fijan objetivos realistas que aunque no resuelvan todos nuestros problemas si permitirían avanzar en una Europa más homogénea y una economía más sólida.
    Por otra parte, es verdad que uno de los problemas de fondo es la competencia con los emergentes. Ya lo he tratado en otros posts, pero efectivamente ese es el verdadero reto que tienen las economías desarrolladas y muy en particular la europea: como mantener su sistema de protección social y ser competitiva a la vez. Yo creo que puede lograrse, pero la solución –que es como siempre la productividad- llevará tiempo, por lo que mientras tanto hay que sacrificarse en otras, cosas.

  • Pau

    Una cosa sólo, relativa a los costes laborales unitarios. Es cierto que estos costes no son los únicos determinantes de la competitividad y que los márgenes juegan un papel esencial. Por ello, como dice Carlos Jerez, hay que aplicar también otro tipo de políticas. Pero no olvidemos que los costes laborales unitarios en España han aumentado mucho con respecto al promedio de la UEM desde el año 2000; y no digamos con respecto a Alemania y desde hace veinte años cuando ya partíamos de un elevado déficit exterior.
    Por eso aunque hay que actuar en diversos frentes, creo que era hora de poner la homogeneización de los costes laborales unitarios como una tarea prioritaria. En la medida de los posible aumentando la productividad de los países más atrasados, pero mientras tanto no podemos permitir esta acumulación de enormes y persistentes déficits exteriores y por eso habrá que actuar sobre los salarios.

  • Carlos Jerez

    Efectivamente, los problemas de productividad son muy complejos y dependen del funcionamiento de todo un sistema económico. Las políticas de competencia son necesarias para disciplinar los márgenes y es necesario profundizar en ellas. Sin embargo el mercado interior europeo ha avanzado más que la convergencia fiscal y de instituciones laborales. Por eso es necesario, sin descuidar otras áreas de actuación sobre las que ya hay bastante consenso, impulsar la homogeneización en esta dimensión.

  • Para Javier Andrés,
    Buenos días y gracias por tu visión que no genera tanta discrepancia como pudiera parecer. Ni mucho menos. Confío en que no sean tan diferentes los diagnósticos y que las observaciones sean más cuestión de perspectivas temporales y roles. También de eso que llamas pragmatismo.
    Creo que todos compartimos que un diagnóstico plausible no es periférico, es central, y lo que hoy sucede es que, por motivos de "practicidad", el diagnóstico excluye al principal actor económico: El peso y el papel del estado. Total, ¿para qué molestarnos?

    Su papel, su capacidad de actuación, sus dimensiones y sus dinámicas, en líneas generales, están siendo tomados como factores de entorno. Inamovibles. Como la geografía o la demografía. Intocables por diversos motivos y entre ellos uno habitual: "Hombre, si hablamos de política no vamos a resolver nada" o "no la liemos". Es decir, nos produce el hastío de la impotencia y una especie de "denial" freudiana. Un punto ciego oportuno.

    Lamentablemente, no hablamos de política: Hablamos de más del 65 o el 70% de los costes que hoy sufre, sin capacidad de maniobra, la parte privada de la economía.
    Hablamos de que ese menos del 35 o 30% que resta es quien va a tener que hacer el ajuste y por puro realismo numérico sabemos antes de empezar que de un 30 o un 35% no puede salir tanto como hace falta y además es tan injusto que destroza el cemento psicológico que tan necesario resulta para encontrar racionalidad y motivación social en la economía.

    Este enfoque además es destructivo porque el instinto de millones de personas nos grita que es mejor, más justo, que se rompa la baraja si la causa primordial se va de rositas. Esto no tiene reflejo estadístico diferenciado pero todos sabemos que es un gran motor real.
    Hacer abstracción de este fenómeno --que además de ser el de más peso es el que más radicalmente ha ido y sigue creciendo a lo largo de nuestra historia de los últimos 60 años-- puede ser comprensible.
    Todos lo entendemos si estamos hablando con el Sr. Campa o con la Sra. Salgado durante el break del café en el road show de los bonos o si estamos conversando, como es el caso, sobre las propuestas y planes que desgrana la Sra. Merkel mientras Alemania va cayendo en la cuenta de que de repente se le ha llenado el hospicio de indigentes inesperados. Además de los suyos, claro.
    Y sin embargo es incontestablemente el "primer motor" aristotélico de todo el problema, la causa primera.
    Podemos mover (mas deprisa de lo que hoy sucede) a tres o cuatro millones de emigrantes Españoles hacia afuera y sus remesas nos proporcionarán un empujón de tal calibre a la balanza corriente que si de paso conseguimos que regresen a sus países otros tres o cuatro de los siete millones de inmigrantes que se trajeron para crear demanda y oferta (esto me recuerda al hoy muy oportuno libro deRöpke, "Jenseits der Nachfrage und Angebot") nos podemos quedar con unos flujos perfectamente positivos.
    Con esas dos medidas ya hemos arreglado el desmadre de la balanza corriente, ya hemos alcanzado el equilibrio convergente, ya hemos hecho desaparecer hasta la imagen física del parado. Ya, ya.
    Vamos a redondear la faena: Podemos eliminar el IPC como cláusula de ajuste automático (hoy en convenio en los oligopolios y en todo el país a través de los convenios generales y también en las pensiones) y avanzaremos en la reducción de costes y por consiguiente mejoramos sustancialmente nuestra productividad relativa con Europa del Euro (no tanto con el resto del mundo).
    Podemos también reducir a cero la indemnización por despido y podemos reeducar al país en tantas cosas por la vía expeditiva de ajustar sobre los que nunca tienen peso específico.

    Ricemos el rizo: Mantengamos para el Estado Multilevel el Derecho Inalienable y Perpetuo a actualizar sus impuestos, tasas y precios con el IPC no sea que con tanta inflación de precios públicos y tanta transferecia de Renta a nuestros fieles oligopolios nos volvamos a ver sin una herramienta imprescindible para la gestión fiscal.
    Si toda la estructura de poder está de acuerdo hasta el punto de la autosugestión psicotrópica --y se imbuye de ese poderoso sentimiento de rectitud moral que tanto nos ayuda antes de la cirugía drástica-- se producirá el "ajuste" e iremos reeditando primero la sociedad USA con el abismo "rich man"/ "poor asshole" de "American Psycho" y en un par de trimestres más, la carrerilla gradual para la convergencia con China y la India en productividades.

    Es decir, lo que ya se vaticinaba en los años 90 como futuro Europeo. Porque desde entonces sólo hemos agravado nuestra posición global independientemente de este terremoto tras el cual ya se ve clara la cuesta abajo hasta la ansiada convergencia en el equilibrio.

    ¿Con esta medicina tenemos derecho a extrañarnos de que que lo más granado de nuestro talento quiera petenecer a la estructura del poder y la burocracia o emigrar muy lejos? Es lo racional. No hay sorpresa. Lo estamos pidiendo a gritos.

    Pero no va a funcionar, creo, porque se abre un campo de acción política que con formas muy parecidas a las norteafricanas va a pesar. La credibilidad del estado, de sus organismos y de sus gestores es ya tan baja que surgirá de modo espontáneo el clamor.
    Como surgió el pasado sábado entre la embajada USA y Colón cuando una manifestación convocada para, como mucho, unos pocos cientos de familiares de víctimas por un grupo relativamente desconocido y marginal, en hora y media se habían llenado dos kilómetros de Serrano y la Plaza de Colón.
    La indignación era palpable mucho más allá del lema del acto y alguien la va a recoger. Fui de modo testimonial por motivos personales a una pequeña concentración y regresé muy sorprendido.
    Buenos días.

  • Estoy muy deacuerdo con lo que dice Manu Oquendo.

    ¿Para cuando una revisión del papel del ESTADO? ¿para cuando un debate sobre el papel de los millones de funcionarios del ESTADO? ¿para cuando la valoración que el coste del ESTADO tiene en nuestra COMPETITIVIDAD?

    Si el problema de fondo al que se enfrenta mi generación, tengo 30 años, es el de competir con los emergentes, con una estructura estatal como la que tenemos en España: oligopolios, universidad, autonomías, conserjerías, diputaciones, ayuntamientos, miles y miles de empresas públicas.... JAMÁS seremos capaces de hacerlo.

    Les hago una humilde petición como asiduo lector de este fantástico blog: que si puede ser, nos muestren datos acerca de la competitividad de nuestro funcionariado con respecto al de otros países; sobre el impacto que este coste tiene en el total de trabajadores; sobre el coste que los OLIGOPOLIOS generan en miles de millones de euros sobre los maltrechos bolsillos de nuestra economía.

    • AM
      Es cierto que la administración pública es uno de los sectores que requiere una reforma radical. La administración está sobredimensionada y desequilibrada por diversos motivos –muchos de ellos políticos y otros de tipo laboral- y mientras pensaba en tu comentario ha entrado el comentario de Inge que suscribo en buena medida y que creo responde a algunas de tus preguntas.
      El impacto que tiene un funcionamiento adecuado de la administración va más allá del coste a corto plazo, y tiene una gran influencia en la productividad también a medio plazo. No tengo las cifras que me pides, aunque seguro que algún otro colaborador del blog recoge el guante y puede proporcionarlas, pero en algún momento deberemos empezar a hablar de algunos temas concretos como, por ejemplo, la reforma de la universidad sobre la que ya hay una experiencia muy interesante en algunos países. En Finlandia por ejemplo procedieron a ‘desfuncionarizar’ a los profesores y la cosa no ha supuesto ningún drama. Juanjo Dolado ha estudiado este tema en detalle y tienen propuestas muy interesantes para mejorar el funcionamiento de la universidad española que tiene serios problemas de gobernanza.

  • Muy interesante todo, pero conviene matizar conceptos.
    a)Productividad no es igual que competitividad, aunque esten relacionadas. La productividad se suele aproximar por el producto medio del trabajo,aunque debería ser la productividad marginal y, según la Tª neoclásica , el determinante de la remuneración de los factores productivos. Así, por ejemplo los altos ejecutivos bancarios de este país cobran una media de 3 millones de euros al año, sin contar otras prebendas como planes de pensiones (que son salarios diferidos), comidas, prensa nacional e internacional gratuitas, acceso a un gimnasio que, para mayor comodidad, se instala en el propio banco, cursos gratuitos de idiomas..etc, con lo que el sueldo real es más del doble(ver, para mas detalles, El Economísta del 9.02.11. Esta media oculta que el nº1 del ranking cobra tres veces mas que la media). Según la citada teoría, de la que son partidarios la mayor parte de los aquí participante, si uno de los citados ejecutivos medios decide trabajar una hora mas, la producción de su banco aumentaría 1.600 euros (5.500 si el valiente que decide dar una hora mas de su ocio es el nº 1. Calcúlese el aumento si, en claro ataque de patriotismo, la decisión la toman todos a la vez.).
    Esto puede parecer una broma, pero es una forma de señalar lo díficil que es articular una idea, por muy buena que pueda parecer en teoría, pues, en efecto, ¿Como se calcula -o mejor quien calcula-la productividad?.
    b)Ojo con los déficits.Como nos enseña la Contabilidad Nacional, el déficit del sector público+el del sector privado+el saldo de la balanza por cta.cte. es siempre igual a cero.
    Esto tiene consecuencias importantes, frecuentemente olvidadas. Por ejemplo, controlar el déficit público parece fácil (es cuestion de reducir gastos y/o aumentar ingresos).....salvo que uno se dé cuenta que es ta "facil" como reducir el endeudamiento privado y/o externo. Y lo mismo con los otros saldos de los sectores institucionales.
    Saludos

  • Desde la ignorancia en economía, aunque asiduo lector de este blog, he leído en multitud de ocasiones críticas al funcionariado o al manejo de la Administración Pública, y como ingeniero que desempeño mi trabajo como funcionario - no olvidemos nunca que ser funcionario no es una profesión en si misma- he de decir que estoy de acuerdo en algunas de las críticas y en desacuerdo con otras. Pero si se quiere una Administración más pequeña, eficiente y productiva, se ocurre que serían interesantes contemplar las siguientes medidas:
    1- Una importante disminución y simplificación de nuestra más que frondosa legislación. A más legislación más controles administrativos y a más controles administrativos más funcionarios y empleados públicos.
    2- Optimización organizacional del trabajo.
    3- Concentrarse en las competencias administrativas realmente importantes.
    4- Mandos profesionales, altamente cualificados y totalmente ajenos a la política (en sus versiones sindical y la partidista) que tengan una visión amplia y no miope ni cortoplacista.
    5- Mayor control del trabajo que realiza cada funcionario, así como aplicar la normativa sancionadora vigente para aquellos que se desvíen.
    6- Mejores medios de trabajo acompañados de la oportuna formación obligatoria.
    7- Establecer estímulos reales a la productividad bien entendida, es decir, no por trabajar (para eso ya recibes tu nómina), sino por aportar soluciones innovadoras y/o la obtención de buenos resultados laborales o cumplimiento de objetivos.
    8- Dignificación de la mayoritariamente injusta y denostada figura del funcionario público.
    9- Si la inmensa mayoría de los funcionarios son profesores, sanitarios y miembros de los cuerpos de seguridad del estado, cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿todos deben ser funcionarios y estar en la órbita del sector público?

  • Javier Andrés.
    Yo creo que antes de actuar sobre los salarios, algo que por suerte o desgracia, ya funciona por si solo incluso a nivel de convenio privado (véase la Nissan), deberíamos hacerlo sobre lo que más desestabiliza.
    En todo caso, si mi empresa pierde dinero, como sucedió hace un año, tengo que corregir el problema: bajar los salarios o cerrar. En aquel momento hice lo primero y funcionó.
    Lo que me pregunto y se pregunta el españolito de a pie, es por qué no hace lo mismo el que nos administra y hace su "empresa" productiva.
    Ya sé que están en ello y se han ceñido el cinturón, pero me temo que solo en lo que respecta a nosotros. Este año el Estado ha aumentado el montante a los partidos políticos.
    Veremos cómo termina la cosa.

  • Manu Oquendo

    La sociología no es mi especialidad y no me atrevo a pronunciarme sobre si esos que enumeras van a ser los efectos sociales de la crisis, ni si la solución es cargárnoslo todo y empezar de cero. Sin embargo permíteme una reflexión sobre la economía del asunto.
    Estamos en una recesión de la que muchos países europeos, EEUU, etc, ya están saliendo y en poco tiempo podrán recomponer unos niveles de bienestar similares a los de hace unos años, que ya eran los más elevados del mundo. Creo que ha calado en mucha gente la idea de que tenemos que apretarnos el cinturón y corregir muchos de los defectos en el funcionamiento de nuestras economías. Algún paso atrás en renta no se puede comparar con la situación de pobreza de otros países. Mira lo que hicieron los países emergentes tras las crisis de los noventa, en vez de revoluciones sociales reformaron sus economías y no sólo no se vinieron abajo sino que hoy tienen economías muy pujantes.
    La alternativa que describes es posible, pero como no veo ningún ganador en ella estoy a favor de todo lo que sea una solución ordenada al innegable coste social que tenemos que pagar. Pero no veo que estas propuestas nos lleven a una “americanización” de nuestra economía. Hay muchos aspectos positivos de la economía de EEUU pero muchos también que no conviene copiar.

  • KEyNES

    Tocas dos aspectos técnicos muy importantes en los que estoy de acuerdo. Efectivamente es difícil medir la productividad, pero no lo es tanto aproximarla con la suficiente precisión como para hacer comparaciones internacionales e intersectoriales como las que interesan a la hora de fijar los salarios. Por ello no debemos dejar de lado que un –y lógicamente no el único- determinante de la competitividad es el coste laboral por unidad de producto y no podemos permitirnos desviaciones permanentes de esta variable respecto al promedio de nuestros competidores. Además hay que favorecer la competencia para controlar los márgenes, pero eso ya está en marcha hace tiempo con las medidas para potenciar el mercado interior europeo. Aunque también hay que profundizar en ellas.
    Respecto a la identidad que mencionas creo que precisamente por tenerla en cuenta es por lo que me gusta la idea de buscar el equilibrio exterior mediante medidas que favorezcan un equilibrio sostenible entre sus que determinantes fundamentales -ahorro e la inversión, en especial privados- en vez de poner topes cuantitativos a estas variables. El pacto de Estabilidad y Crecimiento se olvido de la relación entre ahorro e inversión –fijándose sólo en el público- y el desequilibrio exterior y así nos ha ido.

  • Inge

    No puedo estar más de acuerdo en todas las medidas que propones. Creo que constituyen una especie de programa para la reforma de la administración pública, que efectivamente es a veces un factor negativo en la consecución de una economía más productiva.
    Todos los puntos son muy relevantes, pero yo destacaría los tres últimos que señalas. Es cierto que hay que introducir criterios de gestión empresarial y premio al esfuerzo a la productividad, algo a lo que a veces los funcionarios son -somos- bastante reacios. En cuanto a la dignificación de la figura del funcionario hay que recordar algo obvio pero que a veces se olvida como es el hecho de que para acceder a esta carrera se requiere la acreditación de unos conocimientos bastante amplios –oposiciones- lo que no se necesita en otros trabajos. Es cierto que los criterios de selección son con frecuencia poco adecuados o han quedado obsoletos, pero no deja de ser cierto que la exigencia es mayor por lo que es lógica la existencia de un régimen laboral diferenciado. Y por último, te preguntas si todos estos empleos en el sector público deben ser cubiertos por funcionarios. La respuesta es evidentemente que no. El ejemplo que cito en mi respuesta al comentario de AM –ver más arriba- afecta precisamente a la universidad, pero seguro que puede ampliarse a muchos otros trabajadores.

  • Vade retro, Javier Andrés. Tampo es la sociología una de mis especialidades ni me parece que estuviésemos hablando de otra cosa que de medidas económicas concretas esbozadas de una u otra forma en el discurso actual de la Sra. Merkel.
    Las ciencias sociales tienen, en mucha mayor medida que la física, la química o la cibernética el grave problema de las delimitaciones de campo. De objetos, sujetos e interacciones entre ellos.
    Por ello es tan difícil y tan frustrante operar en silos verticales sin una visión muy precisa de las relaciones horiozontales del conjunto. La ciencia económica es paradigmática entre las disciplinas sociales que adolecen del problema de la autoreclusión microscópica o de la macrovisión telescópica de baja resolución.
    Opera con seres humanos capaces de establecer entre ellos un número asombroso y variable de relaciones regidas por normas mutables, poco conocidas y a veces difícilmente previsibles.
    De tal modo que cuando el sentido común y la razonabilidad moral dejan de ser tenidas en cuenta por los policy makers, las reacciones, como las de un gas o las de un fluido sometido a presiones anormales, son imprevisibles y frecuentemente traumáticas.
    Afirmas que hay algunos países que están saliendo de la recesión y es cierto que en algún caso hay nichos lógicos que dan señales numéricas de ello. También hay emergentes que gracias a China han pasado, copo Argentina, de 30 a 130 millones de toneladas de cereales --mientras millones de Argentinos emigraban a Europa y USA-- pero la verdad es que nadie --ni titulares ni academia o políticos en las alturas-- se hace ilusiones acerca de que esta generación occidental de adultos en su middle age va a vivir peor que sus padres (nosotros) y que a sus hijos les espera un escenario bastante peor.
    Dentro de esto habrá excepciones, naturalmente. Pero no harán más que hacer más visible el general declive.

    El mejor escenario de remisión de esta situación tiene un horizonte de 15 años vista que se va retrasando a medida que sus raíces se hacen más claras. Esta perspectiva la refuerzan las medidas que se están tomando con respecto a todo tipo de prestaciones sociales comenzando por las pensiones.
    Están apuntando a 40 años vista y los que lo hacen son notorios por si visión cortoplacista de casi todo.
    Algunos académicos (Niño Becerra y otros) ya se atreven a advertir a la población acerca de lo evidente: que las estadísticas oficiales son cada vez menos fiables y, por ende, los organismos globales comienzan a buscar "indices de felicidad humana" que compensen la abrumadora ristra de rentas per cápita decrecientes desde hace ya muchos años que comienzan a desaparecer de los titulares como antes desaparecieron los seguimientos de la Masa Monetaria, etc.
    La ocultación al público es un proceso en marcha que los especialistas, sin la menor duda, ya habréis notado porque hay silencios clamorosos.
    Esto de ahora es "otro climax" en una tendencia larga al desempleo creciente que arrastra Europa desde inicios de los años 70.
    Es fácil ver que la cosa viene de muy lejos y que es una clara tendencia ( "Pleno empleo", Escudero . Espasa, 1998)
    Personas en paro:
    1976. De 1 a 2 años 87,500. Más de dos años: 28.600
    1996. De 1 a 2 años 660,000. Más de dos años: 1,243,000

    No tengo a mano la situación actual pero incluso antes de la crisis y de las numerosas medidas de maquillaje estadístico es varios cientos de miles peor que la descrita por Escudero ( LSE y autor por cierto de la parte económica del programa 2000 del PSOE).
    Tras la crisis es mejor no mirar porque ha empeorado en millón y pico de personas.

    Y el caso es que la situación, salvando la gravedad estructural de España, es muy parecida en toda Europa cuyos índices de paro se triplicaron durante el último cuarto del siglo pasado y que tras los maquillajes oportunos (alemanes, españoles, etc) ha continuado durante esta primera década.

    Hay ciclos, es cierto, pero del mismo modo que el agua de un río de montaña hace olas. La realidad subyacente es la de cauce en descenso.

    Quizás es la pendiente del cauce lo que hay que arreglar porque hasta ahora la terapia consiste en poner piedras muy grandes en el fondo para que en la superficie se vea una ola y desde la orilla podamos apuntar con el dedo.

    Saludos

  • Numa situação de crise, a crueza da realidade torna visível a relação de forças entre os países da Eurozona. Nos momentos difíceis não há lugar a dissimulações e os interesses dos países mostram-se na sua verdadeira natureza. O ascendente nas decisões económicas e políticas que a Alemanha está a tomar nesta “crise do euro”, afectando os países mais frágeis da EU, com imposições que mais parecem ameaças, revelam as verdadeiras relações de força que reinam entre os países da Eurozona. A Alemanha impõe a sua vontade, a França segue na sua sombra, e os restantes países, de cabeça baixa, obedecem. A Alemanha consegue assim, sem guerras nem perturbações, o sonho que alimenta há muitas décadas – obter o controlo económico e político da Europa.

    É do interesse económico da Alemanha a sobrevivência do euro. Para a sua força económica o euro é uma moeda desvalorizada, mais que um hipotético marco renascido, o que favorece extraordinariamente as suas exportações que, como sabemos, constituem o sector mais forte da sua economia. Tudo fará para não deixar cair o euro, ameaçado como se encontra pelas economias dos PIGS. Substituir-se-á ao FMI, se assim for necessário, na imposição draconiana de condições económicas restritivas e anti-sociais aos países em dificuldades da Eurozona. Pouco importa o empobrecimento acentuado da generalidade das populações desses países a que tais imposições conduzam. Não importa donde venha o dinheiro, o que realmente é crucial é que eles mantenham o regular pagamento das suas dívidas às entidades financeiras, isto é, aos bancos alemães credores com a banca francesa de mais de 50% das suas dívidas soberanas.

    Alargamento da idade da reforma para os 67 anos, término da indexação dos salários à inflação, e outras medidas de igual intencionalidade anti-social, leva muito naturalmente as pessoas a pensar - que raio de economia é esta que, ao contrário do que seria de supor, provoca um viver cada vez mais difícil e o empobrecimento generalizado das populações?

  • Para Carlos.
    Pódesse dizer com mais xeito mais nao maior claridade.
    Se nao fosse por a relativa fraqueza de euro, a Alemanha vería a sua economía exportadora sem protecçao cambiaria e no mesmo caminho que antes da oportuna chegada do euro que --em troco de subvençoes-- deixou os nossos países sem capacidade de manovra.
    Aliás, esto mesmo ja foi dito por Krugman a Aznar.
    ¿Soluçoes?
    Boa tarde.

  • Carlos.
    En Alemania no se atan los perros con longanizas. En estos momentos hay multitud de alemanes, trabajadores a jornada completa, que necesitan ayudas estatales para sobrevivir y que andan un tanto irritados con doña Ángela por, según ellos, ayudar a pedigüeños foráneos.
    El problema, a mi modo de ver, es que nos hemos dedicado a gastar lo que no tenemos. Es cierto que quizá haya sido una trampa, pero hemos caído en ella alegres y contentos. Es cierto que nos han ayudado a especular en cambio de producir; pero es indudable que bastantes de nosotros lo hemos hecho a sabiendas.
    Los consejeros financieros se hartaron de explicarnos que comprar un solar a diez, construirlo por veinte y venderlo por cincuenta era producir; y al comprador, que comprarlo por cincuenta y venderlo por setenta también era producir. Muchos cayeron en la trampa y el país entero, excepto cuatro que acusaban de iluminados trasnochados, lo aceptó.
    Nuestros medios se han hartado de explicarnos que estudiar era de bobos, que mejor es estafar, comerciar con droga o gritar por la tele. Un buen músico se muere de hambre, sin embargo, un tipo con buen careto se forra después de haber salido por OT.
    Mejor pasar por el quirófano y ponerse unos postizos, atiborrarse de hormonas e ir todas las mañanas al gimnasio, que sacarse una carrera. Eso nos dicen los medios, día sí y día también.
    Ahora no valen lloriqueos al alemán, al francés. Esos, nadie sabe por qué, eligen mejor, trabajan mejor, especulan menos y, por ende, gastan por lo que producen. Por otro lado, durante muchos años nos entregaron dinero en forma de fondos de cohesión. Es nuestro problema si lo regalamos a la clase política o, en cambio de mejorar la educación, nos dedicamos a construir autopistas y aeropuertos donde solo hay conejos.
    Mejor les pedimos explicaciones a esos asesores financieros que nos enredaron tan bien, o por los que nos dejamos enredar; y que ahora, embobados, dejamos que nos den lecciones por los medios y los convertimos en divos.

  • Ángela Merkel tiene un plan. El problema es que sólo lo conoce ella. Lo único que ha trascendido es que prevee acabar con la indexação dos salários à inflação. Muito bem. Así los sindicatos se limitarán a exigir una prima de riesgo. ¿Hay algún economista monetario entre la audiencia?

    Hay quien interpreta (y anima a) que los salarios se actualicen con la productividad. Y yo que pensaba que la inflación ya estaba ahí para eso. Por lo demás, ¿hay algún especialista en contabilidad de costes (o algo parecido) entre la audiencia? Tengo curiosidad por saber cómo se mediría la productividad.

  • Pau

    Lo que el gobierno y los sindicatos tardaron en entender es que había que dar cauce a lo que ya estaba pasando en las empresas. Cuando las cosas van mal el primer recurso debe ser el ajuste de salarios y no de empleo, y a partir de ahí ver de qué forma la empresa puede reflotarse para poder recuperar los salarios y el empleo. Esto se hace cada día cuando los trabajadores y empresarios se ponen de acuerdo en el marco de la empresa, pero a veces sindicatos, partidos e instituciones lo impiden con el pretexto de una defensa mal entendida del tejido productivo. Las reformas que se están iniciando –tímidas todavía- van orientadas a ordenar ese proceso. Pero es cierto que la administración, como dices, al igual que los comentarios de Am y de Inge, va muy rezagada y los cambios no se ven por ninguna parte. Se han limitado a recortar el sueldo por cuestiones presupuestarias, lo que era sin duda necesario, pero no se plantean como hacer de forma permanente su funcionamiento más eficiente y por tanto barato.

  • Manu Oquendo

    No decía que tú hicieras sociología, sino que yo no me atrevo a valorar los cambios sociales que esta crisis va a tener.
    De todas formas creo que eso de que cada vez nos ocultan más datos me parece una leyenda urbana. Hay quien se monta sus propias teorías y si la información rigurosa no las corrobora, pues cambian la información y ya está. Las instituciones que elaboran la información, por ejemplo el INE, lo hacen de una forma muy científica y profesional y hay muchos controles internacionales que respetar. Puede haber fallos y puede que alguna administración trate de maquillar sus datos –y que alguna a veces lo consiga- pero eso son fallos ocasionales del sistema y desde luego no la norma. Los datos oficiales pueden ser más o menos mejorables, pero si partimos de la base de que son falsos, cada uno se monta sus propias estadísticas y no hay teoría, ni política, ni discusión posible.

  • Carlos

    No es que nos quiera empobrecer nadie, es que estábamos –y estamos- viviendo del crédito ajeno. En cierta medida eso estaba justificado por el proceso de convergencia, pero es que además nos gastamos ese dinero en consumo y vivienda más que en inversión productiva. Y lo único que nos están diciendo es que si queremos seguir haciéndolo –nuestra posición exterior es todavía muy negativa en términos netos- tendremos que demostrar que somos capaces de devolver lo que nos prestan. Porque el que nos presta se lo quita de su propio consumo para ahorrar y no esperemos que nos lo deje a nosotros gratis sin una garantía de cobro. Permíteme una pregunta: ¿a cuántos de los que se rasgan las vestiduras por los ajustes impuestos a la economía griega viste que acudieron al banco a comprar deuda de aquel país para ayudarle?
    Siempre podemos negarnos a las reformas que nos piden. Es muy fácil. De entrada dejamos de tomar prestado casi el 5 por ciento de nuestro PIB como seguimos haciendo cada año y no tenemos que acudir al mercado financiero internacional. Y luego, según va venciendo la deuda viva, nos apretamos más el cinturón para devolver cada plazo. Eso es un sudden stop y el coste social sería muchísimo mayor. Los países emergentes que lo sufrieron en los ochenta y noventa saben de qué va, y por eso hicieron una dura reconversión de sus economías y ahora ahorran tanto para que no les vuelva a pasar. Nuestras reformas, y las que vendrán, nos permiten seguir teniendo acceso al crédito externo y mantener, aunque ajustándolo, nuestro nivel de vida.

  • Hola, J. Andrés.

    Creo que no te falta razón en la exposición que haces sobre la validez de las recetas de Merkel.
    Es evidente que la conducta de algunos de nuestros gobiernos de la zona PIGS (y otros de más tronío y maestros del escondite) no merece el menor crédito de puro oportunista a fuer de electoralera e insolidaria.

    Las críticas que algunos podamos hacer al plan de la Sra. Merkel en absoluto deben ser vistas como apoyando actuaciones que todos conocemos de gobernantes irresponsables y con pleno conocimiento de causa. Sinceramente es inmoral hasta protegerles. Ahora y antes. No creo que las palabras de Carlos o las mías deban ser interpretadas en ese sentido. Las mías por descontado que no.

    Sobre la fiabilidad del IPC me lo voy a guardar para otra ocasión en la que tenga a mano datos más claros y contundentes porque las dudas sobre esta cifra tan importante no son sólo de Niño-Becerra y de hecho hace ya más de diez años que es habitual entre altísimos cargos de nuestros reguladores recurrir a información directa del campo y totalmente ajena al circuito oficial porque son conscientes de las limitaciones de la información pública. De esto he sido testigo directo durante muchos años y hay países, la propia Alemania, que usan al menos dos, uno para medir lo que afecta a la población en lo esencial y otro el deflactor macro.
    Realmente lo sorprendente sería que todo estuviese contagiado y el INE incólume. Mi fe en la integridad el sistema no llega a tanto.

    Mientras tanto te pediría que pidas te pongan sobre la mesa los incrementos de precios públicos y de servicios esenciales del año 2010 y que te los comparen con el IPC del 2009. Yo lo he hecho con muchos de ellos. Peajes, Tasas, comisiones bancarias y asociadas, energías de todo tipo, agua, transporte público, vehículos, IVA, etc.
    No hay un solo caso en el cual la subida no haya multiplicado la inflación por al menos diez veces. Esos son los precios "controlados".

    ¿Qué efecto tiene un deflactor así construido?
    A estas alturas, más que los pronunciamientos, debieran preocuparnos los silencios y realmente nadie aborda esa fatal atracción de nuestro gobierno por la inflación.
    Por cuestiones de mi trabajo tengo que lidiar con bastantes productos mayormente de consumo y lo que vengo observando es un impulso muy fuerte, por encima de los dos dígitos que va a terminar por reventar en los bolsillos y en la actividad. No se probarlo ni voy a tomarme el trabajo de hacerlo pero es como si muchos sectores hubiesen visto el comportamiento del Estado y estuviesen copiando la conducta.
    De nuevo el discurso de Fénix a Aquiles en el IX canto. Aprendemos copiando el ejemplo de nuestros "héroes".

    Saludos.

  • Caros amigos,
    Em Portugal, em 1999, data do nascimento do euro como moeda escritural, a dívida pública directa portuguesa (excluindo as dívidas das empresas públicas) era de 51% do PIB sendo que os residentes, os portugueses detinham 75% dessa dívida soberana. Hoje a dívida pública é superior a 100% do PIB e as instituições financeiras (bancos alemães e franceses detêm mais de 50% dessa dívida) sendo que agora os residentes detém menos de 20% dessa dívida.
    Em 1999 a dívida externa líquida portuguesa era de 33% do PIB quando hoje é superior a 120% do PIB.
    As políticas económicas seguidas pelo governo desde 1999 foram não apenas caucionadas pela EU mas “impostas” pela EU. Juros baixos, foi a chave, a gazua, que o capital financeiro europeu encontrou (sobretudo alemão e francês) para abrir Portugal aos seus negócios. Perante isto, considero incorrecto “culpar” as pessoas pelo crédito fácil que obtinham e pelo endividamento a que recorreram.
    Mas não só. As políticas económicas desde então impostas pela EU, paralelamente arruinaram, esmagaram a indústria portuguesa sobretudo a de bens transaccionáveis. Foi uma política deliberada do capital financeiro que domina a EU, com o objectivo conseguido de Portugal se tornar num pais dependente das importações alemãs, francesas etc.
    Importações que custaram dinheiro mas que o capital financeiro franco-alemão se mostrou encantado por subsidiar. Os governos dos PIGS, dominados pelo pensamento único europeu, arrastaram os seus povos para a miserável situação em que se encontram.

  • Jorge Durán

    La propuesta de Angela Merkel es más amplia, aunque la discusión se ha centrado en un punto como el de los salarios porque es un tema muy sensible. Creo que hay bastante confusión sobre esta cuestión porque alguna prensa se hace a veces un lío con las magnitudes nominales y reales. En una situación de bajo desempleo y sin problemas de competitividad exterior, el crecimiento de los salarios reales en línea con la productividad real (o los salarios nominales en línea con la productividad nominal) aseguraría la estabilidad. Cuando el desempleo es muy elevado, es necesario que los salarios crezcan menos por dos razones. Primeo porque en España la productividad es contracíclica por causas que no son tecnológicas. Y además, es necesario que parte de las ganancias de productividad se conviertan en nueva demanda de trabajo.
    Dicho esto, sé que es difícil medir la productividad, pero eso no implica que no tengamos que tenerla en cuenta en las negociaciones. De otra manera la evolución del coste laboral unitario no tendría nada que ver con las condiciones de mercado. También la inflación se mide de forma imperfecta. Por eso es preferible que haya convenios nacionales –en los que es posible medir la productividad agregada- y de empresa -de forma que es fácil adaptarse a las condiciones específicas de la misma- antes que provinciales y autonómicos.

  • El profesor Navarro, en su blog, sostiene que la moderación salarial no busca aumentar las exportaciones, que tanto en Alemania como en España tienen su causa en un aumento de los mercados importadores y no en una competencia de precios.

    Sostiene el profesor Navarro que la moderación salarial busca principalmente mejorar la retribución del capital. Y ñp argumenta de manera sólida a mi entender.

    Me gustaría conocer vuestra opinión al respecto.

    http://www.vnavarro.org/?p=5331

  • ÁngelB

    Los costes laborales no son el único factor a la hora de explicar la pérdida de competitividad de la economía española, pero sin duda han influido y mucho. Los datos son contundentes al respecto, el coste laboral unitario por unidad de producto –el que verdaderamente importa y que refleja el coste salarial dividido por la productividad- ha aumentado en España más que en el conjunto de la UEM. Pero es que la UEM en su conjunto ha perdido competitividad con respecto al resto del mundo. Si nos comparamos con Alemania, la diferencia es enorme. Mientras que este coste unitario ha permanecido básicamente constante en Alemania en los últimos 20 años, ha crecido en más de un 30 por ciento en España. Si ya éramos deficitarios en los ochenta imagínate ahora. Esto ha sido así a pesar de los modestos incrementos salariales, pero es que nuestra inflación ha sido más alta y nuestra productividad ha quedado prácticamente estancada.
    La mejor prueba está en nuestras importaciones que han crecido de forma imparable en los años del boom. Las exportaciones se han defendido razonablemente bien porque las pocas empresas españolas que exportan son productivas y fijan sus salarios de acuerdo con la necesidad de competir en el exterior. Pero en el resto de la economía hemos perdido competitividad muy rápidamente. ¿Cómo se explica de otro modo un déficit comercial cercano al 10 por ciento del PIB durante varios años?
    En cuanto al papel de los mercados de importación, por supuesto que cuanto más aumente la demanda mundial mejor nos irá a todos, pero el hecho es que cuando esta crecía a tasas muy elevadas -y hoy está volviendo a hacerlo- los que exportaban eran sobre todo otros países.
    Podemos ponerlo como queramos pero ni Europa en su conjunto ni, muy en particular, España serán capaces de hacer frente a la competencia de los emergentes sin mejorar nuestra productividad, pero eso sólo se logra lentamente y con reformas estructurales profundas. Mientras tanto me temo que la salida de la crisis va a requerir un ajuste salarial. Esto ha sido así en todos los países en situaciones como la nuestra y francamente no se me ocurre otra solución ni he leído ninguna convincente. Pensar que podemos eliminar el desempleo actual –o reducirlo a niveles europeos por lo menos- sin medidas costosas es un buen deseo sin ninguna base sólida

  • @Javier Andrés: Dice Schäuble hoy en El País que entiende "[...] que países como Bélgica no estén de acuerdo en eliminar la indexación de inflación y salarios. Aquí no tenemos esa indexación y nos ha ido bien", pero en los últimos 10 años los trabajadores han perdido un 4 por ciento de la renta (datos aquí). La pregunta es a quién incluye en el pronombre de la última frase.

    Una poco allá pretende que hay que "atajar el problema de las grandes diferencias de competitividad". Por más que le doy vueltas a la entrevista, no acabo de entender qué rayos es un "diferencia de competitividad". En España, y a pesar de la contracción, la última década el producto por hora trabajada ha crecido un 12 por ciento, más o menos lo mismo que en Alemania donde ha crecido un 10 por ciento.

    Tal como yo lo veo, el comportamiento de los salarios es un síntoma, no una causa; y hacer política sobre la base de palabras que nadie qué significan me pone nervioso.

  • La desindexación que pide la Sra. Merkel tiene sentido una vez que "the powers that be" han optado por la estrategia de ir convergiendo en costes y productividades con los chinos y otros emergentes con gran capacidad industrial.
    Tiene incluso más sentido si a ese objetivo añadimos otro quizás más importante: Que no se haga patente la imposibilidad de, simultáneamente, llevar a cabo el ajuste salarial y el pago de la deuda soberana que en muchos círculos comienza a ser vista como otro esquema Ponzi. --Ver "The Future of Public Debt By John Mauldin" | February 11, 2011 (Weekly newsletter to investors)--.
    En efecto, al desindexar salarios --sin que estados y oligopolios pierdan capacidad de incremento de sus precios de los que tenemos una muestra perfecta en España durante el 2010-- el recurso a la inflación como forma de ir pagando nominalmente la deuda acumulada por los estados no frena el proceso de convergencia en costes con China, India et al.
    Nuestra fuerza de trabajo se puede ajustar más rápidamente a la situación de equilibrio global en costes laborales y la ola hiperinflacionaria --inevitable con nuestros niveles de deuda y una de las formas generalmente aceptadas de "pago" de deuda soberana reciclada a fondos privados en el habitual proceso de distribución-- ya comienza a manifestarse.

    Así están las cosas si las miramos con frialdad.

  • Jorge Durán

    Creo que el problema de la competitividad es muy claro.
    Normalizando por calidad, tú compras el producto más barato independientemente de dónde se haya producido. En el precio influyen los costes y la productividad, así como los márgenes de beneficio. España ha perdido competitividad de una forma dramática en los últimos años -¿por qué otra razón podría haber empeorado tanto nuestro saldo exterior?- y los tres componentes importan.
    Los márgenes se controlan mediante políticas que favorezcan la competencia en el mercado. En Europa se ha avanzado en ello, pero la economía española todavía está muy protegida de la competencia lo que hace que en ciertos sectores los márgenes presionan los precios por encima de nuestros competidores. La productividad apenas ha crecido en los últimos diez o quince años. Para impulsarla son necesarias medidas que son eficaces a medio o largo plazo –educación, reforma laboral, inversión productiva, etc. Cuanto antes se apliquen mejor pero no tienen efectos inmediatos. Y los costes laborales unitarios han aumentado en España por encima de todos nuestros competidores –quizás con la excepción de Italia. Con relación a Alemania la diferencia es abrumadora. Conclusión, nuestros productos son más caros y vendemos mucho menos de lo que compramos. Y no será por falta de mercados exteriores; los hay de sobra, mira como exportan China, Japón, Alemania, Holanda, Finlandia, etc.

  • Para Javier Andrés.

    Me refiero a dos comentarios tuyos en el Post anterior que creo importantes. Ambos están en este párrafo.
    "En el precio influyen los costes y la productividad, así como los márgenes de beneficio. España ha perdido competitividad de una forma dramática en los últimos años -¿por qué otra razón podría haber empeorado tanto nuestro saldo exterior?- y los tres componentes importan".

    1. Quiero resaltar la importancia del factor "margen de beneficio" en la fijación no sólo del precio sino hasta del producto que se seleccciona para ofrecer a los clientes. En muchos sentidos, una vez el producto entra en el canal de Distribución (90% del precio final es efecto de este canal) su Margen se convierte en el principal "Atributo del Producto" y es determinante en su "supervivencia" en el escaparate o estantería.

    2. Realmente la productividad --en la forma monetaria como se calcula-- es sólo un efecto de muchas decisiones previas con escasa relación causal directa. Concretamente para nuestra balanza corriente o comercial (tradicionalmente malas por otra parte) hay otros factores directos muy claros.

    A. La burbuja y el efecto Riqueza en Activos Inflacionados que nos ha convertido en el país del mundo occidental con más coches de lujo per cápita. Alemania alucina con nuestra capacidad de comprarlos y nuestros centros comerciales tienen más tiendas de productos de lujo que París, Roma o Manhattan juntos.

    B. Remesas de Inmigrantes. No se habla mucho ni tengo cifras a mano pero --al igual que hicimos nosotros-- todos los meses mandan dinero a sus familias. Un río de dinero que sale porque son muchos millones y, en oficial o en negro, la gran mayoría lo hace.

    Estos dos factores por si solos explican la mayor parte del "problema". No es exclusivo de España pero aquí es muy importante. Es decir, con la misma "productividad", comprando producto local y sin remesas de emigrantes (o con remesas de emigrantes españoles entrando) la cosa tendría otro aspecto.

    Saludos.

  • Manu Oquendo

    Por empezar por el final. Es cierto que un cambio sustancial en los flujos migratorios se notaría en la composición de nuestra balanza de pagos. Sin embargo el desequilibrio comercial es evidente, por lo que el problema de nuestra posición exterior neta subsiste. Alemania, por ejemplo, no tiene el superávit comercial que tiene porque reciba remesas de emigrantes, más bien al contrario. Además con la globalización y la movilidad relativa de la mano de obra europea y no europea no sé si podemos esperar un cambio tan drástico en los flujos migratorios.
    En cuanto al efecto inflacionario de la burbuja es indudable. Sin embargo lo que es crucial que esos efectos inflacionarios de hace unos años, o incluso los actuales causados en buena medida por el aumento del precio de las materias primas, no se trasladen completamente a salarios en efectos de segunda ronda, para limitar los efectos negativos sobre los costes.
    Respecto a la competitividad, estoy de acuerdo con que todos los costes influyen en el precio final y que es preciso actuar sobre los márgenes. Pero el precio se fija de forma independiente por miles de empresas y no se negocia colectivamente, como los salarios. Es cierto que subsisten muchas situaciones de poder de monopolio por lo que lo todo lo que puede hacer la política económica es facilitar la competencia para moderar estos márgenes cuando sean excesivos. Pero no puede ir mucho más allá. Nadie está proponiendo un mecanismo para intervenir los precios ¿no?
    La redistribución de la renta debe hacerse en todo caso a través del sistema fiscal y eso tiene las limitaciones conocidas. Pero con más de cuatro millones de parados no se puede esperar que los salarios se sigan negociando como hace unos años cuando la tasa de paro era la tercera parte.

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